DISTOPÍA

Una distopía​ o anti utopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma.​ El término, procedente del griego, fue creado como antónimo directo de utopía, término que a su vez fue acuñado por santo Tomás Moro y figura como el título de su obra más conocida, publicada en 1516, donde describe un modelo para una sociedad ideal con niveles mínimos de crimen, violencia y pobreza.

Las distopías a menudo se caracterizan por la deshumanización,​ los gobiernos tiránicos, los desastres ambientales​ u otras características asociadas con un declive cataclísmico en la sociedad. Las sociedades distópicas aparecen en muchas obras de ficción y representaciones artísticas, particularmente en historias ambientadas en el futuro. Algunos de los ejemplos más famosos son «1984» de George Orwell, «Un mundo feliz» de Aldous Huxley y «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury. Las sociedades distópicas aparecen en muchos subgéneros de ficción y a menudo se utilizan para llamar la atención sobre la sociedad, el medio ambiente, la política y la economía, religión, psicología, ética, ciencia o tecnología. Algunos autores usan el término para referirse a sociedades existentes, muchas de las cuales son o han sido estados totalitarios o sociedades en un estado avanzado de colapso.

El miedo al fin del mundo acompaña al ser humano desde el principio de los tiempos. Eso, como decía Kundera, no significa que debamos desdeñarlo: más bien al revés. De las amenazas a la privacidad y la regresión democrática al temor frente al cambio climático, los relatos sobre la catástrofe proyectan nuestros miedos, sirven de advertencia y nos hacen más escépticos. En este documento analizamos el imaginario de las distopías y reflexionamos acerca de lo que dicen sobre nosotros y nuestro mundo.

Algunos estudiosos, como Gregory Claeys y Lyman Tower Sargent, hacen ciertas distinciones entre sinónimos típicos de distopías. Por ejemplo, Claeys y Sargent definen las distopías literarias como sociedades imaginadas como sustancialmente peores que la sociedad en la que escribe el autor, mientras que las anti utopías funcionan como críticas a los intentos de implementar varios conceptos de utopía.​ En su Dystopia: A Natural History (Oxford University Press, 2017), Claeys ofrece un enfoque más matizado e histórico de estas definiciones. Aquí la tradición se remonta desde las primeras reacciones a la Revolución francesa. Se destaca su carácter comúnmente anticolectivista y también se traza la adición de otros temas (los peligros de la ciencia y la tecnología, la desigualdad social, la dictadura corporativa o la guerra nuclear).

Historia
Se atribuye la primera utilización documentada del término «distopía» a John Stuart Mill, en un discurso de una intervención parlamentaria en 1868.​ Si bien el término distopía estuvo relegado del Diccionario de la Real Academia Española fue añadido por uno de sus académicos quién describe la distopía como:
«(...) representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral». 
La distopía de El jardín de las delicias realizada por el pintor El Bosco

Consensualmente, se tiene a las obras: «Un mundo feliz» de Aldous Huxley, «1984» de George Orwell y «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury como la trilogía fundacional del género distópico. Si bien existieron obras catalogadas como distópicas con anterioridad destacando Nosotros de Zamiatin (1924) y la película Metrópolis basada en una novela del mismo nombre de Thea von Harbou (1926).

La separación de los términos de utopía y distopía sucede entre los siglos XVIII y XX, con uno de los elementos que caracteriza a la distopía: el ataque a los defectos de la sociedad. En 1726, Jonathan Swift escribe una novela en una mezcla utópica de sátira y parodia a la sociedad llamada Los viajes de Gulliver, utilizando recursos narrativos de la novela de viajes. En 1741, Ludvig Holberg en su Viaje al mundo subterráneo introduciría a un viajero al centro de la tierra.

Temática y uso
Para retratar los males de una sociedad ficticia, las distopías se caracterizan por:
  1. Poseer una naturaleza real: ya que tienen un fundamento real para reflejar su trama.
  2. Poseer una naturaleza irreal: utópica para describir estados sociales y/o políticos ilusorios e imaginados.
La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables. Surgen como obras de advertencia, o como sátiras, que muestran las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos.

Las distopías guardan mucha relación con la época y el contexto socio-político en que se conciben. Por ejemplo, algunas distopías de la primera mitad del siglo XX o a mediados de siglo advertían de los peligros del socialismo de Estado, de la mediocridad generalizada, del control social, de la evolución de las democracias liberales hacia sociedades totalitarias, del consumismo y el aislamiento. Ejemplos de ello son: «Nosotros» de Yevgueni Zamiatin, «Señor del mundo» de Robert Hugh Benson, «1984» de George Orwell, «Mercaderes del espacio» de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, «Un mundo feliz» de Aldous Huxley y «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury).

El Gran Hermano te vigila, de 1984

Otras más recientes son obras de ciencia ficción ambientadas en un futuro cercano y etiquetadas como ciberpunk, que utilizan una ambientación distópica en que el mundo se encuentra coercitivamente dominado por las grandes transnacionales capitalistas con altos grados de sofisticación tecnológica y carácter represivo. Un ejemplo de este tipo de novelas es Snow Crash (1992) de Neal Stephenson, Traición (2005) del autor estadounidense Scott Westerfeld o La chica mecánica (2009) del escritor Paolo Bacigalupi. Dentro de la ficción española, tiene ambiente retrofuturista y distópico La ciudad del Gran Rey de Óscar Esquivias.

Otras distopías son presentadas como utopías en su visión superficial, pero a medida que los personajes se adentran en la misma descubren que el aparente mundo utópico mantiene ocultas características propias de las distopías que resultan indispensables para su funcionamiento. Estas distopías suelen estar pensadas para advertir sobre los riesgos de la manipulación mediática o política.

