Cosmología: cuestionamientos y nuevas tendencias | CONTROVERSIAS SOBRE EL CORRIMIENTO AL ROJO

Como regla general, las líneas espectrales en la luz de las estrellas de nuestra galaxia se desplazan al rojo si ellas se alejan de nosotros, y se desplazan al azul si se mueven hacia nosotros, resultando del estiramiento y compresión de las ondas luminosas respectivamente, lo cual se conoce también como efecto Doppler. Dado que las líneas espectrales en la luz de todas las galaxias se corren al rojo, con excepción de algunas cercanas, esto podría significar que las galaxias se alejan de nosotros y el universo se está expandiendo. El desplazamiento hacia el rojo de la luz de galaxias distantes aumenta con su distancia aparente, como lo indica su brillo o tamaño reducido. Esto significaría que las galaxias se están separando a una velocidad que aumenta con la distancia, mientras que la velocidad de las galaxias más alejadas se acercan cada vez más a la velocidad de la luz. Los cosmólogos frecuentemente utilizan la analogía de un budín de pasas: a medida que el budín se calienta y expande, las pasas —que representan grupos de galaxias— se separan. Un desplazamiento al rojo causado por la expansión del espacio se conoce como desplazamiento al rojo cosmológico.

El efecto Doppler es un fenómeno físico donde un aparente cambio de frecuencia de onda es presentado por una fuente de sonido con respecto a su observador cuando esa misma fuente se encuentra en movimiento. Este fenómeno lleva el nombre de su descubridor, Christian Andreas Doppler, un matemático y físico austríaco que presentó sus primeras teorías sobre el asunto en 1842.

Al proponer sus ecuaciones de campo gravitacional, Einstein agregó una «constante cosmológica» —una fuerza antigravitacional, conocida como lambda (λ ó Λ)— para equilibrar la fuerza de gravedad y mantener el universo estático. Aleksandr Fridman (en 1922) y el sacerdote jesuita Georges Lemaître (en 1927) encontraron soluciones de forma independiente a las ecuaciones de Einstein en las que el universo se expande. Al mismo tiempo, los astrónomos estaban descubriendo que los espectros de otras galaxias se desplazaban al rojo, lo cual era compatible con un universo en expansión. A principios de los años treinta la idea de que el universo comenzó como un «átomo primitivo» —en términos de Lemaître— y que se ha ido expandiendo desde su nacimiento había ganado amplia aceptación, y por lo tanto Einstein abandonó la constante cosmológica, pero se reconsideró en los años ochenta.

Aunque fue concebido originalmente como una explosión en el espacio, los «big-bangers» rápidamente decidieron que el nacimiento del universo debió haber implicado una explosión de espacio porque una detonación de materia en el espacio preexistente habría tenido una ubicación definida y medible. Puesto que el desplazamiento al rojo significa que todo se está alejando de nosotros y que las velocidades de expansión son las mismas en todas direcciones, esto implica que tendríamos que situarnos en o cerca del centro de la explosión. Por tanto y para evitar la conclusión de que estamos ubicados en un lugar especial del universo, se afirma que el espacio mismo surgió a la vida con el Big Bang y se ha expandido desde entonces, llevando a las galaxias consigo. Como no se observa expansión del espacio al interior de nuestro Sistema Solar, galaxia o incluso grupo de galaxias, los «big-bangers» suponen que el estiramiento del espacio debe producirse entre clústeres y superclústeres de galaxias, donde está seguramente más allá de la investigación observacional. En conclusión y estrictamente hablando en el modelo del Big Bang el desplazamiento hacia el rojo no es un efecto Doppler ya que las galaxias permanecen estacionarias mientras que el propio espacio se expande.

Esta masa de gas y polvo de apariencia caótica y violenta es el resto de una estrella explosiva cercana o supernova (N63A). La imagen fue tomada por el telescopio espacial Hubble, con utilización de filtros de color para tomar muestras de la luz emitida por el azufre (rojo), oxígeno (azul) e hidrógeno (verde). En marcado contraste, se supone que el universo del Big Bang se está expandiendo en una manera perfectamente uniforme y simétrica. Esto comenzó como una aserción simplificadora y necesaria para evitar que las ecuaciones relevantes se tornaran inmanejables, pero ahora es parte integral del «dogma Big Bang».

Desde principios de la década de 1920, varios científicos han argumentado que, en lugar de ser causado por expansión, el desplazamiento al rojo podría provocarse por la luz que pierde energía a medida que viaja a través del espacio; esto se conoce como «hipótesis de la luz cansada». Se han propuesto varios mecanismos posibles que implican interacción de la luz con materia, radiación o campos de fuerza en el espacio interestelar e intergaláctico y en ocasiones se objeta que tales procesos producirían imágenes borrosas de objetos distantes, pero esto está lejos de ser cierto para todos los mecanismos. La luz también podría estar perdiendo energía a medida que pasa a través del éter, como propusieron Walther Nernst (premio Nobel en 1921) y varios investigadores posteriores. El éter es un medio sutil que penetra todo el espacio y forma el sustrato de la materia física. Los científicos solían creer que las ondas de luz se propagaban a través de un medio etérico, pero el éter fue abolido por la ciencia de cabecera a principios del siglo XX favoreciendo así la ficción del «espacio vacío».

Actualmente la supuesta tasa de expansión del universo todavía se denomina «constante de Hubble», aunque incluso Edwin Hubble (quien en 1929 confirmó que los desplazamientos hacia el rojo eran aproximadamente proporcionales a la distancia) llegó a favorecer el modelo de «luz cansada» de un universo infinito y no expansivo. Además, la mayor parte de las galaxias que estudió al obtener la relación de desplazamiento al rojo/distancia estaba situada dentro de nuestro Grupo Local y hacia 1934 los cosmólogos habían decidido que el espacio dentro de los «racimos» de la galaxia no se está expandiendo.

Edwin Hubble, el padre del Big Bang

Paul LaViolette, Tom Van Flandern, Eric Lerner y otros autores han revisado varias pruebas observacionales de las diferentes interpretaciones del desplazamiento al rojo y muestran que la teoría del universo no expansivo explica los datos mucho mejor que la del universo en expansión. Para adaptar el modelo Big Bang a las observaciones hay que introducir una variedad creciente de supuestos ad hoc sobre la forma de evolución del Universo desde su creación. Además, los ajustes hechos para permitir que la teoría del Big Bang se enmarque en un conjunto de datos a menudo socavan su adaptabilidad con otros tipos de pruebas cosmológicas, llevando a confusión a la teoría en su conjunto. Van Flandern concluye: «A pesar de la popularidad generalizada del modelo Big Bang, incluso su premisa más básica, la expansión del Universo, es de validez dudosa tanto observacional como teóricamente». Como sostiene LaViolette, al abandonar el mito del Universo en expansión, podemos contemplar un nuevo paisaje cósmico: «Las galaxias ya no se alejan de nosotros a velocidades increíbles, sino que flotan suavemente en las aguas del cosmos, como muchos lirios brillantes en un enorme lago».

Si los desplazamientos al rojo extragalácticos se debieran únicamente a la expansión del espacio (como en la teoría del Big Bang) o si se produjeran sólo por pérdida de energía de la luz a medida que viaja por el espacio (como en la idea de la «luz cansada») dichos corrimientos al rojo deberían ser siempre proporcionales a la distancia. Sin embargo, existen numerosos casos en que las galaxias a la misma distancia tienen acercamientos al rojo muy diferentes, lo que demuestra la incidencia de otros factores.

