LA PRESIDENCIA DE FRANCIA Y EL «GLADIO B»

Durante la guerra fría, los países del bando proestadounidense pasaron por una sangrienta etapa de represión ilegal y secreta. En Europa, ese sistema se desmanteló poco a poco, lo que nunca llegó a suceder en el «Medio Oriente ampliado», donde sólo sufrió una transformación. El modo de actuar de la presidencia de Francia desde el inicio del escándalo alrededor de Alexandre Benalla parece sugerir que ese asunto todavía no ha concluido.

Aunque todo el mundo ha visto a Alexandre Benalla sirviendo de escolta a Emmanuel Macron, lo cierto es que ese peculiar personaje no garantizaba la protección del presidente de Francia. Entonces, ¿cuál era su función?

¿Quién es Alexandre Benalla?
El ahora llamado «Escándalo Benalla», iniciado por el diario francés Le Monde, ha levantado una punta del velo que cubre lo que sucede en la sede de la presidencia de la República Francesa. Un colaborador extremadamente cercano al presidente Emmanuel Macron, haciéndose pasar por policía, arremetió a golpes contra dos personas después de la manifestación del 1º de mayo en París, llevando un brazalete que lo identificaba como policía y un dispositivo con acceso a las comunicaciones internas de las fuerzas del orden. Ese personaje utilizaba a su favor «amiguismos malsanos», según declaró el prefecto de la Policía de París, Michel Delpuech. Ese aspecto del asunto está siendo en este momento objeto de una investigación judicial en la que cinco personas están bajo escrutinio. Al mismo tiempo, se ha iniciado una investigación administrativa, a cargo de la Policía Nacional francesa.

Resulta, sin embargo, que, lejos de ser un oscuro colaborador, es nada más y nada menos que «director adjunto de la oficina del Presidente de la República». Este individuo escoltaba a Emmanuel Macron en numerosas ocasiones, tanto en presentaciones públicas como en desplazamientos y visitas de carácter privado e incluso disponía de las llaves de la residencia secundaria particular del presidente de Francia. Había recibido un permiso para portar armas, supuestamente justificado por sus funciones. Pero, ¿cuáles eran esas funciones? Disponía de un automóvil oficial equipado con señales luminosas similares a las que se instalan en los vehículos de la policía. Pero, ¿quién le asignó ese vehículo? Disponía también de un documento de acceso al hemiciclo de la Asamblea Nacional, de un pasaporte diplomático y estaba autorizado a manejar información secreta de carácter militar. ¿Por qué?

Según los representantes de los sindicatos de policías que prestaron testimonio —bajo juramento— ante la Misión de Información del Senado francés, este matón del presidente inspiraba «terror» entre los policías. No vacilaba en amenazar e injuriar a oficiales superiores de la policía y de la gendarmería, a quienes se daba el lujo de pretender dar órdenes. Estaba presente en reuniones que se desarrollaban en el ministerio del Interior y en la Prefectura de Policía de París. Además, reclutaba «custodios» para la Presidencia de la República. Sin embargo, todas esas imputaciones, publicadas en la prensa desde el inicio del escándalo, han sido desmentidas por las oficinas del presidente de la República.

En su primera declaración sobre el escándalo, el presidente Macron dijo sentirse «traicionado» y haber aprobado personalmente la sanción que se le había impuesto a Benalla —15 días de separación de su puesto, con suspensión de sueldo— y haberle reasignado un puesto de menor importancia en el que supuestamente no trabajaría fuera de la sede de la Presidencia de la República. Pero resulta que, por razones «técnicas», la suspensión del sueldo no fue aplicada. Además, en pocos días, debido a la «escasez de personal», Benalla acompañaba nuevamente al presidente, como si nada hubiese sucedido. Ninguna de las personas a cargo de la seguridad presidencial, ni siquiera el ministro del Interior, mostraron inquietud por ello, a pesar de que conocían el incidente que Benalla había protagonizado el 1º de mayo.

Para quienes no están familiarizados con el sistema constitucional francés es necesario explicar aquí que el presidente de la República no controla las administraciones que dependen únicamente del gobierno. La seguridad del presidente de Francia la garantizan funcionarios civiles y militares. Si el presidente de la República tuviera a su disposición un servicio de seguridad directamente bajo sus órdenes, sería imposible controlar los actos de ese servicio ya que, al cumplir órdenes directas del presidente, se extendería a ese servicio la «inmunidad» que protege al presidente mientras dura su mandato.

Al cabo de 6 días de mutismo, el presidente Macron finalmente mencionó el escándalo en un encuentro con los diputados de su formación política. Olvidando que hasta sus partidarios se plantean una serie de interrogantes, el presidente Macron los exhortó a movilizarse contra los adversarios que tratan de aprovechar la situación. Dijo sentirse «traicionado» por el director adjunto de su oficina —o sea, Alexandre Benalla— y se proclamó único «responsable» del error cometido al designarlo para las funciones que realizaba.

Las palabras de Macron fueron bellamente conmovedoras, pero las preguntas siguen sin respuesta.

Lo peor de todo es que, al proclamarse «único responsable», Emmanuel Macron dispensa a las personalidades convocadas por los parlamentarios de responder de forma detallada ya que, en definitiva, el «único responsable» es —o será cuando termine su mandato— el hoy presidente. Como dicen los policías en casi cualquier país del mundo: ¡Circulen que aquí no ha pasado nada!

Los parlamentarios ya se habían estremecido al oír que el director de Orden Público de la Prefectura de Policía de París contradecía —bajo juramento— las declaraciones del jefe de la oficina del presidente de la República… y que al día siguiente «rectificaba» para eliminar esa contradicción. Los parlamentarios también pudieron comprobar las contradicciones existentes entre la descripción oficial del puesto de Alexandre Benalla y las razones que se invocan en el documento de la Prefectura que lo autoriza a portar un arma… y la contradicción evidente entre la declaración de la Presidencia de la República afirmando que a Benalla no se le había asignado un apartamento oficial y la declaración fiscal de cambio de dirección del interesado con fecha del 9 de julio.

Y ¿para qué hablar del robo de imágenes de cámaras de vigilancia de la Prefectura de Policía de París?, imágenes que policías entregaron ilegalmente a Alexandre Benalla, quien a su vez las puso en manos del jefe de la oficina del presidente, y que circularon indebidamente entre numerosos colaboradores de la Presidencia de la República.

La hipótesis del «Gladio B»
Desde este sitio web señalamos que la misión de Alexandre Benalla era crear un equivalente francés del Servicio Secreto de los Estados Unidos, que se ocuparía simultáneamente de la protección del presidente y de la lucha contra el terrorismo, información que muchos medios han reproducido sin mencionarnos.

El ministro del Interior, quien declaró no saber nada del asunto, está convencido de que la reforma de los servicios de seguridad de la Presidencia de la República no tenía como objetivo separarlos de la cadena de mando tradicional. Esperemos que no se haya dejado engañar también sobre ese asunto.

Pero es importante recordar que, durante la guerra fría, Estados Unidos y el Reino Unido crearon en los países de la OTAN, a espaldas de las instituciones nacionales, una red secreta de lucha contra la influencia soviética. Los historiadores se refieren a esa red como stay-behind y el público la conoce bajo la denominación de su rama italiana, o sea el Gladio. A escala mundial, esa red o sistema secreto se hallaba bajo el control conjunto de la CIA y el MI6, a través de la Liga Mundial por la Libertad y la Democracia, antes llamada Liga Anticomunista Mundial, con excepción de Europa, donde estaba bajo el mando de la OTAN.

Los principales responsables operativos de la red stay-behind —que debía pasar a la clandestinidad en caso de invasión soviética— habían sido responsables y participantes de la represión nazi durante la 2GM. Los franceses saben que el capitán SS y jefe de la Gestapo en Lyon, Klaus Barbie, trabajó para la CIA en Bolivia —como miembro del stay-behind— en la búsqueda y captura del Che Guevara, pero no saben que el ex-prefecto de policía de París Maurice Papon, bajo cuya responsabilidad un centenar de argelinos fueron masacrados —en plena capital francesa— el 17 de octubre de 1961, era en aquel momento uno de los responsables del stay-behind en Francia, a cargo de la lucha contra el FNL.

Aquí mismo, en Damasco, la capital siria, donde resido actualmente, otro oficial de las SS, Alois Brunner, que había dirigido en Francia el campo de internamiento de Drancy, fue consejero de los servicios secretos sirios, enviado por la CIA estadounidense y el MI6 británico a mediados de los años 1950 para impedir que Siria se pasara al bando soviético. En cuanto asumió el poder, en julio de 2007, el presidente Bashar al-Asad ordenó el arresto de Alois Brunner.