Política
Las distopías políticas como «1984» de George Orwell, publicada en 1949, versan sobre los peligros del totalitarismo, ésta en particular ponía su énfasis en el régimen de Estalin, pero si bien no se publicó con la intención de que fuese catalogado como ciencia ficción, terminó siendo un clásico del género.​ En esta subdivisión también se puede agregar «Nosotros» de Yevgueni Zamiatin, publicada en 1921, novela que critica claramente el régimen soviético y se cree que además puede hacer referencia al fascismo de Mussolini.

Opuesto a ello se encuentra Los desposeídos de Ursula K. Le Guin, publicada en 1974, que describe un mundo anarquista llamado Anarres en oposición al mundo capitalista de Urras.​ Es preciso señalar que, contrariamente a como se afirma en varios ámbitos, la distopía no es una predicción política, sino una sátira del presente.

Ursula K. Le Guin en 2008

El control social puede verse en La fe de nuestros padres de Philip K. Dick, una historia corta publicada en 1967, en la que se describen drogas alucinógenas diluidas en el agua para mantener a los ciudadanos bajo el dominio extraterrestre.

El conocimiento de los individuos en las distopías puede ser mediante espionaje o por medio de un control tan riguroso que el Estado lo controla mediante el sistema. Los espías son predominantes en «1984», con telepantallas que dan los comunicados y además, transmiten hasta el más mínimo detalle de los hogares. En «Nosotros» en cambio, los edificios son transparentes, los números se convierten en una regla social y canon de belleza, lo asimétrico será feo y los sueños serán considerados una enfermedad. Así, se les otorga a los ciudadanos un horario para cumplir, incluyendo para mantener relaciones sexuales.​

Tecnológica o científica
Un mundo feliz de Aldous Huxley, publicado en 1932, describe un mundo de castas en función de la genética y trata el tema de la eugenesia en profundidad. Así trata temas como la manipulación de embriones para crear una sociedad conformista.

La pianola de Kurt Vonnegut, publicada en 1952, relata la automatización de la sociedad, donde los ingenieros han sido elevados al nivel más alto de la misma, y los hombres han quedado rezagados por las máquinas.​

Steins;Gate de 5pb., Manga basado en un videojuego que narra la historia de un grupo de amigos que logran crear una máquina capaz de enviar mensajes al pasado, los cuales terminan siendo perseguidos por una organización (SERN basados en CERN) que pretende apoderarse de la Máquina del tiempo. No pasa mucho tiempo antes de que se enteren de que el futuro está regido por SERN, que gobierna una distopía en la que los humanos son esclavizados.

La historia gira en torno a Rintaro Okabe que, junto a sus amigos Mayuri Shiina e Itaru Hashida, descubre que ha creado por accidente una máquina capaz de enviar mensajes al pasado. Mientras investigan este fenómeno, se topan con la joven y prodigiosa Kurisu Makise, y juntos descubren la verdad tras una conspiración mundial llevada por una organización secreta.

La serie de televisión británica Black Mirror advierte sobre los efectos indeseados que la tecnología puede generar en la vida humana en un futuro cercano tomando como base la forma en que los usuarios interactúan con los dispositivos tecnológicos actuales. El género distópico se ve reflejado claramente en cada uno de sus capítulos, que no guardan relación de continuidad entre sí.

Humorísticas o satíricas
Mercaderes del espacio (1953) y su continuación, La guerra de los mercaderes, de Frederik Pohl y Cyril Kornbluth describen un mundo absurdo dominado por las corporaciones y sus publicidades. O Limbo de Bernard Wolfe, publicada en 1952 como reflejo de la Guerra Fría.

De género
También existen distopías de corte feminista o liberador, como El cuento de la criada de Margaret Atwood,​ publicado en 1985, tratando una sociedad bajo un régimen teocrático y conservador, con la mujer teniendo como único valor sus ovarios y siendo relegada a un segundo plano. O Lengua materna y La rosa de Judas de Suzette Haden Elgin teniendo la lingüística un papel muy importante.​ Aun anterior a éstas es Swastika Night de Katharine Burdekin, publicada en 1937 bajo el seudónimo de Murray Constantine, con un fascismo predominante donde Hitler es venerado como un dios, los judíos han sido erradicados y los japoneses son la única potencia restante. Pero por sobre todo prevalece un culto a la masculinidad y la marginación femenina, ha sido uno de los libros «pioneros en crítica feminista».

Suzette Haden Elgin, nacida Patricia Anne Suzette Wilkins (1936–2015) fue una poeta y escritora de ciencia-ficción estadounidense, lingüista de profesión y feminista convencida. Fundó la Science Fiction Poetry Association y se la considera una figura relevante en el campo de los lenguajes construidos para la ciencia-ficción con su trilogía Native Tongue.​

Ecológicas
Las catástrofes ecológicas pueden ser presentadas como parte de la trama o como un elemento central, y es una de las subdivisiones más utilizadas de las distopías. Como elemento central se encuentra en títulos como Más verde de lo que creéis de Ward Moore, o La muerte de la hierba de John Christopher.​

En Todos sobre Zanzíbar de John Brunner, publicado en 1968, enfrenta el tema de la contaminación y la superpoblación donde las personas pagan por estar un tiempo a solas. Unos años antes ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! de Harry Harrison, publicado en 1966, relata temas sobre la sobrepoblación, la hambruna y presenta a la humanidad reciclando los cadáveres humanos para obtener alimento.

J. G. Ballard crearía una trilogía de libros con El mundo sumergido (1962), La sequía (1964) y El mundo de cristal (1966) abordando las catástrofes consecuencia del abuso tecnológico e ignorancia ambiental, tratando temas como el agujero de la capa de ozono, la polución en el agua, la aniquilación de vegetales y animales.

