LA GUERRA DE RUSIA CONTRA EL NWO ORWELLIANO

 
Bandera del Imperio ruso

Desde el punto de vista ideológico, el mundo sigue viviendo a la sombra de la polémica de los años 90 entre Francis Fukuyama y Samuel Huntington. Independientemente de las críticas que puedan hacerse a las tesis de ambos autores, su importancia no ha disminuido en absoluto, ya que el dilema sigue existiendo y, de hecho, sigue siendo el contenido principal de la política y la ideología mundiales.

Permítanme recordarles que tras el colapso del Pacto de Varsovia y luego de la URSS, el filósofo político estadounidense Francis Fukuyama formuló la tesis del «fin de la historia». Se reduce al hecho de que en el siglo XX, y especialmente después de la victoria sobre el fascismo, la lógica de la historia se redujo a una confrontación de dos ideologías: el liberalismo occidental y el comunismo soviético. El futuro, y por tanto el sentido de la historia, dependía del resultado de su enfrentamiento. Así, según Fukuyama, el futuro había llegado, y ese momento fue el colapso de la Unión Soviética en 1991 y la llegada al poder en Moscú de los liberales que reconocieron la supremacía ideológica de Occidente. De ahí la tesis del «fin de la historia». Según Fukuyama, la historia es una sucesión de guerras y enfrentamientos, fríos y calientes. En la segunda mitad del siglo XX, todos los enfrentamientos y guerras se limitaban a la oposición del Occidente capitalista-liberal contra el Oriente comunista. Cuando el Este se derrumbó, las contradicciones desaparecieron. Las guerras se detuvieron (o eso le pareció a Fukuyama). Y, en consecuencia, la historia terminó.

El fin de la historia... pospuesto, pero no rechazado
De hecho, esta teoría es la base de toda la ideología y la práctica del globalismo y la mundialización. Los liberales occidentales siguen guiándose por ella. Es la idea que defienden George Soros, Klaus Schwab, Bill Gates, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Barack Obama, Bernard Henri Levy, Hillary Clinton y... Joe Biden.

Los liberales admiten que no todo ha ido bien desde los años 90. El liberalismo y Occidente se han enfrentado a diversos problemas y nuevos retos (con el islam político, el nuevo ascenso de Rusia y China, el populismo, —incluso en la propia América en forma de Trump y su forma de entender la política— etc.). Pero los globalistas están convencidos de que, aunque el fin de la historia se haya retrasado un poco, es inevitable y llegará muy pronto. Bajo el lema de un nuevo esfuerzo —para hacer realidad el fin de la historia y cimentar de forma irreversible el triunfo global del liberalismo— se llevó a cabo la campaña del globalista Joe Biden (Build Back Better, que significa: «Volver a la globalización, y esta vez con más éxito, habiendo construido nuestra retaguardia»), inscrita en el programa planetario Great Reset de Klaus Schwab. Es decir, no se ha descartado a Fukuyama y su tesis, sólo que se ha pospuesto la aplicación de este plan, ideológicamente impecable desde el punto de vista de la cosmovisión liberal en su conjunto. Sin embargo, el liberalismo ha seguido impregnando la sociedad durante los últimos treinta años: en la tecnología, los procesos sociales y culturales, la difusión de las políticas de género (LGBTQ+), la educación, la ciencia, el arte, los medios sociales, etc. Y esto no sólo ocurrió en los países occidentales, sino incluso en sociedades semicerradas como los países islámicos, China y Rusia.

El nuevo fenómeno de las civilizaciones
Ya en los años 90, otro autor estadounidense, Samuel Huntington, presentó una visión alternativa a Fukuyama sobre los procesos mundiales. Fukuyama era un liberal convencido, partidario del Gobierno Mundial, de la desnacionalización y de la progresiva anulación de los Estados tradicionales. Huntington, por su parte, se adhirió a la tradición del realismo en las Relaciones Internacionales, es decir, reconoció la soberanía como el principio más elevado. Pero a diferencia de otros realistas que pensaban en términos de Estados-nación, Huntington creía que tras el final de la Guerra Fría y la desaparición del bloque oriental y la URSS, no habría un fin de la historia, sino nuevos actores que competirían entre sí a escala planetaria. Por ello, denominó a las «civilizaciones» y predijo en su famoso artículo (Choque de Civilizaciones) su enfrentamiento entre ellas. Huntington partió de lo siguiente: los campos capitalista y socialista no se crearon en un vacío de planos ideológicos abstractos, sino sobre las bases culturales y de civilización muy definidas de los diferentes pueblos y territorios. Estos fundamentos se establecieron mucho antes de la Nueva Era y sus ideologías simplistas. Y cuando la disputa de las ideologías modernas llegue a su fin (y lo hizo con la desaparición de una de ellas, el comunismo), los contornos profundos de las antiguas culturas, cosmovisiones, religiones y civilizaciones emergerán de debajo del formato superficial.

Verdaderos y falsos enemigos del liberalismo global
La explicación de Huntington se hizo especialmente evidente en la década de 2000, cuando Occidente se enfrentó al islamismo radical. Para entonces el propio Huntington había muerto antes de disfrutar de su victoria teórica, mientras que Fukuyama admitió que se había precipitado en sus conclusiones, e incluso avanzó la tesis del «islamofascismo», cuya derrota traería «el fin de la historia», pero no antes.

Sin embargo, Huntington no sólo tenía razón sobre el Islam político. Además, el islam demostró ser tan heterogéneo en la práctica que no se fusionó en una fuerza unida contra Occidente. Y a los estrategas occidentales les convenía manipular hasta cierto punto el factor de la amenaza islámica y del fundamentalismo islámico para justificar su injerencia en la vida política de las sociedades islámicas de Oriente Medio o de Asia Central. Un proceso mucho más serio fue la búsqueda de la plena soberanía por parte de Rusia y China. Una vez más, ni Moscú ni Pekín contrastaron a los liberales y globalistas con ninguna ideología en particular (especialmente desde que el comunismo chino, tras las reformas de Deng Xiaoping, reconoció el liberalismo económico). Se trata de dos civilizaciones que se desarrollaron mucho antes de la Nueva Era. El propio Huntington las llamó civilización ortodoxa (cristiana oriental) en el caso de Rusia y civilización confuciana en el caso de China, reconociendo muy acertadamente en Rusia y China una conexión con culturas espirituales profundas. Estas culturas profundas se dieron a conocer justo cuando la confrontación ideológica entre el liberalismo y el comunismo terminó en una victoria formal, pero no real (¡!) de los globalistas. El comunismo desapareció, pero el Este, Eurasia, no.

A fines de la década de 1970, Deng lanzó el programa «Boluan Fanzheng», que corrigió los errores de la Revolución Cultural y devolvió al país al orden. Bajo su liderazgo, la República Popular China emprendió las reformas económicas (Reforma y Apertura) de liberalización de la economía socialista.