Campo de internamiento de Drancy, en la Cité de La Muette

En Francia, el stay-behind se volvió en contra del gobierno de Charles De Gaulle, acusándolo de haber dejado Argelia en manos de los soviéticos. El stay-behind o Gladio organizó entonces el golpe de Estado de 1961 contra De Gaulle y financió la OAS (Organización del Ejército Secreto). De Gaulle respondió recuperando varios agentes y creando con ellos una milicia secreta contra la milicia secreta que era la OAS financiada por la CIA y el MI6. La milicia secreta de De Gaulle fue el Servicio de Acción Cívica (SAC).

A pesar de las apariencias, todo lo anterior no es tan antiguo como parece porque todavía tenemos en el mundo de la política actual varias personalidades que fueron miembros de la red stay-behind. Una de esas personalidades es el actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, quien fue el jefe del Gladio en Luxemburgo.

Ludovic Chaker, el primer secretario general de En Marche!, la formación política creada en Francia para respaldar la candidatura de Emmanuel Macron a la elección presidencial, había contratado como guardaespaldas del candidato Macron a un amigo de Jawad Bendaoud, a quien hoy se conoce en Francia como «el casero de Daesh». Ludovic Chaker es actualmente «responsable de misión» en la sede de la Presidencia de la República, donde en realidad realiza actividades que deberían estar sólo en manos de la «Task Force» (sic) antiterrorista encabezada por el prefecto Bousquet de Florian.

Por supuesto, en pleno siglo XXI ya no se tortura y se asesina a la gente como antes. Ahora se utiliza la prensa para desacreditar a los que crean problemas. Como ya no hay Unión Soviética, tampoco hay stay-behind. Pero aquel personal, ya utilizado… y renovado, ha habido que «reciclarlo». Muchos elementos demuestran que aquellos agentes dirigieron primeramente la yijad contra los soviéticos en Afganistán y que actualmente hacen lo mismo en contra de Rusia, al extremo de llegar a ser designados por el FBI como Gladio B. La eficacia de esa red en el «Medio Oriente ampliado» durante los últimos 17 años está más que comprobada.

En Estados Unidos, la cuestión de la lucha contra el terrorismo —o su manipulación— dependía precisamente del US Secret Service, y la Presidencia de Francia estaba preparando la creación de un equipo similar. Resulta extraño el hecho que ya se creó un equipo paralelo a la Task-Force antiterrorista de la Presidencia de Francia. Esta última se halla bajo la dirección del prefecto Pierre de Bousquet de Florian, mientras que la dirección del «grupo» paralelo está en manos de un «encargado de misión» que sólo rinde cuentas al almirante Bernard Rogel, jefe del estado mayor particular del presidente de la República. Según la publicación l’Opinion, fue ese «encargado de misión», Ludovic Chaker, quien favoreció la decisión de contratar a Benalla. Ludovic Chaker es un «ex» agente de la DGSE (Dirección General de la Seguridad Exterior.

No se trata de comparar a Alexandre Benalla con Maurice Papon sino de que nos preguntemos si es posible que Benalla sea miembro de una fuerza represiva ilegal que hoy se halla en proceso de formación (¿o de reinstauración?) en Europa.

¿Quién desencadenó el escándalo Benalla?
Al no existir una denuncia proveniente de las personas maltratadas por Alexandre Benalla y ante la dificultad que presentaba su identificación en las imágenes de los incidentes, resulta muy evidente que el escándalo no estalló espontáneamente.

Steve Bannon, el exconsejero del presidente estadounidense Donald Trump, acaba de instalarse en Bruselas con la misión de «derribar a Emmanuel Macron y Angela Merkel como en un juego de bolos”. ¡Dios le bendiga!

Las personas que hicieron estallar este escándalo debían estar muy bien informadas, tanto sobre Alexandre Benalla como sobre la confusión reinante en el Palacio del Elíseo. Pero la posición oficial de esas personas las obligaba a actuar con discreción. Es difícil no pensar, en primer lugar, en responsables de la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI) y de la direction du renseignement et de la sécurité de la Défense (DRSD).

Direction du renseignement et de la sécurité de la Défense

Tampoco es imposible que, al facilitar a Benalla los atributos de la policía que este personaje llevaba indebidamente el 1º de mayo, algún responsable (o varios) de las fuerzas del orden simplemente estuviese tendiendo una trampa a este colaborador del presidente Macron.

Francia no está hoy en la situación que vivió en tiempos de la guerra fría y durante la guerra de Argelia. El Affaire Benalla no tiene nada que ver con el caso del SAC. El presidente Macron no estaba tratando de proteger a Francia de una milicia sediciosa, como hizo Charles De Gaulle, aún al precio de violar él también las leyes de la República.

Estamos, por el contrario, en una situación de enfrentamiento en la que Rusia y Estados Unidos luchan contra el Estado Profundo anglosajón, desencadenado contra el presidente Trump.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article202205.html

LO QUE OCULTAN LAS ACUSACIONES ANGLOSAJONAS CONTRA RUSIA.

¿Es la Rusia de Vladimir Putin un país donde, como en el Far West, el Poder puede despojar de su fortuna a un millonario, como en tiempos de Boris Yeltsin? ¿Se inmiscuye Rusia en las elecciones estadounidenses? Según la clase dirigente de Estados Unidos, no hay lugar a dudas sobre la respuesta a esas preguntas. Sin embargo, bastó que el presidente Putin propusiera una investigación conjunta ruso-estadounidense para que una ola de pánico recorriera Washington.

William «Bill» Browder

El 16 de noviembre de 2009, el especialista en cuestiones fiscales Sergei Magnitsky fallece en la prisión moscovita Matrosskaya Tishina. La prensa estadounidense asegura de inmediato que Magnitsky tenía información sobre un escándalo que podía afectar al Estado ruso y que murió bajo las torturas del «régimen».

La Magnitsky Act
El fallecimiento de Magnitsky pone fin a los procedimientos legales que el ministerio ruso de Justicia había emprendido contra él. El millonario William «Bill» Browder declara en Washington que el especialista en impuestos podía demostrar que el Poder ruso le había robado 3.000 millones de dólares. A pesar de la labor de cabildeo del banco Goldman Sachs, el Congreso de Estados Unidos, que cree haber aclarado el asunto, adopta en 2012 una ley, la Magnitsky Act, que sanciona a las personalidades rusas sospechosas de haber asesinado a Magnitsky. Goldman Sachs, que no cree en las informaciones de los congresistas, había contratado la oficina de cabildeo Duberstein Group para tratar de oponerse a la adopción de esa ley.

En 2016, el Congreso de Estados Unidos extiende la aplicación de la Magnitsky Act al mundo entero, exhortando al presidente a imponer sanciones contra toda persona o Estado que viole la propiedad individual. Los presidentes Barack Obama y Donald Trump se someten a ese llamado, incluyendo en la lista de sancionados a una veintena de personas, entre ellas al presidente de la República de Chechenia, Ramzan Kadyrov.

Estados Unidos apunta así a recuperar el papel de defensor de la propiedad individual que se había arrogado en tiempos de la guerra fría, pero ahora lo hace sin hallarse frente a un rival comunista.

Las dos versiones sobre el «Caso Magnitsky»
La Duma rusa, por su parte, responde al Congreso de Estados Unidos prohibiendo la adopción de niños rusos por parte de familias estadounidenses y denunciando la responsabilidad de personalidades estadounidenses en la legalización de la tortura. Esa ley rusa lleva el nombre de Dima Yakovlev, el niño ruso que murió por negligencia de sus padres adoptivos estadounidenses. En 2013, el presidente Putin pone en vigor ese texto que prohíbe, por ejemplo, la entrada del exvicepresidente estadounidense Dick Cheney a la Federación Rusa.

Dima Yakolev, torturado y asesinado por sus padres adoptivos estadounidenses

El «Caso Magnitsky» habría podido terminar ahí. Parece, por demás, no tener vínculos con el «Caso Jodorkovsky», utilizado por la OTAN para acusar a Rusia de injerencia en las democracias occidentales a través de la desinformación (las «fake news»). Sin embargo, el fiscal general de la Federación Rusa contradice la narración que William «Bill» Browder presentó al Congreso estadounidense.

Según William «Bill» Browder, su firma, Hermitage Capital, invirtió en Rusia —por ejemplo, en Gazprom—, descubrió varias malversaciones y trató de avisar al Kremlin. Pero le anularon su permiso de estancia en Rusia. Después, un funcionario de la Brigada Financiera del ministerio ruso del Interior, el teniente coronel Artem Kuznetsov, le robó sus empresas rusas. Durante un registro, ese teniente coronel ruso supuestamente se apoderó de los documentos que acreditaban a Browder como propietario de sus empresas y los utilizó para ponerlas a nombre de un nuevo propietario, sigue afirmando Browder y agrega que Magnitsky, quien descubrió todo, fue arrestado, torturado y asesinado en la cárcel.

En definitiva, según Browder, el teniente coronel Artem Kuznetsov y el «padrino» Dimitri Klyuev lograron depositar en un banco chipriota los 3.000 millones de dólares que le robaron a él. Se trataría de un caso clásico de estafa por parte de una mafia rusa y con ayuda del Kremlin.