Espaciales o que implican civilizaciones exteriores
Existe un nuevo género distópico basado en la lucha entre civilizaciones. El autor Cixin Liu ha popularizado una trilogía que comienza con El problema de los tres cuerpos, seguida de El bosque oscuro y El fin de la muerte. El argumento principal es la lucha de una humanidad distópica desde los años sesenta del siglo XX hasta más allá del S. XXIII.

Esta sociedad oscura y deprimida recuerda mucho a las de las distopías tecnológicas o científicas, aunque la componente adicional de civilizaciones extraterrestres y los viajes por el espacio expanden aún más la visión pesimista del ser humano y lo lleva a nuevas dimensiones a niveles psicológicos y sociales.

Liu Cixin (1963), es un escritor chino de ciencia ficción, ganador en nueve oportunidades del premio Galaxy y una vez del premio Xingyun (Nébula),​ y está considerado como uno de los más prolíficos y reconocidos escritores del género en China.​ Antes de ganar fama como escritor, trabajaba como ingeniero en una central eléctrica en Yangquan, provincia de Shanxi. Liu creó un nuevo tema clásico en la ciencia ficción china,​ y sus escritos están enfocados principalmente en el rol de China en un mundo futuro.

NUBE INTERESTELAR LOCAL

Nube Interestelar Local es una nebulosa de unos 30 años luz de diámetro a través de la cual se está moviendo actualmente nuestro sistema solar. El sistema solar entró en la Nube Interestelar Local hace entre 44.000 y 150.000 años y permanecerá en ella 10.000 o 20.000 años más. La nube tiene una temperatura (en condiciones estándar) de 6000 ºC, algo más de la temperatura que tiene la superficie del Sol. Tiene una densidad extremadamente baja, 0,26 átomos por centímetro cúbico, aproximadamente una quinta parte de la del medio interestelar galáctico y el doble que la del gas de la Burbuja Local. En comparación, la atmósfera terrestre en condiciones estándar tiene 2,7 × 1019 moléculas por centímetro cúbico.

La nube se formó a partir de la unión de la Burbuja Local y la Burbuja Loop I. El Sol, junto a estrellas como Alfa Centauri, Vega, Arturo y Fomalhaut, está inmerso dentro de la Nube Interestelar Local.

La dirección del movimiento de las distintas nubes de gas se representa con flechas


ARCTURUS, LA ESTRELLA DORADA

Durante los meses de primavera, verano y hasta otoño se pasea por lo más alto del cielo la magnífica estrella Arcturo, Alfa del Boyero (Bootes). No hace falta buscar mucho, con solo empinar la cabeza aparece inconfundible en la prolongación de la cola de la Osa Mayor, que también se mueve alta en estas fechas desde primeras horas de la noche, pues como dice la tradición, «cuando la Osa torna el rabo, o es primavera o es día claro».

Debido a su carácter circumpolar fue bastante popular en la antigüedad. Arcturus es uno de los pocos astros que aparecen citados en las obras griegas de la época homérica. En la Odisea es la estrella que guía a Ulises y también aparece en los Trabajos y los días de Hesíodo. Sin embargo, la primera mención a la constelación entera la hace Arato en los Fenómenos: «Detrás de Hélice (que así se llamaba también a la Osa Mayor) evoluciona, parecido a un conductor, Artofílace, a quien los hombres dan el sobrenombre de Boyero». También Arato nos cuenta que esta estrella era utilizada para predecir el estado de la mar: «Y uno, encima de su nave, podría prever el invierno, estación de la mar gruesa, con sólo prestar atención al formidable Arturo o a cualquiera de las otras estrellas que surgen del Océano, bien entre dos luces o bien en las primeras horas de la noche». Los árabes le llamaban «El lancero» o «La que mantiene el cielo». Otros le hacen derivar del céltico «Atva» que significaría «Aquel que es fuerte como una piedra o una roca» o del galés «arth» (proveniente de «art», que significa oso, y de ahí Art-ur que daría «hombre-oso». Pero el origen más aceptado es el griego, de arkt-ouros, «la cola de la Osa» por encontrase esta estrella en la prolongación de su cola. Y para terminar otros le dan el significado que tiene la entera constelación del Boyero, y Arturo también sería el Guardián de la Osa, Arctós en griego. De aquí deriva Árctico, para el océano y la zona más septentrional de la Tierra. (Y donde abundan los osos).

Carta celeste de la constelación del Boyero en la que aparecen sus principales estrellas

Constelación Bootes

Tamaño de Arturo en comparación con el Sol

Arcturo es una de las estrellas más brillantes del cielo. Vale la pena observarla con el telescopio o unos prismáticos. Se mostrará como un potente y deslumbrante foco luminoso de color oro viejo, un tono entre amarillo y anaranjado ¡Todo un espectáculo de luz y color! Este brillo se justifica por su relativa cercanía, está a 36 años-luz, y por su tamaño. Su temperatura superficial, aunque lleve camino de convertirse en una fría y gigante estrella roja todavía es importante, unos 4.300 grados. En conjunto brilla más que cien soles. Si estuviera a la distancia de nuestro Sol ofrecería en el cielo un tamaño de 15 grados, algo parecido al que ocupa la mano extendida hacia el cielo o lo que es igual, el espacio que vemos recorrer el sol en una hora. Ni que decir tiene que la vida en la Tierra sería imposible con este sol y hasta en Neptuno el calor sería insoportable. A la vista de datos como estos todo parece indicar que estamos en el lugar exacto y en el momento más oportuno. El Sol, que pesa lo mismo que esta estrella, evolucionará hasta convertirse en algo similar a Arcturo. Pero no hay que preocuparse, todavía faltan cinco mil millones de años.

