MÁS ALLÁ DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA: EL FUTURO DEL ANTIGLOBALISMO.

 

Buenas tardes,

«Más allá de la izquierda y la derecha, contra el globalismo» es un eslogan que puede encontrarse en las publicaciones de Phoenix. Un eslogan que no sólo deja claro a qué se opone la organización en la sociedad, sino que también lleva un mensaje que trasciende las divisiones tradicionales de nuestro panorama político.

Ahora bien, ¿por qué es esto algo que me atrae? Permítanme comenzar esbozando mis propios antecedentes políticos personales. Desde muy joven me ha fascinado la política y he participado activamente en círculos de izquierda, especialmente en círculos marxistas, durante muchos años. Dentro de esto, me he sumergido principalmente en los acontecimientos políticos internacionales y en lo que se conoce como geopolítica. La invasión de Libia por la OTAN y sus desastrosas consecuencias fueron para mí una gran motivación para dedicarme más al estudio del imperialismo, especialmente del papel de las alianzas occidentales como la OTAN en él. Para decirlo con palabras de Lenin, el imperialismo es la fase superior del capitalismo, y la contradicción entre el imperialismo y sus víctimas es la contradicción más importante a nivel mundial.

Al estudiar y evaluar las luchas de diferentes países y culturas por su individualidad y soberanía, a menudo me topé con la extraña contradicción entre las sociedades occidentales y el Sur Global. En la mayoría de los países, preservar y proteger la cultura propia es algo lógico, algo fundamental y evidente. En países como Bélgica, curiosamente, es muy distinto. ¿Qué sigue siendo en realidad nuestra propia cultura? A menudo ya no hay fundamentalmente mucha diferencia en la sociedad entre, digamos, Bélgica, Alemania, Inglaterra o incluso Estados Unidos. La globalización, especialmente el papel de EE.UU. en ella, ha puesto una especie de superestructura en nuestra sociedad, una de valores liberales de libre mercado y pensamiento unitario cosmopolita. En Europa, la idea de defender los valores tradicionales ha sido a menudo monopolizada por lo que se conoce como la derecha, pero de una forma que no suele ser demasiado profunda. En el lado de la derecha de la oposición tradicional, vemos a menudo un miedo exagerado a «lo extranjero», a los no nativos, a la gente de otros colores y a otras religiones. Pero a menudo se pasa por alto la cuestión: el hecho de que las tradiciones están siendo aplastadas bajo el sistema cosmopolita liberal-capitalista y los cambios socioculturales que vienen con él.

Por otra parte, la izquierda a menudo pasa por alto completamente este punto cultural. Los izquierdistas se atreven a cuestionar la naturaleza económica de este sistema y sus consecuencias antisociales, aunque incluso esto se ha atrevido a hacerlo cada vez menos fundamentalmente en los últimos 30 años. Pero la conexión con la singularidad de la cultura y la sociedad a menudo se pasa por alto por completo. Hacer preguntas sobre los valores tradicionales, las cuestiones éticas y la soberanía nacional de las naciones está casi fuera de lugar, porque estos son, después de todo, temas que se califican como «de derechas».

Este tipo de división rígida de temas no existe en absoluto en gran parte del mundo. Los cubanos partidarios de Castro tienden a ser extremadamente patrióticos, los comunistas chinos tienen fuertes valores tradicionales y respeto por las tradiciones confucianas y budistas de su país, y los políticos musulmanes conservadores de Malasia, por ejemplo, suelen tener programas económicos más izquierdistas que los que vemos en el socialdemócrata europeo medio. La obstinada adhesión al pensamiento izquierda-derecha que se remonta al siglo XVIII es perniciosa para poder nombrar correctamente los problemas y formular soluciones.

Los ejemplos que he citado son, por supuesto, sólo ilustrativos. No estoy defendiendo aquí la adopción de sistemas como si fueran un modelo para la sociedad belga. La cuestión es que es posible luchar simultáneamente contra conceptos «de derechas» como el libre mercado liberal, la política de austeridad, la obsesión privatizadora y las intervenciones imperialistas en el extranjero, así como contra ideas «de izquierdas» como la eliminación de la religión de la vida pública, la ideología de género, la excesiva atención a las identidades LGBT y la «ciudadanía global» sin raíces ni base tradicional o nacional.

De hecho, esto debería sobrar. De hecho, los propagandistas del capitalismo liberal y del globalismo ya combinan y promueven estos temas denominados «de derechas» y «de izquierdas». «Socialmente liberal pero económicamente conservador» suele llamarse esto: «capitalismo desenfrenado combinado con la "libertad" personal de buscar refugio en las drogas, el sexo o cualquier otra forma de distracción». Una sociedad que permite casi cualquier cosa con tal de que no toque los beneficios que pueden obtener los de arriba. Lo que hoy conocemos como derecha se ha apoderado con demasiada frecuencia de la oposición liberal «progresista» a las identidades tradicionales y a la religión organizada, y viceversa, la idea de una especie de modelo occidental superior que debe propagarse al resto del mundo incluso en contra de su propia voluntad está ahora también muy presente en la izquierda.

Contra esto, hay que crear una respuesta que vaya más allá de la vieja narrativa izquierda-derecha. El problema no reside en el migrante en sí, sino en el sistema que ha hecho de la migración un negocio multimillonario. Y el problema tampoco reside en el blanco heterosexual Fleming, sino en el sistema que le roba su seguridad laboral, sus sistemas de pensiones e incluso su seguridad básica. Los prejuicios que existen tanto en la izquierda como en la derecha se interponen en el camino de una solución fundamental a los problemas de la sociedad.

Debería ser posible combinar la justicia social y la humanidad económica con la preservación y la protección de los propios valores tradicionales y de la soberanía nacional del país. De hecho, así fue como trabajaron los partidos socialistas durante décadas, antes de dar paso a la vaga agenda progresista de las últimas décadas.

Vivimos en un mundo en cambio extremadamente rápido. La estructura de la política mundial establecida tras el final de la Guerra Fría se está desintegrando. En lugar de un modelo unipolar dominado por EEUU y apoyado por la OTAN, ha surgido un orden multipolar. Un mundo en el que cada civilización tiene la oportunidad de desarrollarse según su propia identidad y sus propias normas y valores. Los países de Europa también tienen ahora la oportunidad de hacer exactamente esto: volver a poner su individualidad en primer plano y alejarse de la visión desarraigada de la sociedad que nos impone la élite neoliberal. El consumismo capitalista y el individualismo cosmopolita no son la cultura de este país, ni siquiera de este continente. Es una estructura verticalista que puede, y debe, romperse.

Por eso me siento atraído por Phoenix y su mensaje «más allá de la izquierda y la derecha». La principal contradicción política es entre el imperialismo, ahora disfrazado de globalismo, y el resto del mundo. Esta lucha trasciende la anticuada oposición en la que nuestro sistema político sigue atascado con demasiada frecuencia.

Fuente: Brecht Jonkers

El declive de la virtud en Occidente.

 
Si algo ilustra de forma inequívoca la decadencia de Occidente, es el conflicto de Ucrania

Frecuentemente acusamos a la clase política de carecer de valores, pero ¿son los políticos una excepción o se limitan a reflejar la carencia de valores (o, mejor dicho, de virtudes) de la sociedad que les vota? ¿Puede un pueblo que ama la verdad y la honestidad votar a psicópatas, mentirosos patológicos y caraduras?

«La ciudad no se adorna con cosas exteriores, sino con la virtud de quienes la habitan», escribía Epícteto. ¿Cuáles son las virtudes de los que habitan las sociedades occidentales? Porque sin el ejercicio de las virtudes no se puede aspirar a un orden social justo ni tampoco a la felicidad individual, afirmación que hoy quizá sorprenda pero que Aristóteles tenía claro hace 2.300 años: «sin virtud no podemos ser felices, hasta donde los hombres pueden serlo[1]». Lo mismo defiende el cristianismo, raíz de la civilización europea: la virtud es la piedra angular sobre la que se apoya la felicidad, la convivencia y la verdadera libertad del ser humano.
[1] Ética a Nicómaco, libro I, cap. VIII.

Considerar que la fuente de la felicidad es la virtud es justo lo contrario que creer que la fuente de la felicidad es el hedonismo, como preconizan con éxito los yonquis del poder, conscientes de que una persona esclavizada por la adicción a sus pasiones es más fácilmente subyugable.

La clase política no fomenta la virtud
En democracia la relación entre gobernantes y gobernados es compleja y bidireccional. Lo normal es que el político se limite a adular a las masas, pero también puede influir y crear opinión. Sin embargo, ¿qué político anima a sus votantes a tener espíritu de trabajo y sacrificio, a decir la verdad, a cumplir con la palabra dada o a luchar por el bien común? Convendrán conmigo en que más bien promueven la mamandurria y que el concepto de «verdad» les es completamente ajeno, pues para ellos la mentira es normal, el fin justifica los medios y la sinceridad sólo es la desventaja del ingenuo.

Tampoco fomentan el imprescindible respeto al adversario político, al diferente, o a las minorías. Por el contrario, aplican el rodillo y atizan los odios para fragmentar la sociedad en grupos enfrentados —pobres contra ricos, catalanes contra madrileños, españoles contra inmigrantes, vacunados contra no vacunados o mujeres contra hombres.

La clase política tampoco promueve la virtud de la responsabilidad, es decir, el coger el toro de la vida por los cuernos y asumir las consecuencias de los propios actos. De hecho, el Estado de Bienestar alivia a los ciudadanos de semejante «carga» (antaño considerada un rasgo de la adultez) a cambio de arrebatarles su libertad, trueque nunca explicitado pero inevitable.

Finalmente, ese mismo Estado de Bienestar es por su propia naturaleza contrario a la virtud del optimismo, definida por David Isaacs como «la confianza razonable en las propias posibilidades» para crear una familia, ganarse el sustento y progresar, es decir, para convertirse en un ciudadano seguro de sí mismo e independiente. Por el contrario, se promueve la dependencia del Estado-Providencia, haciéndonos creer que sin su benéfica ayuda no podríamos subsistir.

Sin el ejercicio de las virtudes tampoco existe verdadero progreso material y económico. En 1987, una fuente tan autorizada como Juan Pablo II definió las causas morales de la prosperidad como una constelación de virtudes: «laboriosidad, competencia, orden, honestidad, iniciativa, frugalidad, ahorro, espíritu de servicio; cumplimiento de la palabra empeñada, audacia; en suma, amor al trabajo bien hecho». Y añadió: «ningún sistema o estructura social puede resolver, como por arte de magia, el problema de la pobreza al margen de estas virtudes». ¿Están los jóvenes de hoy tan predispuestos como sus padres y abuelos a practicarlas?

La guerra contra la familia
A pesar de que la virtud es fuente de felicidad y prosperidad (o precisamente por serlo) existe una oscura agenda de poder que crea un sistema de incentivos contrario al ejercicio de las virtudes. A lo largo del tiempo, dicha agenda ha encontrado un obstáculo, una fortaleza otrora inexpugnable, llamada familia. En efecto, era en la familia donde se educaban las virtudes, y allí al Estado apenas le era permitido intervenir. Por ello, esta agenda de poder ha declarado una guerra abierta a la familia.