Los grupos galácticos consisten en una galaxia central orbitada por otras compañeras. Se supone que el desplazamiento al rojo del conjunto se debe a su velocidad de recesión; sin embargo, los desplazamientos al rojo de las galaxias vecinas debieran ser ligeramente superiores o inferiores a los de su galaxia central debido a su velocidad orbital en torno a ella. Y puesto que en cualquier momento dado aproximadamente el mismo número de galaxias aledañas debiera tanto acercarse como alejarse de nosotros en su movimiento orbital, esperaríamos que una mitad tuviera desplazamientos hacia el rojo ligeramente más altos y la otra mitad otros corrimientos levemente inferiores. No obstante, los desplazamientos al rojo de las 22 galaxias anexas principales en nuestro Grupo Local y el grupo principal siguiente son sistemáticamente más altos que los de la galaxia central. Dado que la probabilidad de que esto ocurra por casualidad es de sólo 1 en 4 millones, la conclusión lógica es que las galaxias contiguas tienen desplazamientos al rojo intrínsecos y en exceso, y que este fenómeno no es simplemente resultado de la velocidad. Asimismo, el corrimiento al rojo sistemático de las galaxias colindantes se ha confirmado en cada grupo galáctico examinado. Halton Arp señala que el exceso de desplazamientos al rojo de las galaxias adyacentes se anunció rutinariamente en la revista Nature en 1970 cuando su importancia era apenas reconocida, pero ahora que la evidencia ha crecido en proporciones abrumadoras hay pocas probabilidades de que los resultados y sus implicaciones sean discutidos en las principales revistas profesionales.

Halton C. Arp en 2005. Su tenaz promoción de una teoría poco ortodoxa lo distanció de sus compañeros (Jean-Pierre Jans).

Como Arp ha demostrado en gran detalle, los desplazamientos al rojo excesivos se correlacionan con las edades más recientes. En los clústeres de galaxias, también, las más pequeñas y jóvenes presentan excesos de desplazamiento hacia el rojo. Además, desde 1911 se sabe que las estrellas más jóvenes y luminosas de nuestra galaxia tienen exceso de corrimientos al rojo que generalmente aumentan con la relativa juventud de las estrellas, pero obviamente no todos estos astros calientes y lozanos pueden explosionar lejos de nosotros en cada dirección que miremos, lo que en otras palabras significa que los desplazamientos al rojo no son sólamente producto de la velocidad.

El diagrama inferior muestra los desplazamientos al rojo (expresados como velocidades) de las galaxias en un segmento de espacio (90º por 32º), trazados contra su posición angular como se aprecian desde la Tierra. Las galaxias en rojo pertenecen al Cúmulo de Virgo. Si asumimos que las galaxias se encuentran en sus distancias de desplazamiento hacia el rojo, tales agrupaciones adoptan una forma alargada (conocida como los «dedos de Dios») que apuntan hacia la Tierra. Dado que nuestro planeta no es el centro del Universo o el punto focal del Cúmulo de Virgo, esto sugiere que la suposición de que «el corrimiento al rojo es igual a la distancia» es falsa. Atribuir la amplia gama de desplazamientos al rojo a los movimientos individuales de las galaxias dentro de un «racimo» no es convincente porque las velocidades requeridas son increíblemente grandes. También es difícil entender cómo los cúmulos podrían mantenerse unidos si realmente se extendieran por distancias tan grandes, y así es más probable que el Cúmulo de Virgo sea más compacto, como se muestra en el diagrama superior izquierdo.

Hay muchos casos de galaxias con bajo desplazamiento al rojo que están físicamente asociadas con galaxias y cuásares de alto desplazamiento al rojo (fuentes de radio cuasi-estelares). Arp sostiene que los objetos de alto desplazamiento al rojo han sido expulsados de las galaxias de bajo corrimiento al rojo y que el exceso de dicho fenómeno óptico se debe principalmente a su edad más reciente. Algunos científicos sostienen que en lugar de ser expulsados de núcleos galácticos activos, los cuásares y otros objetos de mayor desplazamiento hacia el rojo se forman en áreas más densas efecto zeta pinch») del plasma que emerge de muchas galaxias. Los pares de estos objetos a menudo se alinean a ambos lados de las galaxias activas y están conectados a su galaxia parental por filamentos luminosos o puentes de plasma (a modo de «cordones umbilicales»). Sin embargo, los científicos del establishment insisten en que todos estos casos involucran alineaciones casuales de objetos de primer plano y de fondo, y atribuyen los filamentos de conexión a «ruidos» o defectos de instrumento. Por tanto, los «big-bangers» persisten en su creencia de que los corrimientos al rojo muy altos de muchos cuásares indican que están situados cerca del borde del Universo visible y se están alejando de nosotros a velocidades que se acercan a la de la luz.

Si los cuásares se encontraran realmente en sus distancias de desplazamiento al rojo, brillarían más que una galaxia entera de 10 mil millones de estrellas a pesar de no ser mucho más grande que el Sistema Solar; los cosmólogos afirman que esta energía es liberada por la materia que cae en hipotéticos agujeros negros supermasivos, y tales objetos acelerarían la materia a velocidades tan grandes que se producirían firmas de radiación de alta energía, pero éstas no se observan. Curiosamente, los quásares con desplazamientos al rojo muy diferentes tienen un brillo aparente similar, obligando a los «big-bangers» a asumir que el tamaño y brillo de los cuásares recién formados disminuyen a medida que el universo envejece. Además, los cuásares más alejados serían demasiado jóvenes para haber alcanzado el nivel de metalicidad observado; los quásares de alto desplazamiento al rojo y sus galaxias de acogida a veces tienen un nivel de metalicidad más alto que aquéllos con desplazamientos al rojo inferiores. Las estrellas de nuestra galaxia tienen un movimiento adecuado medible (por ejemplo Sirius, a 8,6 años luz de distancia, se mueve a 1,3 segundos de arco/año) e igualmente estos movimientos han sido medidos y catalogados para los cuásares, pero esto es ignorado en la literatura. El cuásar más brillante, TON 202, tiene un movimiento propio de 0,053 arcos de segundo/año, lo cual a su distancia de desplazamiento al rojo sería aproximadamente 1.000 veces la velocidad de la luz. La velocidad a la que se separan los lóbulos emisores de radio que emanan de algunos quásares también sería de cientos o incluso miles de veces la velocidad de la luz, y así los intentos de acomodar estas anomalías en el modelo estándar son artificiales y poco convincentes. Todas esas irregularidades desaparecen si los cuásares no están en sus distancias implícitas de corrimiento al rojo.


NGC 7603 es una brillante y activa galaxia Seyfert de rayos X con un desplazamiento al rojo de 0,029 (8000 km/seg) y está conectada por un puente luminoso a una galaxia compañera más pequeña. Sin embargo, esta última tiene un desplazamiento al rojo más alto de 0,057 (16.000 km/seg) y, según los supuestos convencionales, debiera estar al doble de distancia. Por lo tanto, los cosmólogos del Big Bang sostienen que la aparente conexión física entre estas dos galaxias es puramente «ilusoria» y «coincidente». En 2002 se descubrió que el filamento luminoso entre las dos galaxias contiene dos objetos de tipo cuásar con desplazamientos al rojo aún más altos. El Astrophysical Journal y Nature se negaron a publicar esta observación, y finalmente se dio a conocer en Astronomy and Astrophysics que trabaja con la revisión por pares, pero es menos «prestigioso». Además, se rechazaron solicitudes para hacer observaciones de seguimiento con el observatorio de rayos X Chandra y el Very Large Telescope del hemisferio sur. La historia de NGC 7603 es un ejemplo asombroso de cómo la evidencia científica crucial es ignorada y suprimida.

La flecha señala un cuásar de alto desplazamiento al rojo en frente de NGC 7319, una galaxia con igual fenómeno a inferior escala. El corrimiento al rojo del cuásar dicta que debería estar 95 veces más lejos de la Tierra que la galaxia, ¡y aún así, un «big-banger» afirmó que debe existir un agujero en la galaxia en el lugar correcto para que brillara el cuásar de fondo! Se puede ver un «chorro de materia» que se extiende desde el centro de la galaxia hacia el cuásar.