EL FASCISMO QUE NO EXISTE

El uso vago, abusivo e indiscriminado del lenguaje es habitual en el discurso político, y actualmente está más omnipresente que nunca. En las últimas décadas, uno de los términos más populares de abuso político ha sido «fascista». La práctica del mal uso de esta palabra alcanzó rápidamente cotas de histeria durante la candidatura presidencial de Donald Trump, en 2016. Su uso se ha vuelto tan indiscriminado que algunos se quejan de que la palabra ha perdido cualquier significado preciso, salvo el de desaprobación.

«Fascista» es especialmente útil como peyorativo polivalente porque el término carece de un significado inherentemente claro, por muy amplio que sea, al igual que otras palabras comunes como «progresista», «conservador» o «socialista». El término derivó inicialmente del símbolo de las fasces de la antigua República romana, que significaba «unión» o «haz» y que, a principios del siglo XX, era un apelativo común para varios grupos radicales italianos diferentes, al principio más a la izquierda que a la derecha. El ultranacionalista Fasci italiani di combattimento, fundado en 1919, se transformó en un movimiento de masas y dos años después se rebautizó como Partito Nacional Fascista. Sus miembros eran los fascistas originales. El adjetivo fue aplicado entonces, de forma generalizada, por amigos y enemigos a la dictadura, que duró dieciocho años, de Benito Mussolini (1925-1943).

Los Fasci italiani di combattimento (literalmente, fasces italianos de combate) fueron una organización política fascista italiana creada por Benito Mussolini en Milán el 23 de marzo de 1919. Esta organización sería el núcleo del futuro Partido Nacional Fascista de Mussolini.

El término fue adoptado por primera vez como peyorativo político general por la Internacional Comunista en 1921 y, posteriormente, los propagandistas comunistas lo aplicaron en numerosas variantes a todo tipo de grupos —«liberal-fascista», «conservador-fascista», etc.—, así como a los fascistas italianos. Cuando el nacionalismo autoritario empezó a florecer en muchos países europeos durante la Gran Depresión, los comentaristas y analistas serios empezaron a extender el término también a los nacionalistas radicales de derecha y autoritarios de diversos tipos, algunos más, otros menos, similares a los fascistas italianos.

El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán nunca se llamó a sí mismo, ni al régimen de doce años de Hitler, «fascista», pues prefería no ser confundido con los italianos. Sin embargo, a partir de 1933, cuando la gente decía «fascista», cada vez más quería decir «nazi», y esta implicación se hizo común durante la 2GM. Y ha persistido.

A finales del siglo XX, los historiadores tendían a concluir que, a efectos de análisis comparativo, se podía identificar un «fascismo genérico» en Europa durante la generación 1920-1945, aunque las expresiones individuales de esta tendencia variaran ampliamente. Lo que hacía distintivo al fascismo genérico no era ni la dictadura ni la violencia —ambas más características y extremas en la Unión Soviética—, sino su énfasis en el objetivo cultural y moral de una «revolución antropológica». En Alemania esto adoptó una forma racial, pero todos los movimientos fascistas hicieron hincapié en la creación de un «hombre nuevo» que viviría por el espíritu y la voluntad más que por la razón: vigoroso, audaz, valiente, listo para el combate y firmemente leal a la nación y al líder. Los fascistas rechazaban el materialismo y el igualitarismo en favor de las doctrinas del vitalismo, el nacionalismo y la primacía de la fuerza de voluntad. El otro rasgo más distintivo era una doctrina «terapéutica» de la violencia, que sostenía que la violencia del tipo adecuado podía ser un bien moral positivo que fomentaba la valentía, el sacrificio de uno mismo, la lealtad y la autodisciplina. Doctrinalmente, este era el aspecto clave en el que el fascismo iba más allá del comunismo al rechazar el orden cultural y moral.

La agresiva expansión militar de las potencias fascistas las condenó a la destrucción total en 1945, y el Holocausto de Hitler desacreditó tanto el nacionalismo extremo en los países occidentales que la ideología fascista nunca pudo revivir con éxito. Se disolvió en una era de materialismo, hedonismo, democratización parcial e igualitarismo radical.

Sin embargo, el término nunca muere, ya que el sonido sibilino y siniestro de la palabra, junto con su propia indeterminación de significado, lo hace ideal como peyorativo indiscriminado, en particular con respecto al lado más derechista o conservador de la política, y aún más con todo lo que se refiere, aunque sea vagamente, al nacionalismo o a una autoridad más tradicional. Un análisis objetivo de la expresión política contemporánea en el Occidente actual podría concluir fácilmente que, en cuanto al uso de la violencia y la búsqueda de una revolución antropológica antitradicional, el término podría aplicarse más fácilmente a la izquierda que a la derecha del espectro político.

Sea cual sea el uso, hoy en día no tiene casi nada que ver con el fascismo histórico, que presentaba características específicas de una época anterior. Debido a un profundo proceso de cambio histórico, su equivalencia directa es imposible de revivir. Aparecen auténticos grupos neofascistas, pero carecen de apoyo y se debilitan con cada década. Una regla general válida es que cuanto más importante es un grupo extremista, menos verdaderamente neofascista es. A la inversa, cuanto más genuinamente neofascista, menos importante.

La palabra «F» se ha convertido en un epíteto tan popular en parte porque su asociación con Hitler y el Holocausto le confiere un poder imprecatorio especial. Denota algo no solo malo o violento, sino sumamente demoníaco. Esto le confiere una especie de fuerza metafísica o espiritual de la que carece cualquier término equivalente, y es tanto más útil en el siglo XXI a medida que la política progresista adopta cada vez más un tono redentor y salvífico, como una especie de religión sustitutiva.