Aunque este asedio a la familia incluya sin duda una agenda económica empobrecedora (hace un par de generaciones un solo sueldo bastaba para mantener una familia de cuatro hijos, mientras hoy dos sueldos apenas pueden mantener a dos), es en la vertiente ideológica donde el ataque se está produciendo a mayor escala con cierto éxito, como muestran varios indicadores.

Los datos que voy a proporcionar se refieren a España, pero la tendencia es similar en el resto de Europa. Naturalmente, al interpretarlos como un deterioro de la salud emocional de la sociedad parto de ciertas hipótesis, como que todos aspiramos a la felicidad, que el amor hace más feliz que el desamor, que el amor que anhelamos es para toda la vida, que un matrimonio estable y duradero produce mayor felicidad a cónyuges e hijos que un divorcio, que el aborto no hace feliz a la mujer que lo practica (y desde luego no al nasciturus con cuya vida se acaba), que el suicidio es una tragedia y que la compañía (generalmente) es mejor que la soledad.

No por casualidad la ofensiva contra la familia está siendo particularmente virulenta en países de tradición católica como España y comienza socavando su raíz misma, esto es, el matrimonio. En efecto, lejos de promover la pacífica y natural convivencia entre hombre y mujer, fomenta la lucha de sexos (por eso hay un Ministerio de Igualdad y no un Ministerio de la Familia). El aumento del número de divorcios es buena muestra de ello: en España se ha pasado de 20.000 en 1982 (un año después de su legalización) a unos 90.000 en el último año.

En este sentido, sorprende que el divorcio se tome tan a la ligera. A pesar de la perturbación social que provoca y del enorme sufrimiento personal que lleva aparejado, especialmente para el cónyuge abandonado y para los hijos (en su caso), no es contemplado como una plaga social, antes bien se banaliza e incluso se promueve, como hizo en España el siniestro tándem Zapatero-Rajoy.

En efecto, repartiéndose el trabajo con fraternidad casi masónica, los dos expresidentes crearon y consolidaron, respectivamente, la ley del «divorcio exprés», que eliminó de un plumazo los procedimientos dilatorios que exigía la norma anterior para dar una oportunidad a la reconciliación. Tal y como afirmó en su día el CGPJ (en un informe que el gobierno de ZP ignoró), el divorcio exprés era «una figura desconocida» en otros ordenamientos, ya que ninguno admitía «la voluntad unilateral de uno de los esposos sin la concurrencia de causa alguna o sin un plazo de reflexión durante el cual se madure la decisión de poner fin al vínculo matrimonial[2]». Como consecuencia de esta ley, en tan sólo dos años la tasa de divorcios se multiplicó por 2,5 en nuestro país. Parece lícito preguntarse qué objetivo perseguía el legislador, sino destruir.

Hemos mencionado la importancia de que los niños crezcan en un hogar estable con padre y madre, y obviamente el divorcio lo impide. Pero otra tendencia preocupante es el porcentaje de niños que nacen fuera del matrimonio, fenómeno cuyas negativas consecuencias individuales y sociales están bien documentadas[3]. Pues bien, mientras que en 1980 sólo el 4% de los niños nacían fuera del matrimonio, hoy la cifra se acerca al 50%[4].

Otro indicador inquietante es la crisis de compromiso personal que hace que los jóvenes se casen tarde, no se casen o no tengan hijos, consideraciones económicas aparte. En 1980 la edad media con que los jóvenes se casaban era de 25 años; hoy es de 37. Asimismo, el índice de fecundidad ha pasado de 2,2 a 1,2 y el número medio de miembros por hogar ha pasado de 3,6 a 2,5. Como consecuencia de todo ello, los hogares unipersonales han pasado del 10% al 26%[5] en lo que va camino de convertirse en una epidemia de soledad sin precedentes en la cultura tradicional española.

Aborto e ideología de género
Sin duda, otro flanco del ataque a la familia y a la fecundidad por parte de quienes desean a toda costa reducir la población es el horror del aborto, la cuestión moral más relevante de nuestro tiempo. Un año después de aprobarse la ley en España (1985) se produjeron sólo 500 abortos; al año siguiente se realizaron 17.000, y hoy se producen más de 90.000 muertes violentas de nasciturus a los que se les niega el derecho a la vida y cuya silenciada voz pocos defienden. Esta aceptación social del aborto se ha logrado mediante el engaño, manteniendo el debate en el ámbito de la casuística y, sobre todo, ocultando su fea realidad: ojos que no ven, corazón que no siente. Por eso no hay vídeos de abortos, salvo en algunas webs provida[6], y por eso existe una férrea oposición a mostrar el latido o la ecografía del nasciturus a sus madres antes de que tomen ninguna decisión.

La última ofensiva contra la familia ha sido la ideología de género, introducida en España por el tándem PSOE-PP (recuerden, uno lo aprueba y el otro lo consolida). Que los poderes públicos hayan impuesto algo tan biológicamente acientífico resulta chocante, pero que con ello se quiera confundir a los menores y empujarles a la transexualidad es una iniquidad. Suecia, país pionero en la necesaria protección de la dignidad de esta minoría tan vulnerable, ha frenado por defecto las intervenciones y tratamientos hormonales en menores[7] por ser en gran medida experimentales y tener potenciales graves efectos adversos[8]. Pero lo más preocupante es un dato apuntado por varios estudios científicos[9] y recientemente destacado por medios como el New York Times[10], esto es, que las personas transexuales tienen un elevadísimo riesgo de suicidio. ¿Cómo pueden los poderes públicos fomentar la transexualidad en menores si es cierto que cerca del 40% de los transexuales intentan o logran suicidarse[11] y que, incluso en países tan ejemplarmente tolerantes como Dinamarca, tienen una tasa de suicidio (en grado de tentativa) 7,7 veces superior a la de la población general[12]?

La disolución programada de la sociedad occidental
De hecho, el constante aumento del índice de suicidios es otro grave problema que nuestra sociedad tiende a orillar. En España, la cifra alcanza hoy los 8,7 suicidios cada por 100.000 habitantes, es decir, más del doble que la que había en 1975, cuando tocó un mínimo histórico con una tasa de 3,8 por 100.000[13] (una de las más bajas del mundo por aquel entonces).

Finalmente, cabe señalar el aumento de la delincuencia como signo de la progresiva caída del orden social y familiar. En este sentido, aunque España siga siendo uno de los países más seguros del mundo, la tasa de criminalidad y la población reclusa se han multiplicado por 5 y por 4, respectivamente, desde 1978.

¿Qué conclusiones podemos sacar de estos datos? En primer lugar, que contrariamente a lo que nos dicen, en muchos aspectos la sociedad occidental va a peor, no a mejor. En segundo lugar, que existe una siniestra agenda de poder que promueve la destrucción de la virtud y de ese taller de virtudes llamada familia. Y, en tercer lugar, que las ideas tienen consecuencias, y que al borrar la línea que separa el bien del mal a través del relativismo, la sociedad europea, y muy particularmente la española, ha entrado en un proceso programado de disolución.

Familias desestructuradas, soledad, violencia, aborto, suicidio, confusión sexual, pérdida del sentido de la vida, infelicidad. Lo llaman progreso.

Fuente: Fernando del Pino Calvo-Sotelo

Escuela de calor 2023

 
Fragmento del álbum de Mortadelo y Filemón sobre el cambio climático, de Francisco Ibáñez 

La bisabuela inglesa de mi mujer era una señora elegante y espartana, y cuando sus hijas pequeñas se quejaban de la temperatura, contestaba impertérrita: «Nenitas, nenitas, en invierno hace frío y en verano hace calor». Pues bien, cuando los propagandistas del cambio climático aprovechan una simple ola de calor para repetir sus cansinas letanías catastrofistas sobre el apocalipsis que nunca llega me entran ganas de repetirles: «Nenitas, nenitas, en invierno hace frío y en verano hace calor».

A mis lectores habituales les habrá resultado familiar este párrafo inicial. En efecto, así es como comencé mi artículo «Escuela de Calor en junio del 2022» ante la habitual campaña veraniega del alarmismo climático, que hiberna como los osos para resurgir con fuerza cada verano aprovechando las olas de calor propias de la estación. Dado que dicha campaña llega todos los veranos con la puntualidad de un reloj atómico he decidido mantener el mismo título cada año.

Buenas noticias: el planeta goza de magnífica salud
El fraude del cambio climático —la mayor estafa de la historia— necesita de un flujo constante de noticias alarmantes que creen un estado de miedo —como en el caso del COVID-19— para mantener vivo el eslogan de «salvar el planeta». Sin embargo, el planeta goza de magnífica salud —frase que alegra a las personas normales y enfada a los abducidos— y la llamada emergencia climática simplemente no existe. Uno a uno, los grandes iconos del alarmismo climático han ido demostrándose falacias propagandísticas. La población de osos polares crece feliz[1], hasta el extremo de que en la secuela del 2017 de su famoso documental Gore no hizo mención siquiera del sanguinario depredador que había sido su estrella diez años antes.

El hielo continental de la Antártida (reservorio del 90% del hielo del planeta con una temperatura media de -57°C), se mantiene estable[2] al igual que el hielo flotante que rodea el continente antártico[3], protagonista habitual de la propaganda climática y que, tras su máximo de los últimos 40 años alcanzado en 2014 es hoy similar al que había en 1966[4]. Apuesto a que no lo leyeron en los medios, como tampoco leyeron que los corales de la Gran Barrera de Coral están en máximos de los últimos 37 años[5], que el hielo de Groenlandia es hoy superior a la media histórica[6] y que su ligera disminución en la década anterior se habría debido a causas naturales[7]. En realidad, la lógica indica que el factor principal en las variaciones de hielo flotante marino no son las pequeñísimas variaciones de temperatura atmosférica, sino la temperatura del mar, afectado por las poderosas corrientes oceánicas, horizontales y verticales.

Finalmente, el aumento del nivel de los mares continúa a su paso de caracol tras el final de la última glaciación a un ritmo de 2-3mm al año (un metro cada 500 años), los incendios forestales se han reducido un 25% en las últimas décadas[8] y los fenómenos meteorológicos extremos (sequías, inundaciones, huracanes, tornados) no muestran ninguna tendencia significativa[9]. Buenas noticias, ¿verdad?

Pero a pesar de que el planeta se encoge de hombros e incluso disfruta del ligerísimo aumento de temperaturas (a un ritmo de 0,14°C por década desde 1979), las políticas dirigidas para «combatir el cambio climático» sí están teniendo devastadores efectos reales y tangibles que la población (¡por fin!) está empezando a comprender. Efectivamente, no sólo sufre el aumento de los costes de la energía, sino que en Europa ya no podrá siquiera elegir qué coche comprar, igual que pasaba en la URSS.

Por último, el aumento del CO2 atmosférico, esa fuente de vida de vida alucinantemente demonizada, alimento por antonomasia de árboles y plantas, está teniendo efectos claramente positivos, como el aumento de la producción de cereales —clave para erradicar el hambre— o su contribución al final del problema de deforestación. Así, el planeta está significativamente más verde gracias al aumento de CO2, en una pequeña parte gracias a la actividad humana. Loada sea.