Esta narración de Browder sirvió de inspiración a la temporada 7 de la serie televisiva Homeland, de Showtime.

Pero el fiscal general de la Federación Rusa, Yuri Chaika, señala que William «Bill» Browder adquirió ilegalmente 133 millones de acciones de Gazprom, por cuenta de los hermanos Ziff y a través de varios testaferros. O sea, Browder no sólo defraudó el fisco ruso por 150 millones de dólares de impuestos que nunca pagó sino que además adquirió ilegalmente parte de una joya de la economía rusa. Por otra parte, su consejero fiscal, Serguei Magnitsky, quien había montado otra estafa por cuenta del mismo Browder, fue arrestado y falleció en la cárcel de una crisis cardiaca.

Yuri Chaika es el actual fiscal general de Rusia

Por supuesto, es imposible distinguir entre lo cierto y lo falso que puede haber en las dos versiones. Pero está demostrado que Serguei Magnitsky no era un abogado común y corriente sino un jurista especializado en impuestos y empleado de las empresas de William «Bill» Browder. Magnitsky no investigaba sobre malversaciones de fondos sino que se dedicaba, por orden de Browder, a crear estructuras financieras que permitían a su patrón evadir el pago de impuestos en Rusia. Browder y Magnitsky se las arreglaron, por ejemplo, para pagar a personas con limitaciones mentales para utilizarlas como testaferros, aprovechando el hecho que en Rusia las personas con problemas mentales están exentas del pago de impuestos. Browder siempre practicó la evasión fiscal. Por esa razón vivió 10 años en Rusia con simples visas de turismo y posteriormente abandonó su ciudadanía estadounidense y adquirió la británica.

Estos elementos incriminan a Browder y son compatibles con las acusaciones del fiscal Chaika. Así que parece como mínimo imprudente que el Congreso estadounidense adoptara la Magnitsky Act. Claro, a no ser que el objetivo no fuese precisamente la defensa de la propiedad individual sino que estuviera dirigida más bien contra Rusia.

Un líder ruso de oposición remunerado por Browder
Junto a la National Endowment for Democracy (NED), Browder financia generosamente los actos de un joven jurista ruso, Alexei Navalny. Gracias al embajador estadounidense Michael McFaul, el joven Alexei Navalny estudió en la universidad estadounidense de Yale, en 2010, y creó una Fundación Anticorrupción para promover la versión de Browder y denigrar la administración de Putin.

Ya convertido en un líder de la oposición política, Navalny realiza con su Fundación un primer documental donde acusa de corrupción a la familia del fiscal Chaika. Aunque el video parece, a primera vista, convincente, lo cierto es que no aporta ninguna prueba de lo que relata.

Al mismo tiempo, Navalny encarga a un periodista ruso de oposición la realización de un segundo documental sobre el «Caso Magnitsky». Pero, ante los hechos que descubre durante su investigación, ese periodista acaba realizando un documental que contradice el pedido de Navalny, documental finalmente transmitido por la televisión pública rusa.

Un ex-agente británico y un ex-embajador estadounidense a sueldo de Browder
Posteriormente, William «Bill» Browder contrata a Christopher Steele, quien había sido agente del MI6 en Moscú de 1990 a 1993, y al ex-embajador de Estados Unidos en Moscú, de 2012 a 2014, Michael McFaul.

Fue precisamente Christopher Steele quien —siendo agente del MI6— acusó en 2006 al presidente Vladimir Putin de haber ordenado el envenenamiento de Alexander Litvinenko. En 2016, Steele también trabajó —ya a título personal— para el Partido Demócrata estadounidense redactando el famoso expediente donde acusaba al candidato Donald Trump de ser objeto de un chantaje de los servicios secretos rusos, acusación gratuita que acaba de salir nuevamente a flote a raíz de la cumbre ruso-estadounidense de Helsinki. Ahora, en 2018, Steele reaparece otra vez, esta vez como «consultante» del MI6, a raíz del envenenamiento de Serguei Skripal, acusando, como siempre, al inevitable Vladimir Putin.

La respuesta rusa
Durante la campaña presidencial estadounidense de 2016, el fiscal general de Rusia, Yuri Chaika, trata de convencer a Dana Rohrabacher, representante republicano por California en el Congreso de Estados Unidos, abierto a las explicaciones rusas, y le hace llegar una nota con su versión del caso Browder-Magnitsky. Más tarde, la abogada rusa Natalia Veselnitskaya se reúne en la Trump Tower con el hijo y el yerno del candidato Donald Trump para informarles que parte del dinero sucio de Browder está sirviendo para financiar la candidatura de Hillary Clinton.

La abogada rusa Natalia Veselnitskaya

Browder se convertirá después en la principal fuente de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa contra la «democracia estadounidense», investigación conducida por el fiscal especial Robert Mueller. Mucho antes de ser director del FBI, Mueller —quien no tiene oficialmente ninguna relación con la CIA— estuvo a cargo de la investigación sobre el Vuelo 103 de Pan Am, que atribuyó a Muamar el Gadafi. Recordemos que, aunque aceptó indemnizar a las víctimas, Libia nunca reconoció haber realizado el atentado. Lo más importante es que la justicia escocesa comprobó que los fragmentos de detonadores hallados en el lugar de los hechos habían sido «plantados» allí por la CIA, para hacer recaer la responsabilidad sobre Libia. En su actual investigación, Mueller utilizó el encuentro del equipo de Trump con Natalia Veselnitskaya como «prueba» de la subordinación de Donald Trump a los servicios de inteligencia rusos.

Natalia Veselnitskaya representa en Estados Unidos los intereses de varias víctimas de Browder en Rusia y ya había intervenido en 2014 por cuenta de una de las empresas que Browder acusa de estar vinculadas al «padrino» Dimitri Klyuev. La abogada rusa llamó entonces la atención sobre el hecho que un agente del Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security), Todd Hyman, había transmitido un elemento vinculado a una investigación sin proceder a las verificaciones usuales.

No habrá «momento de la verdad»
En la cumbre ruso-estadounidense de Helsinki, el presidente ruso Vladimir Putin propuso a su homólogo estadounidense Donald Trump permitir que los investigadores estadounidenses interrogaran en Rusia a los funcionarios rusos sospechosos de injerencia en la campaña presidencial estadounidense y, a cambio, que investigadores rusos pudieran también interrogar sospechosos en Estados Unidos. En Helsinki, Donald Trump dejó su respuesta en suspenso.

Pero cuando la oficina del fiscal Yuri Chaika envió la lista de personas que los investigadores rusos querían interrogar, cundió el pánico en Washington. Los rusos no sólo solicitan interrogar a los británicos William «Bill» Browder y Christopher Steele, si esos personajes viajan a Estados Unidos, sino también al embajador Michael McFaul, el abogado Jonathan Winer, el investigador David J. Kramer y, para terminar, al agente Todd Hyman.

Jonathan Winer estuvo a cargo del expediente de Lockerbie en el Departamento de Estado en los años 1990. Es amigo personal de Christopher Steele, cuyos informes transmitió a lo largo de una década a los neoconservadores.

Durante el primer mandato de George Bush hijo, David J. Kramer desempeñó un importante papel en el Departamento de Estado y ante agentes stay-behind en el este de Europa y en Rusia. Luego de haber trabajado en varios think-tanks, fue presidente de Freedom House e hizo campaña sobre el «Caso Magnitsky». Actualmente es investigador en el instituto del senador John McCain.

Si bien nada hasta ahora permitía pronunciarse con certeza sobre las versiones respectivas de Browder y de Chaika, la verdad no tardará en salir a la luz. Es posible que la «injerencia rusa» sea sólo una intoxicación y que la injerencia estadounidense —tanto mediante la intervención en el sector más importante de la economía rusa como a través de Alexei Navalny— acabe resultando realidad.

En el contexto de la unanimidad reinante en Washington contra Rusia, el presidente Trump ha declinado la proposición de investigación cruzada de Vladimir Putin.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article202137.html

Rusia reintroduce a Francia en Siria

Macron sobre Putin: «Es fuerte e inteligente. Cuando uno es débil, él lo aprovecha»

Durante la entrevista que el presidente ruso Vladimir Putin concedió al presidente francés Emmanuel Macron antes de la final de la Copa Mundial de fútbol en Moscú, el 15 de julio de 2018, el mandatario francés reconoció que Occidente ha perdido la guerra contra Siria y dijo que Francia desea realizar una operación humanitaria en ese país árabe.

Los detalles sobre una operación humanitaria conjunta se precisaron el 21 de julio, durante una conversación telefónica entre los dos presidentes.

Las acciones humanitarias de Francia estuvieron hasta ahora dirigidas exclusivamente a los «rebeldes», o sea a las personas que se hallaban en las zonas bajo control de los yijadistas.

Numerosos esfuerzos «humanitarios» de Francia y de otras potencias occidentales sirvieron de hecho de cobertura a envíos de material de guerra para esos elementos, razón por la cual la República Árabe Siria exigía poder verificar el cargamento de aquellos convoyes.