Aunque el fascismo prácticamente ha desaparecido, el antifascismo no. Un antifascismo sin fascismo permite crear o imaginar exactamente el tipo de enemigo, uno que de hecho no existe. Esto tiene la utilidad adicional de parecer que justifica la apelación a la violencia y la adopción de tácticas cada vez más agresivas, que imponen un poder cada vez más centralizado y unos términos de censura, y obtienen objetivos menos fáciles de alcanzar mediante el discurso y el análisis racionales. No hay forma más sencilla y fácil de estigmatizar y de afirmar verbalmente el poder sobre el adversario.

¡¡¡Antifascismo es comunismo!!!

Esta tendencia retórica representa la fase actual y posiblemente culminante de una corriente creciente en la cultura y la política occidentales desde la década de 1950, que se analiza mejor en el nuevo libro de Paul Gottfried, Antifascism: The Course of a Crusade [Antifascismo: el rumbo de una cruzada], que saldrá a la venta muy pronto.

Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

CHICHÉN ITZÁ

Chichén Itzá es uno de los principales enclaves arqueológicos de la península de Yucatán, en México. Está ubicado en el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán. Consistió en una ciudad​ o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación. Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, las edificaciones principales que ahí perduran corresponden al periodo denominado clásico tardío o posclásico temprano (800-1100 d. C.).

El 7 de julio de 2007, el Templo de Kukulcán, ubicado en Chichén Itzá, fue reconocido como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno. La arquitectura monumental que ha llegado hasta nuestros días, que es emblemática del yacimiento, tiene una clara influencia tolteca. El dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulkán, representación maya de Quetzalcóatl, dios tomado del panteón de la cultura tolteca.

Templo de Kukulkán en la zona arqueológica de Chichén Itzá

Toponimia
En idioma maya, Chichén Itzá significa «boca del pozo de los itzaes», haciendo referencia al Cenote Sagrado, el gran pozo natural que los habitantes de la región consideraban una de las entradas principales al inframundo, sede de importantes dioses, como los de la lluvia. Además, el nombre del sitio alude a los itzaes, poderosos señores mítico-históricos de la ciudad durante la época de su crecimiento y apogeo.

Su nombre deriva de las palabras mayas chi ‘boca’, che'en ‘pozo’, itz ‘mago o brujo’ y ‘agua’. Al unir las palabras se obtiene ‘la boca del pozo de los brujos del agua’ o ‘en la orilla del pozo de los brujos de agua’.​ O bien del huasteco ch'iich'en ‘en estado/apariencia de pájaro’, o también del huasteco itzam ‘serpiente’, ‘serpiente emplumada’.

Historia
Chichén Itzá fue fundada hacia el año 500 d.C., durante «la primera bajada o bajada pequeña del oriente» que refieren las crónicas, por los chanes de Bacalar (que después se llamaron itzá y más tarde cocomes).

Habiendo establecido los clanes la capital de su gobierno en Chichén Itzá en la época señalada, provenientes de Bacalar, continuaron su trayecto de oriente a poniente en la península de Yucatán, al cabo del cual fundarían también otras ciudades importantes como Ek Balam, Izamal, Motul, T'Hó, la actual Mérida de Yucatán, y Champotón.

Ya hacia el final del período clásico tardío, Chichén se convirtió en uno de los más importantes centros políticos de las tierras del Mayab. Para el principio del posclásico (desde el año 900 hasta el 1500), la ciudad se había consolidado como principal centro de poder en la península yucateca.

Zona central del yacimiento arqueológico de Chichén Itzá

De acuerdo con la evidencia disponible, es posible que muchas de las construcciones principales de la ciudad hayan sido destruidas y reconstruidas más tarde. Se puede decir que el declive de Chichén Itzá se dio en un contexto de violencia, que condujo a la pérdida de la hegemonía Chichén Itzá en el Mayab.

Se formó la Liga de Mayapán, que fue una unión de casas sacerdotales de la península, entre las que las más importantes eran Uxmal, Mayapán y Chichén Itzá. Sin embargo esta liga fue destruida por un desacuerdo entre los caciques que llevó a una declaración de guerra de uno de ellos, Hunac Ceel, quien se proclamó Jalach uinic de Mayapán. Esto originó la ruptura con los itzáes, quienes perdieron el conflicto y debieron eventualmente huir en el año 1194 d.C. y refugiarse en el Petén, de donde habían venido originalmente hacía casi diez siglos.

A diferencia del inicio, cuando Chichén fue fundada, en que los mayas venidos de oriente buscaban la paz y el desarrollo de su pueblo estableciéndose en el Mayab (Yucatán) —nombre que tenía la región toda antes de la llegada de los españoles—, al final, 1000 años después, la propia región se había convertido en lugar de pugnas y de luchas. En la caída, la élite estaba formada por guerreros, sacerdotes y comerciantes que gobernaban Chichén Itzá. Ellos habían introducido el culto al dios Kukulcán. Habían levantado impresionantes construcciones con taludes y muros verticales y representaciones del dios pájaro-serpiente que vino del Cielo. En el proceso de decadencia el militarismo fue el fundamento indudable de esta cultura. Esto se hace evidente en el monumento llamado Plataforma de las Calaveras, donde exhibían, clavados en estacas, los cráneos de cientos de enemigos.