La temperatura del planeta siempre ha variado
En realidad, la temperatura del planeta ha ido variando a lo largo de su historia por causas puramente naturales. El siguiente gráfico nos muestra la reconstrucción de temperatura de los últimos dos mil años en el hemisferio Norte (Ljungqvist, 2010[10]):

¿Qué conclusiones podemos sacar? En primer lugar, que la temperatura del planeta es extraordinariamente estable: como pueden ver en el eje de ordenadas, las variaciones se miden en décimas de grado, lo que no está nada mal para la atmósfera de un pequeño planeta perdido por el espacio y calentado por una estrella mediana como es el Sol. En segundo lugar, observamos que las pequeñas diferencias de temperatura son cíclicas, y que estos ciclos se han producido por razones naturales mucho antes de la industrialización del planeta. En efecto, del pico de temperatura del Período Cálido Romano a comienzos de nuestra era pasamos a una época más fría alrededor del 500 d. C para subir de nuevo hacia el año 1.000 d. C (Período Cálido Medieval) y volver a caer súbitamente hasta alrededor del año 1.700 d. C, en la llamada Pequeña Edad de Hielo (que coincide con el mínimo de Maunder). Desde entonces la temperatura del planeta habría subido de nuevo hasta cifras ligeramente superiores a la de los anteriores picos. Evidentemente en 1700 la actividad humana no generaba CO2, que se mantuvo estable hasta aproximadamente 1950, por lo que ¿cómo explican los defensores del cambio climático antrópico que la temperatura del planeta aumentara desde 1700 hasta 1950 en un mundo sin industria ni aumento del CO2? ¿Cómo explican que disminuyera de 1940 a 1975 a pesar del aumento del CO2? Tampoco hay correlación temporal en series largas de escala geológica, y sin correlación, ¿cómo puede haber causalidad?

Déjenme que les cuente un secreto: hoy por hoy la ciencia no alcanza a comprender el clima, un sistema multifactorial, no lineal y caótico «que hace imposible la predicción a largo plazo[11]», según reconoció el propio IPCC en 2001. Los científicos andan a tientas en un campo complejísimo que excede sus conocimientos, y la contaminación del dinero y la política no ha hecho más que enturbiar aún más la ciencia atmosférica. Los mismos meteorólogos que son incapaces de predecir el tiempo que va a hacer en mi ciudad más allá de unos pocos días, ¿de verdad pueden predecir el clima del planeta para dentro de 100 años? ¿Qué meteorólogo predijo la sequía en España? Efectivamente, el clima del planeta está sujeto a multitud de factores de cuya interacción los científicos tienen una comprensión bastante pobre y que quizá jamás alcancen a desentrañar (una afirmación blasfema para el cientificismo imperante, que da por sentado que el hombre-científico es un dios omnisciente).

Fenómenos naturales y clima
Aunque nadie lo diría viendo los titulares de prensa, en España este mes de julio ha sido significativamente menos caluroso que el del año pasado. Mientras, las temperaturas máximas de las olas de calor no registran ninguna tendencia significativa (fuente: AEMET):

Como tantas veces he repetido, la meteorología local nunca puede extrapolarse al clima del planeta, pues en Australia han vivido en estos mismos meses de verano boreal (invierno austral) temperaturas mínimas históricas[12], pero lo cierto es que en el planeta este mes de julio ha sido extraordinariamente cálido (unas décimas de grado centígrado superiores a lo normal). Nadie sabe muy bien por qué, pero resulta intrigante que hace meses varios expertos previeran un aumento de temperatura en el planeta motivado por la erupción del volcán submarino Tonga en enero del 2022[13].

Nunca dejará de fascinarme el efecto que los fenómenos naturales tienen en el clima, muy superior al que provoca esa pequeña pero pretenciosa criatura llamada hombre. Generalmente, las erupciones volcánicas lanzan a la atmósfera ceniza y gases que enfrían el planeta, pero no en este caso. En lo que quizá haya sido el evento climático más significativo de nuestra era, Tonga inyectó como un gigantesco géiser megatoneladas de vapor de agua a la atmósfera. Dado que el vapor de agua es el gas de efecto invernadero más importante, algunos científicos advirtieron que esto podría provocar un temporal aumento de temperaturas que nos acercaría a la «anomalía» de 1,5°C que, según los propagandistas, sería el arbitrario punto de inflexión que desataría el Apocalipsis. Ojalá lo alcancemos pronto, porque así podremos ver que no ocurre absolutamente nada.

«El hombre que no piensa por sí mismo no piensa en absoluto», escribió el genial Oscar Wilde. El sentido común debería sorprenderse al oír que debemos preocuparnos por una temperatura media 1,5°C superior a la que había en la Pequeña Edad de Hielo (repito, «de hielo») y similar a la que había en tiempos medievales o en la Antigua Roma. El frío, sinónimo de muerte, mata al menos diez veces más personas que el calor, sinónimo de vida[14]. Los ecosistemas tropicales son infinitamente más ricos que los polares, las aves migran al sur en invierno en busca de climas más cálidos y los europeos del norte pasan sus vacaciones en el sur buscando climas más templados. ¿Qué prefiere la naturaleza, el calor o el frío?

Además de los volcanes (y de los ciclos de Milankovitch y un largo etcétera), otro ejemplo de poderosos fenómenos climáticos naturales son El Niño y La Niña (ENSO), que muestran la enorme y aún incomprendida influencia de los océanos en el clima del planeta. Con una profundidad media de 3.500m, los océanos están formados por una fina capa de unos 100-200m de aguas templadas (única con la que el ser humano entra en contacto) y por una gran masa de aguas profundas muy frías, hasta el extremo de que la temperatura media de los mares es de sólo 4°C. Estas dos masas intercambian flujos constantemente, pero cuando en el Océano Pacífico el flujo se ralentiza (por causas en gran medida desconocidas), la fina capa superficial no se renueva y se va calentando paulatinamente, lo que produce mayor evaporación y mayores precipitaciones y un aumento de la temperatura atmosférica, entre otros efectos. Esto es lo que se conoce como (el Niño). Cuando el proceso se revierte y el intercambio de flujo entre ambas capas se acelera, el efecto es inverso: la fina capa superficial se enfría más de lo debido y se enfría la atmósfera (la Niña).

¿Quiénes se benefician del fraude climático?
Pero dejemos la ciencia, pues el cambio climático no va de ciencia, sino de poder y dinero. Como escribía Richard Lindzen, profesor en Harvard, (Boston) y catedrático emérito de Física Atmosférica del MIT durante 30 años, «la supuesta crisis climática no es una cuestión científica, a pesar de los inmensos intentos de invocar la supuesta autoridad de la ciencia, sino una cuestión política[15]». En efecto, el cambio climático es sólo un pretexto para un golpe de Estado en toda regla perpetrado por un pequeño grupo de megalómanos que pretenden transformar el modelo de sociedad basado en la libertad, el crecimiento poblacional y el progreso económico en una claustrofóbica tiranía caracterizada por el empobrecimiento masivo y la reducción coercitiva de la población, su tradicional obsesión.

La falsedad del soviético «consenso» científico sobre el origen antrópico del cambio climático y sus consecuencias catastróficas es ya evidente. Hace pocas semanas, a la declaración de 1.600 científicos[16] se ha sumado el Premio Nobel de Física 2022 John Clauser al afirmar en una conferencia científica que «ni hay crisis climática alguna ni el cambio climático causa fenómenos meteorológicos extremos[17]», tildando al IPCC como «una de las peores fuentes de desinformación» y al cambio climático como «pseudociencia», es decir, como «una corrupción de la ciencia que amenaza el bienestar de miles de millones de personas». No es el primer Premio Nobel en realizar manifestaciones similares[18].

¿Quiénes son los grandes beneficiarios de este movimiento reaccionario, el mayor enemigo de la Humanidad desde los totalitarismos del s. XX? Los primeros beneficiarios son las élites misantrópicas de Davos y sus organizaciones supranacionales tapadera, que sueñan con su diabólico Great Reset: su siniestra utopía es nuestra peor distopía. Así, cada vez que oigan mencionar «cambio climático» piensen en Davos, el verdadero autor intelectual de la estafa.

Otro gran beneficiario es el gigantesco negocio de las energías renovables intermitentes, ineficientes y creadas a la sombra de subvenciones e imposiciones políticas (500.000 millones de dólares invertidos sólo en 2022, pero ya saben, sólo el dinero del petróleo compra voluntades). También se benefician del timo los insaciables Estados occidentales, encantados de tener una excusa para crear nuevos impuestos («verdes»), y desde el punto de vista geopolítico, China, el gran ganador del «cambio climático», pues controla el negocio global de vehículos eléctricos y observa con satisfacción el suicidio de Occidente mientras sigue construyendo plantas de carbón.

Finalmente, y sin perjuicio de aquellos genuinamente convencidos por el alarmismo climático y que actúan de buena fe, podríamos mencionar el sinnúmero de activistas con pasaporte «científico» (biólogos, etc.), que han encontrado en la repetición de las letanías catastrofistas una nueva forma de expresión de sus ideas políticas anticapitalistas y, sobre todo, un filón que les da mucho más dinero y notoriedad que dar clases en un aula o publicar artículos en alguna oscura revista.

¿Y quiénes son los grandes perjudicados? Usted y yo, querido lector, los ciudadanos europeos a quienes nuestros políticos nacionales y la inepta burocracia de la UE nos hunden a plomo al abismo de la servidumbre y la pobreza.

Las travesuras de Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre.

 
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre 

Simone de Beauvoir, la madre del feminismo contemporáneo, ha sido evaluada en un plano intelectual por su revolucionario escrito El segundo sexo, de 1949. Lo cierto es que en su momento el texto no fue tan bien recibido como lo es a día de hoy, pero eso es paralelo al tema a tratar ahora. Ciertamente Simone de Beauvoir fue una pensadora iconoclasta[1], sin embargo, en sus andanzas con su amante Jean-Paul Sartre, cometieron ciertos actos que son desde cuestionables hasta inescrupulosos. Para esta revisión nos enfocaremos en una testigo que tuvo el dudoso privilegio de interactuar con ambos pensadores, su alumna Bianca Bienenfeld.
[1] Que niega y rechaza la autoridad de maestros, normas y modelos. 

Antes de sus momentos más luminosos, Sartre y Beauvoir se habían conocido, en 1929, en la École Normale Supérieure, y aunque resulte extraño, considerando que ambos eran firmemente comunistas, en verdad eran apolíticos a inicios de la década de los 30s del siglo XX; para ambos la prioridad era formar las bases de una carrera profesional, y paralelamente dedicar tiempo a seducir a mujeres jóvenes. Lo cierto es que, a pesar de que Beauvoir tenía una pareja en ese entonces (René Maheu), ella se enamoró de Sartre tras la impresionante presentación física del mismo. Sartre tenía una fealdad agresiva que podía ser carismática, según Beauvoir: Sartre era divertido, inteligente, agradable, ambicioso, generoso, le gustaba beber y hablar toda la noche (justo como a ella); otra facultad que compartían es que les importaba muy poco la higiene personal, ambos solían desprender aromas corporales bastante intensos de sus ropas (decían que les confería una estela intelectual pero, para las personas normales, simplemente apestaban).

