George Soros financia el independentismo catalán.


La fundación Open Society Initiative for Europe de George Soros financió en 2014 organizaciones que militan por la independencia de Cataluña, reveló el año pasado el diario español «La Vanguardia».

Según documentos internos, la Open Society Initiative for Europe entregó 
—27.049 dólares al Consell de Diplomàcia Pública de Catalunya (Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña), organismo creado por la Generalitat de Cataluña con la participación de varios entes privados; 
—y 24.973 dólares al Centre d’Informació i Documentació Internacionals en Barcelona (CIDOB), un laboratorio de ideas independentista.

El CIDOB desempeña específicamente el papel de un preministerio de Relaciones Exteriores para la Generalitat de Cataluña y defiende en todos los temas exactamente los mismos puntos de vista que… Hillary Clinton.
«George Soros financió a la agencia de la paradiplomacia catalana», Quico Sallés, La Vanguardia, 16 de agosto de 2016. 

KURDISTÁN, LO QUE SE ESCONDE TRAS EL REFERÉNDUM.

En un mundo donde las imágenes se han vuelto más importantes que las realidades, la prensa habla hoy de un referéndum democrático por la independencia del Kurdistán iraquí. Pero, aparte de que ese referéndum desde el punto de vista constitucional tendría que realizarse en todo Iraq y no sólo en la zona independentista, está el hecho que varios millones de pobladores no kurdos ya han sido expulsados de sus tierras, a las que no podrán volver. En los locales asignados para votar, sólo los independentistas velarán por la legalidad de la consulta. Thierry Meyssan revela la verdad sobre esa superchería y los intereses imperialistas que se esconden tras ella.

En este cartel de propaganda electoral, los límites del «Kurdistán independiente» van más allá de la región autónoma y abarcan territorios pertenecientes a Iraq y Siria.

El referéndum por la independencia de Kurdistán no pasa de ser una patraña. Estados Unidos, que proclama públicamente su oposición a esa consulta, en realidad la apoya por debajo de la mesa. Lo mismo hacen Francia y el Reino Unido, con la esperanza de que Washington convierta en realidad el viejo sueño colonial franco-británico. Rusia no se queda atrás, dejando entrever que —aunque se opone a todo cambio unilateral— podría apoyar la independencia… al menos si todo el mundo admite la independencia de Crimea y, por ende, su regreso a la Federación Rusa.

El grado de hipocresía de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU es tan alto que ni siquiera han logrado pronunciarse sobre el referéndum kurdo, a pesar de su aparente unanimidad. No adoptaron una resolución, o sea, un texto jurídicamente consistente a la luz del derecho internacional. Tampoco adoptaron una declaración de la presidencia del Consejo, lo cual constituiría una posición de sus miembros. Sólo dieron a conocer un insípido comunicado de prensa al término de la reunión que sostuvieron el 19 de septiembre.

Hoy existen en el mundo ocho estados no reconocidos —Abjasia, la República Turca del Norte de Chipre, el Alto Karabaj, Kosovo, Osetia, Sahara Occidental, Somalilandia y Transnistria— y 2 territorios europeos esperan alcanzar la independencia: Cataluña y Escocia. Toda modificación del estatus del Kurdistán iraquí tendrá consecuencias para esa decena de territorios que aspiran a convertirse en países independientes.

La independencia del Kurdistán iraquí implicaría una tergiversación del derecho internacional ya que sería desplazar el Kurdistán, reconocido en 1920 por el Tratado de Sèvres, del territorio de la actual Turquía al territorio de Iraq. Claro, todo el mundo se ha acostumbrado a utilizar la palabra «Kurdistán» para designar esa región de Iraq donde Londres y Washington han supervisado, desde 1991, una limpieza étnica lenta pero sostenida.

Durante la operación «Tormenta del Desierto», esa región albergaba una mayoría de iraquíes kurdos. Londres y Washington la convirtieron en una zona de exclusión aérea para la aviación del presidente iraquí Sadam Husein. Allí impusieron arbitrariamente en el poder a uno de los colaboradores que habían utilizado durante la guerra fría, Masud Barzani, quien inició el desplazamiento forzado de las poblaciones que no eran kurdas.

Este mismo Barzani, electo por dos veces después de aquello, ahora se aferra al poder a pesar de que su mandato expiró ya hace dos años. Desde el fin de ese mandato, la Asamblea Nacional, que exige que Barzani abandone el poder, se ha reunido sólo una vez… para votar el principio de la realización del referéndum. Pero lo hizo sin la participación del Gorran, partido que denuncia incesantemente el sistema feudal de los Barzani y del clan Talabani, así como el nepotismo y la corrupción, consecuencias de ese sistema. De hecho, Masud Barzani ha estado en el poder durante 26 años consecutivos.

De 1991 al año 2003, los pobladores no kurdos abandonaron poco a poco la zona de exclusión aérea, que acabó siendo proclamada Kurdistán iraquí después del derrocamiento de Sadam Husein.

El 1º de junio de 2014, los servicios secretos de Arabia Saudita, Estados Unidos, Israel, Jordania y los del gobierno regional del Kurdistán autónomo iraquí, Qatar, Reino Unido y Turquía sostuvieron en Amán (Jordania) una reunión para preparar la invasión de Iraq por parte de Daesh. Sabemos de la realización de esa reunión por el documento turco que el diario Özgür Gündem publicó inmediatamente. Ese cotidiano, con el que yo he colaborado, fue cerrado después por el «sultán» Recep Tayyip Erdoğan.

Según aquel documento, se decidió coordinar las acciones de Daesh con el Kurdistán iraquí. El Emirato Islámico (Daesh) lanzó una ofensiva relámpago para ocupar Mosul mientras que el Kurdistán iraquí se apoderaba de Kirkuk. El presidente Masud Barzani había estado en Jordania cuatro días antes para reunirse con varios de los participantes en aquel encuentro, en el que tuvo mucho cuidado de no participar personalmente, aunque estuvo representado por su hijo Masrour, que dirige su propio servicio de inteligencia.

Cuando Daesh invadió la porción de Iraq que Estados Unidos ya le había concedido, tomó prisioneros a los yazidíes y los convirtió en esclavos. La inmensa mayoría de los yazidíes son kurdos pero, en aplicación de lo decidido en Amán, los Barzani no intervinieron para ayudarlos, ni siquiera cuando algunos de aquellos yazidíes huyeron a las montañas de Jebel Sinjar. Aquellos fugitivos acabaron siendo salvados por comandos del PKK, la organización separatista de los kurdos de Turquía. Los kurdos de Turquía salvaron entonces a todos los yazidíes —fuesen kurdos o no— y utilizaron esa victoria para pedir el reconocimiento de los occidentales, que los consideran terroristas desde los tiempos de la guerra fría.


La nueva versión de aquellos hechos que el clan Barzani ha difundido nunca podrá borrar el crimen que los Barzani perpetraron contra su propio pueblo. En todo caso, desde la liberación de sus tierras, los yazidíes que allí se mantienen han proclamado su propio gobierno autónomo y se niegan a quedar bajo la administración de otros kurdos, de manera que todos los yazidíes boicotean el referéndum.

Otro kurdo célebre que participó en la reunión de Amán fue el islamista Mullah Krekar. Este individuo estaba pagando cinco años de cárcel en Noruega por haber amenazado de muerte a la futura primera ministra Erna Solberg. Cuando se suponía que debía estar en la cárcel, Mullah Krekar llegó a Amán —en un avión de la OTAN—, participó en la reunión preparatoria de la ofensiva de Daesh contra Iraq y luego volvió a su celda en Noruega. Allí reveló que había jurado fidelidad a Daesh y, en vez de ser juzgado por ser miembro de una organización terrorista, se le concedió una reducción de pena que le ahorró 2 años de cárcel y… fue liberado. A partir de entonces dirigió Daesh en Europa, desde Oslo y bajo la protección de la OTAN. ¡Es evidente que las redes stay behind de la alianza atlántica siguen funcionando!