El Templo de Kukulcán fotografiado por Teobert Maler en 1892

Chichén Itzá conservaba su fama de sitio sagrado en la época de la conquista, y aún acudían a la antigua capital de los itzáes peregrinos mayas a realizar rituales en el Cenote Sagrado, en el Castillo y el Osario. Por la importancia de Chichén Itzá, Francisco de Montejo llegó a plantear establecer ahí la capital de la provincia de Yucatán, aunque la idea no prosperó. Los cronistas de la época, como fray Diego de Landa, quedaron impresionados por las dimensiones de Chichén Itzá y por sus bien conservadas construcciones.

Chichén Itzá

Arquitectura
Las edificaciones de Chichén Itzá muestran un gran número de elementos arquitectónicos e iconográficos que algunos historiadores han querido llamar mexicanizados.​ Lo cierto es que es visible la influencia de las culturas provenientes del altiplano mexicano, y la mezcla con el estilo Puuc, proveniente de la zona alta de la península, de la arquitectura clásica maya. La presencia de estos elementos procedentes de las culturas del altiplano fue interpretada hasta hace algunos años como producto de una migración masiva o conquista de la ciudad maya por parte de grupos toltecas. Sin embargo, estudios más recientes​ sugieren que pudieron haber sido la expresión cultural de un sistema político muy extendido y prestigioso durante el posclásico temprano en toda Mesoamérica.

Vista aérea de las edificaciones de Chichén Itzá con influencia de las culturas provenientes del altiplano mexicano, y la mezcla con el estilo Puuc.

El Castillo y el descenso de Kukulcán
Los múltiples y monumentales edificios de la explanada de Chichén Itzá están presididos por la Pirámide de Kukulcán, llamada por muchos «el Castillo», uno de los edificios paradigmáticos de la arquitectura maya. Es una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma rectangular de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Cada lado de la pirámide tiene una gran escalinata, 91 escalones por lado y uno más que conduce al templo superior, dando 365 escalones, uno por día del año. Balaustradas de piedra flanquean cada escalera, y en la base de la escalinata norte se asientan dos colosales cabezas de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulcán. Es en estas escalinatas, y muy particularmente en sus pretiles o balaustradas, donde se proyectan alrededor del día equinoccial las sombras de las aristas de las plataformas o basamentos superpuestos que integran el gran edificio, configurándose así la imagen del cuerpo de la serpiente, que al paso de las horas parece moverse descendiendo y rematando en la mencionada cabeza pétrea situada en la base inferior de la escalinata.

Es una opinión común que este juego de luz y sombra representa la «bajada» de Kukulcán a la tierra, como quisieron los mayas simbolizar el mandato superior de acudir a la labor agrícola, ante la inminencia de la llegada de las lluvias, al concluir el mes de marzo en que se inicia la temporada de siembra de la milpa en la región.​ También se ha propuesto que el fenómeno refleja la relación entre el conocimiento astronómico, la arquitectura y el trabajo agrícola.

Sin embargo, las orientaciones astronómicas, que evidentemente tenían tanto el significado ritual como la utilidad práctica relacionada con el ciclo agrícola, están plasmadas en muchos edificios, tanto en Chichén Itzá​ como en otros sitios.​ Asimismo se ha demostrado que las orientaciones que registren los equinoccios astronómicos son prácticamente inexistentes en la arquitectura maya​ y que el fenómeno del Castillo de Chichén Itzá puede observarse durante varias semanas, sin que los pequeños cambios permitan determinar los equinoccios o cualquier otra fecha, por lo que resulta poco probable que haya sido planificado por los mayas.

Formación de siete triángulos isósceles de luz en la escalera NNE simulando el cuerpo de una serpiente durante los atardeceres equinocciales, los rayos de luz penetran por la esquina nor-poniente de los basamentos de la fachada ONO.

En 1997, las Universidades de Minnesota y San Francisco realizaron estudios con radares en la zona que permitieron el descubrimiento de un cenote oculto bajo la pirámide de El Castillo de Chichén Itzá. En 2015, el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México realizó resonancias magnéticas que permitieron representar gráficamente al cenote, ocho metros oculto bajo la pirámide. En 2017, el equipo de investigación del Gran Acuífero Maya inició exploraciones en cuevas cercanas para descubrir una entrada a este cuerpo de agua. Sin embargo, la entrada estaba bloqueada por piedras que probablemente fueron colocadas ahí intencionalmente. Se cree que este cenote se mantuvo oculto por representar el centro del mundo.

Cenote sagrado
Es un cenote a cielo abierto de 60 m de diámetro, con paredes verticales de aproximadamente 15 m del nivel de altura del acceso a la superficie del agua y de 13 m de profundidad, que es aproximadamente el primer piso freático en esa zona de la península de Yucatán. El cenote sagrado de Chichén Itzá era y es considerado uno de los más importantes lugares de peregrinación de la cultura maya,​ y a él peregrinaban personas de lugares muy distantes de Centroamérica, como Piedras Negras.

A principios del siglo XX d.C. un cónsul estadounidense, Edward Herbert Thompson (1857-1935), se enteró de leyendas en las que se describía el sacrificio de doncellas ricamente ataviadas en el cenote, así que compró la propiedad en donde se encuentra, dragó el cenote y extrajo numerosos objetos que envió a su país, vendiéndolos, principalmente al Museo Peabody de Massachusetts.

Vista del cenote sagrado

En 1926, el Gobierno mexicano expropió los terrenos donde se encontraba la entonces «Hacienda Chichén» y demandó a Thompson, acusándolo de haberse apropiado de manera ilegal del patrimonio. El litigio se prolongó hasta 1945, año en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en favor del estadounidense, dictaminando que Thompson había comprado la propiedad de manera legal y al no existir leyes de protección al patrimonio, el norteamericano tenía el derecho de explorar y exportar lo encontrado en el cenote de su propiedad. Aunque el arqueólogo había fallecido en 1935, la propiedad fue devuelta a sus herederos. Eventualmente, después de diversas gestiones del Gobierno mexicano, retornó a México, en 1970 y en 2008, una buena cantidad de las invaluables piezas arqueológicas, que se encuentran a resguardo en diversos museos mexicanos.