El romance entre Sartre y Beauvoir tenía una dinámica muy peculiar, ellos no se suscribían al amor romántico que es tan común en el conocimiento occidental, pero tampoco al amor libre descrito por Aleksandra Kolontái y por el que militan las feministas, sino más bien lo llamaban «amor esencial»: Sartre propuso un «pacto», ellos tendrían una relación de amantes pero podrían tener amoríos con terceros, no obstante, era requerido que se contasen la verdad cuando estos amoríos ocurriesen (a pesar de que una parte de la popularidad de Beauvoir se debía a que abiertamente rechazaba el matrimonio, Jean-Paul Sartre se refería a su relación con Simone como un matrimonio morganático).

Aquí es cuando entran en juego las mujeres jóvenes como Bienenfeld: Simone tenía un empleo como profesora de filosofía en un liceo para adolescentes en París. En el mismo, Simone habría conocido a Bianca Bienenfeld, así como a otras como Olga Kosakiewicz.

Nos centraremos en Bienenfeld debido a que ella en su mayoría de edad explicó abiertamente sus experiencias con los filósofos en el libro: A Disgraceful Affair: Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre and Bianca Lamblin (Women's Life Writings from Around the World S.)

Hay muchas explicaciones que hacer respecto a este libro, empezando por el hecho de que Bianca lo publicó después de la muerte de Sartre y Beauvoir, pero será aclarado eventualmente.

Lo primero que atrajo a Beauvoir de Bienenfeld fue que era una alumna privilegiada según propio criterio. Ambas desarrollaron una relación sentimental muy cercana, que eventualmente florecería como una relación sexual. Lo que ocurrió después fue que Beauvoir envió a Bianca con Sartre para incluirla en su dinámica del amor esencial. Simone había enviado a Bienenfeld con Sartre para que la desvirgara (el día anterior al hecho, Sartre había desvirgado a otra muchacha también enviada por Simone). En el libro, el episodio con Sartre es el más explícito: Bianca narró cómo se enfrentó a Sartre, este comenzó una lectura sobre anatomía y comenzó a desvestirse, luego solicitó que Bianca hiciera lo mismo, así que ella se ocultó tras una cortina, con un gran rubor en sus mejillas, mientras se desnudaba. Finalmente, el coito se realizó.

Al contrario de lo esperable, Bianca acabó enamorada de Sartre y de Beauvoir. Su relación era incluso más confusa ya que los filósofos ejercían una labor de mentores/padres subrogados, además de amantes, para Bianca (esta práctica también fue realizada con la ya mencionada Olga, quien por cierto, fue dejada de lado por los filósofos cuando comenzó a lastimarse a sí misma, debido a las secuelas de sus experiencias con Beauvoir y Sartre. Para cualquier persona, era una muchacha traumatizada, para Simone y Jean-Paul, no era más que un juguete roto).

Bienenfeld, en su libro, se acusa a si misma de ser una pobre estúpida en su ingenuidad. Ella confiaba en que sería capaz de sostener una relación igualitaria y tripartita con los filósofos, y aquí es donde debemos detenernos para explicar el porqué de la existencia de este libro.

Tras la muerte de Beauvoir, fueron publicadas las cartas privadas que ella mantenía con Sartre. En algunas de las mismas se hacía referencia a Bianca (en las autobiografías ya existen referencias a la joven, sin embargo, se usó el alias de Louise Védrine). Lo cierto es que Bienenfeld, desde 1945, había adquirido el hábito de reunirse mensualmente con Simone —esto se repetiría hasta el día de su muerte—, no obstante, ella confiesa haberse sentido traicionada una vez que pudo leer las cartas privadas entre los filósofos existencialistas.

Para 1940, Bianca, confiando en su amorío tripartito, se enfrentó a grandes problemas: Sartre y Beauvoir la abandonaron; puede suponerse que ambos tuvieron que tomar medidas debido a la pronta llegada de los alemanes a Francia a causa de la 2GM, pero lo cierto es que el romance había acabado para Bianca. Sartre le escribió una devastadora carta de despedida y las medidas de Beauvoir, por su parte, si bien fueron un poco más delicadas, lo cierto es que no pueden ser alabadas por tener más tacto con la joven. Esto decían las cartas de Beauvoir a Sartre sobre Bianca:

«No puedes concebir cuán aburrida estoy con las efusiones de afecto por parte de la Bienenfeld».

Para la fecha, los nazis ya en Francia, comenzaron a enviar prisioneros a campos de concentración, esto causó mayores problemas para Bianca dado que era de familia judía. Su abuelo y su tía habían sido deportados a Auschwitz; aun así, Beauvoir escribió esto para Sartre:

«Ella está profesando calamidad como una Cassandra (¿Qué hay de nuevo?) Y dudando entre el campo de concentración y el suicidio, con una preferencia por el suicidio».

Hay que tener en cuenta que Bienenfeld tuvo acceso a estas notas después de más de 50 años, lo que la motivó a escribir su libro fue la furia y la tristeza de la traición por parte de aquellos a quienes «amaba»; literalmente había descubierto que a Beauvoir le importaba bastante poco si ella moría. La misma Bianca afirma haberse sentido despreciada «como una babosa aplastada» tras encontrar estas cartas.

¿Qué ocurrió? Lo cierto es que esta historia tiene un desenlace bastante desagradable para una óptica feminista, pues Bianca y su familia fueron salvados por un «héroe»: Bernard Lamblin, un alumno de Sartre que, durante la guerra, se dedicaría a procurar que Bianca y su familia no fuesen exterminados. Eventualmente, Bernard y Bianca se enamorarían y se casarían, tomando Bianca el apellido de Bernard para convertirse en Bianca Lamblin (además de tener dos hijas con él, claro).

Para aquellas personas que lean el libro (o en su defecto, sus reseñas o extractos) se toparan con cierta desilusión; el texto aporta información importante sobre el trato entre los protagonistas de esta historia. No obstante, todo está empapado por la ira de Bianca, quien afirma que apenas pudo liberarse de «la maldición de Beauvoir» una vez que ésta estaba muerta (incluso afirma que sus traumas afectaron negativamente a su matrimonio con Bernard). El libro no está bien escrito, Bianca dedica mucho tiempo a demostrarnos cuanto desprecia a Simone y a Jean-Paul antes que a narrar su trágica aventura (el libro concluye con Bianca afirmando que Beauvoir y Sartre únicamente le causaron desgracias).

Esto no se acaba aquí para Simone y Sartre; mientras que Bianca intentaba sobrevivir a la Francia tomada por los alemanes (usando una identidad falsa), los filósofos tuvieron que readaptarse al nuevo orden de Hitler.

La 2GM fue una época complicada para Francia; los intelectuales y celebridades en su mayoría intentaban formar resistencia, si es que no se autoexiliaban del país: Albert Camus fue de los pocos que puso su vida en riesgo para combatir contra la invasión alemana mediante escritos disidentes clandestinos, mientras otros talentos, como Gabrielle Chanel, se habían autoexiliado a Suiza. Y ¿qué hacían los amantes esencialistas? ¡Adaptarse! Lo cierto es que se dice que ellos formaron parte de la resistencia contra el orden alemán, pero eso es técnicamente mentira. Ambos participaron en tan sólo una junta de comité de la resistencia, al mismo tiempo que Sartre había escrito artículos disidentes en un diario clandestino llamado «¡Combate!». En el libro A Dangerous Liaison, se nos explica una versión diferente de los hechos.

El libro actúa como una doble-biografía, lo que en verdad pasó fue que los artículos clandestinos de Sartre fueron escritos en realidad por Beauvoir, quien había consentido Jean-Paul se llevase el crédito por los mismos. No obstante, aun considerando eso, la labor de estos personajes fue más adaptativa que de resistencia. En Francia se especulaba con que la ocupación alemana durase 20 años y luego se fueran; su objetivo era acomodarse al nuevo orden de Hitler hasta que fuese necesario. Esto fue lo que llevo a Simone a trabajar como colaboradora en la llamada Radio Vichy, en la que se vio en la lamentable posición de promover propaganda nazi (Simone había perdido su trabajo como profesora en 1943, por comportamientos conducentes a la corrupción de un menor: había vuelto a seducir a una de sus alumnas).

Acabada la guerra, Simone aprovechó el clima como una oportunidad para promover su libro «El segundo sexo», mientras que se volvía políticamente activa. Lo cierto es que se puede acusar a Beauvoir y Sartre por su tardanza al condenar las acciones post-guerra de Stalin: Guiados por los rusos, habían caído en una trampa puesta por ellos mismos. En fin, protagonistas de su era pero curiosamente ingenuos, el amigo mutuo, Albert Camus, dedicó fuertes críticas a Sartre por la visión cíclica que tenía de la materialización del marxismo en las revoluciones en Rusia. Sartre respondió: «Debemos juzgar al comunismo por sus intenciones y no por sus acciones». El filósofo nunca pudo convencer a Camus de su postura, mucho menos frente a los millones de muertos en los gulags (su apreciación fue, de hecho, considerada como grotesca).

Eventualmente se desilusionaron con el panorama en la URSS. Podría argumentarse que esto causaría el cambio de parecer de Simone respecto a la revolución femenina. En «El segundo sexo», afirma que la revolución feminista ocurrirá tras la revolución del proletariado; no obstante, luego sostendría que ambas debían ocurrir simultáneamente.

«El segundo sexo» es un texto muy importante; aun teniendo en cuenta su antigüedad, puede aportar alguna recompensa a quienes lo lean. Puede alentar a alguna futura feminista, o inspirar a una nueva disidente a desarrollar más críticas al feminismo de primera línea. No obstante, el saber las maniobras seductoras de Beauvoir, hacen que el libro tenga un sabor diferente: En el capítulo «La mujer independiente», todo parece inundado por chasquidos de lengua, cejas alzadas e incluso quizás dolores de estómago (especialmente considerando que el capítulo busca explicar que es lo que emancipa a la mujer). Bianca Bienenfeld acusa a Beauvoir en su libro de la bajeza de ser la «fiel proxeneta personal de Sartre».

¿Recuerdan que Simone enviaba a sus alumnas para que Sartre las desvirgara? Pues todo resulta aún más extraño cuando la propia Simone declaraba lo siguiente en su libro:

«No es raro que la primera experiencia de la joven sea una verdadera violación y que el hombre se muestre odiosamente brutal (…). En cualquier caso, hasta con el hombre más deferente y cortés, la primera penetración siempre es una violación».
Otro personaje importante a mencionar es la hija adoptiva de Simone de Beauvoir: Sylvie Le Bon de Beauvoir. A decir verdad, probablemente Beauvoir nunca tuvo interés en mantener una relación filial con Sylvie, sino más bien estaba interesada en que esta se volviese su ejecutora literaria. En el libro de Carole Seymour-Jones nos topamos con la llamativa declaración de Sylvie de que Simone nunca había tenido un aborto, contradiciendo su firma en el «manifiesto de las 343» (en la misma, muchas intelectuales afirmaban haber abortado).