Después de anexar Kirkuk, el gobierno regional del Kurdistán iraquí extendió a esa zona la limpieza étnica que sus fuerzas ya habían perpetrado en la zona de exclusión aérea de 1991 a 2003.

No hay de qué preocuparse. El inamovible presidente Barzani ha asegurado que no tomará represalias contra los electores que voten «No» en el referéndum.

El presidente no constitucional Barzani ha anunciado que todos los pueblos que viven en el Kurdistán iraquí y en los territorios anexados podrán participar en el referéndum. Todas esas regiones albergaban más de 12 millones de personas en 2013. Pero actualmente 3 millones de pobladores no kurdos se han visto obligados a huir. Son, por tanto, electores preseleccionados los que han sido llamados a las urnas para decidir el futuro, no sólo en lugar de los pobladores expulsados sino también de todos los demás iraquíes.

Para participar en ese referéndum se exige que el votante:
—resida en el Kurdistán o en las regiones anexadas;
—tenga más de 18 años;
—se haya registrado como elector antes del 7 de septiembre;
—las personas refugiadas en el exterior tienen que haberse inscrito previamente para poder votar por vía electrónica… lo cual implica que hayan presentado previamente sus papeles a la autoridad electoral del Kurdistán… de donde fueron expulsadas.

En todo caso, los Barzani tienen una concepción muy particular de las poblaciones llamadas a votar. En 1992, sólo contaron 971.953 votantes, que una década después, en 2014, se convirtieron en más de 2 millones, exactamente 2.129.846.

La independencia aportará a los clanes Barzani y Talabani medios suplementarios para seguir adelante con sus negocios. También ofrecerá a Israel la posibilidad de poner en marcha algunos de sus objetivos militares. Desde finales de los años 1990 y dado el desarrollo de los misiles, las fuerzas armadas de Israel abandonaron su estrategia de ocupación de los llamados «escalones», o sea de los territorios que se hallan justo del otro lado de las fronteras israelíes: el Sinaí, el Golán, el sur del Líbano. Ahora pretenden neutralizar a Egipto, Siria y el Líbano sorprendiéndolos por la espalda. Para lograrlo, Tel Aviv apoyó la creación de Sudán del Sur, en 2011, para desplegar allí misiles que apuntan a Egipto, y ahora apoya la independencia del Kurdistán, donde pondría misiles dirigidos contra Siria.

Según la publicación Israel-Kurd, ampliamente citada por la prensa turca, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, se ha comprometido con Masud Barzani a trasladar 200.000 israelíes al nuevo Estado kurdo para «ayudar» a administrarlo.

Según su lógica, para las fuerzas armadas de Israel lo ideal sería extender el territorio del Kurdistán iraquí no sólo hasta Kirkuk sino sobre el norte de Siria. Esa es la tarea de las YPG y su «Rojava». Ese Estado autónomo autoproclamado es un largo corredor que conecta el Kurdistán iraquí con el Mediterráneo, bajo la ocupación de las tropas estadounidenses que han instalado allí, ilegalmente, varias bases militares.

Ocho meses antes de la reunión de Amán, una investigadora del Pentágono, Robin Wright, confirmaba que Estados Unidos estaba de acuerdo con ese proyecto. En aquella época, los Barzani todavía se presentaban como defensores de todos los kurdos, incluyendo a los que vivían en Turquía e Irán. La señora Wright explicó con la mayor sapiencia que aquel proyecto era irrealizable, pero publicó el mapa del «Sunistán» atribuido a Daesh y del «Kurdistán» designado para los Barzani en territorios pertenecientes a Iraq y Siria.

El Pentágono acaba por demás de adjudicar, en agosto pasado, una licitación para la compra y posterior traslado a Siria de armas y municiones, principalmente de la antigua Unión Soviética, por valor de 500 millones de dólares. Los primeros 200 camiones cargados con ese armamento ya fueron entregados a las YPG, los días 11 y 19 de septiembre, en Jasaka, ciudad situada en territorio sirio, adonde llegaron después de transitar por el Kurdistán iraquí y sin que hayan sido atacados por los yijadistas. Y el ministerio de Defensa ruso acabar de publicar fotografías satelitales de un campamento de las fuerzas especiales de Estados Unidos situado en pleno territorio bajo control de Daesh, lo cual demuestra que los militares estadounidenses se entienden a la perfección con los kurdos y con los yijadistas.

Pero, si tanto nos dicen que este «Kurdistán independiente» es un proyecto kurdo, ¿por qué tendríamos que albergar dudas?

Fuente: http://www.voltairenet.org/article198082.html

LOS KURDOS DE DAESH


La prensa occidental presenta al Emirato Islámico (Daesh) como una organización racista que combate a los kurdos porque son kurdos. La realidad es muy diferente porque Daesh cuenta con unidades enteras de kurdos.

Abu al-Hadi al-Iraqi fue el responsable de los kurdos en el seno de al-Qaeda. Este personaje dirigió el «campamento kurdo» de al-Qaeda en Afganistán durante la Operación Ciclón de la CIA contra los soviéticos. Después de la invasión estadounidense, dirigió la Ashara guest house de Kabul, como tercer responsable en importancia en la jerarquía de al-Qaeda y actualmente se encuentra detenido en Guantánamo.

En noviembre de 2016, el Emirato Islámico en Iraq (que luego habría de convertirse en Daesh) publicó un vídeo titulado «Mensaje a los kurdos y Operación Mártir», donde llamaba a los kurdos a unirse a esa organización yijadista.

El más célebre de los miembros kurdos de Daesh es Mullah Krekar (ver foto), emir del grupo salafista Ansar al-Islam fi Kurdistan. Hoy refugiado político en Noruega, este yijadista ha estado en la cárcel en dos ocasiones por apología del terrorismo. Sin embargo, estando oficialmente en la cárcel, participó el 1º de junio de 2014 en la reunión realizada en Amán —adonde llegó en un avión de la OTAN— para planificar la invasión de Daesh contra Iraq. Ya de regreso en su cárcel de Noruega, anunció su decisión de convertirse en miembro de Daesh y hoy se pasea libremente por las calles de Oslo.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article198063.html

DESPUÉS DEL CALIFATO... ROJAVA

Mientras que el Ejército Árabe Sirio, la aviación rusa y el Jezbolá libanés se disponen a erradicar de una vez el Emirato Islámico, el Pentágono ya planifica una nueva guerra contra Siria, utilizando ahora a combatientes kurdos. En el plan anterior, la misión del Califato era crear un Sunistán que debía abarcar territorios pertenecientes a Iraq y Siria. En el actual proyecto la misión de «Rojava» es crear un «Kurdistán», que también abarcaría territorios de esos dos países, conforme a lo que el Pentágono ya preveía públicamente hace 4 años.

Este mapa fue publicado por Robin Wright nueve meses antes de la ofensiva del Emirato Islámico en Iraq y Siria. Según esta investigadora del Pentágono, este mapa rectificaba el que Ralph Peters había publicado anteriormente para ilustrar el rediseño del Medio Oriente ampliado.

Según la gran estrategia estadounidense, definida en 2001 por el almirante Cebrowski y difundida en 2004 por su adjunto Thomas Barnett, habría que destruir todo el Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), exceptuando sólo Israel, Jordania y el Líbano.

Por consiguiente, la inminente victoria sobre el Emirato Islámico (Daesh) no modificará las intenciones del Pentágono.

El presidente Trump se opuso al uso de yijadistas. Detuvo el apoyo financiero y militar que Estados Unidos les aportaba, logró convencer a Arabia Saudita y Pakistán de hacer lo mismo y modificó la política de la OTAN al respecto. Pero nada permite saber en este momento si se opondrá también a la gran estrategia del Pentágono. En el plano interno, todo el Congreso estadounidense se ha puesto en contra de Trump y la única posibilidad que le queda al presidente para impedir que lo saquen de la Casa Blanca es negociar con el Partido Demócrata.