Victoria en un mundo virtual

Pero los partidarios del fin de la historia no han sido complacientes. Están tan enredados en sus modelos fanáticos de globalización y liberalismo, que no reconocen ningún otro futuro. Y así empezaron a insistir cada vez más en un final virtual de la historia. Como, si no es real, hagamos que parezca real y todo el mundo lo creerá. En esencia, se está apostando por la política de control mental, a través de los recursos de información global, la tecnología de redes, la promoción de nuevos artilugios y el desarrollo de modelos de cohesión hombre-máquina. Se trata del Gran Reajuste enunciado por el creador del Foro de Davos, Klaus Schwab, y abrazado por el Partido Demócrata estadounidense y Joe Biden. La esencia de esta política es la siguiente: los globalistas no controlan la realidad, pero dominan completamente el mundo virtual. Poseen todas las tecnologías básicas de red, protocolos, servidores, etc. Por ello, apoyándose en la alucinación electrónica global y en el control total sobre la conciencia, comenzaron a crear una imagen del mundo en la que la historia ya había terminado. Era una imagen, nada más. Pero la cola decidió seriamente mover al perro.

Así que Fukuyama conservó su importancia, pero ya no como analista, sino como tecnólogo político global que trata de imponer percepciones rechazadas obstinadamente por gran parte de la humanidad.

La guerra de Putin contra el orden liberal
Por ello, la evaluación de Fukuyama sobre la operación militar especial en Ucrania tiene cierto interés. A primera vista, podría parecer que su análisis resulta entonces totalmente irrelevante, ya que se limita a repetir los clichés habituales de la propaganda anti-rusa occidental que no contienen nada nuevo ni convincente (al estilo del periodismo rusófobo banal). Pero si se examina más de cerca, el panorama cambia un poco si se ignora lo más llamativo: el odio rabioso a Rusia, a Putin y a todas las fuerzas que se oponen al fin de la historia.

En un artículo publicado en el «Financial Times», Fukuyama expresa ya en el propio título la idea principal de sus afirmaciones contra Rusia: «La guerra de Putin contra el orden liberal». Y esta tesis en sí misma es absolutamente correcta. La operación militar especial en Ucrania es una decisión clave para establecer a Rusia como civilización, como polo soberano de un mundo multipolar. Esto encaja perfectamente con la teoría de Huntington, pero está completamente en desacuerdo con el «fin de la historia» de Fukuyama (o la sociedad abierta de Popper/Soros).

Sí, eso es exactamente: «la guerra contra el orden liberal».

El papel clave de Ucrania en la geopolítica mundial
La importancia de Ucrania para el resurgimiento de Rusia como potencia mundial plenamente independiente ha sido claramente reconocida por todas las generaciones de geopolíticos anglosajones, desde el fundador de esta ciencia Halford McKinder hasta Zbigniew Brzezinski. Anteriormente se formuló así: «Sin Ucrania, Rusia no es un Imperio». Si pusiéramos el término «civilización» o «bloque geopolítico» en lugar de «Imperio», el significado sería aún más transparente.

El Occidente global ha apostado por Ucrania como la anti-Rusia y para ello ha dado luz verde de forma instrumental al nazismo ucraniano y a la rusofobia extrema. Cualquier medio era bueno para luchar contra la civilización ortodoxa y el mundo multipolar. Sin embargo, Putin no aceptó está situación y entró en la batalla, pero no contra Ucrania en sí, sino contra el globalismo, contra la oligarquía mundial, contra el Gran Reinicio, contra el liberalismo y contra el concepto de fin de la historia.

Y aquí es donde surgió lo más importante. La operación militar especial está dirigida no sólo contra el nazismo (la desnazificación —junto con la desmilitarización— es su principal objetivo), sino aún más contra el liberalismo y el globalismo. Al fin y al cabo, fueron los liberales occidentales quienes hicieron posible el nazismo ucraniano, lo apoyaron, lo armaron y lo enfrentaron a Rusia, como el nuevo polo de un mundo multipolar. Incluso McKinder llamó a las tierras de Rusia «el eje geográfico de la historia», ese fue el título de su famoso artículo. Para que la historia termine (la tesis globalista, el objetivo del «Gran Reinicio»), el eje de la historia debe ser roto, destruido. Rusia como bloque, como actor soberano, como civilización simplemente no debe existir. Y el plan diabólico de los globalistas era socavar a Rusia en la zona más dolorosa, para enfrentar a los mismos eslavos orientales (es decir, a los mismos rusos), e incluso a los ortodoxos. Para ello, había que colocar a los ucranianos dentro de la matriz globalista, para conseguir el control de la conciencia de la sociedad con la ayuda de la propaganda informativa, las redes sociales y una gigantesca operación de control de la psique y la conciencia, de la que han sido víctimas millones de ucranianos en las últimas décadas. Los ucranianos han sido persuadidos de que forman parte del mundo occidental (global) y que los rusos no son hermanos, sino enemigos acérrimos. Y el nazismo ucraniano en tal estrategia coexistió perfectamente con el liberalismo, al que sirvió esencialmente de forma instrumental.

El Gran Reinicio, el fin de la libertad tal como la conocemos

La guerra por un orden mundial multipolar
Esto es exactamente lo que Putin se empeñó en una lucha decisiva. No en contra de Ucrania, sino a favor, aunque suene paradójico. Fukuyama tiene toda la razón en este caso. Lo que está ocurriendo hoy en Ucrania es «la guerra de Putin contra el orden liberal». Es una guerra contra el propio Fukuyama, contra Soros y Schwab, con su patético «fin de la historia» y contra el globalismo, y su hegemonía real y/o virtual, con el «Gran Reinicio».

Los acontecimientos dramáticos deciden el destino de lo que será el próximo orden mundial. ¿Se convertirá el mundo en verdaderamente multipolar, es decir, democrático y policéntrico, donde se dará voz a las diferentes civilizaciones (y esperamos que esto sea exactamente lo que ocurra, este es el significado de nuestra próxima victoria), o (¡Dios no lo quiera!) se hundirá finalmente en el abismo del globalismo, pero de una forma más abierta, donde el liberalismo ya no se enfrentará al nazismo y al racismo, sino que se fusionará inseparablemente con él. El liberalismo moderno, dispuesto a explotar el nazismo y a pasarlo por alto cuando se trata de los intereses de las naciones, es el verdadero mal. El mal absoluto. Es eso, y es contra lo que se está librando la guerra ahora.