Para explicar por qué muchos cuásares parecen estar muy cerca de galaxias de bajo desplazamiento al rojo, está de moda para los cosmólogos convencionales invocar la teoría de la «lente gravitacional»; esto es, que la imagen de un cuásar de fondo supuestamente está dividida en múltiples imágenes brillantes por el campo gravitatorio de una galaxia de primer plano con una gran masa. Sin embargo, la probabilidad de tal alineamiento es de alrededor de 1 en 500.000, por lo que es poco probable que todos los cerca de 30.000 casos de exceso de cuásares alrededor de las galaxias se puedan explicar de esta manera. La probabilidad se vuelve aún más remota si la afirmación de que «el desplazamiento al rojo es igual a la velocidad» ha llevado a que las masas de las galaxias sean sobrestimadas. Además, el efecto microlente e incluso de mililente por estrellas individuales y grupos de materia oscura también tienen que ser invocados para explicar las diversas propiedades ópticas de las imágenes hipotéticamente «lenteadas» de un solo objeto de fondo.

La Cruz de Einstein consiste en cuatro cuásares alineados a través de una galaxia central de corrimiento al rojo más bajo, y se considera como ejemplo principal de lente gravitacional, a pesar de que Fred Hoyle calculó la probabilidad de tal acontecimiento en menos de dos posibilidades en un millón, y de la presencia de puentes plásmicos entre los cuásares y la galaxia parental.

Para explicar cómo el corrimiento al rojo puede estar relacionado con la edad, Arp y Jayant Narlikar sugieren que en lugar de partículas elementales que tienen masa constante (como asume la ciencia ortodoxa) éstas surgen a la vida con masa cero que aumenta a medida que envejecen. Cuando los electrones de los átomos más jóvenes saltan de una órbita a otra, la luz que emiten es más débil y por lo tanto más desplazada al rojo que la luminosidad emitida por electrones en átomos más viejos. Dicho de otra manera: a medida que la masa de la partícula crece, la frecuencia (velocidad de reloj) aumenta y el desplazamiento hacia el rojo disminuye. La luz también se corre al rojo al salir de un cuerpo masivo, y este fenómeno óptico de índole gravitacional también podría explicar parte del gran corrimiento al rojo de algunas galaxias.

Si el universo se está expandiendo, los desplazamientos al rojo debieran mostrar un rango continuo de valores. Sin embargo, varios estudios han encontrado que a menudo son cuantificados, es decir, tienden a ser múltiplos de ciertas unidades básicas. En nuestro Supercúmulo Local, los desplazamientos al rojo corregidos para el movimiento orbital del Sistema Solar muestran periodicidades (expresadas como velocidades) de aproximadamente 71,5 km/seg y 37,5 km/seg. Para los cuásares cerca de las galaxias espirales activas brillantes, sus desplazamientos al rojo intrínsecos muestran aumentos a valores de 0,061, 0,30, 0,60, 0,96, 1,41, 1,96, 2,63, 3,44, 4,45 ... Si añadimos 1 a cada número, esta serie se vuelve geométrica, donde cada término es aproximadamente 1,23 veces el anterior. Estos descubrimientos se han encontrado con la feroz resistencia de los cosmólogos ortodoxos y son ignorados en gran medida. No hay explicación directa en ningún modelo, pero la sugerencia de Arp de que los episodios de creación de materia tienen lugar a intervalos regulares podría ser parte de la respuesta. Dado que a veces los desplazamientos al rojo se desvían de los múltiplos exactos de las unidades básicas de corrimiento al rojo en sólo unos pocos kilómetros/segundo, esto parece implicar que los miembros individuales de grupos y clústeres galácticos se están moviendo mucho más lentamente entre sí de lo que generalmente se cree, excepto en las regiones centrales densas, donde no se aprecia ninguna cuantización.

Fuente: Teosofía Original








Cosmología: cuestionamientos y nuevas tendencias | CONTORSIONES ESPACIALES

Los partidarios del Big Bang teorizan que el espacio puede estar curvado «positivamente», «negativamente» o no curvado (es decir, plano y euclidiano) dependiendo de cuánta materia y energía contenga el Universo. Si la densidad universal de materia-energía es lo suficientemente alta (es decir, si el parámetro de densidad Ω₀ es mayor que 1), el espacio se curva en forma positiva; de hecho, supuestamente se curvará en torno a sí mismo de modo que el universo sea «cerrado» y finito, pero sin presentar fronteras o bordes. En este caso, si viajáramos lo suficientemente lejos en una dirección, eventualmente volveríamos a donde comenzamos.

Si la densidad de materia-energía está por debajo del valor crítico, se asume que el espacio está curvado negativamente y que el universo es «abierto», mientras que si la densidad es exactamente igual al valor crítico se sostiene que el espacio es plano. En ambos escenarios, aunque el espacio emergiera a la vida hace un período finito y se expande a un ritmo finito, de alguna manera llegó a ser «infinito», ¡y aún así, aunque sea infinito, todavía logra seguir expandiéndose! Se nos dice que un universo cerrado eventualmente dejará de expandirse y comenzará a contraerse, culminando en un Big Crunch o «gran colapso», lo cual resultará en que el universo se autoaniquile por completo, o en otro Big Bang. Sin embargo, si el universo es abierto o plano, la teoría dice que se expandirá para siempre; eventualmente las estrellas se quemarán, la materia se tornará fría en su totalidad, las fuerzas en su conjunto se desvanecerán y el universo sufrirá una «muerte por calor» o «gran congelación» (Big Freeze).

Según Sciaroni (s.f.). y en relación al universo pulsante señala: El momento en que el universo se desploma sobre sí mismo atraído por su propia gravedad es conocido como «Big Crunch» en el ambiente científico. El Big Crunch marcaría el fin de nuestro universo y el nacimiento de otro nuevo, tras el subsiguiente Big Bang que lo forme. 

Albert Einstein popularizó la noción de «espacio curvo» con su teoría de la relatividad general (1916): los objetos celestes supuestamente deforman el espacio (o más precisamente, el «espacio-tiempo») alrededor de ellos, produciendo la fuerza de la gravedad. Sin embargo, el espacio-tiempo es simplemente una abstracción matemática en la que el tiempo es tratado como una longitud negativa. Y mientras que las líneas, trayectorias y superficies en el espacio pueden ser curvadas, nunca se ha encontrado alguna evidencia concreta para la menor curvatura del espacio en sí mismo, y tampoco hay ninguna razón para pensar que el espacio tridimensional pueda curvarse, a menos que se invoque una cuarta dimensión espacial para tal efecto. En la teoría de Einstein se establece que toda masa produce una curvatura espacial positiva, pero el físico no tomó en cuenta la idea del espacio curvado negativamente, pues tendría que ser producido por algún tipo de masa o energía «negativa». No obstante, los «big-bangers» modernos simplemente asumen que por debajo de un determinado umbral de densidad toda la masa-energía en el universo produciría una curvatura espacial negativa.
Diagramas que representan geometrías cerradas, abiertas y planas del Universo, correspondientes a un parámetro de densidad Ω₀, el cual es mayor, menor o igual a 1.

La idea de que el espacio como conjunto puede ser curvado positiva o negativamente se originó con la obra del matemático ruso Aleksandr Fridman. Si dibujamos un triángulo sobre un papel plano, los ángulos sumarán 180º, mientras que si dibujamos un triángulo en el exterior de una esfera (como la Tierra) sumarán más de 180º, y si trazamos uno sobre una superficie en forma de silla de montar, los ángulos totalizan menos de 180º. Del mismo modo, si pudiéramos esbozar un gran triángulo en el espacio, la suma de los ángulos será de 180º si el espacio es «plano» y euclidiano, pero supuestamente tendría más de 180º si el espacio estuviera curvado positivamente, y menos de 180º si posee curvatura negativa. Una superficie arqueada es, por supuesto, una muy mala analogía para el espacio tridimensional curvo pues no es práctico construir un gran triángulo en el espacio, pero por razones teóricas y observacionales la mayoría de los cosmólogos ahora cree que el universo es más probablemente plano. Sin embargo, para que un universo en expansión sea tan plano como aparece hoy, a los 10⁻⁴³ segundos después del Gran Estallido tendría que haber sido liso dentro de una parte en 10⁵⁸; en otras palabras, ¡la teoría del Big Bang no funcionará a menos que ajuste un parámetro crucial a 58 lugares decimales!