Las fuerzas especiales de Francia apoyaron activamente a los yijadistas a lo largo de toda la guerra, exceptuando sólo los 3 últimos meses del mandato presidencial de Nicolas Sarkozy.

Un avión militar ruso de transporte Antonov An-124 recogió 44 toneladas de ayuda humanitaria en Châteauroux (centro de Francia) y la llevó a la base aérea rusa de Hmeimim, en el oeste de Siria. Ese cargamento será distribuido principalmente por los militares rusos —en nombre de Francia— en la Guta Oriental, la parte este del cinturón verde de Damasco, la capital siria.

Rusia parece auspiciar ahora un posible regreso de Francia a Siria, a pesar de los crímenes cometidos en este país árabe por los 3 últimos gobiernos franceses.

Londres saca de Siria a los «Cascos Blancos».


El Reino Unido, Estados Unidos y Canadá evacuarán de Siria a varios cientos de miembros del grupo conocido como White Helmets o «Cascos Blancos» luego de la rendición de los grupos terroristas en el sur de ese país.

Los Cascos Blancos se presentan como una organización humanitaria pero participaron activamente en los actos de guerra contra la República Árabe Siria, por ejemplo cortando durante 42 días el suministro de agua a los 5,6 millones de habitantes de Damasco, la capital siria. Numerosos miembros de los Cascos Blancos son a la vez miembros de al-Qaeda o del Emirato Islámico (Daesh).

Esos elementos irán no sólo al Reino Unido y Canadá sino que también van a establecerse en Holanda y Alemania.

¿Hacia un referéndum en la región de Dombás?

La palabra «Dombás» es un acrónimo formado a partir de cuenca del río Donets que discurre por su territorio. Oficialmente los límites de esta región nunca han sido delimitados, pero la definición más común actualmente incluye los óblasts (región) de Donetsk y Lugansk en Ucrania.

Según la agencia Bloomberg, el presidente ruso Vladimir Putin propuso a su homólogo estadounidense Donald Trump que Rusia y Estados Unidos resuelvan en conjunto la cuestión de Dombás.

Esa solución implicaría la realización de un referéndum, bajo la supervisión de la comunidad internacional, para que la población de esa región pueda decidir su futuro.

Al parecer, el presidente Trump dejó esa proposición pendiente de respuesta.

En virtud de los acuerdos de Minsk, el parlamento ucraniano tenía que aprobar la creación de un estatus particular para la región de Dombás y organizar allí elecciones locales, pero el presidente ucraniano Petro Porochenko rechazó esos compromisos.

En mayo de 2014, los rebeldes de esa región suscitaron la cólera de las potencias occidentales al organizar un referéndum en el que la población local se pronunció a favor de la independencia.

http://www.voltairenet.org/article202085.html

¡¡¡La Casa Blanca rechaza la proposición rusa de investigación conjunta sobre las alegaciones de injerencia en la elección presidencial estadounidense!!!


El presidente ruso Vladimir Putin propuso en Helsinki a su homólogo estadounidense Donald Trump aclarar definitivamente las alegaciones sobre una supuesta injerencia rusa en la elección presidencial estadounidense de 2016.

Putin propuso concretamente que investigadores estadounidenses viajen a Rusia para interrogar a las personas que consideran sospechosas mientras que investigadores rusos viajarían a Estados Unidos para interrogar allí a los sospechosos del caso Browder.

Rusia estima que las acusaciones sobre la supuesta injerencia rusa en la última elección presidencial estadounidense son una manipulación organizada por el estafador británico William Browder (ver foto) por cuenta de ciertos funcionarios de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

¡¡¡La Casa Blanca no ha querido aceptar la proposición de Vladimir Putin!!!

Desde Siria, «periodistas» piden ayuda a Israel.


Setenta y cinco individuos que dicen haber trabajado como periodistas en las zonas «rebeldes» en Siria han lanzado una llamada de auxilio a Israel y solicitan que las autoridades israelíes les permitan cruzar la línea de demarcación con Siria y ser posteriormente evacuados hacia Europa.

Estos «periodistas», cuyos nombres no se conocen con precisión, no son generalmente combatientes sino que se han dedicado a «cubrir» los acontecimientos, acreditando las alegaciones de crímenes supuestamente cometidos por las autoridades de Siria, como su supuesto uso de armas químicas.

Al principio, varios de estos «periodistas» fueron remunerados por medios como la televisión saudita Al-Arabiya, la BBC, la televisión qatarí Al-Jazeera, el canal informativo francés France24 y la televisión británica Sky, pero ahora dicen que todos los medios de prensa internacionales los han abandonado a su suerte.

El MI6 (servicio de inteligencia británico para el exterior) había instalado en Siria varios de estos individuos para garantizar el envío de «imágenes» a la prensa occidental. Con un presupuesto anual de 3 millones de euros, ese dispositivo ha sido presentado tardíamente como una forma de lucha contra el Emirato Islámico (Daesh), aunque en realidad fue instaurado desde el inicio de la agresión contra Siria para justificar la guerra contra el gobierno de Damasco.


Erdogan pone fin a 2 años de estado de emergencia en Turquía.


El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan puso fin al estado de emergencia en su país.

El estado de emergencia, impuesto inicialmente por 3 meses luego del intento de asesinato organizado por la CIA contra Erdoğan, el 15 de julio de 2016, y del golpe de Estado improvisado aquel mismo día, había sido prorrogado en 7 ocasiones.

Erdoğan aprovechó las disposiciones del estado de emergencia para excluir de la administración y la sociedad turcas a los elementos hostiles a su partido, el AKP, principalmente a las personas vinculadas al predicador fundamentalista Fethullah Gülen, refugiado en Estados Unidos.

Fethullah Gülen participó en la conquista del poder junto a Erdoğan, pero se mantuvo fiel a Estados Unidos, lo cual lo llevó a distanciarse del actual presidente turco.

Durante las purgas realizadas en Turquía, más de 150.000 funcionarios han sido depuestos y más de 80.000 personas han sido encarceladas. Esto último obligó las autoridades penitenciarias a liberar delincuentes comunes por falta de capacidad en las cárceles. Al menos 28.000 opositores han sido condenados.

La semana próxima, la Gran Asamblea Nacional Turca introducirá en el derecho común una serie de disposiciones vinculadas al estado de emergencia, como la prohibición de las concentraciones nocturnas y la posibilidad para el Estado de seguir deponiendo funcionarios sin tener que justificar por qué lo hace.

TRUMP Y LA BUROCRACIA DE LA O.T.A.N.

Al contrario de lo que afirma el pensamiento dominante, la cumbre de la OTAN no enfrentó a Estados Unidos con los demás miembros de la alianza atlántica sino al presidente Trump con la alta administración intergubernamental. El autor estima que el problema no es si nos agrada o no la personalidad del inquilino de la Casa Blanca sino más bien determinar si se le apoya por ser la persona que su pueblo eligió como presidente o si preferimos a los burócratas del sistema.

El presidente Trump hizo venir al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a la residencia del embajador de Estados Unidos en Bruselas y lo sermoneó públicamente por ser incapaz de mantener la coherencia política de ese bloque militar.

Desde el 20 de enero de 2017, la llegada a la Casa Blanca de un defensor del capitalismo productivo está estremeciendo el orden internacional en detrimento de los adeptos del capitalismo financiero. El imperialismo, hasta entonces ciegamente defendido por los presidentes de Estados Unidos, al extremo de identificarlo con la política exterior estadounidense, se apoya ahora en aparatos burocráticos, con las administraciones de la OTAN y de la Unión Europea en primera fila.

Actuando como había anunciado durante su campaña electoral, Donald Trump es un presidente (electo) muy previsible. Es su capacidad para cambiar el sistema lo que resulta totalmente impredecible. No ha sido por ahora asesinado, como John Kennedy, ni obligado a dimitir, como Richard Nixon, y sigue adelante, al ritmo de dos pasos adelante y uno atrás.

En los países occidentales parece haberse olvidado que en una República el único papel de los responsables electos por el pueblo es controlar las administraciones de los Estados que gobiernan. Pero un «pensamiento único» ha venido imponiéndose a todos poco a poco, transformando a los responsables electos en altos funcionarios y los Estados en dictaduras administrativas.

El conflicto entre el presidente Trump y los altos funcionarios de sus predecesores es, por consiguiente, un simple intento de regreso a lo que debería ser la normalidad. Es también un conflicto titánico, comparable al que existió entre dos gobiernos franceses en tiempos de la 2GM.