En la actualidad, el personaje de Sylvie sigue siendo bastante enigmático: fue adoptada por Beauvoir a los 16 años y, según cuenta, su relación con Simone fue carnal (que no sexual) aunque —según reportan— ella responde de manera muy distante a las memorias de su madre adoptiva. Sartre y Beauvoir tampoco estaban en su mejor momento cuando ambos formaron parte del conjunto de intelectuales que firmaron a favor de la infame «ley del pudor», de 1977 en Francia, donde se despenalizaría la pedofilia (además de abogar por la liberación de 3 individuos que habían abusado sexualmente de niños y niñas entre 11 y 14 años). En concreto, Simone, ya había tenido un encuentro con este concepto en 1959, cuando publicó su ensayo titulado «Brigitte Bardot y el síndrome de Lolita», donde expresa su fascinación con la figura infantil de la actriz.

La petición que debía legalizar la pedofilia proclamaría lo siguiente:
«Tanto tiempo en prisión para investigar un simple asunto de “vicio”, en el que los niños no han sido víctimas de ningún tipo de violencia, sino que, por el contrario, han testificado ante los magistrados que dieron su consentimiento, aunque la ley actual les niegue el derecho a consentir; tanto tiempo en prisión es algo que consideremos escandaloso de por sí. Hoy, el riesgo de ser condenado a largas penas de prisión por haber tenido relaciones sexuales con menores, tanto niños como niñas, o por haber fomentado y fotografiado sus juegos sexuales. Creemos que existe una incongruencia entre la designación de “delito”, que sirve para legitimar semejante severidad, y los hechos en sí; y otra todavía mayor entre la ley anticuada y la realidad del día a día de una sociedad que tiende a conocer la sexualidad de los niños y adolescentes».

...Para los académicos, Sylvie es meramente un instrumento. Al ser la hija adoptiva de Simone, ella era quién administraba sus escritos; sin embargo, las académicas de los estudios de la mujer sólo la tuvieron en cuenta una vez que ésta presentó el diario personal de Simone de Beauvoir, proveniente de su etapa universitaria: Esto es importante debido a que muchos sospechaban que los escritos de Simone eran ideas robadas (o por lo menos, inspiradas) por las ideas de Jean-Paul Sartre.

El diario en cuestión, demuestra que las ideas de la filósofa ya comenzaban a fermentar, incluso antes de que se conociesen, aunque las sospechas no acabaron ahí. En el año 1975, la autora de El varón domado, Esther Vilar, en un debate con la activista feminista Alice Schwarzer, dijo lo siguiente sobre la obra de Beauvoir:

«¡Ah! Beauvoir lo único que hizo fue copiar, ella es una de las más grandes falsificadoras que han existido. […] Para su libro, cogió ideas de libros de hombres y firmó con un nombre femenino, eso no es nada original». (Esther Vilar, 1975)

Fuente: Balderouge

 

BRICS: EL FACTOR CHINA–INDIA

 

Tras una larga preparación marcada por inmensas expectativas en todo el Sur Global, la Mayoría Global o el «Globo Global» (como lo acuñó el presidente bielorruso Lukashenko), la cumbre de los BRICS en Sudáfrica, en su primer día, reveló un incidente «perdido en la traducción» que debería tomarse como una seria advertencia.

La retransmisión del Foro Empresarial de los BRICS en la cadena sudafricana SABC se convirtió en una Babel lingüística de los BRICS. La voz de todos los traductores, simultáneamente, chocaba en el feed. Las explicaciones varían desde el deseo de forjar un nuevo esperanto (poco probable); la incompetencia del equipo de sonido; el aislamiento de los traductores en una cabina separada, sin advertirles que apagaran sus micrófonos; o por último, pero no menos importante, la interferencia de la NSA, que interfirió con las frecuencias de los micrófonos de los traductores.

Sea lo que fuere, lo sucedido se convirtió en un grave impedimento para que la audiencia sudafricana —e internacional—, en línea, entendiera lo que se estaba debatiendo. Aunque la «pérdida de traducción» no anularía la ambiciosa agenda de cambio de los BRICS, los sospechosos habituales de «divide y vencerás» la aprovecharán al máximo para impulsar su guerra híbrida contra los BRICS.
El drama shakesperiano de la desdolarización
Cualesquiera que sean los resultados concretos de estos días de Johannesburgo, que podrían cambiar las reglas del juego —he analizado aquí los temas clave— los hechos básicos son inmutables.

China y Rusia, como principales impulsores, están empeñados en expandirse hacia el BRICS+ para resistir el acoso imperial, diplomático y de otro tipo; construir alternativas al SWIFT; promover la autosuficiencia económica entre los miembros y la autonomía frente a la demencia de las sanciones (que no hará sino aumentar); y, finalmente, forjar una alianza contra las amenazas militares imperiales con la posibilidad de que el BRICS+ se fusione en el futuro con la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).

Podría decirse que el factor China es el vector clave en todos estos complejos procesos entrelazados. No es de extrañar que el presidente Xi, en su segunda visita de Estado al extranjero en 2023 (después de Rusia), convoque una reunión especial en Johannesburgo con decenas de jefes de Estado africanos.

La opinión pública china está absolutamente fascinada por la cumbre de los BRICS, con un «interés superior al del G7». Hay un amplio debate sobre toda la agenda que desafía al Imperio —desde la desdolarización hasta una mayor influencia en el mercado energético— y sobre la división China-India, con Nueva Delhi a menudo señalada como un agente hostil dentro de los BRICS.

Los sherpas, extraoficialmente, así como los diplomáticos de los cinco BRICS actuales (que pronto se ampliarán) han sido muy cautelosos a la hora de enmarcar todo el debate no en la desdolarización —todavía una perspectiva lejana— sino en sistemas alternativos de comercio/pago en monedas locales.

Sin embargo, en su discurso por videoconferencia —saludado como una estrella de rock— el presidente Putin fue categórico: el proceso de desdolarización dentro de los BRICS es irreversible.

Sin embargo, son las contradicciones internas las que saltan a la vista cuando se trata de BRICS+. Nueva Delhi se ha mostrado extremadamente cauta, incluso cuando los sherpas han hecho saber que se han acordado las principales normas de admisión.

Los proverbiales aguafiestas del «divide y vencerás» han estado dando vueltas a que Pekín quiere que el BRICS+ sea un competidor del G7. Eso no tiene sentido. La geopolítica china es mucho más sofisticada y nunca plantearía a sus socios un imperativo de hierro. Pekín quiere consolidar su papel de líder geoeconómico de facto del Sur Global seduciendo al máximo número de socios, no intimidándolos.

De ahí la importancia de la reunión China-África. Sudáfrica fue la primera nación africana en suscribir la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Pekín y Pretoria celebran 25 años de relaciones diplomáticas. Xi y Ramaphosa hablarán de la integración económica africana en general, en detalle, con todos esos jefes de Estado.

¿Qué quiere realmente la India?
La visión de China para los BRICS+ y especialmente para África está intrínsecamente ligada a la BRI, que al fin y al cabo es el concepto global de política exterior de Pekín para las próximas décadas.

India, por su parte, tiene otras ideas cuando se trata de configurarse como líder del Sur Global. A principios de este año, Nueva Delhi acogió una Cumbre de la Voz del Sur Global, a la que asistieron más de 100 naciones. Ello podría haber conformado una especie de alianza multilateral informal con valores diversos pero centrada en gran medida en los mismos objetivos promovidos por los BRICS.

Si China pone en marcha el BRI, India lo hace con una especie de contrapartida complementaria: el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC, en inglés), en el que es uno de los principales actores junto con Rusia e Irán. Así que aquí tenemos a un miembro destacado del BRICS y a un miembro putativo del BRICS+: India está muy interesada en la adhesión de Irán.

De hecho, todo ello apunta hacia la integración de los BRICS, el BRI, el INSTC y también la OCS (Rusia, China, India e Irán son todos miembros). Una vez más, el diablo estará en los detalles «perdidos en la traducción». No hay ningún imperativo categórico que afirme que las prioridades chinas e indias no puedan converger.

«Los RIC (Rusia, China, India) también han observado que la inmensa mayoría de las naciones del Sur Global/Mayoría Global no apoyaron —ni se adhirieron— al sueño húmedo colectivo de Occidente de suprimir estratégicamente a Rusia. A pesar de que Rusia es ahora la quinta mayor economía del mundo según la PPA (más de 5 billones de dólares) —por delante de los vasallos imperiales europeos—, el Sur Global percibe a Moscú como «uno de los nuestros».

Todo ello añade más poder al nuevo Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), al que los RIC deben cortejar a tiempo completo. Las «iniciativas» tardías del Norte Global, como la estadounidense Build Back Better World y el Global Gateway de la UE, se consideran, en el mejor de los casos, exuberante retórica.

Mientras que China reforzará su papel en el Sur Global, especialmente en África, tras la cumbre, India cuenta con un impulso en su papel de potencia Norte-Sur. Esto puede verse como una especie de apuesta arriesgada, ya que el establishment de Nueva Delhi se enorgullece de estar entrelazado con el Norte Global en lo que se refiere a objetivos estratégicos (¿Cuádruple? ¿En serio?) sin dejar de ser un actor del Sur Global.

Tarde o temprano, algo tiene que ceder. El Imperio diseñó su falsa terminología y estrategia «Indo-Pacífico» específicamente para atrapar a India. Nadie en Asia-Pacífico se ha referido nunca a la región en términos de «Indo-Pacífico». Sin embargo, de un plumazo, el Imperio se deshace de China, del Mar del Sur de China e incluso del Sudeste Asiático para acomodar en un eslogan pegadizo lo que considera una neocolonia geopolítica en el mejor de los casos y ariete contra China.

Parece que Nueva Delhi está desarrollando una tendencia: nunca estar a la altura de sus posibilidades cuando se trata de ejercer la soberanía para desafiar al Hegemón.
Socavar el BRICS+ desde dentro
El alcance de Rusia es mucho más ambicioso: abarca desde el espacio postsoviético a través del Heartland hasta la verdadera Asia-Pacífico, Asia Occidental y, al igual que China, también África. Todos estos actores dependen de la energía, los alimentos, los fertilizantes químicos y una serie de materias primas rusas. Para todos ellos, no habrá «desvinculación» ni «reducción de riesgos» cuando se trate de comerciar con Rusia.

En su discurso por videoconferencia ante los BRICS, Putin se lució en el frente de la conectividad, ampliando el INSTC y la Ruta Marítima Septentrional. Lo mismo ocurrió con el suministro gratuito de cereales a las naciones africanas más pobres. También destruyó el «supuesto» acuerdo sobre cereales: Moscú se plantearía volver, pero sólo si se satisfacen sus legítimas demandas.

En contraste con la rápida expansión del poder blando ruso, ¿cómo podría Pekín expandir el suyo propio que puede presentar graves carencias en varias áreas? No basta con crear Institutos Confucio; lo ideal sería que los chinos empezaran a promover una serie de laboratorios de ideas del Sur Global, desde Asia Occidental hasta África y América Latina, para analizar los crecientes desafíos geopolíticos y geoeconómicos a la vía multipolar.

De momento, Pekín turboalimentará las formas institucionales de interacción Sur-Sur, como el Foro de la Franja y la Ruta (el próximo es en octubre); el Foro de Cooperación China-África; y el foro China-CELAC con América Latina y el Caribe.

Pero además, dentro de los BRICS, todo se reduce a China-India. 2023 podría convertirse en un punto de inflexión en sus relaciones bilaterales. Nueva Delhi organizó la última cumbre de la OCS (por desgracia, sólo en línea; los rumores sobre disensiones internas nunca llegaron a desmentirse del todo). Y presidirá la próxima cumbre del G20.