Fuente: Teosofía Original

Cosmología: cuestionamientos y nuevas tendencias | EL MITO MODERNO DE LA CREACIÓN

Actualmente, la mayoría de los cosmólogos cree que el universo que habitamos se produjo hace unos 14 mil millones de años por la explosión de una bola de fuego titánica llamada Big Bang. La teoría moderna homónima no establece que explotara repentinamente un bulto concentrado de materia situado en un punto particular del espacio y que «disparaba» fragmentos a gran velocidad, sino que ese espacio en sí mismo apareció en el momento de dicho estallido. Se dice que el nacimiento del universo sucedió de la siguiente manera: en el principio, una pequeñísima burbuja de espacio-tiempo, de 10⁻³³ cm de diámetro, surgió espontáneamente de la nada como resultado de una «fluctuación cuántica» aleatoria, y debido a una «fase de transición» fue súbitamente atrapada por una intensa fuerza antigravitacional que la hizo expandirse muchos billones de veces más rápido que la velocidad de la luz. Luego, la fuerza antigravitacional desapareció y la fase inflacionaria de expansión acelerada se detuvo abruptamente en medio de un enorme estallido de radiación. La energía calorífica y gravitacional del espacio en expansión produjeron entonces la materia y, a medida que el universo se enfriaba, más y más estructuras empezaban a «condensarse»: primero núcleos, luego átomos y finalmente estrellas, galaxias y planetas. 
De acuerdo con el modelo del Big Bang, el universo se expandió a partir de un estado extremadamente denso y caliente y continúa expandiéndose hasta el día de hoy. Nada viene de la nada, excepto en la teoría del Big Bang (y la teología ortodoxa), donde «todo viene de la nada».

Paul Davies y John Gribbin escriben: «Literalmente, el Big Bang fue la creación abrupta del universo desde la nada, sin espacio, sin tiempo y sin materia, siendo así una conclusión extraordinaria: el cuadro de todo el universo físico que simplemente aparece desde el vacío». Esta teoría no es sólo «extraordinaria», ¡sino totalmente absurda!, pues, si no había espacio, materia y ninguna energía antes del hipotético Big Bang, entonces obviamente no había nada que experimentara una fluctuación aleatoria y en ninguna parte para que ocurriera. Además, la expansión del espacio requiere la creación continua de espacio (es decir, energía) desde la nada.

Para evitar la idea ilógica de que el universo surgió desde un punto infinitesimal o «singularidad» de densidad y temperatura infinitas, algunos teóricos inventaron la noción igualmente fantasiosa de una «singularidad expandida». Antes de 10⁻⁴³ segundos después del Big Bang, cuando el universo medía 10⁻³³ cm de diámetro y tenía una temperatura inimaginable Kelvin (10³² K), supuestamente la distinción entre el espacio y el tiempo se borra como resultado de fluctuaciones cuánticas, de modo que un punto infinitesimal nunca puede formarse y tampoco se puede afirmar que el origen del universo ocurrió en un momento preciso, sino que está «esparcido».

Algunos de los últimos «avances» teóricos sobre el origen del cosmos se basan en la teoría de las branas (o teoría M) al concebir un Universo de 11 dimensiones que contiene partículas dimensionales de punto cero, cadenas unidimensionales, membranas bidimensionales ,«glóbulos» tridimensionales y objetos de dimensión superior hasta incluir a otras nueve. Al confundir estas abstracciones matemáticas por realidades, algunos teóricos han propuesto un modelo cíclico en el cual nuestro universo consiste en dos branas separadas por una brecha microscópica en una dimensión extra, y así el Big Bang resulta de la colisión (periódica) de ambas.

La teoría M avanza a paso firme, aunque quizás más lentamente de lo que nos gustaría. Introducida por Edward Witten en la conferencia anual de teoría de cuerdas Strings 1995 aún conserva un halo de misterio (M=Mistery). Sabemos que, como teoría cuántica de la gravitación, tiene como límite clásico la supergravedad en 11 dimensiones (10+1); entre sus objetos fundamentales están las M0-branas (un tipo de superpartícula), que permiten estudiarla en el límite de la teoría de cuerdas matricial (M=Matrix). También sabemos que, como teoría cuántica de campos, sus objetos fundamentales son las M2- y M5-branas (M=Membrane); no presenta análogos a las supercuerdas (M1-branas), lo que dificulta mucho su estudio matemático. Por fortuna, la teoría M está conectada por una extensa red de dualidades (analogías físicomatemáticas) con las cinco teorías de cuerdas en 10 dimensiones (9+1), algo tan asombroso que parece mágico (M=Magic).

La teoría del Big Bang, también conocida como modelo Lambda-CDM se basa en tres tipos principales de evidencia observacional: 
a) En las primeras décadas del siglo XX se descubrió que la luz procedente de galaxias distantes está «desplazada hacia el rojo», es decir, que las líneas espectrales indicadoras de sus elementos constituyentes están desplazadas hacia el extremo rojo o de longitud de onda larga del espectro cuando se los compara con los espectros de los mismos elementos en la Tierra. Una explicación posible es que las galaxias se alejan entre sí a gran velocidad debido a la expansión del universo, y de esto se infirió que este último se produjo en una enorme explosión. 
b) El Universo está repleto de una radiación de microondas uniforme, que se dice que es el eco débil del Big Bang. 
c) Se cree que la teoría del Big Bang explica las abundancias relativas de hidrógeno, helio y otros elementos ligeros en el universo. Al comentar sobre las pruebas para el Big Bang, una editorial en el New Scientist declaró: «Nunca se ha construido un edificio tan poderoso sobre bases tan insustanciales».
Según estimaciones recientes, resumidas en este gráfico de la NASA, alrededor del 70% del contenido energético del universo consiste en energía oscura, cuya presencia inferimos en su efecto sobre la expansión del universo pero sobre cuya naturaleza última casi no sabemos nada.

A lo largo de los años se han añadido varias hipótesis auxiliares a la teoría del Big Bang para que se desarrolle de acuerdo con nuevas observaciones. Los ejemplos más flagrantes son la teoría de la inflación y la invención de la exótica «materia oscura» y la misteriosa «energía oscura» (que se dice componen más del 95% del Universo). Michael Disney ha demostrado que el número de «parámetros libres» (es decir, factores de manipulación) supera el número de mediciones independientes que apoyan la teoría del Big Bang y no hay señales de una mejora sistemática con el tiempo. De este modo, Disney concluye que el Big Bang tiene todos los sellos de «un cuento popular constantemente reeditado para encajar con nuevas observaciones incómodas».

India, cuna de la civilización | ASIA CENTRAL, CUNA DE LA QUINTA RAZA RAÍZ

La teosofía clasifica la evolución de nuestro planeta y sus habitantes en siete vastos periodos conocidos como «Rondas», de las cuales ahora nos encontramos en la cuarta. Una ronda está dividida en siete estados evolutivos, conocidos como «Razas-Raíz», y cada una de ellas dura varios millones de años; las mismas almas encarnan en cada raza-raíz alternadamente. En la actualidad nos hallamos en la Quinta Raza-Raíz, conocida como «aria», la cual en el sentido más amplio incluye a todos los habitantes del mundo.