12 tesis de Francis Fukuyama, basadas en una falsa premisa
Francis Fukuyama, director editorial de American Purpose, una revista dedicada al análisis político, enumeró 12 predicciones sobre cómo podría terminar la invasión de Rusia a Ucrania y las consecuencias que podrían acarrear para el pueblo ruso la drástica e injustificada decisión adoptada por Vladimir Putin el pasado 24 de febrero. En un artículo titulado «Preparing for Defeat», el politólogo norteamericano señaló que la planificación militar del Kremlin fue «incompetente» y pronosticó que perder es el único camino al que se conduce a las tropas. ¡Analizaremos esas predicciones en su totalidad! Digamos de antemano que se trata de una completa y grosera desinformación y de propaganda enemiga, al fin y al cabo. 

«Rusia se dirige a la derrota total en Ucrania. La planificación rusa ha sido incompetente, basada en la suposición errónea de que los ucranianos son favorables a Rusia y que sus fuerzas armadas se derrumbarán inmediatamente después de la invasión. Obviamente, los soldados rusos llevaban uniformes de gala para el Desfile de la Victoria en Kiev, no municiones ni raciones adicionales. En este momento, Putin ha comprometido a la mayor parte de sus Fuerzas Armadas en la operación, no hay grandes reservas a las que pueda recurrir para participar en la batalla. Las tropas rusas están atascadas en las afueras de las distintas ciudades ucranianas, donde se enfrentan a enormes problemas de abastecimiento y a constantes ataques ucranianos».
La primera frase es la más importante. «Rusia se dirige a la derrota total en Ucrania». Todo lo demás se basa en el hecho de que representa la verdad absoluta y no se cuestiona. Si se tratara de una analítica, comenzaría con un dilema: si los rusos ganan, entonces..., si los rusos pierden, entonces.... Pero aquí no existe tal cosa. «Los rusos perderán porque los rusos no pueden evitar perder, lo que significa que los rusos ya han perdido. Y no se consideran otras opciones, porque serán propaganda rusa». ¿Qué es? En esto consiste el nazismo liberal. Pura propaganda ideológica globalista, que sitúa al lector desde el principio en un mundo virtual donde «la historia ya ha terminado».

Entonces todo se vuelve predecible, lo que sólo aumenta la alucinación. Estamos ante un ejemplo de «Psychological operations (PSYOP)».

«El colapso de sus posiciones podría ser repentino y catastrófico, en lugar de producirse lentamente, en una guerra de desgaste. El ejército en el campo llegaría a un punto en el que no podría ser abastecido ni retirado y la moral se evaporaría. Esto es cierto al menos en el norte; los rusos lo están haciendo mejor en el sur, pero estas posiciones serán difíciles de mantener si el norte se derrumba».
No hay pruebas, son puros deseos. Los rusos deben ser perdedores porque son perdedores. ¡¡¡Y esto lo escuchamos del perdedor ejemplar Fukuyama, todas sus predicciones han sido desmentidas de forma demostrable!!!

En general, se basa en la suposición de que Moscú se estaba preparando para una operación que iba a durar dos o tres días y que culminaría con un saludo victorioso con flores de una población liberada. Como si los rusos fueran tan idiotas que no se dieran cuenta de los treinta años de propaganda rusófoba, del entrenamiento por parte de Occidente de las formaciones neonazis y de un ejército enorme (para los estándares europeos) y bien armado (por el mismo Occidente) y entrenado en la época soviética (y el entrenamiento era serio entonces), que iba a iniciar una guerra en el Dombás y luego en Crimea. Y si una operación especial de los rusos en tal situación no se completó en quince días, es un «fracaso». Otra alucinación.

Occidente sacrificó a los ucranianos
Y luego Fukuyama pasa a decir una cosa bastante importante:

«Antes de que eso ocurra, no hay solución diplomática para la guerra. No hay ningún compromiso concebible que sea aceptable ni para Rusia ni para Ucrania, dadas las pérdidas que han sufrido hasta ahora».
Esto significa que Occidente sigue creyendo en su propia propaganda virtual y no va a comprometerse con Rusia y aplicar un control de la realidad. Si Occidente espera a que Rusia sea derrotada para iniciar las negociaciones, éstas nunca comenzarán.

«El Consejo de Seguridad de la ONU ha demostrado una vez más su inutilidad. Lo único útil ha sido la votación en la Asamblea General, que ayuda a identificar a los actores sin escrúpulos o evasivos en el mundo».
En esta tesis, Fukuyama se refiere a la necesidad de disolver la ONU y crear en su lugar una Liga de las Democracias, es decir, Estados completamente subordinados a Washington, que estén dispuestos a vivir bajo la ilusión del «fin de la historia». Este proyecto fue formulado por otro nazi liberal rusófobo, McCain, y ha comenzado a ser implementado por Joe Biden. Todo va según el plan del «Gran Reinicio».

El Gran Reinicio es una monstruosidad propia de gente muy enferma, o directamente de la mente retorcida de ángeles caídos.

«Las decisiones de la administración Biden de no declarar una zona de exclusión aérea y de no ayudar a entregar los MiG polacos fueron las correctas; mantuvieron la calma en un momento muy emotivo. Es mucho mejor que los ucranianos derroten a los rusos por sí mismos, privando a Moscú de la excusa de que la OTAN les atacó, y evitando todas las posibilidades obvias de escalada. Los MiG polacos, en particular, añadirían poco a las capacidades ucranianas. Mucho más importante es un suministro constante de Javelins, Stingers, TB2s, suministros médicos, comunicaciones y equipos de intercambio de inteligencia. Supongo que las fuerzas ucranianas ya están siendo dirigidas por la inteligencia de la OTAN que opera fuera de Ucrania».
En cuanto a la primera frase, en cambio, se puede estar de acuerdo con Fukuyama. Biden no está preparado para el inicio de un duelo nuclear que seguiría inmediatamente al anuncio de una zona de drones y otros pasos directos para que la OTAN intervenga en el conflicto. Lo de que «los propios ucranianos derrotaron a los rusos» suena cínico y cruel, pero el autor no entiende lo que dice: Occidente primero enfrentó a los ucranianos con los rusos y luego permitió que se enfrentaran solos a ellos al abstenerse de prestarles ayuda efectiva. Los ucranianos son victoriosos prácticamente sólo en un mundo donde la historia ha terminado. Y debería, según el pensamiento de Fukuyama, alegrarse por ello. Es un asunto menor: queda derrotar a los rusos.

«Por supuesto, el precio que está pagando Ucrania es enorme. Pero el mayor daño lo causan los misiles y la artillería, a los que ni los MiG ni una zona de exclusión aérea pueden hacer frente. Lo único que puede detener la carnicería es la derrota del ejército ruso sobre el terreno».
Cuando Fukuyama dice que «el precio es enorme», queda claro por su expresión despreocupada que no sabe de qué está hablando.