No obstante el aspecto legal, muchos expertos de entonces, entre los cuales Teoberto Maler, consideran que Thompson actuó con dolo y una total falta de ética, saqueando el cenote.

Sacrificios humanos
Actualmente, la antigua concepción del sacrificio de doncellas en el cenote sagrado ha quedado superada con las investigaciones osteo-arqueológicas y epigráficas recientes.​ En realidad los sacrificios en el cenote sagrado eran mayormente de niños, a quienes se ataviaba a la imagen de los dioses gemelos y se los sacrificaba en ceremonias ligadas al mito maya de la creación. Esto explicaría el limo color azul maya del fondo del cenote (color que en la cosmovisión maya representaba lo sagrado)​ y la razón por la cual cerca de un 80% de los huesos encontrados en el cenote sagrado son de niños.

Estructuras adicionales
El Gran Juego de Pelota en Chichén Itzá muestra el arribo y desarrollo de los Itzáes, la evolución de las ideas religiosas, y el estilo llamado «Maya Yucateco» porque está mezclado con elementos de la zona original del Puuc. Este estilo combina arquitectura, escultura, y pintura en función del militarismo y el culto de Kukulkán, que comenzó a extenderse hacia la región maya en el período clásico, produciendo un renacimiento de la cultura y la sociedad en las tierras de Yucatán.

Estructuras del Gran Juego de la Pelota

El Templo del Jaguar en Chichén Itzá fue construido entre los años 1000 y 1150. Toma su nombre de una secuencia de jaguares ubicada en la parte frontal de la estructura, consta de diferentes capas que están intrincadamente esculpidas y muestran diferentes tipos de imágenes. Dos gigantescas serpientes emplumadas formaban las columnas en el vestíbulo de entrada, mientras que las paredes interiores estaban ricamente decoradas en piedra.

El Templo Sur del Juego de Pelota en Chichén Itzá está lamentablemente muy destruido, probablemente debido a sus amplias dimensiones.

El Templo del Hombre Barbado es quizás el mejor conservado de los edificios que rodean el Gran Juego de Pelota, el Templo recibe su nombre de un extraño hombre barbudo que encabeza la escena. Se encuentra sobre una pared de tres cuerpos escalonados junto con la escalera principal que se asienta sobre una plataforma.

El Templo de las Águilas y Jaguares obtuvo su nombre de relieves que muestran a estos animales devorando corazones humanos, este Templo es la más pequeña del conjunto de estructuras que forman «El Gran Plano», que incluye: el Templo de Kukulkán, el Templo de Venus y Gran juego de pelota.

Plataforma de las Águilas y los Jaguares

El Templo de Venus en Chichén Itzá recibe su nombre porque hay representaciones en bajorrelieve del planeta Venus en sus paneles exteriores en forma de Años Maya junto a una media flor con palos en los pétalos; También está el símbolo de estallido pop o trenzado que significa señorío y poder. El Templo de Venus también se conoce como la Tumba de Chacmol porque su escultura se encontró en su interior.

El Cenote Sagrado en Chichén Itzá está ahí porque la Península Maya tiene la mayor parte de sus corrientes de agua subterráneas, principalmente debido a la superficie de piedra caliza que absorbe rápidamente el agua de lluvia. Los mayas llamaron a estos pozos naturales ts’onot, una palabra que se transformó en español y llevó a Cenote.

Llamado Templo de las Mesas debido a los niveles superpuestos que dan la apariencia de mesetas, este templo construido junto al de los Guerreros, es una pequeña pirámide de cuatro niveles que previamente culminó con un templo con dos columnas de serpientes.

El Templo de los Guerreros en Chichén Itzá se construyó alrededor del año 1200 y es uno de los edificios más hermosos y mejor conservados de este sitio. Chichén Itzá tiene decenas de edificios, pero cuando la gente piensa en este sitio, siempre piensa en el Castillo, el Cenote Sagrado, el Gran Juego de Pelota y, por supuesto, el Templo de los Guerreros.

El Grupo de las Mil Columnas en Chichén Itzá es en realidad un templo, una estructura muy hermosa e impresionante conectada al Templo de los Guerreros que recibe su nombre porque parece que tiene multitud de columnas, pero en ningún caso mil columnas sino solo unas doscientas.

Templo de los Guerreros y Grupo de las Mil Columnas

Los Pilares del Norte en Chichén Itzá son parte del conjunto principal de columnas que se encuentran en el lado del Templo de los Guerreros. Están decoradas en sus cuatro caras con relieves de guerreros, sacerdotes y prisioneros, así como plazas con la efigie del Hombre Pájaro Serpiente o Kukulkán.

El Osario de Chichén Itzá también se conoce como la tumba del gran sacerdote. Esta estructura mide más de 10 metros de altura y está formada por nueve cuerpos escalonados muy similares a El Castillo, que parece ser una réplica, con la diferencia de tener menos altura y un friso cubierto de relieves mitológicos decorados en sus esquinas con la efigie del dios Chaac similar a las que se encuentran en el Templo de los Guerreros y el Templo de Venus.

La Plataforma de las Tumbas en Chichén Itzá, también es conocida como 3C4 y tiene tres cámaras que contenían restos humanos, por lo que obtuvo su nombre comúnmente conocido. En la primera de las cámaras, había dos esqueletos en muy malas condiciones pertenecientes a individuos masculinos, y algunos vasos fragmentados. En la segunda cámara, otros dos esqueletos masculinos dañados fueron encontrados, además de dos vasos rotos, dos objetos de jade, un sonajero de cobre, un cristal de roca y muchos ornamentos de conchas que hacen que los arqueólogos consideren que habían sido parte de una máscara.