Donald Trump conformó su administración con ex-altos funcionarios de la administración Obama, políticos oportunistas, muchos responsables improvisados y sólo unas pocas personalidades de confianza.

Su representante especial en el seno de la coalición anti-Daesh, Brett McGurk, es un ex-colaborador del presidente Obama que supuestamente estaría ahora al servicio de la política de Trump. El 18 de agosto, McGurk organizó una reunión con jefes de tribus para «luchar contra Daesh», pero las fotos que él mismo difundió demuestran que varios líderes de Daesh participaron en ese encuentro.

Asimismo, el 26 de agosto, helicópteros de las fuerzas especiales de Estados Unidos evacuaron de la región de Deir ez-Zor a 2 jefes europeos de Daesh, con sus familias, para que el Ejército Árabe no pudiera hacerlos prisioneros. Dos días después, también evacuaron otra veintena de oficiales del Califato, ante el avance del Ejército Árabe Sirio en la misma región.

Todo transcurre como si el Pentágono estuviera replegando su dispositivo yijadista para utilizarlo después en operaciones bajo otras latitudes. Simultáneamente, está preparando un nuevo capítulo contra Siria, con un nuevo ejército, que ahora se compone de elementos armados kurdos.

Esta nueva guerra, al igual que la que emprendió el Califato, fue anunciada hace 4 años en las páginas del New York Times por la investigadora Robin Wright, del US Institute of Peace (la NED del Pentágono). También tendría como objetivo dividir Yemen en dos Estados, como podrían dividirlo ahora entre sí Riad y Abu Dabi. Y lo último, aunque no menos importante, es que también se planteaba el desmembramiento de Arabia Saudita.

En todo caso, el proyecto de creación de «Rojava» corresponde a la estrategia israelí que, desde finales de los años 1990 y debido al desarrollo de la tecnología en materia de misiles, ya no apunta a controlar las fronteras exteriores —el Sinaí, el Golán y el sur del Líbano— sino a sorprender a sus vecinos atacándolos por la espalda: estrategia que ya dio lugar a la creación de Sudán del Sur y ahora apunta a la de un Gran Kurdistán.

El reclutamiento de soldados para «Rojava» sólo está comenzando. En principio, está reuniendo tantos combatientes como los que ya hubo para la yijad, dado el hecho que los grupos anarquistas que le sirven de vivero son como mínimo tan numerosos en Europa como los presos comunes.


Vale la pena recordar aquí que la «conexión» yijadista comenzó en las cárceles francesas, antes de convertirse en una «cruzada» generalizada. Es probable que el reclutamiento dentro del movimiento anarquista también se amplíe en el futuro. Washington, Londres, París y Berlín, que han organizado ese reclutamiento, lo tienen concebido como una operación de larga duración.

Utilizo deliberadamente el término «cruzada» porque aquellas guerras de la Edad Media, al igual que la que acabamos de vivir, no eran otra cosa que operaciones imperialistas europeas contra los pueblos del Medio Oriente ampliado. Pretender que existe algún vínculo entre el mensaje de Cristo y las cruzadas es tan grotesco como afirmar que existe alguna relación entre el mensaje del Profeta y el yijadismo. En ambos casos, las órdenes provienen de «occidentales» y esos conflictos favorecen única y exclusivamente los intereses del imperialismo occidental. Las cruzadas sucesivas se prolongaron por más de dos siglos y la mayoría de los cristianos del Levante lucharon contra los invasores junto a sus compatriotas musulmanes.

Anteriormente, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, declaraba públicamente que el presidente sirio Asad «no merece estar sobre la tierra» y aseguraba que los yijadistas estaban haciendo «un buen trabajo». Numerosos jóvenes respondieron a su llamado uniéndose al Frente al-Nusra, que no era otra cosa que al-Qaeda, y posteriormente a Daesh.

Ahora, el ex-ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, anuncia públicamente que Francia respaldará la creación de un Estado que abarque el Kurdistán iraquí y el corredor que lo conectaría con el Mediterráneo pasando a través de Siria. Jóvenes europeos ya han respondido a ese llamado y muchos más han de seguirlos.

Hoy en día, exactamente de la misma manera que en 2011 y 2012, la prensa occidental se pronuncia a favor de este nuevo ejército anti-sirio, que —también al igual que el anterior— goza del apoyo de sus gobiernos. Esa prensa nunca cuestionará el hecho que el líder kurdo Abdullah Öcalan haya abandonado el marxismo-leninismo para pasarse al anarquismo. Repetirá que el Kurdistán ya fue reconocido en el Tratado de Sèvres, en 1920, pero no consultará los documentos que precisaban sus fronteras. Fingirá creer que la existencia de ese Kurdistán es legítima en Iraq y en Siria, cuando el verdadero Kurdistán está en la actual Turquía. Y cerrará además los ojos ante el hecho que las fronteras de este «Kurdistán» solamente obedecen a los planes del Pentágono.

El referéndum por la independencia del Kurdistán iraquí y de los territorios que esa entidad logró anexar con ayuda de Daesh, marcará el inicio de esa operación, el 25 de septiembre. Como en 2014, el objetivo será destruir simultáneamente Iraq y Siria, pero no como antes —creando un «Sunistán» desde Raqqa (en Siria) hasta Mosul (en Iraq)— sino un «Kurdistán» en un territorio que conectaría las regiones (iraquíes) de Erbil y Kirkuk con el Mediterráneo.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article198043.html#nh1

Trump prohibió toda mención a la versión «oficial» en las conmemoraciones por los atentados del 11 de septiembre de 2001.


El presidente Donald Trump prohibió a los miembros de su gabinete hacer durante las conmemoraciones del 11 de septiembre de 2001 cualquier tipo de referencia a los conspiradores «islamistas» que supuestamente cometieron esos hechos.

En aquella época, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, atribuyó los atentados del 11 de septiembre a Osama bin Laden y a una veintena de cómplices «islamistas», lo cual implicaría que un puñado de conspiradores lograron derrotar a la primera potencia militar del mundo. Bush creó incluso una comisión investigadora presidencial que validó su versión de los hechos ignorando las demás pistas sobre los atentados.

Posteriormente, la justicia estadounidense acusó sucesivamente al Iraq de Sadam Husein y después al Irán del ayatolá Alí Jamenei de haber organizado esos atentados. Por otro lado, varios procedimientos judiciales se desarrollan contra el aliado saudita de Washington, procesos que en todos estos años no han arrojado aún ningún resultado definitivo.

Dieciséis años después de los hechos, el individuo que la administración Bush presentó como el cerebro de los atentados del 11 de septiembre, Jálid Sheij Mohámed, sigue preso en la base naval estadounidense de Guantánamo y en espera de juicio.

En declaraciones hechas el mismo 11 de septiembre de 2001 al canal de televisión New York 9, el promotor inmobiliario Donald Trump había precisado que la narración oficial que ya comenzaba a circular contradecía todas las reglas de la física porque es materialmente imposible que los dos aviones de pasajeros que se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center provocaran el derrumbe de esos dos rascacielos y el de un tercer inmueble, que no recibió el impacto de esos aparatos. Con el tiempo, casi todos los físicos que viven fuera de Estados Unidos han confirmado la existencia de esa contradicción flagrante de las leyes de la física.

Sin embargo, una gran mayoría de los estadounidenses piensan que las autoridades de su país mintieron sobre los atentados del 11 de septiembre y sólo una minoría sigue creyendo que fueron perpetrados por «islamistas».

Si bien el presidente Trump habló de «enemigos», el vicepresidente Mike Pence deslizó una alusión al Emirato Islámico (Daesh) en el discurso que pronunció en el Memorial de Shanksville, a pesar de que ese grupo terrorista ni siquiera existía en 2001 y por tanto no puede ser considerada responsable de los hechos del 11 de septiembre de aquel año.

Las declaraciones que Donald Trump ha hecho en repetidas ocasiones a lo largo de 16 años permiten concluir que el hoy presidente de Estados Unidos estima que los responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001 no son extranjeros ni islamistas.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article197941.html

El abuso de opiáceos en Estados Unidos está vinculado a la pérdida de empleos.