Putin y el nuevo comienzo del populismo
A continuación, Fukuyama reflexiona sobre el destino del presidente Putin. Todo en la misma línea de soñar con el fin de la historia. En términos inequívocos declara:

«Putin no sobrevivirá a la derrota de su ejército. Consigue apoyo porque se le ve como un hombre fuerte; ¿qué podrá ofrecer cuando demuestre su incompetencia y sea despojado de su poder coercitivo?»
Otra tesis construida enteramente sobre la primera premisa. La derrota de los rusos es inevitable, lo que significa que Putin está acabado. Y si los rusos ganan, Putin es sólo el principio. Esto es lo que importa, no ya para el delirante Fukuyama, sino para nosotros.

«La invasión ya ha hecho un enorme daño a los populistas de todo el mundo que, antes del ataque, expresaban sistemáticamente su simpatía por Putin. Entre ellos están Matteo Salvini, Jair Bolsonaro, Eric Zemmour, Marine Le Pen, Viktor Orban y, por supuesto, Donald Trump. La política de la guerra ha expuesto sus tendencias abiertamente autoritarias».
En primer lugar, no todos los populistas están tan directamente influenciados por Rusia. Matteo Salvini, influenciado por los nazis-liberales y los atlantistas de su círculo íntimo, ha cambiado su actitud, antes amistosa, hacia Rusia. Tampoco hay que exagerar las simpatías pro-rusas de los demás. Pero aquí también hay un punto curioso. Incluso si se acepta la posición de Fukuyama de que los populistas están orientados a Putin, sólo pierden si los rusos son derrotados. ¿Y en caso de victoria? Después de todo, esta es «la guerra de Putin contra el orden liberal», y si la gana, entonces todos los populistas ganan junto con Moscú, ¿no?... Y por tanto sería el fin de la sinarquía mundial de carácter orwelliano.

Eric Zemmour, del partido conservador Reconquista, junto a Marion Marechal, una de las políticas más lindas de Europa

Una lección para China y el fin del mundo unipolar
«La guerra hasta ahora ha sido una buena lección para China. Al igual que Rusia, China ha desarrollado un ejército aparentemente de alta tecnología durante la última década, pero carecen de experiencia en combate. Es probable que el fracaso de la fuerza aérea rusa lo repita la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación, que también carece de experiencia en la gestión de operaciones aéreas complejas. Podemos esperar que los dirigentes chinos no se engañen a sí mismos sobre sus capacidades del modo en que lo hicieron los rusos al contemplar futuras acciones contra Taiwán».
De nuevo, todo esto es cierto si «los rusos ya han perdido». ¿Y si han ganado? Entonces el significado de esta lección para China sería justo el contrario. Es decir, Taiwán volverá a su puerto natal antes de lo que se podría suponer.

«Queda por esperar que la propia Taiwán despierte y se dé cuenta de la necesidad de prepararse para la guerra, como han hecho los ucranianos, y restablezca el servicio militar obligatorio. No seamos prematuramente derrotistas».
Sería mejor ser realista y ver las cosas como son, teniendo en cuenta todos los factores. Pero tal vez el hecho de que Occidente tenga ideólogos como Fukuyama, hipnotizados por sus propios delirios, sea una ventaja para nosotros.

«Los drones Bayraktar de Turquía se han convertido en un éxito de ventas».
Ahora, los fragmentos de estos «bestsellers» son recogidos por vagabundos y saqueadores en los vertederos de Ucrania.

«La derrota de Rusia hará posible un 'nuevo nacimiento de la libertad' y nos sacará de nuestro ensueño sobre el declive de la democracia mundial. El espíritu de 1989 seguirá vivo, gracias a un grupo de valientes ucranianos».
He aquí una gran conclusión: Fukuyama ya conoce «la derrota de Rusia», como conocía «el fin de la historia». Y entonces, el globalismo se salvará. ¿Y si no? Entonces no habrá más globalismo.

Y entonces —«bienvenidos» de vuelta al mundo real, al mundo de los pueblos y las civilizaciones, las culturas y las religiones, al mundo de la realidad y la libertad del campo de concentración liberal totalitario.

MARI-EL

 
República de Mari-El o Cheremia

La República de Mari-El o Cheremia es una república que forma parte de la Federación Rusa. Su capital es Yoshkar-Olá. Está ubicada en el distrito Volga limitando al norte Kírov, al este con Tartaristán, al sur con el Volga que la separa de Chuvasia, y al oeste y noroeste con Nizhni Nóvgorod.

La actual República de Mari-El se formó el 22 de diciembre de 1990.

HISTORIA
Los descubrimientos arqueológicos en el territorio demuestran que estaba poblado al menos desde el siglo I a. C. Sin embargo, como las antiguas tribus mari desconocían la escritura, los primeros testimonios sobre ellas se deben a fuentes rusas. Las primeras menciones fiables datan del siglo XII: se sabe que por entonces estaban sometidas al Estado conocido como Bulgaria del Volga, en el actual Tartaristán. Cuando este Estado fue sometido por Batu Khan, se cree que los mari se aliaron con el Estado mongol de la Horda de Oro. En la década de 1440, su territorio fue incorporado al Kanato de Kazán. En el siglo siguiente, el ejército de Iván el Terrible se apoderó de Kazán en 1552, mientras que las tierras de los mari ya habían caído en poder de los rusos algunos años antes (1546).

Desde entonces, las tribus mari se convirtieron en tributarias de Moscú, al tiempo que se iniciaba la colonización rusa del territorio. En 1557 se fundó Cheboksary, en 1583 Kozmodemiansk, y en 1584, Tsaryovokokshaysk (actual Yoshkar-Olá). Los mari tuvieron que refugiarse en los bosques

Durante el reinado de Pedro el Grande, los mari empezaron a ser reclutados por el ejército ruso, al tiempo que se iniciaba la investigación científica en el territorio. De finales del siglo XVIII data la primera gramática del idioma mari, obra de Pucek-Grigorowicz (1792).

Los mari apoyaron la insurrección de Yemelián Pugachov de 1773.

Después de la Revolución rusa de 1917, se estableció el Óblast Autónomo de Mari el 4 de noviembre de 1920, que se transformó en la República Socialista Soviética Autónoma de Mari el 5 de diciembre de 1936. En su forma actual, la República de Mari-El quedó establecida el 22 de diciembre de 1990.

Mapa en ruso del Volga, que forma parte de la frontera sur de Mari-El con Chuvasia

KOMI

 
Bandera de Komi

La República de Komi, históricamente conocida como Zirianía, es un sujeto federal de la Federación Rusa. Su capital es Syktyvkar. Está ubicado en el distrito Noroeste, limitando al norte con Nenetsia, al noreste con Yamalia-Nenetsia, al este con Janti-Mansi, al sureste con Sverdlovsk, al sur con Perm, al suroeste con Kírov y al oeste con Arcángel, lo que la hace ubicarse geográficamente en Europa.