Según la Teosofía, la civilización no comenzó «pocos miles» de años atrás, sino hace unos 18 millones de años, en los últimas fases del Mesozoico, luego de que la Tercera Raza-Raíz lemuriana hubiera comenzado a desarrollar mentes autoconscientes (el Mesozoico finalizó hace 66 millones de años según los cuestionados métodos radiométricos de datación usados por la ciencia, y hace unos 8 millones de acuerdo con la cronología teosófica; ver «Escala temporal geológica» y «Diseño y evolución de las especies», parte 3). Se afirma que las últimas dos subrazas lemurianas plantaron ampliamente y en vastos lugares las primeras semillas de la civilización; «bajo la guía de sus Regentes Divinos construyeron grandes ciudades, cultivaron artes y ciencias, y eran versados en astronomía, arquitectura y matemáticas». También edificaron ciudades de piedra y roca ígnea, una de las cuales estaba situada a unos 48 km al oeste de Isla de Pascua, que en realidad es el resto de un continente hundido. Los primeros y grandes centros citadinos surgieron en la región del continente lemuriano que ahora es la isla de Madagascar, y hubo pueblos civilizados y primitivos en aquellos días como ha sido desde siempre. Los últimos lemurianos se mezclaron con los primeros atlantes, cuyas civilizaciones se desarrollaron a través del Cenozoico. Se dice que los registros de estas civilizaciones perdidas están en manos de la Hermandad de Adeptos.

Una «sub-hermandad» dentro de la Gran Hermandad de Adeptos es conocida como la Hermandad de Luxor

La raza atlante alcanzó su apogeo hace unos 4,5 millones de años en el Oligoceno; esto contradice la «teoría del primate ancestro», la cual asegura que las primeras especies de nuestro gen Homo aparecieron a inicios del Pleistoceno. Hace 4,5 millones de años los atlantes se encontraban en su «kaliyuga» y habían alcanzado la cúspide de su desarrollo material. Nuestra Quinta Raza-Raíz entonces estaba recién emergiendo, y sus primeros representantes surgieron hace unos 7 u 8 millones de años. A medida que el continente atlante se hundía progresivamente surgieron nuevos territorios, incluyendo partes de América, África, Asia y Europa (oeste de los Urales rusos) y tuvieron lugar muchas migraciones; de este modo, los ancestros de la Quinta Raza-Raíz se trasladaron a las flamantes regiones de Asia Central, lo que ahora es el Desierto de Gobi, una meseta alta y estéril donde había un hermoso mar interior hace mucho tiempo. En esa zona, la Quinta Raza-Raíz llegó a ser la más característica en su tipo hace alrededor de un millón de años.

La tierra original centro-asiática de la Quinta Raza-Raíz abarcaba una enorme extensión incluyendo Irán, Baluchistán (la provincia más occidental de Pakistán), Afganistán, Kasajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kirguistán, Mongolia, China noroccidental y el Tíbet, además del desierto de Gobi, los mares: Aral y Caspio y cadenas montañosas como: Pamir, Hindukush, Tien Shan y Altyn-Tagh. Aunque ahora constituye un gran desierto yermo, esta región una vez fue fértil, tenía un clima templado y fue el hogar de una serie de civilizaciones altamente avanzadas.

De acuerdo con ciertos intérpretes teosóficos en la actualidad buena parte de esta vasta región en Asia Central es una planicie alta, pero en ese entonces tenía una altura comparativamente inferior. También en ese periodo un inmenso mar interior al norte se vaciaba en el Ártico, y todo lo que queda de él son los mares Negro, Azov, Caspio y Aral. Además, había un mar oculto en lo que ahora es Mongolia, el cual se evaporó cuando la tierra emergió lentamente. Europa todavía estaba bajo el mar en su mayor parte y los Alpes recién se elevaban, mostrado sólo algunos picachos y estribaciones. Vastos tramos de lo que conocemos como Rusia se elevaron sobre el mar, junto con el sur de Alemania, la costa de Francia y más tarde las Islas Británicas.

Asia Central en la actualidad

En Asia Central, cuando la tierra se elevó y cedieron los mares, el clima era mucho menos hospitalario y los desiertos comenzaron a invadir la tierra cultivable. Muchos pueblos comenzaron a migrar en todas direcciones, incluyendo al oeste o las recién elevadas tierras de Europa. A veces se encontraban con remanentes de atlantes (es decir, ancestros de chinos, mongoles, tibetanos, thais, japoneses, javaneses, fineses, húngaros y esquimales) contra los que lucharon, pero también se entremezclaron. De esta forma emergieron y florecieron una serie de civilizaciones que declinaron y desaparecieron alternadamente. Las sucesivas migraciones continuaron por muchísimo tiempo, dando nacimiento a pueblos como los hindúes, asirios, medos, persas, babilonios y naciones de Europa como los celtas, las tribus germánicas y escandinavas, griegos, romanos, etc. La «separación de naciones» (o al menos su última fase) comenzó hace unos 700.000 años (siguiendo al hundimiento final de Ruta, una gran masa de tierra en el Pacífico), y a partir de ese momento varios grupos de migrantes se extendieron desde la tierra de Asia Central. Durante esa fase, los gigantes pos-atlantes se habían dividido en tipos más heterogéneos.

En ocasiones se afirma que la actual India primero fue colonizada desde el norte y casi simultáneamente por el sur, específicamente en lo que quedó de la antigua tierra atlante llamada Lanka (o Daitya), de la cual sólo permanece hoy el sector más septentrional, Sri Lanka (antiguamente Ceilán). Los habitantes de Lanka fueron llamados ráksasas por los hindúes y «etíopes del este» por los griegos, debido al color oscuro de su piel. Antes que Lanka alcanzara la cúspide de su prosperidad, existía en el Océano Atlántico un extenso y altamente civilizado conjunto terrestre, la «columna vertebral» de Atlántida. El continente entonces se fragmentó y desapareció dejando varias islas, como también sucedió con la Lanka asiática original. Más tarde, los emigrantes isleños en el Atlántico viajaron al este y se asentaron en nuevas regiones que se habían elevado del océano; estas flamantes islas más tarde se consolidaron en lo que son las altiplanicies de Abisinia (Etiopía) y las tierras al norte de ellas.

Un ráksasa representado en iaksá-gana (el arte popular de Karnataka)

A medida que pasó el tiempo, esos atlantes viajeros siguieron la línea de levantamiento de tierra continuo hacia el norte, y éste fue el grupo racial atlante más antiguo que en eras posteriores dio origen a los egipcios arcaicos. El Egipto de la historia es el «don del Nilo», y su delta se formó a través de enormes acumulaciones de sedimento y arena llevadas desde el interior de África, esto es, Abisinia, Nubia y otros países. Los primeros colonos llegaron a Egipto hace unos 400.000 años.

Todavía más tarde, el delta original fue ocupado nuevamente por colonos atlantes de Poseidonis, hace unos 80.000 o 100.000 años, y fueron estos individuos que construyeron las grandes pirámides. Ellos ya estaban relativamente mezclados con los arios, la nueva raza que por largos años había estado viniendo desde la meseta de Asia donde se habían refugiado durante el colapso de Atlántida.

Hace unos 8, 9 o quizá más miles de años, Egipto fue invadido y colonizado por emigrantes del sur de India y Lanka siguiendo dos rutas: una por el Océano Índico a Abisinia rodeando las comarcas y bajando por el río Nilo, y la otra sobre lo que es ahora el Istmo de Suez. Los registros egipcios hablan de estos inmigrantes como «hijos de Horus» (el Dios-Sol) oriundos del este. Estos «etíopes orientales» (un pueblo que resultó de la mezcla de grupos arios prístinos y la fuerte infusión de antiguos habitantes atlantes de Lanka) se combinaron con egipcios atlantes, dando origen al grupo compuesto racial que produjo las dinastías de Egipto. Blavatsky aseveró que los «etíopes del este» que llegaron de Lanka o Ceilán eran «una colonia de arios de piel muy oscura, los drávidas del sur de India, que adoptaron una civilización ya existente en Egipto», previamente a la unificación del Alto y Bajo Egipto por Menes.

La última migración de arios o indoeuropeos en India y otras partes es una de las muchas que han tenido lugar durante el pasado millón de años o más. Blavatsky subraya: «Las subrazas guiadas por la ley kármica o destino repiten inconscientemente los primeros pasos de sus respectivas razas maternas». Fue desde las regiones de Asia Central, más al norte del lago Manasarovar, que los «arios» o brahmanes más tarde descendieron a la península india y fundaron Indostán, y los Vedas, aunque compilados en la Tierra de los Siete Ríos, «existieron por muchas eras anteriores en el norte». Blavatsky menciona que alrededor de 10 u 11.000 años atrás la corriente de conocimiento se desplazó lentamente a partir de las llanuras de Asia Central a India y hacia Europa y el norte de África, lo cual puede indicar cuándo comenzó la última gran migración «aria».