Canadá y Estados Unidos atraviesan en este momento una crisis sanitaria debido a la generalización del uso de opiáceos, sustancias sicotrópicas utilizadas con fines médicos que tienen efectos similares a los del opio —aunque no se producen obligatoriamente a partir de esa sustancia. Al menos una tercera parte de la población estadounidense sufre dolores crónicos, lo cual llevó a los médicos a prescribir el uso de opiáceos 289 millones de veces en 2016.

Los medicamentos opiáceos son más caros que la heroína que se vende en el mercado negro y no existe ninguna estimación fidedigna sobre la cantidad de pacientes que se han convertido en personas dependientes de los opiáceos.

Según el Departamento de Salud, 12,5 millones de estadounidenses abusaban del uso de opiáceos en 2015 y más de 33.000 murieron a causa de ello. En aquel año, esa crisis de salud pública costó al país 78.500 millones de dólares.

En 2016, el número de fallecimientos por sobredosis de medicamentos opiáceos o de opiáceos ilegales en Estados Unidos fue casi equivalente a la cantidad de muertos en accidentes de tránsito y netamente superior al número de personas muertas en atentados terroristas en todo el mundo.

El 10 de agosto de 2017, el presidente Trump incluso declaró «urgencia nacional» la epidemia del uso de opiáceos en Estados Unidos.

Un estudio del profesor Alan B. Krueger, de la universidad de Princeton reveló la existencia de un estrecho vínculo entre la epidemia del uso de opiáceos y el derrumbe del mercado laboral.

Una investigación realizada condado por condado muestra que la mitad de los hombres desempleados de 25 a 54 años enferman rápidamente, con lo cual ya no son ni siquiera capaces de trabajar, y se ven obligados a consumir opiáceos diariamente, situación que no se ha verificado entre las mujeres.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article197907.html

Resalta Lavrov que Arabia Saudita apoya el proceso ruso de paz en Siria.


El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, se reunió con su homólogo de Arabia Saudita y con el rey Salman el 9 y el 10 de septiembre de 2017.

En el comunicado final publicado en ocasión de esos encuentros, Rusia y Arabia Saudita indican que: 
«El examen de los problemas del Medio Oriente puso énfasis en la resolución política y diplomática lo más rápida posible de los conflictos y crisis que persisten en esa región estratégica, como la situación en Siria, Yemen, Iraq, Libia, en la zona del Golfo y en los territorios palestinos. Rusia y Arabia Saudita confirmaron la convergencia de sus enfoques de principio sobre el riguroso respeto de las normas del derecho internacional, de la soberanía y de la integridad territorial de los Estados, así como la unificación de los esfuerzos de la comunidad internacional en la lucha contra el terrorismo y la ideología extremista».

Seguidamente, el ministro ruso de Exteriores viajó a Jordania. Durante una conferencia de prensa en Amán, se refirió a su estancia en Arabia Saudita y declaró: 
«Sí, creo que Arabia Saudita está dispuesta a resolver la crisis siria. Eso quedó confirmado desde el inicio mismo del proceso de Astaná, cuando Rusia, Turquía e Irán crearon ese formato. Cuando se desarrolló ese proceso, tuvimos la confirmación del apoyo de Arabia Saudita para ese formato y de su voluntad de cooperar para establecer zonas de desescalada y poner en marcha otras iniciativas que se elaboran en Astaná. El proceso de Astaná, tal y como lo vemos ahora es el mecanismo más eficaz para detener el derramamiento de sangre, crear las condiciones que permitan resolver los problemas humanitarios e iniciar el diálogo político. Astaná es el actualmente la sede del diálogo directo entre el gobierno y la oposición armada. Pienso que todos los que apoyan ese formato se interesan no sólo por el éxito del proceso sino también por la resolución de la crisis siria conforme al derecho internacional y a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU».

Es posible que la reunión de Astaná se adelante para el 15 de septiembre.

LAS BRIGADAS ANARQUISTAS DE LA OTAN

Presentado en Occidente como la realización de una simpática utopía, «Rojava» es en realidad un Estado colonial, fruto de la voluntad de Washington que lo impone sin importarle su costo en sangre. El objetivo es, en este caso, expulsar a las poblaciones originarias del norte de Siria y remplazarlas con gente que no nació allí. Es una operación de limpieza étnica en la que el Pentágono y la CIA utilizan combatientes de la extrema izquierda europea. Thierry Meyssan revela ese proyecto sin sentido que viene aplicándose desde hace año y medio.

En febrero de 2016, el presidente Obama envió el «Zar antiterrorista» de la Casa Blanca, Brett McGurk, a supervisar la batalla de Ayn al-Arab (Kobane). McGurk (a la izquierda en la foto) recibió entonces una condecoración otorgada por las YPG, cuya matriz —el PKK turco— está catalogada por Washington como organización «terrorista».
«La guerra es la paz/La libertad es la esclavitud/La ignorancia es fuerza». George Orwell, 1984.
En los años 1980s, la sociedad kurda era extremadamente feudal y patriarcal. Se veía postergada en un profundo subdesarrollo, lo cual llevó a algunos kurdos a sublevarse contra las continuas dictaduras militares de Ankara.

El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) era una organización marxista-leninista que contaba con el respaldo de la Unión Soviética y luchaba contra las dictaduras de los generales turcos kemalistas, miembros de la OTAN. El PKK liberó a las mujeres y se unió a las luchas progresistas. Con ayuda del presidente sirio Hafez al-Assad, instaló un campo de formación militar en el Valle de la Becá, bajo la protección de la fuerza de paz siria desplegada entonces en Líbano. El campamento del PKK estaba al lado del campamento del FPLP palestino.

En aquellos tiempos el PKK no hallaba calificativos lo suficientemente duros contra el «imperialismo americano».

En el momento de la disolución de la URSS, el PKK contaba con más de 10.000 soldados, dedicados a la actividad militar a tiempo completo, y más de 75.000 reservistas. Aquella guerra de liberación destruyó más 3.000 localidades y dejó más de 2 millones de desplazados. Pero fracasó, a pesar de aquel enorme sacrificio.

Arrestado en Kenya, en 1999, durante una operación conjunta de los servicios de inteligencia de Turquía, Estados Unidos e Israel, el líder histórico de la rebelión kurda, Abdullah Öcalan, fue entregado al gobierno turco y encarcelado en la isla de Imrali, en el Mar de Mármara. Se produjo entonces un derrumbe del PKK, dividido entre su jefe encarcelado —favorable a una negociación de paz— y sus lugartenientes para quienes la guerra se había convertido en un modo de vida. Hubo aún algunos atentados, de los que no se sabe cuáles fueron obra de los combatientes del PKK que rechazaban el desarme o de una fracción de la gendarmería turca, el JITEM, igualmente contraria al cese de hostilidades.

Al inicio de la «primavera árabe», Abdullah Öcalan reconstruyó el PKK desde su celda, alrededor de una nueva ideología. A raíz de sus negociaciones secretas con la OTAN, en la prisión de Imrali, Öcalan abandonó el marxismo-leninismo para pasar al «municipalismo libertario». El hombre que siempre había luchado contra Turquía para crear su propio Estado, el Kurdistán, pasó a considerar que todo Estado es en sí una herramienta de opresión.

Los militantes del PKK obligados a huir de Turquía durante la guerra civil habían encontrado refugio en el norte de Siria. En nombre de su pueblo, Öcalan se había comprometido por escrito a no reclamar nunca una porción de territorio sirio. En 2011, al inicio de la guerra que Occidente desató contra Siria, los kurdos constituyeron milicias para defender el país que los había acogido y les había otorgado su nacionalidad.

Pero el 31 de octubre de 2014, Salih Muslin, uno de los dos copresidentes de las YPG, la rama siria del PKK, participó en una reunión secreta, en la sede de la presidencia de la República Francesa, con el presidente francés François Hollande y con el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, quienes le prometieron convertirlo en jefe de Estado si se comprometía a crear un Estado kurdo… en Siria.