GEOGRAFÍA
Komi ocupa una superficie de 416.774 km². Su territorio corresponde en su mayor parte a la cuenca del río Pechora, aunque su sector meridional corresponde a la cuenca del río Víchegda, principal afluente del Dviná Septentrional. El relieve está constituido por una extensa llanura cubierta de tundra en su mitad norte, y de taiga (predominando en ésta los abetos) en el sur. Su sector oriental forma parte de los montes Urales septentrionales, encontrándose en estos la máxima altitud (Monte Naródnaya) con 1894 m.

Las cuencas del Pechora y del Dviná Septentrional se encuentran separadas por una cumbrera de escasa altitud llamada en ruso Timánskiy Kraž, mientras que la cuenca del Víchegda es a su vez separada de la cuenca del río Kama por otras alturas morrénicas llamadas en ruso Sévernyie Uvaly (Uvaly del norte).

Al norte del Pechora los suelos son pantanosos y, ya en la latitud del Círculo Polar Ártico (que se encuentra, paralelamente, muy próximo a la frontera septentrional de la República) los suelos son del tipo llamado permafrost.

En cuanto a su geografía política, la República Komi se encuentra incluida en el Distrito Federal del Noroeste. Komi se halla rodeada por las siguientes divisiones políticas: Al noroeste por el óblast (provincia) de Arjángelsk, al norte por el ókrug (distrito) de los Nénets o Nenetsia, al noreste por el distrito de los Yamalo-Nénets o Yamalia, al este por el distrito de los Janti-Mansi o Khantia-Mansia, al sureste por el krai o territorio de Perm, al sur (hasta 2005 al menos) por el distrito autónomo Komi-Permyac o Permiakia y al suroeste por los óblast de Kírov y Sverdlovsk.

La república de Komi en el mapa de la Federación Rusa

DIVISIÓN POLÍTICA
La República de Komi se estableció en su forma actual el 26 de mayo de 1992.

Las principales ciudades son:
Syktyvkar

DEMOGRAFÍA
El panorama étnico, aproximadamente la mitad de la población, se declara perteneciente a la etnia komi (llamados por los rusos zirianky. zirianos o zirianes) del grupo Komi-Permianos que habla una lengua del grupo ugro-finés; casi el 40% de la población se declara de nacionalidad rusa, los otros grupos étnicos numéricamente relevantes (aunque con menos del 1% de la población total cada uno) son los tártaros, ucranianos y bielorrusos. En conjunto los censos señalan 55 nacionalidades y etnias habitando en el territorio de la República Komi.

ECONOMÍA
Tradicionalmente la población de los komi ha basado su economía en la ganadería de renos, realizando su explotación mediante familias nucleares asociadas. Sin embargo desde 1922 ha tomado impulso la explotación e industrialización de los recursos petroleros y forestales.

CARELIA

 
Bandera de Carelia

La República de Carelia es una república de la Federación Rusa. Tiene un área de 172.400 km² y 629.771 habitantes. Su capital es Petrozavodsk. Está ubicado en el distrito Noroeste. Limita al noroeste con Finlandia, al norte con Múrmansk, al este con el mar Blanco y Arcángel, al sur con Vólogda y al suroeste con Leningrado. Cuenta con unos 27.000 ríos y unos 60.000 lagos, entre ellos el Ládoga y el Onega. Hasta 1947, la parte más occidental perteneció a Finlandia, pero ese año, mediante el Tratado de París, se anexó a la URSS.

HISTORIA
El nombre del país deriva de la población finesa de los carelios quienes habitaron mayoritariamente estas tierras hasta 1939, y desde 1920 hasta 1939 la región del istmo de Aunis, donde se encuentra la ciudad de Vyborg/Viipuri, la cual perteneció anteriormente a Finlandia. Tras la invasión por parte de la URSS, unas 400.000 personas (que era casi la totalidad de la población), se refugió en la vecina Finlandia. En la actualidad la mayor parte de los habitantes son de origen ruso.

En 1947 mediante el Tratado de París quedaron oficializadas internacionalmente las anexiones de la URSS, anexiones con las cuales fue creada la República Socialista Soviética Carelo-Finesa. En 1956 esta república soviética dejó de existir y fue anexada a la República Socialista Federativa Soviética de Rusia como la República Autónoma de Carelia. Al desintegrarse la URSS en 1991 pasó a formar parte de la Federación Rusa con el nombre de «República de Carelia».

Desde finales de los 90 existe un debate mayor en la sociedad finlandesa sobre la conveniencia o no de solicitar a Rusia la reincorporación de Carelia a Finlandia, perdida tras la guerra con la URSS​ y el Tratado de París de 1947. Sin embargo, otras corrientes políticas sostienen que Carelia debe independizarse de la Federación de Rusia y formar un nuevo país nórdico.

GEOGRAFÍA
La república está situada en la parte noroeste de Rusia, en el istmo de Carelia, en una posición intermedia entre la cuenca del mar Blanco y la del mar Báltico. La región, muy llana y de relieve glaciar, cuenta con gran abundancia de lagos (entre los que se destacan el Ládoga y el Onega) y bosques de coníferas.

ECONOMÍA
Su economía se basa en la explotación forestal, la pesca, el aprovechamiento de las canteras de granito y mármol y la energía hidroeléctrica.

Recursos naturales
La mayor parte del territorio de la república (148.000 km², el 85 %) está compuesto por bosques. El volumen total de crecimiento de los recursos madereros en los bosques de todas las categorías y edades es de 807 millones de m³. El acervo de madera de árboles maduros suma 411,8 millones de m³, de los que 375,2 corresponden a árboles coníferos.

En Carelia se encuentran cincuenta minerales útiles, ubicados en capas de mineral y más de 400 yacimientos. Los principales recursos naturales de la república son el mineral de hierro, los diamantes, el vanadio y el molibdeno.

Clima
La república de Carelia se encuentra en la zona de clima continental atlántico. La temperatura media en enero es de −8 °C y +16,4 °C en julio. El promedio anual de precipitaciones es 500-700 mm.

KARACHÁYEVO-CHERKESIA

Bandera

La República de Karacháyevo-Cherkesia es una de las veintidós repúblicas que, junto con los cuarenta y seis óblast, nueve krais, cuatro distritos autónomos, tres ciudades federales y una región autónoma conforman los ochenta y cinco sujetos federales de Rusia. Su capital es Cherkessk.

De acuerdo al censo de 2010 la población es de 477.859 habitantes.

GEOGRAFÍA
Karacháyevo-Cherkesia limita al noreste con el krai de Stávropol, al noroeste con el krai de Krasnodar, al este con la república de Kabardia-Balkaria y al sur con Georgia y Abjasia.