La Plataforma Venus es muy similar a la Templo de Venus en la Gran Plaza donde se encuentra la Pirámide de Kukulkán. La plataforma redonda contenía una caja de ofrendas y un pequeño pavimento de losa. La función de ambos era servir como plataformas para las ceremonias, los ritos o las danzas.

Este edificio es el más grande y mejor conservado de los cuatro edificios que rodean la plaza o la llanura principal. Chichanchob se traduce como «pequeños agujeros» del Maya chi’ich’ichan, que significa «pequeño», y ch’ob, «agujero»; tal vez debido a los pequeños agujeros en su cresta levantada. También se conoce comúnmente como Casa Colorada, debido a una franja pintada en rojo dentro del vestíbulo o la primera bahía.

La Casa del Venado en Chichén Itzá ya se encuentra muy deteriorada, pero tiene pautas arquitectónicas muy similares a las de Chichanchob. Está en una plataforma o sótano con esquinas redondeadas y una fachada lisa, y con un friso entre molduras y crestas en la parte delantera sin ningún tipo de decoración. Es parte de una plaza que contiene Chichanchob, y probablemente un complejo residencial asociado con el Osario.

El Observatorio de Chichén Itzá, también conocido como el Caracol, es una estructura redonda muy similar a las que existen en otras partes de Mesoamérica. Tiene algunas ventanas en la parte superior desde donde se podían ver los equinoccios, las puestas de sol, los solsticios, las posiciones de Venus y otras estrellas, y basados con la observación se guiaron para muchas de las decisiones y acciones tomadas por la clase dominante.

El Observatorio de Chichén Itzá («El Caracol»)

El Edificio de las Monjas en Chichén Itzá tiene su frente hacia el norte y consta de tres edificios: Las Monjas, las alas Este y Sudeste, que corresponden a varios períodos de construcción que se superponen.

Cuando la Iglesia de Chichén Itzá fue descubierta por primera vez, era un edificio notable por el buen estado de conservación en que se encontraba y por la riqueza y belleza de sus ornamentos. La Iglesia es un pequeño edificio al lado de Las Monjas con una sola cámara y una puerta de acceso, similar a una capilla rectangular, de su nombre cambio a este.

La Iglesia en el Complejo de las Monjas

El Tzompantli, o Plataforma cráneo (Plataforma de los cráneos), muestra una clara influencia cultural de la meseta central de México. A diferencia del Tzompantli de las tierras altas, sin embargo, las calaveras fueron empaladas en vertical en lugar de horizontal como en Tenochtitlan.

El Mercado es un edificio que tiene la forma de una T. En la parte frontal se levanta una plataforma de 80 metros de largo por 15 de ancho compuesta de una fila de pilares. El pórtico está techado con una bóveda y un acceso en el centro del muro sur lleva a un patio cuadrado que está rodeado por columnas (Marquina, 1964). Adyacentes al muro que se ubica detrás del pórtico hay dos banquetas decoradas con serpientes emplumadas, y el talud con una procesión de guerreros. En esta representación se ve a un personaje central que tiene una serpiente emplumada por detrás de su cuerpo. Es un guerrero que lleva un tocado en forma de máscara de águila, orejera en forma de cuenta tubular, pectoral circular, protector de brazos, dos lanzas en la mano izquierda, falda, rodillera y sandalia. Este personaje está pisoteando dos cautivos que llevan tocados emplumados, protectores de brazos, tobilleras y sandalias. En ambos lados de este individuo principal hay una procesión de prisioneros amarrados por sogas en las manos.

Tzompantli en Chichén Itzá

Primeras exploraciones y excavaciones
En el siglo XVI d. C. el conquistador español Francisco de Montejo y el franciscano Diego de Landa realizaron las primeras visitas de los europeos a la zona y dieron cuenta detallada de la existencia de la ciudad.

En 1840 el estadounidense John Lloyd Stephens, en compañía del artista inglés Frederick Catherwood, visitó la zona arqueológica de Chichén Itzá. En esa época se encontraba dentro de la hacienda del mismo nombre que pertenecía a Juan Sosa.​ En 1894, Edward Herbert Thompson adquirió la Hacienda de Chichén-Itzá y realizó estudios y exploraciones en la zona, en especial dentro del cenote sagrado. Durante esos trabajos muchos objetos encontrados fueron enviados indebidamente al Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, aunque, posteriormente, y debido a la intervención del Gobierno mexicano, algunos de los objetos fueron devueltos. Al morir Thompson en 1935 la propiedad pasó a sus herederos, aunque el control y la jurisdicción, así como la exploración sistematizada y el mantenimiento del extenso sitio arqueológico está a cargo, por disposición de ley, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, organismo descentralizado del Gobierno federal mexicano.

En 1860, el arqueólogo francés Désiré Charnay viajó a México, donde visitó y fotografió varias de las ruinas mayas, entre ellas Palenque, Izamal, Chichén Itzá, Uxmal, Sisal, Dzitás y Ticul, así como las ciudades de Mérida y Campeche. A su retorno a Francia, logró montar una exposición con las fotografías tomadas en México, que cautivaron la atención de la sociedad parisina, al grado que el emperador Napoleón III patrocinó en 1863 la edición de su libro Cités et ruines americaines, en donde describió lo aprendido en sus viajes​ y se publicaron placas de sus mejores fotos.

Fachada del Templo de las Monjas, tal y como se encontraba en 1860. Fotografía de Désiré Charnay