De inmediato, la coalición internacional que Estados Unidos acababa de crear —supuestamente para combatir al Emirato Islámico (Daesh)— aportó su respaldo a las YPG, garantizándoles dinero, entrenamiento, armas y consejeros militares. Terminaron allí las grandes declaraciones contra Washington, ahora convertido en un excelente aliado. La organización kurda inició entonces la expulsión de los habitantes de las regiones que le interesaba controlar.

Publicidad estadounidense

Como hasta entonces no se había registrado ninguna batalla de las YPG contra Daesh, Estados Unidos orquestó un terrible enfrentamiento en Ayn al-Arab, localidad siria rebautizada para la propaganda con el nombre kurdo de Kobane. Incluso se invitó a la prensa extranjera para que cubriera el enfrentamiento sin peligro. Kobane está junto a la frontera que separa Siria de Turquía y los periodistas podían seguir los combates con prismáticos, desde el lado turco. Pero en realidad no se sabe lo que pasó en Ayn al-Arab porque la prensa nunca fue autorizada a entrar en esa localidad. Sólo hay imágenes captadas con teleobjetivos que, desde lejos, parecen confirmar los comunicados que relataban encarnizados combates. Fue así como Occidente concluyó unánimemente que los kurdos eran los aliados que necesitaba contra Daesh… y contra Siria.

«¡Ni Dios, ni Estado!», vengan a defender el Estado de Rojava «contra todas las fuerzas de la reacción»… junto al Imperio estadounidense.

La prensa occidental asegura que la mitad de los combatientes kurdos son mujeres, al igual que la mitad de los responsables de las diferentes instancias del PKK y de las YPG, según los estatutos de ambas organizaciones. Pero la presencia de mujeres en el terreno es extremadamente excepcional. Los periodistas afirman también que esas mujeres son el terror de los yijadistas porque estos creen que si mueren a manos de una mujer no podrán ir al paraíso. Curiosamente, esa misma prensa nunca menciona que el Ejército Árabe Sirio —las fuerzas regulares de la República Árabe Siria— también tiene batallones de mujeres.

A pesar de las apariencias, las YPG no tienen tantos combatientes como dicen. Muchos kurdos sirios ven a Estados Unidos como una potencia enemiga y a Siria como su nueva patria. Esos kurdos se niegan a apoyar las ambiciones de Salih Muslim. Por tanto, para «inflar» la cantidad de combatientes de «sus» kurdos, el Pentágono ha tenido que reforzarlos con mercenarios árabes y asirios, pero sobre todo con militantes de la extrema izquierda europea.

La CIA, que antes embaucó y reclutó decenas de miles de jóvenes musulmanes occidentales para convertirlos en islamistas, ha reclutado ahora anarquistas europeos para crear la «Brigada Internacional de Liberación», explotando el recuerdo de las Brigadas Internacionales que lucharon contra los «nacionales» en la España de 1936, espero que tengan más éxito que entonces.

¡Venga a luchar contra el Capital en «Rojava», junto a las fuerzas especiales de Estados Unidos!


La batalla de Ayn al-Arab, en la que supuestamente jóvenes sirios defensores del califato luchaban contra jóvenes kurdos, en realidad costó la vida sobre todo a jóvenes europeos que —en ambos bandos— creían luchar por un mundo mejor. Los países de Europa se inquietan ahora ante el posible regreso de jóvenes yijadistas, pero nadie habla del regreso de jóvenes anarquistas, igualmente peligrosos. Si esto último no se menciona es probablemente porque resulta más fácil manipular a los jóvenes anarquistas para volver a utilizarlos en las próximas aventuras imperialistas.

En junio de 2015, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), nueva rama política del PKK en Turquía, recibió abundante apoyo financiero y consejería de la CIA contra el AKP de Recep Tayyip Erdoğan. Esa formación política sobrepasó inesperadamente el mínimo del 10% de votos necesario para estar representado en la Gran Asamblea Nacional de Turquía y obtuvo 80 escaños.

El 17 de marzo de 2016, las YPG proclamaron la autonomía de «Rojava», o sea de la franja de tierra que conectaría el Kurdistán iraquí con el Mediterráneo, a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía, pero sólo del lado sirio. «Rojava» incluiría entonces parte de la región siria de Idlib, actualmente bajo control de al-Qaeda.

Por tratarse de un nuevo Estado proclamado por gente que no nació en esa tierra y en detrimento de la población autóctona, esto no es otra cosa que un proyecto colonial, comparable al Estado de Israel proclamado en Palestina por los judíos que habían comprado las tierras de los palestinos. La denominación «Rojava» fue escogida para diferenciar ese territorio del «Kurdistán», situado… en Turquía, donde fue incluso proclamado en 1920 por el Tratado de Sèvres.

Repartición de Anatolia y Tracia de acuerdo a este tratado, derogado posteriormente por el Tratado de Lausana en 1923.

En momentos en que el emirato de al-Qaeda en Idlib y el califato del Emirato Islámico (Daesh) en Raqqa pierden terreno diariamente, la OTAN prosigue así su plan de destrucción contra la República Árabe Siria y trata de crear «Rojava» en Qamishli.

La prensa occidental observa deslumbrada este «Rojava», que parece reunir todo lo que ellos consideran virtudes y que están destruyendo al propio occidente, como la ideología de género. Las YPG son un ejército, pero eso no importa. Tampoco importa que esté desplazando por la fuerza a los habitantes históricos del norte de Siria, que son los árabes y los asirios, porque —sobre el papel— ese ejército ha constituido una alianza con elementos provenientes de esas poblaciones, con los que ha formado las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).

Anarquistas europeos luchan en Siria bajo las órdenes de Estados Unidos

Los programas de las YPG sirias y del HDP turco corresponden a la estrategia militar de Estados Unidos. Desde 2001, el Pentágono tiene previsto a medio plazo el «rediseño del Medio Oriente ampliado», o sea dividir los países grandes en pequeños Estados homogéneos, incapaces de oponer resistencia ante los designios de Washington. A más largo plazo, el Pentágono planea hacer que esos pequeños Estados luchen entre sí para hacer retroceder toda la región al caos inicial.

En «Rojava» no se ha proclamado un Estado independiente porque cualquier Estado-nación ya sería un mal en sí. Según la OTAN, es sólo un Estado autónomo que tendrá que formar una confederación con otros Estados autónomos, como los que aparecerían en lugar del actual Estado-nación sirio, si se logra el derrocamiento de la República Árabe Siria. Según el principal teórico del «municipalismo», el estadounidense Murray Bookchin, para funcionar de manera democrática, las comunidades libertarias tienen que ser homogéneas. Es por eso que las supuestamente pacifistas YPG realizan actualmente la limpieza étnica en «Rojava».

Para Berlín valdría la pena asumir el liderazgo de la OTAN.

Mientras que la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron ya se han puesto de acuerdo para gobernar juntos la Unión Europea, el «laboratorio de ideas» oficial de Alemania Federal aconseja que Berlín asuma el mando militar de la UE y la OTAN. Viendo la posición del presidente Trump, que limita la influencia de Estados Unidos en la alianza atlántica, los expertos gubernamentales consideran que Berlín puede ponerse a la cabeza de la OTAN ante Rusia invirtiendo masivamente en el desarrollo de las fuerzas armadas alemanas y en la creación de fuerzas multinacionales.


Alemania debe dar muestras de un «liderazgo decidido» en el seno de la OTAN y llevar esa alianza militar de «Occidente» a adoptar un nuevo concepto estratégico. Eso piden varios consejeros del gobierno alemán y expertos en política exterior. El contexto es la reorientación de la política mundial alemana que, desde que Rusia recuperó Crimea, ya no busca sólo intervenciones militares en el mundo entero para garantizar intereses estratégicos y económicos sino también luchar contra «proyectos concurrentes de concepción» de la política internacional. Con ese fin, Alemania está desempeñando un papel de primer plano en la instalación de la presencia de la OTAN en el este de Europa en contra de Rusia.