La capital es Cherkessk, al norte de la república, y las dos ciudades más importantes después de esta son Karacháyevsk y Ust-Dzhegutá. En el sur se encuentra la cordillera caucásica y en la frontera con Kabardino-Balkaria se sitúa el monte Elbrús que, con sus 5.642 metros, es el punto más alto de la república y de toda Europa.
 

KALMUKIA

 

Kalmukia, oficialmente denominada República de Kalmukia, es una república de la Federación Rusa. Su capital es Elistá. Está ubicada en el distrito Sur limitando al norte con Rostov y Volgogrado, al este con Astracán, al sur con el mar Caspio y al oeste con Daguestán y Stávropol. Es el único territorio de Europa donde el budismo es la religión mayoritaria.

HISTORIA
Los ancestros de los calmucos, los oiratos, provinieron de las estepas del sur de Siberia y se instalaron desde las riberas del río Irtysh hasta la región del bajo Volga, a la cual arribaron alrededor del año 1630. Se consideran como teorías de este desplazamiento la búsqueda de pastos para sus rebaños.

La región era habitada por la Horda de Nogái, una confederación de tribus de habla turca, quienes fueron expulsados a las planicies del Cáucaso y hacia el Kanato de Crimea, ambas áreas bajo el control del Imperio otomano.

Los calmucos se asentaron en una amplia estepa que comprende desde Sarátov al norte, Astracán sobre el delta del río Volga al sur y el río Térek al suroeste. Se establecieron a ambos lados del Volga desde el río Don al oeste al río Ural al este. Con el tiempo la zona fue incorporada al Imperio ruso, aunque sin ser colonizada por rusos, lo que originó eventualmente la fundación del Janato Calmuco.

Con tan solo 25 años de haberse establecido en el área del bajo Volga, los calmucos quedaron bajo el dominio del zar ruso. A cambio de la protección de la frontera sur de Rusia, a los calmucos se les prometió un sueldo anual y el acceso a los mercados de los asentamientos de la frontera rusa. El libre acceso a los mercados de Rusia debía desalentar las incursiones mutuas por parte de los calmucos, de los rusos y de los baskires, (un pueblo turco dominado por Rusia), pero esto no fue llevado a la práctica. Además, la lealtad era a menudo nominal, ya que los calmucos practicaban el autogobierno, basado en un conjunto de leyes que ellos llamaban el Gran código de los nómadas (Iki Tsaadzhin Bichig).

El Janato calmuco alcanzó su pico de potencia militar y política bajo el Khan Ayuka (1669 a 1724). Durante su época, cumplió con su responsabilidad de proteger las fronteras meridionales de Rusia y realizó numerosas expediciones militares contra sus vecinos de habla turca. El éxito de las expediciones militares se llevaron a cabo también en el Cáucaso. El janato experimentó la prosperidad económica a partir del libre comercio con las ciudades fronterizas de Rusia, China, el Tíbet y con los vecinos musulmanes. Durante esta época, los calmucos también mantuvieron estrechos contactos con sus parientes en Oirato Dzungaria, así como el dalái lama en el Tíbet.

Templo budista en Elistá, la capital de Kalmukia

ECONOMÍA
Kalmukia tiene un sector agrícola desarrollado. Otras industrias desarrolladas incluyen la del procesamiento de alimentos, la petrolífera y el gas.

Como la mayoría de Kalmukia es árido, el riego es necesario para la agricultura. El Esquema de Riego en el sur de Kalmukia recibe agua de los ríos Térek y Kumá a través de una cadena de canales: los flujos de agua del Térek al Kumá a través del Canal Térek-Kumá, luego al embalse de Chogray en el río Mánych a través del canal Kumá-Mánych y finalmente hasta las estepas de Kalmukia, el cual fue construido en la década de 1970.

CULTURA
La cultura del pueblo calmuco es única al igual que su destino histórico. Sus antiguas raíces están en la milenaria historia de las civilizaciones nómadas de Asia Central. El budismo introdujo una filosofía desarrollada y el conocimiento multilateral a la cultura.

Actualmente la vida cultural de Kalmukia es diversa y dinámica. Poetas, compositores, pintores, cineastas y arquitectos se mueven en las diversas escuelas y tendencias de la cultura universal y el modernismo. Los últimos años se caracterizan por un interés estable hacia los valores de las culturas nacionales.

POLÍTICA
El jefe del Gobierno en Kalmukia se llama «El Jefe de la República». El Presidente de la Federación de Rusia selecciona un candidato y lo presenta al Parlamento de Kalmukia para su aprobación. Si un candidato no es aprobado, el Presidente de la Federación de Rusia puede disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.

A finales de 1990, se denunció que el gobierno de Kirsán Iliumzhínov gastaba mucho dinero del gobierno en proyectos que tienen que ver con el ajedrez. Estas denuncias fueron publicados en Soviétskaya Kalmykia Segodnia, el periódico de la oposición en Elistá. Larisa Yudina, la periodista que investigó las acusaciones de malversación, fue secuestrada y asesinada en junio de 1998. Dos hombres, Serguéi Vaskin y Boskomdzhiv Tyurbi, que trabajaron en la administración pública local, fueron acusados de su asesinato. Después de prolongadas investigaciones de las autoridades rusas, los dos hombres fueron declarados culpables y encarcelados, pero no hubo pruebas de que Iliumzhínov estuviera implicado en el caso.

A partir de 2006 el Jefe de la República es Kirsán Iliumzhínov, quien también es presidente de la organización mundial de ajedrez FIDE. Él ha gastado gran parte de su fortuna en la promoción del ajedrez en Kalmukia —donde el ajedrez es obligatorio en todas las escuelas primarias— y también en el extranjero. Elistá, la capital de Kalmukia, es la sede torneos internacionales.

República de Kalmukia


KABARDIA-BALKARIA

 

La República de Kabardia-Balkaria es una república de la Federación de Rusia. Su capital es Nálchik. Está ubicada en el distrito Cáucaso Norte limitando al norte con Stávropol, al este con Osetia del Norte-Alania, al sur con Georgia y al oeste con Karacháyevo-Cherkesia.

GEOGRAFÍA
La república está situada al norte de las montañas del Cáucaso, con alturas de hasta 5.000 metros. Aquí se sitúa el volcán Elbrús en la zona suroeste con la frontera de Karacháyevo-Cherkesia. La región se dispone en torno a la montaña y a los valles colindantes, que se elevan a una altura de 2.000 metros sobre el nivel del mar. De las cimas nevadas nacen los ríos y su superficie supera los 12.500 kilómetros cuadrados (cómo la provincia de Granada), lo que hace a la república de las más pequeñas de Rusia.