Ante lo sucedido en la cumbre de la OTAN del 25 de mayo de 2017, donde Trump impuso que se agregara la lucha contra el terrorismo a los objetivos de la alianza atlántica, y en el G7 de junio de 2018, donde Trump se negó a firmar la Declaración Final, la administración de la OTAN trató de preservar los objetivos del imperialismo.
—Primeramente, la administración de la alianza atlántica firmó con sus homólogos de la Unión Europea, justo antes de la cumbre de la OTAN, una Declaración Conjunta. De esa manera, garantizaba la relación de subordinación de la Unión Europea con la OTAN, subordinación que se instituye en el artículo 42 del Tratado de Maastricht. Esa Declaración fue firmada por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker. El polaco Donald Tusk viene de una familia que trabajaba en secreto para la OTAN durante la guerra fría y el luxemburgués Jean Claude Juncker fue el responsable de los servicios secretos de la OTAN en su país durante la operación Gladio. Los altos funcionarios europeos saben que están en peligro desde que Steve Bannon, el exconsejero especial de Donald Trump, estuvo en Italia para respaldar la creación de un gobierno antisistema, con intenciones de hacer estallar la Unión Europea.
—Segundo, la administración de la OTAN forzó la firma del esbozo de la Declaración Común en la apertura de la cumbre en vez de al final, así que no hubo discusión sobre su doctrina antirrusa.

Consciente de la trampa que se le tendía, Trump decidió tomar desprevenidos a sus funcionarios. Cuando todos los participantes de la cumbre de la OTAN esperaban una polémica sobre la poca contribución de los aliados de Estados Unidos al esfuerzo de guerra común, lo que Donald Trump hizo fue cuestionar la razón de ser de la alianza: la protección contra Rusia.

Trump hizo venir al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a la residencia del embajador estadounidense en Bruselas, en presencia de la prensa, y le hizo notar que Alemania alimenta su economía con gas del «amigo» ruso mientras pide que la protejan de su «enemigo» ruso. Al subrayar esa contradicción, Trump relegaba a un segundo plano la cuestión del financiamiento, pero sin abandonarla. Lo más importante es que, sólo una semana antes de su encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, Trump desvirtuaba así la larga lista de quejas contra Rusia que aparecen en la Declaración de Apertura de la cumbre de la OTAN.

A pesar de lo que afirman los comentarios de la prensa, el señalamiento del presidente Trump estaba menos dirigido a Alemania que al propio secretario general de la OTAN, Stoltenberg. Trump estaba resaltando en realidad la negligencia de este alto funcionario, que administra la OTAN sin interrogarse sobre la razón de ser de ese bloque militar.

El enfrentamiento entre la Casa Blanca y Bruselas está lejos de terminar.

Por un lado, la OTAN acaba de aprobar la creación de dos centros de mando conjunto —en Ulm, Alemania, y en Norfolk, Estados Unidos— y un aumento de su personal en un 10%, mientras que la Unión Europea acaba de crear la «Cooperación Estructurada Permanente» (PESCO, un programa de capacitación de 6.500 millones de euros) y que Francia le «engancha» la «Iniciativa Europea de Intervención» (un programa de operaciones). Contrariamente a los discursos que hablan de independencia europea, esas dos estructuras están sometidas al Tratado de Maastricht y están por tanto al servicio de la OTAN, además de complicar aún más la ya complejísima burocracia europea, para mayor satisfacción de sus altos funcionarios.

Por otro lado, el presidente Trump ha iniciado discretamente discusiones con su homólogo ruso para retirar las tropas de Rusia y de la OTAN de la actual línea de confrontación.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article202019.html

ANTONIO MAURA, PROMOTOR DE LA CONSAGRACIÓN DE ESPAÑA AL SAGRADO CORAZÓN.

Bandera de España con el Sagrado Corazón de Jesús

Antonio Maura y Montaner fue uno de los políticos más importantes de la España del primer tercio del siglo XX. Fue en primer lugar ministro y después presidente del Gobierno en varias ocasiones durante el periodo que se conoce como la Restauración. Destacó por su patriotismo y por su sincero catolicismo. Fue intensamente odiado por los partidos de izquierda y especialmente por el fundador del PSOE, Pablo Iglesias. Fue uno de sus mayores enemigos políticos y personales, incluso llegó a amenazarle de muerte en las Cortes (y fuera de ellas).

Antonio Maura llevó a cabo una importante obra política durante su llamado «gobierno largo» de 1907-1909 en el que promovió importantes reformas sociales (lo que él llamaba la «revolución desde arriba»). Creyó al principio en un liberalismo moderado que aceptara siempre como base, la ley natural y los preceptos de Dios y la Iglesia. No obstante, al final de su vida acabó profundamente desengañado de que la democracia liberal pudiera ser compatible con el catolicismo y escribió que en España solo un sistema autoritario podría hacer funcionar el país y evitar una gran revolución.

Nacido en Mallorca, (de hecho, su lengua materna era la variante mallorquina del catalán) se licenció en Derecho en Madrid y entró en política a finales de la década de 1880 en las filas del Partido Liberal, del cual su suegro Germán Gamazo era uno de los dirigentes. Fue ministro de Ultramar en 1893 e intentó promover una reforma autonómica para la todavía isla española de Cuba. En 1899 su vida política entró en una nueva etapa cuando se pasó al Partido Conservador, el otro gran partido político de la España de la época, como protesta personal ante la cada vez mayor inclinación hacia la izquierda del Partido Liberal, así como su anticlericalismo y la incapacidad de defender eficazmente Cuba y Filipinas durante la guerra contra Estados Unidos.

Fue un magnífico orador y un hombre muy culto y ya en los primeros años del XX se le consideraba una de las mayores figuras de la política española. En 1902 dimitió Francisco Silvela, (líder del Partido Conservador tras el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo en 1897) y Maura fue elegido presidente del Partido Conservador. En 1902 fue nombrado ministro de Gobernación, puesto desde el cual promovió la convocatoria de una elecciones generales muy limpias. Y es que el fin del sistema del «caciquismo» y que las elecciones fueran limpias siempre fue una de sus prioridades. Entre noviembre de 1903 y diciembre de 1904 fue por primera vez presidente del Gobierno y prohibió el matrimonio civil que querían aprobar los liberales. También frenó las medidas de éstos contra la Iglesia en la enseñanza. En 1904 sobrevivió a un intento de asesinato en Barcelona por parte de un anarquista que intentó apuñalarle.
Silvela ca. 1879, cuando fue nombrado ministro de Gobernación en un gabinete presidido por Martínez Campos

Identificado con la Doctrina Social de la Iglesia
En 1907 se convirtió de nuevo en primer ministro de España. Su gobierno duró 2 años y en ellos llevo a cabo una gran labor legislativa identificada con la Doctrina Social de la Iglesia. Fundó el Instituto de Previsión Nacional, el primer origen de la Seguridad Social en España que aunque al principio cubría a un pequeño sector de trabajadores, fue el primer intento serio por mejorar las difíciles condiciones de los obreros en plena revolución industrial. Hizo leyes para mejorar las condiciones en las fábricas, entre otras mejoras sociales y promovió una reforma de la ley electoral. Llevó a cabo una política económica proteccionista en defensa de la industria nacional contra la competencia extranjera y promovió un fuerte programa de construcción naval para la Armada española. Aprobó duras leyes contra el terrorismo anarquista.

A partir del verano de 1909 España se vio envuelta en la Guerra del Rif cuando empezó la sublevación de los rifeños del norte del país contra la presencia española allí. A causa de los reclutamientos para ella (aunque, en realidad, esto solo fue una excusa), empezó la revuelta anarquista en Barcelona conocida como la «Semana Trágica» en la que ardieron casi 100 iglesias y murieron 110 personas.

La Guerra del Rif, también llamada la Segunda Guerra de Marruecos, fue un enfrentamiento originado por la sublevación de las tribus del Rif, una región montañosa del norte de Marruecos, contra las autoridades coloniales españolas y francesas.

De acuerdo con las peticiones de las propias autoridades barcelonesas, fueron detenidos numerosos dirigentes anarquistas y fusilados 5, entre ellos el ideólogo del terrorismo anarquista Francisco Ferrer Guardia. Esto motivó una durísima campaña antiespañola en Europa, movida por la masonería internacional, pues Ferrer Guardia era un masón de altísimo nivel. En París, Roma y Londres multitudes quemaron banderas españolas y atacaron consulados españoles, de acuerdo con la izquierda de esos países que acusaba a España de «inquisitorial» sacando a relucir los tópicos de la llamada «leyenda negra».

Lo más triste fue que a esta campaña internacional se acabaron uniendo en España los partidos revolucionarios como el PSOE e incluso el propio Partido Liberal, que exigieron al rey Alfonso XIII que prescindiera de Maura. Finalmente, aunque la situación estaba solucionada en Barcelona y el Ejército en Marruecos estaba ya en vías de derrotar a la guerrilla, el rey, cediendo a la presión internacional y de la izquierda, prescindió de Maura en octubre de 1909 y le sustituyó por el liberal (y masón), Segismundo Moret.

Este hecho causó un gran disgusto político y personal a Maura, que marcaría el resto de su vida política. Pasó a defender un sistema democrático en el que los partidos de izquierda fueran severamente controlados y aislados políticamente pues ya veía que con su radicalismo podían llevar a España a una guerra civil. Pero como vio que otros líderes conservadores como Eduardo Dato, (que en 1913 fue nombrado presidente del Gobierno por Alfonso XIII) no compartían esta visión, dimitió como líder del Partido Conservador en ese mismo año y fundó su propio partido.