Berlín es líder, en particular, en la creación de divisiones multinacionales, que están destinadas a completar las tropas de la OTAN estacionadas en los países bálticos y en Polonia y llamadas a convertirse en la «punta de lanza» de la alianza atlántica. Como subraya la Fundación para la Ciencia y la Política (Stiftung für Wissenschaft und Politik, SWP), la Unión Europea puede enviarlas en cualquier momento y participar en operaciones, de manera que esas divisiones multinacionales «tienen una importancia y un alcance que va más allá de la alianza», según la SWP.


Proyectos concurrentes de 
concepción del orden político

El origen de la demanda de un «liderazgo» alemán más fuerte en el seno de la OTAN está en la reorientación estratégica de la política mundial de Berlín posterior a la recuperación de Crimea por parte de Rusia. Hasta entonces el gobierno alemán tenía en miras, en términos de operaciones militares, sobre todo guerras en países lejanos: intervenciones para instalar o estabilizar gobiernos pro-occidentales, como en Afganistán o en Mali, así como medidas tendientes a «mantener el libre intercambio y el acceso sin impedimentos a los mercados y las materias primas en todo el mundo», como ya se había enunciado en las Líneas Directrices de la Política de Defensa de 1992.

Pero la situación ha cambiado desde aquella época. Dado el hecho que países como China y Rusia «adquieren una influencia creciente en el plano económico, político y militar», se está formando un «orden multipolar», lo cual podría hacer surgir «concepciones concurrentes de estructuración del orden político internacional», según el reciente Libro Blanco de las Bundeswehr (las fuerzas armadas de la República Federal de Alemania). O sea, Rusia «se presenta como un centro de gravitación independiente con ambición global». Según los estrategas alemanes, eso está demostrado claramente y sin ambigüedad por la recuperación de Crimea. Mientras que Moscú insista en actuar «independientemente» en materia de política exterior, será un «desafío para la seguridad en nuestro continente», indica el Libro Blanco.


Tres olas

El gobierno alemán respondió a la «concepción del orden» independiente rusa con una estrecha cooperación militar con la OTAN. En la aplicación de las etapas pertinentes decididas en las cumbres de la alianza atlántica realizadas en Newport (septiembre de 2014) y en Varsovia (julio de 2016), Berlín «asumió un papel de líder», como señala un reciente análisis de la Fundación Konrad Adenauer (KAS).

Esto está confirmado por un estudio de la Fundación (alemana) para la Ciencia y la Política (SWP), que examina la eventual escalada del conflicto entre la OTAN y Rusia en las fronteras orientales de la alianza.

«La primera» ola «en un eventual conflicto» alcanzaría en particular, junto a los ejércitos de los países del este de la OTAN, la nueva EFP (enhanced forward presence) de la alianza, según el estudio de la SWP. La EFP incluye los 4 batallones multinacionales de la OTAN en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, batallones de los que Alemania dirige uno.

Foto: Miembros del 371º batallón de infantería blindada del ejército alemán durante unas maniobras en Marienberg, en abril de 2015. (Reuters)

La «segunda ola» del conflicto tendrá que enfrentar en particular la nueva «punta de lanza» de la OTAN, la VJTF (Very High Readiness Joint Task Force), declara la SWP. Las Bundeswehr han sido uno de los responsables de la creación y puesta en marcha de la VJTF, que puede ser desplegada en muy poco tiempo.

La «tercera ola» es la única que «no tiene todavía una unidad designada», resume el «laboratorio de ideas» de Berlín. Las divisiones multinacionales que Berlín ha creado desde 2013 podrían servir para ello particularmente bien: debido a la integración de las tropas extranjeras en unidades del Bundeswehr).


Predominio alemán

Como señalan los autores del artículo de la SWP, las divisiones multinacionales cuya constitución se desarrolla actualmente no están concebidas sólo para operaciones en el este. Pero su estructura —con vista a esas operaciones— lleva el sello de los planes operacionales de la OTAN. En esa medida, las actividades actuales de las Bundeswehr en materia de armamento también están determinadas en gran parte por las normas de la alianza atlántica. Dos de las 3 divisiones multinacionales deben constituirse ahora «con hasta 5 brigadas pesadas… con personal y estructuras de las divisiones alemanas» reporta la SWP. Además, el Kommando Einsatzverbände Luftwaffe (KdoEinsVbdeLw) (la alianza operativa de la aviación militar alemana) prevista en el marco de la OTAN «se basa en más del 75% en las capacidades de la República Federal». Es por tanto «un marco esencial para la planificación de la gestión de la aviación militar alemana». Los planes de la OTAN para la marina se traducen «ante todo en especificaciones para la zona de mando y en un mando naval dominado por Alemania para el Mar Báltico». La SWP resume:
«El papel de Alemania en esas alianzas y estructuras sería significativo en tierra, mar y aire».
Los autores dudan que las medidas de rearme necesarias puedan limitarse a unos 130.000 millones de euros hasta 2030, como anunció la ministra (alemana) de Defensa Ursula von der Leyen. Pero no hay que dejarse asustar por los costos: «El liderazgo militar tiene su precio».

Ursula von der Leyen, es ministra de Defensa en Alemania, (esto forma parte del Nuevo Orden Mundial/Babilonia/o Sinagoga de Satanás).


«Moldear la OTAN»

En el contexto de una dirección alemana en la construcción de las divisiones multinacionales, también designadas como «pilar europeo de la OTAN», la Fundación Konrad Adenauer reclama ahora la elaboración de un nuevo concepto estratégico para la alianza militar occidental. El concepto estratégico actual data en realidad de 2010 y por tanto no tiene en cuenta la reciente evolución de la guerra antiterrorista —la guerra contra el Emirato Islámico (Daesh)— ni el creciente conflicto con Rusia. Según un artículo reciente de la Fundación Adenauer, la OTAN ha descrito suficientemente sus actividades en los comunicados de las cumbres de Newport y de Varsovia. Pero el trabajo sobre un nuevo concepto ofrecería la oportunidad para focalizar las fuerzas en la alianza, que no está exenta de crisis. Actualmente, Estados Unidos no está asumiendo enteramente «su papel tradicional como líder en la alianza o al menos no lo hace de manera confiable». Alemania, sin embargo, sí está «presente» con la posición de líder en la construcción de las divisiones multinacionales. El autor de ese trabajo, Patrick Keller, coordinador de la Fundación Adenauer para la política exterior y de seguridad, recomienda que Alemania utilice «el capital político que se ha ganado al asumir responsabilidades adicionales para consolidar la OTAN y modelar su futuro».


Por la OTAN y la Unión Europea

Pero las nuevas divisiones multinacionales no se limitan a las intervenciones en el marco de la OTAN. Formalmente, participan «sólo las fuerzas armadas de los Estados miembros» y son estos quienes pueden decidir libremente su despliegue, reafirma la SWP. Se estima que esas fuerzas actualmente participarían ante todo en intervenciones de la alianza, pero «en principio» las formaciones de combate podrían utilizarse también «en operaciones de la Unión Europea». «Ante los choques que se han producido en la relación transatlántica», las divisiones multinacionales «tienen una importancia que va más allá de la alianza».

A parte de eso, al seguir esta trayectoria, las Bundeswehr se convertirían en «uno de los ejércitos más importantes del continente». Los autores de la SWP concluyen:
«Ahora parece más urgente aún que el debate sobre la creciente importancia de Alemania en la OTAN y en Europa cobre más espacio en Berlín».
 En fin, el proyecto extremadamente ambicioso de creación de divisiones multinacionales exige un «liderazgo decidido» y «de parte de Alemania».

Fuente: http://www.voltairenet.org/article197814.html

Según el presidente francés Macron, la época de la soberanía popular ha quedado atrás.