POLÍTICA
El jefe del gobierno en Kabardino-Balkaria es el Presidente. El presidente actual es Yuri Kókov, que ostenta el cargo desde 2014. El parlamento de la República es la Asamblea legislativa, formada por dos cámaras —cada una con 36 diputados elegidos para un mandato de cinco años—, el Consejo de la República y el Consejo de Representantes. La Constitución de Kabardino-Balkaria fue adoptada el 1 de septiembre de 1997.

Mapa detallado de Kabardia-Balkaria

REPÚBLICA DE INGUSETIA

Bandera de Ingusetia

La República de Ingusetia es una de las repúblicas de Rusia y forma parte del Distrito federal del Cáucaso Norte. Su capital es Magás y su población, según los datos del censo de 2010, contaba con 412.529 habitantes. Limita al norte con República de Osetia del Norte-Alania, al este con la República de Chechenia y al oeste con Osetia del Sur.

En términos de superficie, la república es la más pequeña de los sujetos federales de Rusia a excepción de las tres ciudades federales, Moscú, San Petersburgo y Sebastopol.

La República de Ingusetia fue establecida oficialmente el 4 de junio de 1992, tras la división de la República Autónoma Socialista Soviética de Chechenia e Ingusetia,​ pero sus orígenes son mucho más remotos. El nombre «Ingusetia» se deriva de una antigua aldea, Ongusht (rebautizada en 1859 Tarskaya y en 1944 transferida a Osetia del Norte) y de la terminación georgiana -eti, cuyo significado conjunto es «(tierra) donde viven los inguses», un pueblo indígena de ascendencia naj.

Ingusetia es una de las regiones más pobres e intranquilas de Rusia. El conflicto militar que ha estado en curso en la vecina Chechenia ha afectado regularmente a Ingusetia, tanto así que la república ha sido desestabilizada por la corrupción, la alta tasa de criminalidad (causada por las altas cifras de secuestros y los homicidios entre civiles y los asesinatos sumarios cometidos por las fuerzas de seguridad),​ las protestas contra los gobiernos occidentales y el propio ruso, ataques a soldados y oficiales, excesos militares rusos y un deterioro de la situación de los derechos humanos.

Palacio Presidencial de Ingusetia en Magás, capital de la república

TOPONIMIA
El nombre «Ingusetia» no tiene un origen claro. Una de las teorías indican que se deriva de una antigua aldea, Ongusht (rebautizada en 1859 Tarskaya y en 1944 transferida a Osetia del Norte) y de la terminación georgiana -eti, cuyo significado conjunto es «(tierra) donde viven los inguses». Otras teorías del siglo XVIII apuntan al nombre del pueblo GÍalgÍay (ГІалгІай). Algunos investigadores creen que la palabra ingusetia GÍalgÍay significa «constructor» o «residente de las torres». Otros investigadores indican la posibilidad del origen pagano Gela o Gala, una antigua deidad vainaj.

HISTORIA
Teorías sobre los orígenes
Las teorías que tratan de explicar los orígenes del pueblo ingusetio son variadas. Según Leonti Mroveli, cronista georgiano del siglo XI, la palabra «caucásico» se deriva del ancestro vainaj Kavkas. Según el profesor George Anchabadze de la Universidad Estatal Ilia, «los vainajs son los antiguos nativos del Cáucaso. Es de destacar que, de acuerdo a la tabla genealógica elaborado por Leonti Mroveli, el legendario antepasado de los vainajs era Kavkas, de ahí el nombre Kavkasianos, uno de los ancestros de chechenos e ingushes. Como se desprende de lo anterior, los vainajs, al menos por nombre, se presentan como la gente más «caucásica» de todos los caucásicos (Cáucaso - Kavkas - Kavkasians) en la tradición histórica de Georgia».

Los antropólogos y científicos soviéticos N.Ya. Marr, V.V. Bounak, R.M. Munchaev, I.M Dyakonov, E.I. Krupnov y G.A. Melikashvilli aseguraron que «entre los inguses se conserva mejor el tipo caucásico que entre cualquier otra nación del norte del Cáucaso». El profesor G.F. Debets reconoció que el tipo antropológico caucásico de Ingushetia es el más europeo entre los caucásicos.

En un artículo publicado en la revista Science Bernice Wuethrich afirma que la lingüista norteamericana Johanna Nichols «ha utilizado el lenguaje para conectar a las personas modernas de la región del Cáucaso con los antiguos agricultores del Creciente Fértil» y que su investigación sugiere que los agricultores de la región eran proto-naj-daguestaníes. Nichols es citada de la siguiente forma: «las lenguas naj-daguestaníes son lo más cercano que tenemos a una continuación directa de la comunidad cultural y lingüística que dio origen a la civilización occidental». Por su parte, el Dr. Henry Harpending, de la Universidad de Utah apoya esta teoría en el artículo.

Historia moderna
Los ingusetios vivieron en las montañas hasta los siglos XVI-XVII, cuando parte de ellos comenzaron a descender hacia las llanuras. En 1810 el Imperio ruso se anexionó Ingusetia, construyendo allí fortificaciones y trasladando a un gran número de ingusetios a la base militar de Nazrán. El mandato ruso fue represivo, por lo que entre los ingusetios se desarrolló la resistencia, culminando en el alzamiento de Nazrán en 1858. Sin embargo, los ingusetios frente a los rusos, fueron mucho menos belicosos que los chechenos, por lo que la presencia de aquellos en la rebelión Shamil fue menor, a mediados del siglo XIX. En ella varios pueblos del Cáucaso se alzaron contra el dominio ruso.

Durante la Revolución rusa de 1917 y la posterior guerra civil, se desarrollaron combates en el territorio ingusetio entre tropas comunistas del Ejército Rojo y las antisoviéticas del Ejército Blanco. En 1920, el poder soviético fue establecido en territorio ingusetio, y en 1924 se creó el Óblast (en aquel momento entendido como distrito) Autónomo Ingusetio dentro de la Rusia soviética, con la ciudad de Vladikavkaz (ahora en Alania) como su centro administrativo. En 1934, se unieron Ingusetia y Chechenia para constituir el Óblast Autónomo Checheno-Ingusetio, convertido en República Autónoma en 1936. En 1944, durante la 2GM, el dirigente soviético Iósif Stalin acusó a los ingusetios de colaborar con los nazis, por lo que fueron deportados a Asia central. Los ingusetios retornaron a su patria en 1957 y exigieron la devolución de raión de Prigorodni, un distrito que se extendía a lo largo del río Terek y que había sido transferido a Alania durante su exilio.