Y luego está el tóxico factor externo: la ya en curso Guerra Híbrida imperial contra los BRICS. Los sospechosos habituales no escatimarán esfuerzos para enfrentar a Pekín con Nueva Delhi, sobre todo después de que todo lo que lanzaron contra Moscú fracasara estrepitosamente.

Esta Guerra Híbrida multifacética ha sido diseñada para socavar a los BRICS+ desde dentro, especialmente a los nodos más débiles Brasil y Sudáfrica, e incluyendo al ya mega-sancionado Irán si se convierte en miembro. El Imperio no escatimará esfuerzos para no perder los pivotes clave de la hegemonía latinoamericana y africana.

En conjunto, los RIC —y quizás pronto los RIIC— deberían concentrar su atención en África. Eso no significa que se deba permitir que una serie de naciones africanas se unan al BRICS+ literalmente mañana; la cuestión es poder ayudarlas en varios campos cruciales, ya que el proceso de ruptura con el control imperial/neocolonial es ahora irreversible.

El Imperio nunca duerme, al menos los que realmente dirigen el espectáculo: Otra cosa son los muñecos de pruebas que se hacen pasar por presidentes. Con los sueños de bandera falsa de Taiwán desapareciendo rápidamente, todas las apuestas apuntan a que el Imperio podría establecer su próxima gran guerra psicológica en África.

Fuente: Pepe Escobar

UN CABLE SECRETO DE PAKISTÁN DOCUMENTA LAS PRESIONES DE EEUU PARA DESTITUIR A IMRAN KHAN.


«Todo será perdonado», dijo un diplomático estadounidense, si prospera la moción de censura contra el Primer Ministro de Pakistán, Imran Khan.

EL DEPARTAMENTO DE ESTADO DE ESTADOS UNIDOS animó al gobierno pakistaní en una reunión celebrada el 7 de marzo de 2022 a destituir a Imran Khan como primer ministro por su neutralidad en la invasión rusa de Ucrania, según un documento clasificado del gobierno pakistaní obtenido por The Intercept.

La reunión, entre el embajador pakistaní en Estados Unidos y dos funcionarios del Departamento de Estado, ha sido objeto de intenso escrutinio, controversia y especulación en Pakistán durante el último año y medio, mientras los partidarios de Khan y sus oponentes militares y civiles se disputaban el poder. La lucha política se intensificó el 5 de agosto, cuando Khan fue condenado a tres años de prisión por corrupción y detenido por segunda vez desde su destitución. Los defensores de Khan tachan los cargos de infundados. La sentencia también impide a Khan, el político más popular de Pakistán, presentarse a las elecciones previstas en Pakistán para finales de año.

Un mes después de la reunión con funcionarios estadounidenses documentada en el documento filtrado del gobierno pakistaní, se celebró una moción de censura en el Parlamento, que condujo a la destitución de Khan. Se cree que la votación se organizó con el respaldo de los poderosos militares paquistaníes. Desde entonces, Khan y sus partidarios se han enfrentado al ejército y a sus aliados civiles, que, según Khan, organizaron su destitución a petición de Estados Unidos.

El texto del cable pakistaní, elaborado a partir de la reunión por el embajador y transmitido a Pakistán, no se había publicado anteriormente. El cable, conocido internamente como «cifrado», revela tanto las zanahorias como los palos que el Departamento de Estado desplegó en su presión contra Khan, prometiendo relaciones más cálidas si Khan era destituido, y aislamiento si no lo era.

El documento, etiquetado como «secreto», incluye un relato de la reunión entre funcionarios del Departamento de Estado, entre ellos el subsecretario de Estado para la Oficina de Asuntos de Asia Central y Meridional, Donald Lu, y Asad Majeed Khan, que en aquel momento era embajador de Pakistán en Estados Unidos.

El documento fue facilitado a The Intercept por una fuente anónima del ejército pakistaní que dijo no tener vínculos con Imran Khan ni con el partido de Khan. The Intercept publica a continuación el cuerpo del cable, corrigiendo pequeños errores tipográficos en el texto porque esos detalles pueden utilizarse para marcar con agua documentos y rastrear su difusión.

El cable revela tanto las zanahorias como los palos que el Departamento de Estado desplegó en su presión contra el primer ministro Imran Khan.

El contenido del documento obtenido por The Intercept concuerda con la información aparecida en el diario paquistaní Dawn y en otros medios que describen las circunstancias de la reunión y los detalles del propio cable, incluidas las marcas de clasificación omitidas en la presentación de The Intercept. La dinámica de la relación entre Pakistán y Estados Unidos descrita en el cable se vio confirmada posteriormente por los acontecimientos. En el cable, Estados Unidos se opone a la política exterior de Khan en la guerra de Ucrania. Esas posturas se invirtieron rápidamente tras su destitución, a la que siguió, como se prometía en la reunión, un acercamiento entre Estados Unidos y Pakistán.

La reunión diplomática se produjo dos semanas después de la invasión rusa de Ucrania, que se inició cuando Khan se dirigía a Moscú, una visita que enfureció a Washington.

El 2 de marzo, pocos días antes de la reunión, Lu había sido interrogado en una audiencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado sobre la neutralidad de India, Sri Lanka y Pakistán en el conflicto de Ucrania. En respuesta a una pregunta del senador demócrata Chris Van Hollen sobre la reciente decisión de Pakistán de abstenerse en una resolución de las Naciones Unidas que condenaba el papel de Rusia en el conflicto, Lu dijo: "«El primer ministro Khan ha visitado recientemente Moscú, por lo que creo que estamos intentando averiguar cómo entablar un diálogo específico con el primer ministro a raíz de esa decisión». Van Hollen pareció indignarse por el hecho de que funcionarios del Departamento de Estado no estuvieran en comunicación con Khan sobre la cuestión.

El día anterior a la reunión, Khan intervino en un mitin y respondió directamente a los llamamientos europeos para que Pakistán apoyara a Ucrania. «¿Somos vuestros esclavos?» atronó Khan a la multitud. «¿Qué pensáis de nosotros? ¿Qué somos vuestros esclavos y que haremos todo lo que nos pidáis?», preguntó. «Somos amigos de Rusia y también de Estados Unidos. Somos amigos de China y de Europa. No formamos parte de ninguna alianza».

En la reunión, según el documento, Lu habló en términos directos sobre el descontento de Washington con la postura de Pakistán en el conflicto. El documento cita a Lu diciendo que «la gente aquí y en Europa está bastante preocupada sobre por qué Pakistán está adoptando una posición tan agresivamente neutral (sobre Ucrania), si es que tal posición es posible. No nos parece una postura tan neutral». Lu añadió que había mantenido conversaciones internas con el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y que «parece bastante claro que ésta es la política del Primer Ministro».

Lu plantea entonces sin rodeos la cuestión de una moción de censura: «Creo que si el voto de censura contra el Primer Ministro tiene éxito, todo será perdonado en Washington porque la visita a Rusia se considera una decisión del Primer Ministro», dijo Lu, según el documento. «De lo contrario», continuó, «creo que será difícil seguir adelante».

Lu advirtió de que, si no se resolvía la situación, Pakistán quedaría marginado por sus aliados occidentales. «No puedo decir cómo lo verá Europa, pero sospecho que su reacción será similar», dijo Lu, añadiendo que Khan podría enfrentarse al «aislamiento» de Europa y Estados Unidos si sigue en el cargo.

Preguntado por las citas de Lu en el cable pakistaní, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, dijo: «Nada en estos supuestos comentarios muestra que Estados Unidos adopte una posición sobre quién debe ser el líder de Pakistán». Miller dijo que no haría comentarios sobre discusiones diplomáticas privadas.

El embajador pakistaní respondió expresando su frustración por la falta de compromiso de los dirigentes estadounidenses: «Esta reticencia había creado en Pakistán la percepción de que se nos ignoraba o incluso se nos daba por descontados. También existía la sensación de que mientras Estados Unidos esperaba el apoyo de Pakistán en todas las cuestiones importantes para él, no lo correspondía».

«También existía la sensación de que, aunque Estados Unidos esperaba el apoyo de Pakistán en todas las cuestiones que eran importantes para él, no lo correspondía».

La discusión concluyó, según el documento, con el embajador pakistaní expresando su esperanza de que la cuestión de la guerra entre Rusia y Ucrania no «afectara a nuestros lazos bilaterales». Lu le dijo que el daño era real pero no fatal, y que con la marcha de Khan, la relación podría volver a la normalidad. «Yo diría que ya ha creado una mella en la relación desde nuestra perspectiva», dijo Lu, planteando de nuevo la «situación política» en Pakistán. «Esperemos unos días para ver si la situación política cambia, lo que significaría que no tendríamos un gran desacuerdo sobre este asunto y la mella desaparecería muy rápidamente. De lo contrario, tendremos que afrontar este asunto de frente y decidir cómo gestionarlo».

Al día siguiente de la reunión, el 8 de marzo, los oponentes de Khan en el Parlamento dieron un paso clave en el procedimiento hacia la moción de censura.

«El destino de Khan no estaba sellado en el momento en que se celebró esta reunión, pero era tenue», afirmó Arif Rafiq, académico no residente del Middle East Institute y especialista en Pakistán. «Lo que tenemos aquí es a la administración Biden enviando un mensaje a la gente que ellos veían como los verdaderos gobernantes de Pakistán, señalándoles que las cosas mejorarían si él era apartado del poder».

The Intercept ha hecho grandes esfuerzos para autentificar el documento. Dado el clima de seguridad en Pakistán, no fue posible obtener una confirmación independiente de fuentes del gobierno pakistaní. La embajada de Pakistán en Washington, D.C., no respondió a una solicitud de comentarios.

Miller, portavoz del Departamento de Estado, declaró: «Habíamos expresado nuestra preocupación por la visita del entonces primer ministro Khan a Moscú el día de la invasión rusa de Ucrania y hemos comunicado esa oposición tanto en público como en privado». Añadió que «las acusaciones de que Estados Unidos interfirió en decisiones internas sobre el liderazgo de Pakistán son falsas. Siempre han sido falsas y siguen siéndolo».

Negaciones estadounidenses
El Departamento de Estado ha negado anteriormente y en repetidas ocasiones que Lu instara al gobierno pakistaní a derrocar al primer ministro. El 8 de abril de 2022, después de que Khan alegara que existía un cable que probaba su afirmación de injerencia estadounidense, la portavoz del Departamento de Estado, Jalina Porter, fue preguntada por su veracidad. «Permítanme decir sin rodeos que no hay absolutamente nada de cierto en esas acusaciones», dijo Porter.

A principios de junio de 2023, Khan concedió una entrevista a The Intercept y volvió a repetir la acusación. El Departamento de Estado se remitió entonces a desmentidos anteriores en respuesta a una petición de comentarios.