Este partido o «movimiento» como él lo calificaba, ha sido descrito por los historiadores como «la primera fuerza del nacionalismo español moderno del siglo XX». El «maurismo» propugnaba una España semiautoritaria con fuertes inversiones sociales, tradicional, católica y antizquierdista. El maurismo recogía influencias del carlismo y de la nueva derecha radical francesa de Maurras. El maurismo buscaba una gran movilización social con grandes mitines y especialmente sus juventudes se mostraron extraordinariamente activistas. D. Antonio Maura fue el político preferido del entonces joven oficial Francisco Franco, como él mismo reconoció más tarde. A partir de 1913 Maura fue nombrado director de la Real Academia Española de la Lengua, cargo que ejerció hasta su muerte.

Algunos historiadores, españoles y extranjeros han llegado a decir que Maura podría haber sido «Mussolini antes que Mussolini» pero Maura no llegó tan lejos. En 1918 Maura volvió al Poder, al frente del llamado «Gobierno de Salvación Nacional» cuando Alfonso XIII confió en él, después de un gran bloqueo parlamentario que impedía formar gobierno. Este gobierno, con representantes de varios partidos, ente ellos el catalanista Francisco Cambó, gracias a la energía de Maura pudo aprobar numerosas leyes que estaban bloqueadas. No obstante, como a partir de 1918 Maura solo presidió gobiernos de coalición, no pudo aplicar el programa «maurista».

España consagrada a Cristo
En mayo de 1919 Maura promovió la Solemne Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, en el monumento del Cerro de los Ángeles de Madrid (30 de mayo), ceremonia presidida por Alfonso XIII y el gobierno en pleno. Este acto causó una gran polémica política pues los liberales y los partidos de izquierdas lo consideraron «un abierto desafío al liberalismo», pero Maura aguantó el desafío y consiguió que se llevara a cabo.

Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón

Aún volvería Maura a ser presidente una vez más entre agosto de 1921 y enero de 1922, justo después de la derrota colonial del ejército español en Annual (Marruecos). En esos meses consiguió impulsar la reconquista del territorio perdido por el Ejército en Marruecos aunque la oposición del resto de partidos le impidió llevar adelante el desembarco en Alhucemas, la ambiciosa operación que podía dar fin a la guerra (y que finalmente tendría lugar en 1925).

En septiembre de 1923 tuvo lugar el golpe de Estado del general don Miguel Primo de Rivera, que iba a gobernar España de forma autoritaria hasta 1930. Maura lo calificó de «hecho inevitable a causa de la desastrosa política liberal que nos ha llevado hasta aquí». De hecho, posteriormente se reunió con Primo de Rivera a quien aconsejó que reuniera unas Cortes corporativas, (o se a no formadas por representantes de partidos políticos sino en base a criterios profesionales) y que mantuviera un «dinamismo constante» pues «de lo contrario ocurriría como al ciclista que cuando deja de pedalear se cae». De hecho fueron muchos los mauristas que colaboraron con la Dictadura (como la llamaba el propio Primo de Rivera), formando parte de la Unión Patriótica, el partido oficial que la respaldaba o como miembros del Gobierno como el talentoso ministro de Hacienda D. José Calvo Sotelo, (años más tarde asesinado por la izquierda, en 1936).

Don Antonio Maura murió repentinamente de un infarto en la mañana del 13 de diciembre de 1925 en Torrelodones, cerca de Madrid en la finca de su amigo, el conde de los Andes, donde estaba pasando unos días, (curiosamente murió sólo un día más tarde que su gran enemigo Pablo Iglesias). La circunstancia concreta de su muerte fue extraordinaria y providencialmente llamativa. Cayó en brazos de su amigo y murió mientras bajaba las escaleras de la finca para ver el jardín con detenimiento.

Curiosamente el conde, escasos minutos antes, estaba leyendo la Sagrada Escritura mientras Maura se afeitaba y había dejado el libro abierto por el «Libro de la Sabiduría» en el pasaje que dice «Las almas de los justos están en manos de Dios y no les tocará el tormento de la muerte». A su funeral, en Madrid asistieron el rey, Primo de Rivera y miles de personas. Así falleció este gran estadista español, católico y patriota.

¿QUÉ SIGNIFICA LA BATALLA DE DARAA?

Thierry Meyssan cuestiona la narración que la prensa occidental y los medios de las monarquías difunden al mundo desde hace 7 años sobre el inicio de las hostilidades en Siria. El autor analiza los hechos en base a nuevos elementos que han salido a la luz pública desde aquel momento. Como toda ciencia, las ciencias políticas se acercan a la verdad cuando uno se interroga sobre conclusiones anteriores e integra nuevas observaciones al razonamiento sobre los hechos.


Los occidentales están viendo la batalla de Daraa como el símbolo del fracaso de lo que ellos apoyan. Esa interpretación es correcta, pero no en el sentido que ellos le dan. Es necesario retomar los acontecimientos que desataron las hostilidades.

A partir del 4 de febrero de 2011, una misteriosa cuenta de Facebook identificada como «Syrian Revolution 2011» llamó a realizar manifestaciones contra la República Árabe Siria todos los viernes, día de la gran plegaria musulmana. Utilizando única y exclusivamente símbolos sunitas, aunque decía expresarse en nombre de todos los sirios, esa cuenta de Facebook marcó la pauta de los acontecimientos durante varios años.

Según la televisión qatarí Al-Jazeera, 15 adolescentes, y posteriormente 8 de sus compañeros, fueron arrestados en Daraa el 16 de febrero de 2011 por haber pintado en las paredes consignas hostiles al presidente Asad. Aquellos adolescentes fueron supuestamente torturados y el responsable local de la seguridad habría insultado a sus padres. Hasta el día de hoy, aunque se confirmó que varios menores fueron detenidos durante algunas horas por la policía, nunca llegaron a demostrarse las torturas ni los insultos. Los vídeos y entrevistas divulgados por la prensa británica y estadounidense son ciertamente espantosos pero no tienen nada que ver con los reportajes qataríes originales, ni con lo que se comprobó en el lugar de los hechos.

El 22 de febrero del mismo año 2011, el senador estadounidense John McCain, también presidente de una de las ramas de la NED (la National Endowment for Democracy), uno de los servicios secretos de lo que se conoce como los «Cinco Ojos» está en Líbano. Allí pone en manos del diputado libanés Okab Sakr, seguidor del clan Hariri, el envío de armas a los grupos antigubernamentales que operan contra Siria. También visita la localidad libanesa de Ersal, donde decide implantar lo que será una base de retaguardia de los yijadistas.

El 15 de marzo, en Daraa, ciudad tradicionalmente favorable al partido Baaz, se produce una manifestación de funcionarios cuyos participantes presentan varios reclamos a los que el presidente y el gobierno sirio responden, el 17 de marzo, con la adopción de importantes medidas de carácter social.

También en Daraa tiene lugar, el viernes 18 de marzo, a la salida de la mezquita al-Omari, una manifestación islamista. Los participantes gritan «Alá, Siria, libertad». Pero ese reclamo no es la denuncia de una dictadura. La «libertad» que reclaman los manifestantes de la mezquita al-Omari es la «libertad» para aplicar la sharia, o sea la ley islámica correspondiente a la interpretación más literal del Corán. Durante esa manifestación varios policías y manifestantes son abatidos por disparos de origen desconocido. Lo más probable es que, como ya había sucedido en Venezuela, en Libia y en otros países, en Daraa hubo francotiradores encargados de disparar simultáneamente contra manifestantes y policías para crear una situación de guerra civil que debía justificar la intervención extranjera. A partir de ese momento, crece la violencia. El Palacio de Justicia y sus archivos son incendiados y un grupo de amotinados ataca, no lejos de la ciudad, una instalación de la inteligencia militar destinada a la vigilancia de las tropas israelíes presentes en el Golán ocupado.

El senador McCain reconoció posteriormente que estaba en contacto permanente con los cabecillas yijadistas —incluyendo los líderes del Emirato Islámico (Daesh)— y comparó la estrategia estadounidense contra Siria con la agresión de Estados Unidos contra Vietnam, o sea toda alianza es aceptable con tal de liquidar al enemigo. Ante la evidencia acusatoria de una grabación de sus conversaciones telefónicas, el libanés Okab Sakr reconoció haber supervisado el envío de armamento a los yijadistas que operaban contra Siria. Por su parte, el general saudita Anwar al-Eshki (negociador oficial de Arabia Saudita ante Israel) se jactó posteriormente de que Riad había enviado previamente armas a la mezquita al-Omari. Aunque fueron los únicos que se beneficiaron con aquellos hechos, los israelíes siguen negando su papel en el ataque contra el centro de la inteligencia militar siria encargado de vigilar la actividad militar israelí en el Golán ocupado.