Cuando Chechenia declaró su independencia de Rusia en noviembre de 1991, poco antes de la disolución de la Unión Soviética, los ingusetios se separaron de Chechenia y constituyeron su propia república. En diciembre de 1992, el Congreso de Diputados del Pueblo de Rusia reconoció a Ingusetia como república soberana dentro de Rusia. La nueva entidad siguió exigiendo la devolución del raión de Prigorodni en manos de Osetia del Norte, por lo que en 1992 se iniciaron las hostilidades entre los pueblos vecinos. Los dirigentes rusos e ingusetios se apresuraron a mediar en la disputa. A partir de ese momento, prácticamente todos los más de 50.000 ingusetios que vivían en Osetia fueron obligados a huir. La mayor parte viven en la actualidad refugiados en Ingusetia.


GEOGRAFÍA
Ingushetia está situada en la vertiente norte del Cáucaso. Su área, según unas fuentes alcanza los 2000 km² o 3600 km²,​ según otras; la diferencia en la presentación de informes se debe principalmente a la inclusión o exclusión de las piezas de los distritos de Sunzhensky.

El punto más alto es el Gora Shan con 4451 metros.​ Por territorio ingusetio discurren 150 km de las montañas del Cáucaso.

Ríos
Los ríos más importantes son:
  • Río Térek
  • Río Asa
  • Río Sunzha
Paisaje montañoso de Ingusetia

Gobierno
Ingusetia está gobernada por un presidente y una Asamblea Popular elegidos democráticamente. La república dispone de tres escaños en la Asamblea Federal rusa: dos en el Consejo de la Federación (cámara alta) y uno en la Duma Estatal (cámara baja). Los dos representantes de Ingusetia en el Consejo de la Federación son el presidente de la República y el jefe del grupo parlamentario mayoritario de la asamblea nacional. El escaño en la Duma Estatal corresponde a un distrito electoral del que es elegido un representante.

El Parlamento de la República es la Asamblea Popular que comprende 34 diputados elegidos para un mandato de cuatro años. La Asamblea Popular está encabezada por el presidente. A partir de 2006, el Presidente de la Asamblea Popular es Makhmud Sultanovich Sakalov. La Constitución de Ingusetia fue adoptada el 27 de febrero de 1994.

Organización territorial
La república estaba formada por tres regiones administrativas. En 1992, tras un decreto del entonces presidente de la república, Ruslan Aushev, se formó el distrito Dzheyrahsky.

Demografía
En el momento en el que se realizó el censo de 1989, el número de ingusetios que vivían en la república autónoma checheno-ingusetia alcanzaba los 164.000 habitantes. Hacia 1995, la población de la recién constituida república de Ingusetia se había incrementado considerablemente, debido en gran medida a la llegada de cerca de 100.000 refugiados (incluidos chechenos, ingusetios y rusos) que huían de la guerra en Chechenia, y de cerca de 50.000 ingusetios llegados de la vecina República de Osetia del Norte-Alania, debido a las violentas disputas sobre cuestiones territoriales que desde 1992 han mantenido ambas naciones caucásicas.

La población, según el censo de 2002 fue de 466.300 habitantes, lo que supuso un evidente retroceso en el siguiente censo de 2010, ya que se registraron 412.529  habitantes. El conflicto en Ingusetia que estalló en 2007 y que llega hasta nuestros días es una de las causas principales que explican el descenso demográfico.

Grupos étnicos
Según el Censo de 2010 de Rusia, la composición étnica de Ingushetia estaba formada por un 94,1% de inguses en la república. Otros grupos minoritarios eran los chechenos (4,6%), rusos (0,8%), y una serie de grupos más pequeños, que representa menos del 0,5% de la población total.

Una de las cuestiones que más ha preocupado a los investigadores en la región es la genética de la población ingusetia. Los inguses tienen 89% de J2 ADN-Y, que es la frecuencia más alta conocida en el mundo y J2 está estrechamente asociado con el Creciente Fértil. El ADN mitocondrial de los inguses difiere de otras poblaciones caucásicas y el resto del mundo, debido al principio de Hardy-Weinberg. «Las poblaciones del Cáucaso, en promedio muestran, de media, menos variabilidad que otros pueblos [del Mundo] para las ocho inserciones de polimorfismos de Alu analizados aquí. La heterocigosidad promedio es menor que la de cualquier otra región del mundo, con la excepción de Sahul. Dentro el Cáucaso, los inguses tienen niveles mucho más bajos de la variabilidad que cualquiera de las otras poblaciones. También mostraron patrones inusuales de variación del ADN mitocondrial en comparación con otras poblaciones del Cáucaso, lo que indica que alguna característica de la historia de la población ingusetia, o de esta muestra particular de inguses, deben ser responsables de sus diferentes patrones de variación genética tanto en ADN mitocondrial como de inserción de Alu».

Lengua y religión
Los ingusetios, que se denominan a sí mismos «galgai», están emparentados con los chechenos. La lengua ingusetia forma parte del grupo naj de lenguas caucásicas. La lengua ingusetia escrita, basada en el alfabeto latino, fue desarrollada en 1923, si bien en 1938 el alfabeto cirílico reemplazó a aquel. Gran parte de la población ingusetia habla ruso.

Entre los siglos IX y XVI, parte de los moradores de este territorio se convirtieron al cristianismo ortodoxo georgiano. En el siglo XIX los ingusetios, al igual que los chechenos y otros pueblos caucásicos, se convirtieron al Islam en su variante sunní.

En la actualidad, el islam constituye un importante elemento de identidad y cohesión nacional entre los ingusetios. Predomina la escuela sunní Madhab Shafi'i,​ con alguna minoría sufí que a menudo se asocia con una de las dos órdenes sufíes tradicionales: la tariqa Naqshbandi, representada en Ingusetia por la cofradía de Deni Arsanov, y la tariqa Qadiriyyah, asociada con Kunta-Haji Kishiev.

ECONOMÍA
La agricultura es la principal actividad económica de Ingusetia.​ Los habitantes de las áreas montañosas se dedican a la cría de ganado, en tanto que los que pueblan las tierras bajas cultivan grano. Los principales cultivos son el maíz, girasol, hortalizas y patatas, el cultivo de tabaco, trigo, avena, cebada y remolacha azucarera.​ La participación de los sectores públicos, no es más del 25%, el resto son de otras formas de propiedad.

El 60% del territorio ingusetio está ocupado por tierras de cultivo, pero solo la mitad de ella es tierra cultivable. Por el volumen de la producción agrícola, la república se sitúa en el puesto 37.º en el país.​

La industria de la República de Ingushetia está poco desarrollada.​ La mayor parte de este desarrollo procede de la industria del petróleo (Ingushneftegazprom), petroquímica, química, procesamiento de gas y la industria del metal. Otras industrias como la textil y alimentaria contribuyen a la economía de la región​ que, en términos de producto regional bruto (PRB), es la última de Rusia.