Miles de años antes que Grecia construyera su brillante civilización durante el Siglo de Pericles (mediados del siglo V a.C.), una serie de culturas espléndidas —que pondrían a la nuestra en vergüenza— florecieron en lo que ahora es Persia y el oeste de Afganistán, y también en las tierras del norte y al este, actualmente una región estéril. En el transcurso del tiempo, seguramente se descubrirán restos de algunas de esas civilizaciones y otras más tempranas, por lo que la historia de la civilización humana seguirá teniendo sus raíces cada vez más atrás en el tiempo.

Pericles

La historia de las diferentes culturas está determinada no sólo por el sistema político y económico, el nivel de tecnología, las relaciones comerciales y el poder militar, sino también por sus valores éticos y espirituales. La esencia de la civilización es traer a la realidad nuestras aptitudes más nobles y altruistas, y las capacidades intelectuales y espirituales más elevadas, cualquiera que sea el estado de desarrollo tecnológico. Los mitos mundiales sobre antiguas naciones fundadas por dioses y grandes seres sugieren que Sabios y Adeptos han jugado un papel clave en la guía del establecimiento y desarrollo de grandes culturas.

Existe una creciente percepción de que la idea que considera a nuestros ancestros como «inferiores» a nosotros es totalmente injustificada, y que nuestro propio y tan vanagloriado «progreso» ha tenido lugar a costa de valores espirituales más profundos. Como dicen Feuerstein et al: «En comparación con los sublimes valores e ideales de la Tradición Primordial, la nuestra es una civilización impregnada de ignorancia, atrapada en conceptos falsos, obnubilada en arrogancia y prejuicio, y extremadamente necesitada de reforma, si no de una revolución espiritual».

Fuente: Teosofía Original

India, cuna de la civilización | TIERRAS Y CONTINENTES SUMERGIDOS

Durante el último máximo glacial, hace aproximadamente 20.000 años, el nivel del mar estaba unos 140 metros más bajo que hoy y un gran sector de las plataformas en torno a los presentes continentes se hallaba sobre el agua. Cerca del 5% de la superficie planetaria —unos 25 millones de km²— se ha sumergido por aumentos en el nivel marino desde las etapas finales en la última era de hielo. No fue un simple proceso gradual, pues tres derretimientos repentinos de hielo y el colapso de lagos glaciales desembocaron en tres episodios de rápidas inundaciones, y así miles de centímetros cúbicos de agua devastaron las capas polares de hielo, generando terremotos y maremotos. Los tres anegamientos comenzaron cerca de los años 14.000, 11.500 y 7.500-8.000 a.C. destruyendo muchos asentamientos costeros. De acuerdo a una estimación, la última de estas catástrofes elevó el nivel del mar a unos 25 metros (5 metros más alto que lo actual) en una tasa de 8 a 15 cm. por año.

Sondalandia es el nombre dado a la plataforma de Sonda —parte de la plataforma continental del sudeste asiático— cuando se hallaba sobre el mar durante la era glacial; también incluye la península de Malaca y las islas de Sumatra, Borneo y Java. Los aumentos en el nivel del mar sumergieron a Sondalandia en varias y rápidas fases, cubriendo un área del tamaño de India. Stephen Oppenheimer especula que Sondalandia pudo haber sido cuna de la civilización, y que antes y durante su inundación sus habitantes migraron por tierra y mar a la comarca principal asiática, incluyendo China, India y Mesopotamia, y a islas como Madagascar, Filipinas y Nueva Guinea, desde donde más tarde colonizaron Polinesia llegando a Nueva Zelanda, Hawai e Isla de Pascua.

Región de la Sonda actual y prehistórica en contraposición

Oppenheimer puntualiza que la primera aparición de la alfarería ocurrió en el sur del Japón hace unos 12.500 años, no mucho tiempo posterior a la primera crecida. Los jarros comenzaron a fabricarse en China e Indochina unos 1.500 años más tarde, unos 2.500 a 3.000 años antes de la aparición de la cerámica en Mesopotamia, India y la región mediterránea. El autor sostiene que Sondalandia fue también la primera región donde nació la agricultura, al encontrarse piedras para moler granos de cereal en las Islas Salomón del Pacífico suroeste, y que son tan antiguas que se dataron en al menos 26.000 años, mientras que ellas no se conocían ni usaban en el Alto Egipto o Nubia sino hasta hace 14.000 años, y en Palestina hasta unos 12.000. Oppenheimer también sugiere que las lenguas austronesias se originaron en Sondalandia, aunque obviamente las hipótesis basadas en datos actuales pueden ser invalidadas por futuros descubrimientos.

Graham Hancock especula que la civilización Indus-Sarasvati fue fundada por los supervivientes de una civilización perdida, localizada en la plataforma continental que rodea a la India, que se inundó por elevaciones del nivel marino entre 15.000 y 7.000 años atrás. Es cierto que se han descubierto ciudades hundidas y estructuras megalíticas en la costa de la India, como también en la placa continental de Egipto, Malta, Taiwán y las Bahamas, por ejemplo, aunque todavía es muy prematuro asumir que las civilizaciones se originaron en esas regiones.

Costa de India y Sri Lanka mostrando la extensión de la línea costera en el último máximo glacial

Según el Mahabharata, la antigua ciudad dorada de Dvaraka (Dwarka) se sumergió a fines de la Dvapara-Yuga y a comienzos de la presente Kaliyuga (3.102 a.C.). Se dice que Krishna construyó Dvaraka sobre el sitio de una ciudad incluso más antigua llamada Kususthali. Dvaraka fue considerada por largo tiempo como «ficción», pero las investigaciones arqueológicas realizadas desde la década de 1980 han encontrado ruinas bajo el agua a profundidades de 3-10 mts. y hasta 1 km. en las cercanías del actual pueblo de Dwarka (Dwaraka) en la costa de Guyarat. S.R. Rao, fundador del Instituto Nacional de Oceanografía de la India (NIO, por sus siglas en inglés), clasificó las ruinas como pertenecientes al último periodo de la civilización Indus-Sarasvati, alrededor de 1.700 a 1.500 a.C., pero otros arqueólogos del NIO creen que tienen sólo de 600 a 1.200 años de antigüedad. En realidad no se encontraron artefactos Indus-Sarasvati en ese lugar, y dichos emplazamientos consisten en grandes paredes de roca construidas con grandes bloques bien encajados de piedra arenisca, a veces interpuestas por medios de encajes en forma de «L».

En 2001 una inspección hecha con un sonar de barrido lateral por el Instituto Nacional de Tecnología Oceánica (NIOT) en el golfo de Khambhat (antes conocido como golfo de Cambay), mostró lo que algunos científicos consideran como extensos objetos geométricos en profundidades de 25-40 m y hasta 40 km, partiendo desde la línea costera. Se afirma que el complejo urbano cubre un área rectangular de unos 9 km de largo y 2 de ancho, y se ha encontrado una segunda «ciudad» de tamaño similar un poco más lejos hacia el sur. Los artefactos recuperados —algunos de los cuales permanecen en litigio— incluyen herramientas de piedra, fragmentos de alfarería, remanentes de bajareque, restos de chimeneas y una pieza de madera (datada mediante carbono en unos 9.500 años). El puerto de Lothal de la civilización del Indo se localiza al norte del Golfo de Khambhat, que se inundó completamente por aumentos en el nivel del mar hace 7.700 y 6.900 años, y actualmente dicho golfo tiene una gran actividad sísmica.