Sea cual sea la interpretación que se haga de esos hechos, lo cierto es que están muy lejos de ser resultado de un movimiento popular y que son más bien fruto de una maniobra bien preparada y orquestada en la que estuvieron implicados en aquel momento al menos Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel.

Según la prensa occidental, la «caída» de la «cuna de la revolución» marca el fin de toda esperanza de «derrocar a Bashar al-Asad». Pero, ¿no sería más justo decir que la República Árabe Siria, su pueblo, su ejército y su presidente acaban de liberar la «cuna de la agresión externa»?

Saif al Islam Gadafi publica su programa para Libia.

Saif el Islam, en su antigua casa de Viena

Saif al Islam Gadafi acaba de publicar un folleto donde presenta sus puntos de vistas ante la posible organización de una elección presidencial en Libia.

En momentos en que no existe ninguna autoridad legítima en el país, cuatro personalidades que cuentan con el apoyo de los países que destruyeron el Estado libio se han comprometido a realizar elecciones legislativas y una elección presidencial, que tendrían lugar el 10 de diciembre de 2018.

Las tribus, que constituyen la base de la sociedad libia, se han pronunciado masivamente por la realización de elecciones, a condición de que los seguidores de Gadafi puedan participar en ellas, cosa que las potencias occidentales quieren impedir a toda costa. Es por eso que la Corte Penal Internacional sigue acusando a Saif al Islam Gadafi de diversos crímenes —basándose únicamente en recortes de periódicos de la prensa occidental— y mantiene en vigor contra él una orden internacional de arresto.

Varios sondeos de opinión realizados en Libia muestran que Saif al Islam Gadafi, segundo hijo del líder libio asesinado Muamar el Gadafi, es la personalidad más popular en su país con diferencia. Ya en tiempos de la Yamahiriya Árabe Libia, Saif al Islam Gadafi representaba a su padre y había mostrado verdadero talento como gobernante.

ANTE LA EXHUMACIÓN DE LOS RESTOS DEL CAUDILLO FRANCO.

Como afirma el más prestigioso historiador de las guerras modernas el inglés Antony Beevor: «la guerra civil española es uno de los pocos conflictos mundiales cuya historia la han escrito con mayor eficacia y mendacidad los perdedores que los vencedores. Las generaciones más jóvenes no pueden ni imaginar como era la vida en España desde Febrero de 1936». En esa fecha, un Frente Popular formado por totalitarios socialistas, comunistas y anarquistas y por separatistas golpistas, se hicieron con el poder a través de unas elecciones fraudulentas, y de inmediato desataron una ola de violencia, quema de iglesias y asesinatos de quienes no pensaban como ellos, paralizando la economía del país.

Sir Antony Beevor

El Socialista el periódico de mayor influencia escribiría: «estamos decididos a hacer en España lo mismo que se ha hecho en Rusia, y en cuanto hayamos fortalecido nuestras posiciones debemos ir mas allá». Ir mas allá (Beevor) significaba que la eliminación de los rivales políticos tenía la máxima prioridad desde el principio. El estalinista Largo Caballero era muy claro al respecto, «la revolución que queremos solo puede obtenerse por medio de la violencia». Lógicamente, la media España que totalitarios y separatistas querían someter y aplastar iba a resistirse a morir. A partir de marzo, un grupo de militares y civiles encabezados por el general Mola comienza a preparar un «movimiento nacional que evite la ruina y la desmembración de la Patria, que solo se desencadenará en caso de que la circunstancias lo hagan absolutamente necesario» (Salas Larrazábal).

El 12 de julio la policía republicana asesina al líder de la derecha José Calvo Sotelo, y el Gobierno en lugar de arrestar a los responsables detiene a gentes de la propia derecha. Franco, que hasta ese momento se habría mostrado contrario al alzamiento con gran irritación de los conjurados, decide unirse a él. «El gobierno de Madrid ha caído en manos de unos pistoleros», clamaría D. Miguel de Unamuno desde Salamanca, y uno de los padres intelectuales de la República. El levantamiento del 18 de Julio, no se realizó contra un gobierno legítimo como pretenden socialistas, comunistas y separatistas, sino contra un desgobierno revolucionario, decidido a acabar con la media España que no pensaba como ellos.

Estos hechos exhaustivamente investigados y estudiados durante mas de 70 años, están hoy fuera de toda duda razonable, excepto para el nuevo Frente Popular articulado alrededor de un botarate guerra civilista llamado Pedro Sánchez un apóstol de la mentira y del odio, dispuesto a reabrir las trincheras de 1936 y enfrentar a media España contra la otra media, imponiendo la perversa visión del Frente Popular. Y para empezar este miserable al que solo han apoyado el 15% de los españoles con derecho a voto, ha decidido exhumar los restos del general Franco, que consiguió contra todo pronóstico la victoria del alzamiento, tanto que Prieto visto lo extraordinariamente ventajoso del Gobierno en hombres y en medios, exclamaría: «Podría ascender hasta la esfera de lo legendario el valor de quienes se han alzado en armas contra la República, y aún así inevitablemente, inexorablemente, serían fatalmente vencidos». No conocía a Franco.

Pero Franco hizo más, muchísimo mas, sacó a España de su pobreza secular y creó una poderosa clase media, que la chusma política actual está destruyendoEn 1975 había situado a España como la octava potencia económica mundial, hoy la oligarquía política la ha hundido al puesto 16; la renta per cápita relativa a los 9 países que constituían la entonces la CEE llegó en 1975 a su máximo histórico el 83% de la media de estos nueve países, hoy se ha hundido hasta el 71%; la industria era el 36% del PIB hasta que los socialistas la destruyeron en 1986 con la llamada «reconversión industrial», y hoy es el 14% del PIB, y es que la casta política ha convertido España en un país de enchufados públicos, especuladores y camareros; Franco borró del mapa la palabra paro y hoy tenemos el segundo mayor de Europa; la enseñanza pública era la tercera mejor de Europa, hoy es una de las últimas; los hijos vivían no mejor sino mucho mejor que sus padres, hoy por primera vez en siglos viven peor, y lo malo está por llegar; la deuda pública era cero, hoy es el 133% del PIB, lo que será la ruina de las generaciones futuras, etc.

El que el pueblo español permita impasible, que unos indocumentados, miserables y guerra civilistas exhumen los restos de Franco del sitio que le corresponde por mérito propio, significa que este pueblo está perdido. Les van a aplastar a impuestos, nos van a inundar de inmigrantes musulmanes que quieren destruir nuestros valores y nuestra cultura, porque este cobarde de Sánchez que acaba de hacer el ridículo más absoluto en Europa como el chico de los recados de Merkel y Macron —ese «chico nuevo» le llamaría Juncker, Presidente de la Comisión Europea— ha aceptado convertir nuestra Patria en el gran campo de refugiados de Europa, ya que Alemania nos va a devolver los suyos. Una ignominia tan increíble y tan brutal, que no tiene precedentes en la historia.

Y es este miserable quien ha decidido exhumar los restos del general Franco. Y luego a la chusma de Podemos que quiere destruir España le ha ofrecido el control de los medios. Va a poner al frente de RTVE a un indocumentado que se oponía al 155, que odia a España, que es un estalinista totalitario y que insulta al Rey y elogia al nazi Torra y sus secuaces. En ningún país civilizado se ha visto nada parecido. Podemos exige también el control total de la Agencia EFE que es la principal agencia de noticias de España, cuyas noticias se difunden de forma automática en casi todos los medios de España, igual que Goebbels en la Alemania Nazi, y además el control de la Empresas Públicas por una chusma que seria incapaz de dirigir un puesto de pipas. Y el pueblo español sin reaccionar.

Pero aún es peor, al igual que en Febrero de 1936, el gobierno socialista decidió ignorar la Ley y la Constitución Republicana para garantizarse el apoyo de separatistas, anarquistas y comunistas, que como he explicado al principio llevaron la nación al caos y, como no podía ser de otra manera, nos metieron en la guerra civil, este miserable guerra civilista y felón, esta dispuesto a vulnerar la legalidad y la Constitución para excarcelar a los golpistas catalanes y pactar la ruptura de España con los nazis de la Generalitat y los traidores del PNV .

Decía el pastor protestante alemán Martin Niemöller «Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a por los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío. Cuando finalmente vinieron a por mí, no había nadie más que pudiera protestar». Hoy estos canallas frentepopulistas desentierran a Franco, y ustedes se callan; mañana aceptarán oleadas de inmigrantes que arruinarán, su vida, su cultura y su modo de vida, y ustedes callarán; mañana pactarán con separatistas y terroristas la ruptura de España, y ustedes seguirán callados; mañana habrán aniquilado política y económicamente a España, destruyendo sus vidas y su futuro y las vidas y el futuro de sus hijos, y para entonces será demasiado tarde.