En un discurso fundacional ante la cúpula de la diplomacia francesa, el presidente Emmanuel Macron expuso su concepción del mundo y cómo piensa utilizar las herramientas a su disposición. Según Macron, ya no existe la soberanía popular, ni en Francia, ni en Europa, así que no hay democracias nacionales ni democracia supranacional. Tampoco existe el interés colectivo, el interés de la República, sino un catálogo heteróclito de cosas e ideas que constituyen bienes comunes. Al describir a los embajadores el trabajo que habrán de hacer, les informó que ya no defenderán los valores de su país sino que buscarán oportunidades de actuar en nombre del Leviatán europeo. Al abordar los detalles de varios conflictos, lo que describió fue un programa de colonización económica del Levante y África.


En la tradicional Semana de los Embajadores, Emmanuel Macron pronunció su primer discurso sobre política exterior desde su llegada a la presidencia. Todas las citaciones entre comillas que aparecen en este artículo provienen de ese discurso. El presidente no pasó en revista las relaciones internacionales actuales ni explicó cómo concibe el papel que Francia debe desempeñar en el mundo sino cómo piensa él utilizar esa herramienta.

Según el presidente Macron, Francia debe ser capaz de adaptarse a los cambios que se han producido en el mundo desde 1989: caída del muro de Berlín, disolución de la Unión Soviética y triunfo de la globalización estadounidense. Estima que para reconstruir el país sería absurdo volver al antiguo concepto de soberanía nacional. Al contrario, hay que avanzar utilizando los medios disponibles. Es por eso que hoy «Nuestra soberanía es Europa».

Es cierto que la Unión Europea es un monstruo, «un Leviatán». Carece de legitimidad popular, pero la adquiere cuando protege a sus ciudadanos. En su actual formato se halla bajo el dominio del tándem franco-alemán. Así que él mismo, Emmanuel Macron, y la canciller Angela Merkel pueden gobernarla juntos. Eso le permitió viajar a Polonia, como presidente de Francia, y, de acuerdo con su socia alemana —que, por razones históricas, no podía darse el lujo de tratar duramente a Polonia—, hablar allí como implícito representante de la Unión Europea, insultar a la primer ministro polaca, recordarle que no es soberana e «invitarla» a hacer lo que decide la UE.

También con la bendición de la canciller alemana, él —Macron— ha decidido actuar en 4 sectores: 
1. La protección de los trabajadores;
2. La reforma del derecho de asilo y la cooperación europea en el tema migratorio;
3. La definición de una política comercial y de instrumentos de control de las inversiones estratégicas;
4. El desarrollo de la Europa de la defensa.

Esos objetivos determinan, evidentemente, las políticas nacionales de cada uno de los Estados miembros de la Unión Europea, incluyendo la de Francia.

Por ejemplo, las ordenanzas que su gobierno acaba de emitir sobre la reforma del Código Laboral imponen límites mínimos en materia de protección de los trabajadores, conforme a las instrucciones ya impartidas desde hace tiempo por los funcionarios de la Unión Europea. La cooperación en el tema migratorio impondrá la cantidad de migrantes que habrá que recibir para que funcione la industria alemana, mientras que la reforma del derecho de asilo fijará la capacidad de acogida de Francia dentro del espacio Schengen. Finalmente, la Europa de la defensa permitirá unir los ejércitos de la Unión Europea e integrarlos colectivamente a las ambiciones de la OTAN.

Francia y Alemania organizarán sistemas de cooperación reforzada sobre diferentes temas para acelerar el avance de la Unión Europea, seleccionando cuidadosamente a sus socios. Se conservará entonces el principio de adopción de decisiones por unanimidad, pero sólo entre los Estados preseleccionados, que ya estarán de acuerdo entre sí.

La cohesión de ese conjunto se mantendrá alrededor de 4 valores comunes:
1. «la democracia electiva y representativa,
2. El respeto de la persona humana,
3. La tolerancia en materia de religión y la libertad de expresión,
4. Y la creencia en el progreso». 

«La democracia electiva y representativa» se aplicará sólo a nivel local (grupos de comunas y regiones administrativas ya que las comunas y los departamentos están llamados a desaparecer) puesto que ya no hay soberanía nacional. 

«El respeto de la persona humana, la tolerancia en materia de religión y la libertad» habrá que entenderlas en el sentido del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, no en el sentido de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, a pesar de que esta última se menciona como referencia en el preámbulo de la actual Constitución de la República. 

«La creencia en el progreso» permitirá movilizar a los ciudadanos europeos en un momento en que todos están viendo como países del Medio Oriente que antes vivían holgadamente son abruptamente arrasados y prácticamente devueltos a la Edad de Piedra.


El sistema Macron

Francia tendrá que utilizar la herramienta europea para adaptarse al «mundo multipolar e inestable». Dando por sentado que no se trata de restablecer la alianza franco-rusa de los tiempos del presidente Sadi Carnot y el emperador Alejandro III porque la Unión Europea es la expresión civil de la OTAN, de nada sirve basar la diplomacia francesa en la Historia ni en valores.

Al contrario, lo conveniente es hacer el papel de «contrapeso» para mantener «los vínculos con las grandes potencias cuyos intereses estratégicos divergen». Pero, tenemos que entiender bien que el presidente de Francia no está hablando de los intereses divergentes entre, de un lado, Estados Unidos y, del otro, Rusia y China sino de mantener las relaciones que estas dos últimas superpotencias tienen que mantener con Estados Unidos.

«Para eso tenemos (…) que inscribirnos en la tradición de las alianzas existentes y, de manera oportunista, construir alianzas circunstanciales que nos permitan ser más eficaces». El papel de los diplomáticos ya no será defender a largo plazo los valores de Francia sino rastrear a corto plazo las oportunidades que el país pueda explotar.


«La estabilidad del mundo»

Ya planteados ese marco de trabajo europeo y ese método, la función de la diplomacia francesa será al mismo tiempo garantizar la seguridad de los franceses participando en «la estabilidad del mundo» y ganar en influencia defendiendo «los bienes comunes universales».

Dado el hecho que desde la caída del muro de Berlín y el fin de la soberanía nacional ya no hay enemigo convencional, Francia ya no necesita un ejército para defender su territorio. Pero tiene que enfrentar un enemigo no convencional, el «terrorismo islámico», que exige de ella a la vez una policía omnipresente y un ejército de proyección capaz de intervenir en los focos de terrorismo en el extranjero: Siria e Irak por un lado, Libia y el Sahel por el otro. Es evidentemente ese cambio de objetivo, no una cuestión de presupuesto, lo que llevó al presidente Macron a destituir el jefe del estado mayor de las fuerzas armadas de Francia. Ahora le falta reformar la policía.

Francia seguirá protegiendo a sus ciudadanos musulmanes, aunque manteniendo un discurso que vincula la ideología política islamista a la religión musulmana. Así podrá mantener la vigilancia sobre la práctica del culto musulmán, moldearlo y, de hecho, influenciar a quienes lo practican.

La lucha contra el terrorismo incluye eliminar sus fuentes de financiamiento, trabajo que Francia prosigue a través de numerosas instituciones internacionales, aunque se sabe que debido a «crisis regionales y divisiones, a divisiones en África y divisiones en el mundo musulmán» algunos Estados participan secretamente en ese financiamiento. Pero, en primer lugar, como el terrorismo no es un grupo de personas sino una forma de combate; y, en segundo lugar, como las acciones terroristas están mucho mejor financiadas desde que su financiamiento está supuestamente prohibido, es evidente que ese dispositivo ha sido montado por Washington, pero no contra la Hermandad Musulmana sino contra Irán. Aunque no tiene aparentemente nada que ver con el financiamiento del terrorismo, el presidente Macron aborda entonces el tema del antagonismo entre Arabia Saudita e Irán, poniéndose del lado de Arabia Saudita y condenando Irán.