Las exploraciones arqueológicas marinas efectuadas por el NIO en la Bahía de Bengala han descubierto restos arqueológicos sumergidos en varias localizaciones en aguas costeras del estado de Tamil Nadu, incluyendo Mahabalipuram y Poombuhar (conocida también como Kaveripumpattinam), confirmando de esta forma las tradiciones tamil. Se hallaron restos de anillos de pozos en terracota, estructuras de ladrillo y jarras de almacenamiento en la zona intermareal fuera de Poombuhar en profundidades de hasta 8 m, las que fueron datadas entre el 300 a.C. y el 300 d.C. En 1991 se halló una estructura en forma de U a 5 km de la costa a una profundidad de 23 m, flanqueada por otra estructura semicircular y un montículo con forma oval. La periferia de la estructura en U mide 85 m y sus paredes tienen cerca de un metro de grosor y 2 en alto; las opiniones difieren en si están hechas por manos humanas. En 1993 se encontraron montículos en una extensión de 27 m bajo el agua, a 500 ó 600 m de la estructura en forma de U. Con excepción del hundimiento terrestre, un complejo que yace a 23 m de profundidad se habría sumergido por aumentos en el nivel del mar hace aproximadamente 11.000 años.

El Pattinappalai describe el reino de Kaveripumpattinam y Chola en el mapa de arriba

También se ha dado con extensas ruinas a un kilómetro o dos fuera de Mahabalipuram, a profundidades de hasta 13 mts., incluyendo bloques de piedra esparcidos de hasta 2 m de longitud, largas paredes con varias ramificaciones y escalinatas que conducen a una plataforma; los grandes bloques de roca en su mayoría están hechos de granito. Muchas de las estructuras de piedra están parcialmente expuestas a la marea baja, y así el equipo del NIO piensa que pueden ser los restos de templos con al menos 1.200 ó 1.500 años de antigüedad (la misma edad que los situados en tierra) que se sumergieron por una erosión costera. Otra opción es que esos restos sean mucho más antiguos que aquéllos en tierra, aunque los pescadores hablan de otras ruinas inexploradas más lejanas de la costa y en aguas mucho más profundas.

El Mahabharata habla de un puente construido por el ejército de monos del Señor Rama para permitirles alcanzar Sri Lanka desde la costa sudeste de India y rescatar a su consorte que había sido secuestrada. El Puente de Rama puede ser una formación natural, construida de arrecife y rocas sedimentarias, el cual se situaba a lo largo del Estrecho de Palk en algún momento en el 4.500 a.C.

Imagen satelital que muestra parte del sudeste de India y Sri Lanka

Los antiguos textos medievales sánscritos y tamiles hablan de grandes masas de tierra que fueron tragadas por el océano al sur de Kanyakumari (Cabo Comorin), un pueblo localizado al extremo sur del subcontinente indio, en Tamil Nadu. Dicho territorio a veces se asocia con la dinastía antigua y semilegendaria de los Pandyans, que más tarde se conoció como Kumari Kandam («continente virgen») o Kumari Nadu («tierra virgen»). Los escritores tamiles más recientes estiman el tamaño de la masa de tierra hundida en cientos o miles de kilómetros cuadrados, y fijan la fecha de su hundimiento entre el 30.000 a.C. al siglo III a.C.

Se afirma que durante un periodo de 10.000 años los Pandyans establecieron tres sangams o academias para fomentar y enseñar varios conocimientos. Los dos iniciales estaban situados en Kumari Kandam; el primero fue fundado alrededor del 9.600 a.C. en una ciudad llamada Tenmadurai (sur de Madhurai), y luego de que éste fuera tragado por el mar se erigió un segundo sangam más al norte, en la ciudad de Kavatapuram; finalmente, el tercer sangam se estableció en la moderna Madurai. Algunas tradiciones tamiles dicen que hubo siete sangams y hablan de tres inundaciones: en el 16.000 a.C., 14.000 a.C. y 9.600-9.500 a.C., mientras Kumari Kandam se hundía cada vez más. Otras tradiciones hablan de otras cuatro anegamientos adicionales y más recientes.

Kumari Kandam (en.wikipedia.org)

Ciertamente no ha habido ningún continente en el Océano Índico durante los últimos miles de años, pero algunos escritores tamil han equiparado a Kumari Kandam con Lemuria, un antigua extensión en el Océano Índico propuesto por algunos geólogos en el siglo XIX para explicar las similitudes geológicas y otros rasgos entre África, India y Madagascar; se dice que se hundió en el periodo Cretácico y los teósofos más tarde adoptaron el nombre de Lemuria para designar el sistema continental global que existió en épocas de la tercera Raza-raíz lemuriana, la cual incluyó masas terrestres en los actuales océanos Índico y Pacífico.

Con el surgimiento del dogma sobre placas tectónicas a fines de «los años sesenta», la idea de los continentes hundidos fue abandonada progresivamente por los geólogos de cabecera. Se supone que los actuales océanos se formaron dentro de los últimos 180 millones de años (esto es, desde el Jurásico temprano) por «placas tectónicas» que se deslizaban unas con otras, y mediante la formación de nueva corteza oceánica; no obstante, se han descubierto rocas continentales muy antiguas de hasta varios miles de millones de años en los océanos del mundo y hay evidencia en aumento de la existencia de grandes masas térreas sumergidas. Muchos escritores alternativos, incluyendo Graham Hancock, aún creen en el postulado de placas tectónicas, aunque aceptan que la actividad sísmica puede provocar que se sumerjan áreas sólidas relativamente pequeñas o salir a flote en cantidades determinadas.

Los mitos que hablan de inundaciones son universales y presentan varios significados; se pueden referir a fenómenos físicos, espirituales, terrestres o cósmicos. Los mitos también comprenden diferentes eventos históricos en uno. En este aspecto, la leyenda de Kumari Kandam puede aludir tanto al hundimiento de tierra al elevar los niveles del océano y menor subsidencia terrestre en los pasados 15.000 años, y a la sumersión de muchas masas y más antiguas en el Océano Índico. De acuerdo con la tradición teosófica, muchos de los territorios postreros y de mayor extensión (Daitya) en el Océano Índico se hundieron hace unos 270.000 años.

Fuente: Teosofía Original

India, cuna de la civilización | INFLUENCIAS INDIAS

La antigua Mesopotamia es considerada como «cuna de la civilización» por los expertos occidentales. Desde el establecimiento de poderosas ciudades-estado en esa región alrededor del 4.000 a.C. hasta su conquista por Alejandro Magno en el 330 a.C., el poder cambió de manos muchas veces entre sumerios, acadios, babilónicos, asirios y persas. 

Mesopotamia

Hay autores que aseguran que tanto sumerios como acadios fueron el origen para los inmigrantes de India, quienes se convirtieron en los caldeos y babilonios y más tarde los asirios. Helena Blavatsky dice que los acadios eran «una tribu de brahmanes hindúes, ahora denominados arios» y también agrega: «Eran simplemente emigrantes en su camino al Asia Menor desde India, la cuna de la humanidad, y sus adeptos sacerdotales tardaron en civilizar e iniciar a un pueblo bárbaro». La autora agrega que la civilización babilónica «fue importada desde India y sus agentes fueron brahmanes hindúes»; desde sus orígenes, Babilonia era «sede del sánscrito y aprendizaje para los brahmanes». Fueron los acadios quienes enseñaron misterios a los babilonios, el lenguaje sacerdotal y su religión.

Elam, un país ubicado en el suroeste de Irán y al este de Sumeria, fue una cultura fuerte y poderosa que dominaba las rutas comerciales de Asia Central e India, y tuvo prevalencia desde tiempos sumerios, y a veces fue su aliado y enemigo en otras. La antigua lengua elamita parece estar relacionada con el dravídico pues, por ejemplo, su ciudad capital era Susa y el Matsia-purana menciona un hermoso poblado de nombre Susha consagrado al dios del océano Váruna. David Frawley sugiere que Elam era una antigua colonia védica a través de la cual la cultura védica se esparció o al menos influyó fuertemente en Oriente Medio.