Khan no ha dado marcha atrás, y el Departamento de Estado volvió a negar la acusación a lo largo de junio y julio, al menos tres veces en ruedas de prensa y de nuevo en un discurso de un subsecretario de Estado adjunto para Pakistán, que se refirió a las afirmaciones como «propaganda y desinformación». En la última ocasión, Miller, el portavoz del Departamento de Estado, ridiculizó la pregunta. «Siento que necesito traer sólo un cartel que pueda sostener en respuesta a esta pregunta y decir que esa alegación no es cierta», dijo Miller, riendo y provocando carcajadas de la prensa. «No sé cuántas veces puedo decirlo... Estados Unidos no tiene una posición sobre un candidato o partido político frente a otro en Pakistán o en cualquier otro país».

Mientras el drama sobre el cable se ha desarrollado en público y en la prensa, el ejército pakistaní ha lanzado un asalto sin precedentes contra la sociedad civil pakistaní para silenciar cualquier disidencia y libertad de expresión que hubiera existido previamente en el país.

En los últimos meses, el gobierno militar ha tomado medidas enérgicas no sólo contra los disidentes, sino también contra los sospechosos de filtrar información dentro de sus propias instituciones, aprobando la semana pasada una ley que autoriza registros sin orden judicial y largas penas de cárcel para los denunciantes. Sacudidos por las muestras públicas de apoyo a Khan —expresadas en una serie de protestas y disturbios masivos el pasado mayo—, los militares también han consagrado para sí poderes autoritarios que reducen drásticamente las libertades civiles, criminalizan las críticas al ejército, amplían el papel ya expansivo de la institución en la economía del país y otorgan a los líderes militares un veto permanente sobre los asuntos políticos y civiles.

Estos radicales ataques a la democracia pasaron prácticamente desapercibidos para los funcionarios estadounidenses. A finales de julio, el jefe del Mando Central de Estados Unidos, el general Michael Kurilla, visitó Pakistán y emitió un comunicado en el que afirmaba que su visita se había centrado en «reforzar las relaciones entre militares», sin hacer mención alguna a la situación política del país. Este verano, el representante Greg Casar, demócrata de Texas, intentó añadir una medida a la Ley de Autorización de la Defensa Nacional para que el Departamento de Estado examinara el retroceso democrático en Pakistán, pero se le denegó la votación en la Cámara de Representantes.

En una rueda de prensa celebrada el lunes, en respuesta a una pregunta sobre si Khan había recibido un juicio justo, Miller, portavoz del Departamento de Estado, dijo: «Creemos que eso es un asunto interno de Pakistán».
Caos político
La destitución de Khan tras su desencuentro con el ejército pakistaní, la misma institución que se cree que propició su ascenso político, ha sumido a esta nación de 230 millones de habitantes en la confusión política y económica. Las protestas contra la destitución de Khan y la supresión de su partido han arrasado el país y paralizado sus instituciones, mientras los actuales dirigentes pakistaníes luchan por hacer frente a una crisis económica desencadenada en parte por el impacto de la invasión rusa de Ucrania en los precios mundiales de la energía. El caos actual ha provocado tasas de inflación asombrosas y la fuga de capitales del país.
Además del empeoramiento de la situación de los ciudadanos de a pie, se ha instaurado un régimen de censura extrema bajo la dirección del ejército pakistaní, que ha prohibido a los medios de comunicación incluso mencionar el nombre de Khan, como informó anteriormente The Intercept. Miles de miembros de la sociedad civil, en su mayoría partidarios de Khan, han sido detenidos por el ejército, una represión que se intensificó tras la detención de Khan a principios de año y su retención durante cuatro días, lo que desencadenó protestas en todo el país. Se han recibido informes fidedignos sobre torturas infligidas por las fuerzas de seguridad y sobre varias muertes bajo custodia.
La represión de la otrora agitada prensa pakistaní ha tomado un cariz especialmente oscuro. Arshad Sharif, destacado periodista pakistaní huido del país, fue asesinado a tiros en Nairobi el pasado octubre, en circunstancias que siguen siendo controvertidas. Otro conocido periodista, Imran Riaz Khan, fue detenido por las fuerzas de seguridad en un aeropuerto el pasado mes de mayo y no se le ha vuelto a ver desde entonces. Ambos habían estado informando sobre el cable secreto, que ha adquirido un estatus casi mítico en Pakistán, y habían formado parte del puñado de periodistas a los que se informó de su contenido antes de la destitución de Khan. Estos ataques a la prensa han creado un clima de temor que ha hecho prácticamente imposible que periodistas e instituciones de Pakistán informen sobre el documento.

El pasado noviembre, el propio Khan fue objeto de un intento de asesinato cuando recibió un disparo en un mitin político, en un ataque en el que resultó herido y murió uno de sus partidarios. Su encarcelamiento ha sido ampliamente considerado en Pakistán, incluso por muchos críticos con su gobierno, como un intento de los militares de impedir que su partido se presente a las próximas elecciones. Los sondeos muestran que, si se le permitiera participar en la votación, Khan probablemente ganaría.

«Khan fue condenado por cargos endebles tras un juicio en el que a su defensa ni siquiera se le permitió presentar testigos. Anteriormente había sobrevivido a un intento de asesinato, había sido asesinado un periodista afín a él y ha visto cómo miles de sus partidarios eran encarcelados. Aunque el gobierno de Biden ha dicho que los derechos humanos estarán en el primer plano de su política exterior, ahora mira hacia otro lado mientras Pakistán avanza hacia convertirse en una dictadura militar en toda regla», afirmó Rafiq, académico del Middle East Institute. «En última instancia, se trata de que los militares pakistaníes utilizan fuerzas exteriores como medio para preservar su hegemonía sobre el país. Cada vez que hay una gran rivalidad geopolítica, ya sea la Guerra Fría o la guerra contra el terrorismo, saben cómo manipular a Estados Unidos a su favor».
Las repetidas referencias de Khan al propio cable han contribuido a sus problemas legales, y los fiscales han iniciado una investigación separada para determinar si violó las leyes sobre secretos de Estado al hablar de él.
Democracia y militares

Durante años, muchos pakistaníes han considerado la relación de patrocinio del gobierno estadounidense con el ejército pakistaní, que durante mucho tiempo ha actuado como el verdadero agente de poder en la política del país, como un obstáculo impenetrable a la capacidad del país para hacer crecer su economía, combatir la corrupción endémica y llevar a cabo una política exterior constructiva. La sensación de que Pakistán ha carecido de una independencia significativa debido a esta relación —que, a pesar de las apariencias de democracia, ha convertido a los militares en una fuerza intocable en la política nacional— hace que la acusación de la implicación de Estados Unidos en la destitución de un primer ministro popular sea aún más incendiaria.

La fuente de The Intercept, que tuvo acceso al documento como miembro del ejército, habló de su creciente desilusión con la cúpula militar del país, del impacto en la moral de los militares tras su implicación en la lucha política contra Khan, de la explotación de la memoria de los miembros del servicio fallecidos con fines políticos en la reciente propaganda militar y del desencanto generalizado de la opinión pública con las fuerzas armadas en medio de la represión. Creen que los militares están empujando a Pakistán hacia una crisis similar a la de 1971, que condujo a la secesión de Bangladesh.
La fuente añadió que esperaban que el documento filtrado confirmara finalmente lo que los ciudadanos de a pie, así como las bases de las fuerzas armadas, sospechaban desde hacía tiempo sobre el ejército pakistaní y forzara un ajuste de cuentas dentro de la institución.
En junio, en medio de la represión militar contra el partido político de Khan, el ex-alto funcionario de Khan, el secretario principal Azam Khan, fue detenido y encarcelado durante un mes. Durante su detención, Azam Khan hizo al parecer una declaración, grabada ante un miembro de la judicatura, en la que afirmaba que el cable era real, pero que el ex-primer ministro había exagerado su contenido para obtener un beneficio político.

Un mes después de la reunión descrita en el cable, y pocos días antes de que Khan fuera destituido, el entonces jefe del ejército paquistaní, Qamar Bajwa, rompió públicamente con la neutralidad de Khan y pronunció un discurso en el que calificó la invasión rusa de «enorme tragedia» y criticó a Rusia. Estas declaraciones alinearon la imagen pública con la observación privada de Lu, recogida en el cable, de que la neutralidad de Pakistán era la política de Khan, pero no de los militares.

La política exterior de Pakistán ha cambiado significativamente desde la destitución de Khan, inclinándose más claramente hacia el bando estadounidense y europeo en el conflicto de Ucrania. Abandonando su postura de neutralidad, Pakistán ha aparecido ahora como proveedor de armas al ejército ucraniano; en las imágenes del campo de batalla aparecen con regularidad proyectiles y munición producidos en Pakistán. En una entrevista a principios de este año, un funcionario de la Unión Europea confirmó el apoyo militar pakistaní a Ucrania. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano viajó a Pakistán en julio, en una visita que se presumía de cooperación militar, pero que se describió públicamente como centrada en el comercio, la educación y el medio ambiente.

Esta reorientación hacia Estados Unidos parece haber reportado dividendos al ejército pakistaní. El 3 de agosto, un periódico pakistaní informó de que el Parlamento había aprobado la firma de un pacto de defensa con Estados Unidos que abarcaba «ejercicios conjuntos, operaciones, entrenamiento, bases y equipamiento». El acuerdo pretendía sustituir a otro anterior de 15 años entre ambos países que expiraba en 2020.

«Valoración» pakistaní
Los contundentes comentarios de Lu sobre la política interna de Pakistán hicieron saltar las alarmas en el bando pakistaní. En una breve sección de «evaluación» al final del informe, el documento afirma: «Don no podría haber transmitido una gestión tan contundente sin la aprobación expresa de la Casa Blanca, a la que se refirió en repetidas ocasiones. Claramente, Don habló fuera de lugar sobre el proceso político interno de Pakistán». El cable concluye con la recomendación de «reflexionar seriamente sobre esto y considerar la posibilidad de hacer una gestión apropiada ante el Cd' A a.i de EE.UU. en Islamabad», en referencia al encargado de asuntos ad interim (chargé d’affaires ad interim), que es el jefe en funciones de una misión diplomática cuando su jefe acreditado está ausente. Posteriormente, el gobierno de Khan emitió una protesta diplomática.

El 27 de marzo de 2022, el mismo mes de la reunión de Lu, Khan habló públicamente sobre el cable, agitando en el aire una copia doblada del mismo en un mitin. Al parecer, también informó de su contenido en una reunión de seguridad nacional con los jefes de las distintas agencias de seguridad de Pakistán.
No está claro qué ocurrió en las comunicaciones entre Pakistán y Estados Unidos durante las semanas que siguieron a la reunión de la que se informaba en el cable. Sin embargo, al mes siguiente, los vientos políticos habían cambiado. El 10 de abril, Khan fue destituido en una moción de censura.
El nuevo primer ministro, Shehbaz Sharif, confirmó finalmente la existencia del cable y reconoció que parte del mensaje transmitido por Lu era inapropiado. Afirmó que Pakistán se había quejado formalmente, pero advirtió que el cable no confirmaba las afirmaciones de Khan.

Khan ha sugerido repetidamente en público que el cable ultrasecreto demostraba que Estados Unidos había ordenado su destitución, pero posteriormente revisó su apreciación al instar a Estados Unidos a condenar los abusos contra los derechos humanos cometidos contra sus partidarios. Según declaró a The Intercept en una entrevista en junio, es posible que Estados Unidos instara a su destitución, pero sólo lo hizo porque estaba manipulado por los militares.