LO QUE DONALD TRUMP ESTÁ PREPARANDO

Luego de observar las referencias históricas de Donald Trump (el compromiso constitucional de 1789, los ejemplos de Andrew Jackson y de Richard Nixon) y la manera de ver la política que profesan sus partidarios, Thierry Meyssan analiza los actos del presidente contra el actual imperialismo estadounidense. El objetivo de Trump no es volver a la situación anterior sino abandonar los intereses de la clase dirigente transnacional para desarrollar la economía nacional.

Al pie del helicóptero presidencial Marine One, Trump devuelve a un marine de la guardia de honor la gorra que la corriente de aire producida por el aparato había hecho volar de su cabeza.

El problema
En 1916, durante la 1GM, Lenin analizaba las razones que llevaron al enfrentamiento entre los imperios de su época. Escribió entonces El imperialismo, fase superior del capitalismo, donde precisaba su pensamiento en los siguientes términos:
«El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, en la que ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capitales, en la que ha comenzado el reparto del mundo entre los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes».
Los hechos han confirmado la lógica de concentración del capitalismo que Lenin describía. En un siglo, un nuevo imperio reemplazó a los anteriores: «América» (no confundir con el continente que lleva ese nombre). A golpe de fusiones y de compras de otras empresas, un grupo de transnacionales ha parido después una clase dirigente global que se reúne cada año en la localidad suiza de Davos. Esos personajes no están al servicio de los intereses del pueblo estadounidense y, por cierto, no son necesariamente estadounidenses sino que utilizan los medios del Estado federal estadounidense para maximizar sus propias ganancias.

Donald Trump fue electo presidente de Estados Unidos en base a su promesa de volver al estado anterior del capitalismo, el del «sueño americano» a través de la libre competencia. Aunque puede plantearse a priori, como Lenin, que ese retroceso es imposible, lo cierto es que el nuevo presidente ha optado por esa vía.

El núcleo del sistema capitalista imperial está expresado en la doctrina del Pentágono, concebida por el almirante Arthur Cebrowski. Según esa doctrina el mundo actual está dividido en dos. De un lado tenemos países desarrollados y estables, del otro países no integrados aún la globalización imperial y, por ende, condenados a la inestabilidad. Las fuerzas armadas de Estados Unidos tienen como misión destruir los Estados y las estructuras sociales de los países de las regiones no integradas a la globalización. Desde el año 2001 han venido destruyendo el «Medio Oriente ampliado» y ahora se disponen a hacer lo mismo en la «Cuenca del Caribe».

Los hechos demuestran que la manera de ver el mundo que tiene el Pentágono coincide con los conceptos enunciados por pensadores antiimperialistas como Immanuel Wallerstein, Giovanni Arrighi o Samir Amin.

El intento de solución
El objetivo de Donald Trump consiste al mismo tiempo en reinvertir los capitales transnacionales en la economía estadounidense y sacar el Pentágono y la CIA de su función imperialista actual para que vuelvan a dedicarse a la defensa nacional. Para lograr eso, Trump está obligado a retirarse de los tratados comerciales internacionales y a disolver las estructuras intergubernamentales que mantienen el orden anterior.

Deshacer los tratados comerciales internacionales

Desde los primeros días de su mandato, el presidente Trump sacó a Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico, que no estaba firmado aún. Ese tratado comercial estaba concebido como un plan estratégico para aislar a China.

Al no poder anular la firma de Estados Unidos en tratados ya en vigor, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Trump ha comenzado a desmantelarlos mediante la imposición de gravámenes aduanales que, sin violar su contenido, contradicen los objetivos de esos documentos.

Recomponer o disolver las estructuras intergubernamentales

Hemos demostrado repetidamente desde este sitio web que las Naciones Unidas han dejado de ser un foro por la paz para convertirse en un instrumento del imperialismo estadounidense mientras que algunos países miembros de la ONU siguen oponiendo resistencia en el seno de la organización. Así fue en el momento de la política soviética de la «silla vacía», durante la guerra de Corea, y así ha venido sucediendo nuevamente desde julio de 2012.

El presidente Trump ha atacado directamente las dos principales herramientas imperialistas en el seno de la ONU: las operaciones de mantenimiento de la paz (que tomaron el lugar de las misiones de observación inicialmente previstas en la Carta de la ONU) y el Consejo de Derechos Humanos de esa misma organización (órgano que no tiene actualmente otra función que justificar las guerras «humanitarias» de la OTAN). Lo ha hecho negando fondos al presupuesto de las operaciones de mantenimiento de la paz y sacando a Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos. Pero acaba de perder la elección del nuevo director de la Organización Internacional para las Migraciones, lo cual deja momentáneamente el campo libre al tráfico mundial de personas. El objetivo de Trump no es destruir la ONU sino redirigirla para volver a meterla en lo que fue su función inicial.

Trump acaba de torpedear el G7. Inicialmente previsto como un intercambio de puntos de vista entre los participantes, el G7 se había convertido desde 1994 en otra herramienta al servicio de la dominación imperial. En 2014, el G7 se convirtió en un instrumento anti-ruso, conforme a la naturaleza de la nueva estrategia de los anglosajones, tendiente a evitar una guerra mundial extendiendo el imperio hasta las fronteras de Rusia y aislando a esta última. En el G7 de Charlevoix, el presidente Trump se esforzó por mostrar a sus confundidos aliados que ya no los quiere como vasallos y que tendrán que arreglárselas solos.

Y finalmente, después de haber tratado de utilizar a Francia para dinamitar la Unión Europea, Trump se volvió hacia Italia enviando allí a Steve Bannon para crear un gobierno antisistema, con ayuda de varios bancos estadounidenses. Roma se ha aliado con otras 5 capitales en contra de la UE.

Reinvertir en la economía productiva

A través de diversas medidas fiscales y aduanales, raramente votadas por el Congreso y más frecuentemente implantadas por decreto, el presidente Trump está estimulando las grandes empresas de su país a repatriar sus fábricas. Esto se ha traducido de inmediato en una reactivación económica, prácticamente el único logro que la prensa reconoce a la gestión de Trump.

Sin embargo, está muy lejos de verse aún un retroceso del mundo de la finanza, que probablemente seguirá prosperando fuera de Estados Unidos y, por ende, absorbiendo las riquezas del resto del mundo.

Reorientar el Pentágono y la CIA

Esto es, evidentemente, lo más difícil. En el momento de su elección, Trump obtuvo los votos de los simples soldados y oficiales subalternos, no así los de los oficiales superiores y generales.

Donald Trump llegó a la política el 11 de septiembre de 2001. Inmediatamente cuestionó la versión oficial de los acontecimientos de aquel día. Luego expresó su sorpresa ante las contradicciones del discurso dominante: los presidentes Bush hijo y Obama dijeron querer eliminar los movimientos yijadistas, pero lo que se observó bajo sus respectivos mandatos fue una drástica multiplicación e incluso una globalización del yijadismo que culminó en la creación del Emirato Islámico —con pretensiones de Estado independiente— en Iraq y en Siria.

Es por esa razón que, desde que asumió sus funciones como presidente, Trump se rodeó de oficiales de reconocida autoridad en el seno de las fuerzas armadas estadounidenses. Esa era para él la única posibilidad de evitar un golpe de Estado militar y de imponer obediencia para realizar la reforma que quería emprender. Luego dio carta blanca a los militares en conjunto para todo lo concerniente a la táctica en el terreno. Además, aprovecha toda ocasión posible para reafirmar su apoyo a las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia.

Luego de cancelar la presencia permanente del jefe del Estado Mayor Conjunto y del director de la CIA en el Consejo de Seguridad Nacional, Trump ordenó poner fin al respaldo estadounidense a los yijadistas. Al-Qaeda y el Emirato Islámico (Daesh) comenzaron entonces a perder terreno. Esa política prosigue actualmente con el fin del apoyo estadounidense a los yijadistas presentes en el sur de Siria. Los yijadistas han dejado de ser verdaderos ejércitos privados y se han reducido al estado de grupos dispersos utilizados en determinadas acciones terroristas.

Siguiendo esa misma línea, Trump fingió al principio renunciar a la disolución de la OTAN a condición de que esta agregara a su función antirrusa una función antiterrorista. Pero ahora ha comenzado a mostrar a la OTAN que los privilegios que hoy tiene ese bloque militar no serán eternos, como pudo verse con la negativa de una visa estadounidense especial a un exsecretario general de la alianza atlántica. Lo más importante es que Trump ha comenzado a recortar la función antirrusa de la OTAN. Por ejemplo, está negociando con Moscú la anulación de los simulacros de guerra de la OTAN en el este de Europa. También está planteando una serie de actos administrativos que demuestran que los demás miembros de la OTAN se niegan a aportar a la defensa colectiva una contribución proporcional a sus verdaderos medios. Con ello se prepara para dinamitar la OTAN cuando lo juzgue posible.

Ese momento sólo llegará cuando la deconstrucción de las relaciones internacionales actuales alcance su estado óptimo tanto en Asia (Corea del Norte) como en el Medio Oriente ampliado (Palestina e Irán) y Europa (Unión Europea).

Fuente: http://www.voltairenet.org/article201762.html