El imperio acadio gobernó Mesopotamia, las regiones del Levante y partes de Irán desde los siglos XXIV al XXII a.C. Los asirios, que vivían en el noreste de Mesopotamia a fines del segundo milenio y comienzos del primero a.C., consideraban a los acadios como sus ancestros y a veces se dedicaban a un culto religioso del imperio. Tuvieron violentos conflictos con muchas otras naciones, incluyendo arios védicos, y los textos brahmánicos hablan de ellos bajo una luz negativa, refiriéndose a ellos como «asuras» o demonios.

Caldea fue una nación babilónica del sur que emergió a inicios del siglo IX a.C. La dinastía caldea continuó hasta la invasión persa en el 539 a.C. y su prestigio era tal que «caldeo» se convirtió en sinónimo de «babilónico». Blavatsky afirma que Caldea también debía su cultura a los hindúes, ya que los acadios eran «progenitores e instructores arios» de los caldeos. Algunos escritores antiguos también usaron el término «caldeo» para referirse a una casta sacerdotal iniciada en las ciencias de la astrología y la magia.

La lengua sumeria no era semítica ni indoeuropea, sino de tipo aglutinante, posiblemente relacionada con el dravídico, y la lengua acadio-semítica se hablaba con amplitud en la Mesopotamia multilingüe desde el tercer al primer milenio a.C. Los grupos lingüísticos indoeuropeos también estaban presentes en Mesopotamia, tales como los antiguos hititas, mitanni y casitas, que a mediados del segundo milenio a.C. vivían en las regiones montañosas de Medio Oriente y gobernaron a Mesopotamia. La escritura hitita, así como su arte y rasgos físicos, se parecen a aquéllos de los sumerios, y por su parte los mitanni y casitas adoraban dioses védicos.

Mapa con los límites aproximados de los territorios sometidos al reino de Mitanni en su apogeo antes de las ofensivas egipcias.

Los antiguos persas se consideraban arios; su religión, lengua y cultura están tan cercanas a aquéllas de los pueblos védicos que deben haber tenido un origen común. Puesto que los persas se trasladaron a Irán y el Medio Oriente, encontraron y desplazaron a los primeros pueblos indoarios tales como los mitanni de Siria, quienes hablaban un idioma y adoraban dioses similares a los védicos. La religión zoroástrica surgió aparentemente en Afganistán y se expandió hacia el oeste, desplazando a los arios védicos hasta Irán. Los expertos contemporáneos usualmente ubican a Zoroastro en torno al año 600 a.C., pero los antiguos griegos lo databan en el 6.000 a.C.

Frawley concluye que los persas e hindúes «provenían de una matriz cultural religiosa y védica común», y dice que ambos «reformaron la religión védica en diferentes maneras ya que la antigua enseñanza original del Rigveda degeneró con el tiempo». También afirma que cuando fueron a India siguiendo a la conquista musulmana de Persia en mitad del siglo VII, «los zoroastrianos pueden haber retornado a su tierra natal de origen». Blavatsky está de acuerdo con que los zoroastrianos estaban asentados en India antes de inmigrar a Persia y volvieron a esa región mucho más tarde, pero ésta no era su tierra vernácula, pues sugiere que ingresaron a India al mismo tiempo que los primeros brahmanes, quienes vinieron del lejano norte. Ella agrega:
«Existe un abismo de eras entre Zoroastro, el instructor original del culto al Sol, y Zaratustra, el expositor prístino de las propiedades ocultas y poderes trascendentes del Fuego Divino (prometeico). El último fue uno de los tempranos hierofantes, uno de los primeros Athravans (sacerdotes del fuego), mientras que Zoroastro de Gushtasp [rey iraní] vivió hace unos 4.000 años a.C.»
Uno de los nombres principales de la Divinidad en el Rigveda es asura, secundado sólamente por «deva». Asura deriva de la raíz as, significando «asentarse», «existir» o «tener poder», y más tarde adquirió otro significado, «a-sura», es decir, «no divino» o «demoníaco»; esto parece haber reflejado una creciente pugna entre brahmaneschatrias, junto con la corrupción general de la sociedad. Asura como tal forma parte del nombre del dios supremo zoroástrico, Ahura-Mazda, mientras que daeva significaba «no divino» o «demoníaco». Ahura-Mazda corresponde al védico Váruna, el más grande de los asuras, y está asociado con el dios Mitra. Los antiguos asirios también adoraban a Asura, derivando a su ciudad capital y toda su cultura el nombre de su dios principal, Ashur, un dios solar y militarista. Los egipcios conocían a lo divino como Asar, el nombre egipcio de Osiris; asar también significa «asentarse», «ser, tener poder», tal y como en el sánscrito as. Además, los persas, asirios, hititas y egipcios usaban el disco alado como símbolo de su Dios-Sol.


El nombre mesopotámico más importante para la Divinidad es Il, y es usado por elamitas, fenicios, sirios, hebreos y árabes, y puede ser la denominación más común para la Divinidad entre los pueblos semíticos, aunque no está limitado sólo a ellos. El Allopanishad, un Upanishad corto y muy posterior que probablemente data de tiempos del emperador mongol Akbar (siglo XVI), equipara el Il semítico con el Ila del Rigveda y el culto a Váruna-Mitra. Frawley sugiere que Il (masculino) era originalmente un nombre de Váruna, y que Ila (femenino) era su consorte. Sobre esto el autor escribe: «Váruna-Il, tanto dios solar como oceánico, sería de esta forma el dios principal de los antiguos persas, asirios, egipcios, fenicios, elamitas, israelitas y árabes, así como de los arios». El hebreo El o Elohim (palabra plural traducida como «Dios» en el primer versículo del Génesis) podría ser otra forma del Il-Váruna védico.

Si vamos más atrás en el tiempo, las lenguas europeas se asemejan más al sánscrito y mayores son los parecidos entre culturas europeas antiguas y religiones solares de pueblos védicos. Los nombres europeos antiguos para la Divinidad tales como «deus» y «theos» se relacionan con el término sánscrito «deva». Actualmente la visión academicista es que jinetes kurganes —hablantes del protoindoeuropeo— y provenientes de las estepas septentrionales de los mares Negro y Caspio, llegaron a Europa entre 6.000 y 5.000 años atrás. La hipótesis anatolia alternativa propone que las lenguas indoeuropeas se propagaron con la expansión agrícola desde Anatolia hace unos 7.500 ó 6.000 años. Frawley objeta que esta teoría «no comprende las suficientes regiones orientales acerca de sus orígenes arios». Algunos análisis lingüísticos recientes sugieren que la dispersión de las lenguas indoeuropeas comenzó alrededor del 8.400 a.C.

Blavatsky asevera que «la forma más temprana de culto religioso y gobierno, tanto teocrático como sacerdotal, y sus hábitos y costumbres, todos hacen referencia a un origen hindú». En el siglo XIX se decía comúnmente que los griegos habían tenido una influencia importante en las culturas egipcia e india; sin embargo, el flujo de ideas parece haber ido principalmente desde India hacia Egipto y luego a Grecia, o bien desde Egipto a ésta última. Se sabe que ciertos sabios y ascetas de India visitaron la Hélade, y que hubo una colonia india en Menfis hacia el 500 a.C. Existía un vigoroso comercio entre Grecia e India y los mercaderes y pensadores indios también solían viajar a Alejandría. También Tales, Solón y Pitágoras estudiaron con filósofos egipcios; el último permaneció cerca de 22 años en Egipto, viajando de templo en templo, y otros 12 años más en Babilonia. Hay muchos paralelos entre los egipcios y la mitología india y su simbolismo. El pensamiento indio influenció los cultos mistéricos griegos de Dioniso y Orfeo, las tradiciones maniqueas y neoplatónicas, la terapéutica de Alejandría y a los esenios de Palestina.

El conjunto de los pueblos griegos del mundo antiguo reciben una denominación, la Hélade. El primer registro que se tiene de este término data del periodo homérico y fue utilizado para referirse a la región de Tesalia, la patria de los helenos. Sin embargo, el vocablo Hélade no se emplea en un sentido puramente geográfico sino que hace alusión al conjunto de valores e ideas que conforman la civilización griega.