La divulgación de la totalidad del cable, más de un año después de la destitución de Khan y tras su detención, permitirá por fin evaluar las distintas afirmaciones. En conjunto, el texto del cable sugiere claramente que Estados Unidos alentó la destitución de Khan. Según el cable, aunque Lu no ordenó directamente la destitución de Khan, dijo que Pakistán sufriría graves consecuencias, incluido el aislamiento internacional, si Khan seguía siendo primer ministro, al tiempo que insinuaba recompensas por su destitución. Las declaraciones parecen haber sido tomadas como una señal para que el ejército pakistaní actúe.
Además de sus otros problemas legales, el propio Khan ha seguido en el punto de mira por la gestión del cable secreto por parte del nuevo gobierno. A finales del mes pasado, el ministro del Interior, Rana Sanaullah, declaró que Khan sería procesado en virtud de la Ley de Secretos Oficiales en relación con el cable. «Khan ha urdido una conspiración contra los intereses del Estado y se abrirá una causa contra él en nombre del Estado por violación de la Ley de Secretos Oficiales al sacar a la luz una comunicación cifrada confidencial de una misión diplomática», declaró Sanaullah.
Khan se ha sumado a una larga lista de políticos paquistaníes que no han podido terminar su mandato por entrar en conflicto con los militares. Según se cita en la clave, Estados Unidos culpaba personalmente a Khan, según Lu, de la política de no alineamiento de Pakistán durante el conflicto de Ucrania. La moción de censura y sus implicaciones para el futuro de los lazos entre Estados Unidos y Pakistán ocuparon un lugar preponderante en la conversación.

«Honestamente», se cita a Lu en el documento, refiriéndose a la perspectiva de que Khan siga en el cargo, «creo que el aislamiento del primer ministro será muy fuerte por parte de Europa y Estados Unidos».

7 de marzo de 2022. Cifrado diplomático pakistaní (Transcripción)
The Intercept publica a continuación el cuerpo del cable, corrigiendo pequeños errores tipográficos en el texto, ya que tales detalles pueden utilizarse para marcar con agua documentos y rastrear su difusión. The Intercept ha eliminado las marcas de clasificación y los elementos numéricos que podrían utilizarse con fines de rastreo. Etiquetado como «Secreto», el cable incluye un relato de la reunión entre funcionarios del Departamento de Estado, incluido el Subsecretario de Estado para la Oficina de Asuntos de Asia Central y Meridional, Donald Lu, y Asad Majeed Khan, que en ese momento era embajador de Pakistán en Estados Unidos.
Hoy he almorzado con el Subsecretario de Estado para Asia Meridional y Central, Donald Lu. Le acompañaba el Subsecretario de Estado Adjunto Les Viguerie. El DCM (Deputy chief of mission), el DA (District attorney) y el Consejero Qasim se unieron a mí.

Para empezar, Don se refirió a la posición de Pakistán en la crisis de Ucrania y dijo que «la gente aquí y en Europa está bastante preocupada por qué Pakistán está adoptando una posición tan agresivamente neutral (sobre Ucrania), si es que tal posición es siquiera posible. No nos parece una postura tan neutral». Compartió que en sus conversaciones con el NSC (National Security Council), «parece bastante claro que esta es la política del Primer Ministro». Continuó diciendo que era de la opinión de que esto estaba «ligado a los dramas políticos actuales en Islamabad que él (el Primer Ministro) necesita y está tratando de mostrar una cara pública». Le respondí que esa no era una lectura correcta de la situación, ya que la posición de Pakistán sobre Ucrania era el resultado de intensas consultas entre agencias. Pakistán nunca había recurrido a hacer diplomacia en la esfera pública. Las declaraciones del Primer Ministro durante un mitin político fueron una reacción a la carta pública de los embajadores europeos en Islamabad, que iba en contra de la etiqueta y el protocolo diplomáticos. Cualquier líder político, ya sea en Pakistán o en Estados Unidos, se vería obligado a dar una respuesta pública en una situación así.

Pregunté a Don si el motivo de la fuerte reacción estadounidense era la abstención de Pakistán en la votación de la AGNU. Respondió categóricamente en sentido negativo y dijo que se debía a la visita del Primer Ministro a Moscú. Dijo que «creo que si prospera la moción de censura contra el Primer Ministro, todo será perdonado en Washington porque la visita a Rusia se considera una decisión del Primer Ministro. De lo contrario, creo que será difícil seguir adelante». Hizo una pausa y luego dijo que «no puedo decir cómo lo verá Europa, pero sospecho que su reacción será similar». A continuación dijo que «sinceramente, creo que el aislamiento del Primer Ministro será muy fuerte por parte de Europa y Estados Unidos». Don comentó además que parecía que la visita del Primer Ministro a Moscú se planeó durante los Juegos Olímpicos de Pekín y que hubo un intento del Primer Ministro de reunirse con Putin que no tuvo éxito y entonces se urdió esta idea de que iría a Moscú.

Le dije a Don que se trataba de una percepción totalmente errónea y desinformada. La visita a Moscú llevaba preparándose al menos varios años y era el resultado de un proceso institucional deliberativo. Subrayé que cuando el Primer Ministro volaba a Moscú, la invasión rusa de Ucrania no había comenzado y aún había esperanzas de una resolución pacífica. También señalé que los líderes de los países europeos también viajaban a Moscú por esas mismas fechas. Don intervino diciendo que «esas visitas eran específicamente para buscar una solución al enfrentamiento de Ucrania, mientras que la visita del Primer Ministro era por razones económicas bilaterales». Le llamé la atención sobre el hecho de que el Primer Ministro lamentaba claramente la situación durante su estancia en Moscú y esperaba que la diplomacia funcionara. Insistí en que la visita del Primer Ministro se inscribía exclusivamente en el contexto bilateral y no debía verse ni como una condonación ni como un respaldo a la acción de Rusia contra Ucrania. Dije que nuestra posición viene dictada por nuestro deseo de mantener abiertos los canales de comunicación con todas las partes. Nuestras declaraciones posteriores en la ONU y por parte de nuestro Portavoz lo explicaron claramente, al tiempo que reafirmaban nuestro compromiso con el principio de la Carta de la ONU, el no uso o la amenaza del uso de la fuerza, la soberanía y la integridad territorial de los Estados, y la resolución pacífica de las disputas.

También le dije a Don que a Pakistán le preocupaba cómo se desarrollaría la crisis de Ucrania en el contexto de Afganistán. Habíamos pagado un precio muy alto por el impacto a largo plazo de este conflicto. Nuestra prioridad era la paz y la estabilidad en Afganistán, para lo que era imprescindible la cooperación y la coordinación con todas las grandes potencias, incluida Rusia. También desde esta perspectiva, era esencial mantener abiertos los canales de comunicación. Este factor también dictaba nuestra posición respecto a la crisis de Ucrania. En cuanto a mi referencia a la próxima reunión de la Troika Ampliada en Pekín, Don me respondió que en Washington se seguía debatiendo si Estados Unidos debía asistir a la reunión de la Troika Ampliada o a la próxima reunión de Antalya sobre Afganistán con la presencia de representantes rusos, ya que en ese momento Estados Unidos sólo quería hablar de Ucrania con Rusia. Le respondí que eso era exactamente lo que temíamos. No queríamos que la crisis de Ucrania desviara la atención de Afganistán. Don no hizo ningún comentario.

Le dije a Don que, al igual que él, yo también transmitiría nuestra perspectiva de forma franca. Le dije que durante el último año habíamos percibido una constante reticencia por parte de los dirigentes estadounidenses a comprometerse con nuestros dirigentes. Esta reticencia había creado en Pakistán la percepción de que se nos ignoraba e incluso se nos daba por descontados. También existía la sensación de que, aunque Estados Unidos esperaba el apoyo de Pakistán en todas las cuestiones que eran importantes para él, no lo correspondía y no vemos mucho apoyo estadounidense en las cuestiones que preocupan a Pakistán, sobre todo en Cachemira. Dije que era extremadamente importante tener canales de comunicación que funcionaran al más alto nivel para eliminar esa percepción. También dije que nos sorprendía que, si nuestra posición sobre la crisis de Ucrania era tan importante para Estados Unidos, por qué este país no se había puesto en contacto con nosotros al más alto nivel antes de la visita a Moscú e incluso cuando estaba prevista la votación en la ONU. (El Departamento de Estado lo había planteado a nivel de DCM). Pakistán valoraba el compromiso continuado a alto nivel y por este motivo el Ministro de Asuntos Exteriores intentó hablar con el Secretario Blinken para explicarle personalmente la posición y la perspectiva de Pakistán sobre la crisis de Ucrania. La llamada aún no se ha materializado. Don respondió que en Washington se pensaba que, dada la actual agitación política en Pakistán, no era el momento adecuado para ese compromiso y que podía esperar hasta que se calmara la situación política en Pakistán.

Reiteré nuestra posición de que no se debe obligar a los países a elegir bando en una situación compleja como la crisis de Ucrania y subrayé la necesidad de mantener una comunicación bilateral activa a nivel de liderazgo político. Don respondió que «ha transmitido su posición con claridad y la llevaré a mi liderazgo».

También le dije a Don que habíamos visto su defensa de la postura india sobre la crisis de Ucrania durante la reciente audiencia del Subcomité del Senado sobre las relaciones entre Estados Unidos e India. Parecía que Estados Unidos estaba aplicando criterios diferentes para India y Pakistán. Don respondió que los fuertes sentimientos de los legisladores estadounidenses respecto a las abstenciones de India en el CSNU y la AGNU se manifestaron claramente durante la audiencia. Dije que de la comparecencia se desprendía que Estados Unidos esperaba más de India que de Pakistán, aunque parecía estar más preocupado por la posición de Pakistán. Don se mostró evasivo y respondió que Washington miraba la relación entre Estados Unidos e India muy a través del prisma de lo que ocurría en China. Añadió que, aunque India mantenía una estrecha relación con Moscú, «creo que realmente veremos un cambio en la política de India una vez que todos los estudiantes indios estén fuera de Ucrania».

Expresé mi esperanza de que la cuestión de la visita del Primer Ministro a Rusia no afectara a nuestros lazos bilaterales. Don respondió que «yo diría que ya ha creado una mella en la relación desde nuestra perspectiva. Esperemos unos días para ver si la situación política cambia, lo que significaría que no tendríamos un gran desacuerdo sobre esta cuestión y la mella desaparecería muy rápidamente. De lo contrario, tendremos que afrontar esta cuestión de frente y decidir cómo gestionarla».

También hablamos de Afganistán y de otras cuestiones relativas a los lazos bilaterales. Sobre esta parte de nuestra conversación se mantendrá una comunicación aparte.

Valoración

Don no podría haber transmitido una gestión tan contundente sin la aprobación expresa de la Casa Blanca, a la que se refirió en repetidas ocasiones. Está claro que Don habló de forma exagerada sobre el proceso político interno de Pakistán. Tenemos que reflexionar seriamente sobre ello y considerar la posibilidad de hacer una gestión adecuada ante el Cd' A a.i (encargado de asuntos ad interim - chargé d’affaires ad interim) de EEUU. en Islamabad.

Fuente:  Ryan Grim, Murtaza Hussain