Desde los ataques de Daesh [el Emirato Islámico] contra «nuestros intereses, nuestras vidas, nuestro pueblo», la paz en Iraq y en Siria constituye «una prioridad vital para Francia». Lo cual explica el cambio de método iniciado desde mayo. Claro, París «había sido dejado al margen» de las negociaciones de Astaná, pero ahora hace «avanzar concretamente la situación» discutiendo, uno a uno, con los participantes de las reuniones de Astaná. Los ha convencido para que adopten los objetivos trazados desde hace tiempo por el presidente Obama: prohibición de las armas químicas y acceso de la ayuda humanitaria a las zonas de conflicto. En fin, Francia ha creado un «grupo internacional de contacto» que se reunirá en ocasión de la Asamblea General de la ONU alrededor de ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian. El regreso de Siria al Estado de derecho «tendrá que ir acompañado de justicia por los crímenes cometidos, principalmente por los dirigentes de ese país».

El presidente Macron retrocede así en relación con sus declaraciones anteriores. Ya no se trata, como había dado a entender en una entrevista concedida a Le Journal du Dimanche, de aceptar la República Árabe Siria y apoyarla en contra de Daesh sino, por el contrario, de continuar el doble juego anterior: utilizar el pretexto humanitario para armar a los yijadistas en contra del gobierno sirio. El anuncio de juicio contra los dirigentes sirios equivale a anunciar la derrota de la República Árabe Siria ya que nunca, absolutamente nunca, ningún Estado ha juzgado por crímenes de guerra a generales victoriosos. El presidente Macron no precisa qué tribunal juzgaría a esos dirigentes, pero su formulación remite al plan del director de Asuntos Políticos de la ONU, el estadounidense Jeffrey Feltman, quien ya en 2012 —o sea antes de que se generalizara la guerra— tenía prevista la «condena» de 120 dirigentes sirios en el marco de un plan redactado bajo la dirección de un funcionario de la señora Merkel, el señor Volker Perthes.

En cuanto a Libia y el Sájel, el presidente Macron recordó su iniciativa de La-Celle-Saint-Cloud, durante la cual acercó al «primer ministro libio» Fayez al-Sarraj y al «jefe del ejército nacional libio» Jalifa Haftar; cumbre donde el propio Macron garantizó a estos últimos el respaldo de la Unión Europea… con la condición de que den por perdidos los 100.000 millones de dólares que desaparecieron del tesoro nacional libio.

El Sájel forma un cinturón de hasta 5.400 km de ancho, atravesando África desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo.

La primera consecuencia del derrocamiento de la Yamahiriya Árabe Libia fue la desestabilización de Mali, país cuya economía Trípoli subvencionaba ampliamente. Mali se dividió entonces en dos: de un lado, los sedentarios bantúes; del otro, los nómadas tuaregs. La intervención militar francesa comprobó ese hecho y detuvo sus consecuencias más inmediatas para los civiles. Francia creó el G5 del Sájel para detener las consecuencias de la guerra contra Libia y prevenir el enfrentamiento entre negros y árabes, lo que sólo Muamar el Gadafi había logrado evitar.

La alianza por el desarrollo del Sájel apunta, con medios mucho menos importantes que los que garantizaba Gadafi, a reemplazar el programa de desarrollo que Libia había aplicado en esa región. Esas medidas estabilizarán esa parte de África hasta que, en una decena de años, el Pentágono inicie la aplicación de su programa de extensión del caos al llamado continente negro.

El presidente Macron mencionó ante los embajadores franceses la declaración común que él mismo acaba de adoptar con socios de África y de Europa instituyendo en suelo africano oficinas europeas de inmigración. El objetivo es seleccionar desde el punto de partida los migrantes que la Unión Europea quiere aceptar y acabar con las actuales rutas del éxodo. «Las rutas de la necesidad deben convertirse en caminos de libertad». Esa fórmula resume claramente el pensamiento del presidente francés: África es la necesidad, Europa es la libertad.

Para Emmanuel Macron, «restablecer la seguridad» en África exige las 3 D: «Defensa, Desarrollo y Diplomacia», o sea la presencia del ejército francés de proyección, de inversiones francesas y de la administración francesa… el programa clásico de la colonización económica.


La defensa de los bienes comunes

Lejos de pasar por alto la carta de triunfo que constituyen la francofonía y el turismo, el presidente Macron le dedicó largas parrafadas. Se pronunció a favor de aprovechar el sistema jurídico francés para extender la influencia de Francia. Con ello adopta la «doctrina Korbel», la cual estipula que la manera de redactar un tratado amplía la influencia del país que ha concebido los conceptos de ese documento. Esa doctrina fue aplicada por la hija de Korbel, Madeleine Albright, y también por su hija adoptiva, Condoleezza Rice, para transcribir en derecho anglosajón los tratados internacionales.


El primer bien común es el planeta

El presidente francés Emmanuel Macron pronunció este discurso en el marco de la «Semana de los Embajadores», durante la cual el ministro de Exteriores había explicado a los diplomáticos franceses que, en lo adelante, su primera función es la diplomacia económica. Laurent Fabius, predecesor del actual ministro francés de Exteriores, había tenido la idea de movilizar la red diplomática francesa para desarrollar las exportaciones. Con ese objetivo creó Business France, un establecimiento público que puso bajo las órdenes de la señora Muriel Pénicaud, quien utilizó los fondos públicos a su disposición para dar inicio a la campaña electoral de Macron en el extranjero, lo cual está trayéndole ahora problemas con la justicia. Muriel Pénicaud es actualmente ministro del Trabajo y como tal ha redactado las ordenanzas que fijan los niveles de «protección de los trabajadores». Laurent Fabius se convirtió en presidente del Consejo Constitucional y, desde ese cargo y en violación del papel que le atribuye la Constitución de la República redactó un Pacto por el Medioambiente que el presidente Macron presentará a la ONU.


El segundo bien común es la paz.

A través de la «Europa de la Defensa», el presidente Macron pretende «dar un nuevo aliento» a la OTAN. Esa alianza militar apunta, en efecto, a la promoción de «la paz»… como podemos comprobarlo en Afganistán, Iraq, Libia, Siria y Ucrania.


El tercer bien común se compone de la justicia y las libertades

El presidente Macron, que ya había mencionado anteriormente los valores comunes de la Unión Europea —«el respeto de la persona humana, la tolerancia en materia de religión y la libertad de expresión»—, dice ahora que «el lugar de las mujeres, las libertades de la prensa, el respeto de los derechos civiles y políticos» son valores universales. Aunque se las da de filósofo desde que se reunió con Paul Ricoeur, el presidente francés no parece haber reflexionado sobre la filosofía política y confunde en su discurso el Derecho Humanitario con los Derechos Humanos, y también confunde la significación que esos derechos tienen para los anglosajones (protección del individuo ante los abusos del Estado) y su significado francés (responsabilidad de las personas, de los ciudadanos y de la Nación).


El cuarto bien común es la cultura

El presidente Macron dijo durante su campaña electoral que no hay una cultura francesa sino cultura en Francia. Además, Macron no concibe la cultura en general como una forma de desarrollo de la mente sino como un conjunto de bienes mercantiles. Debido a ello, proseguirá la acción de su predecesor a favor de la protección de los bienes culturales, no de la gente, en los lugares donde se desarrollan guerras.


Conclusión

Será necesario mucho tiempo para sacar en claro todo lo que debemos saber sobre la visión del mundo del presidente francés Emmanuel Macron.

Pero lo más importante es que, según él, la época de la soberanía popular ha quedado atrás, tanto para los franceses como para los europeos en general. El ideal democrático puede mantenerse como meta… a nivel local, pero no tiene sentido a nivel nacional.

Lo segundo es que la concepción del Bien Común (res publica), que abrazaron todos los regímenes políticos —monarquía, imperio o República— también le parece obsoleta. En la óptica de esos regímenes, se trataba de servir un interés colectivo, o de hacer como si sirviesen un interés colectivo. Macron habla, por supuesto, de la justicia y las libertades, pero de inmediato pone esos nobles ideales al mismo nivel que objetos, como la Tierra y los productos culturales de carácter mercantil, y propone algo que constituye un deshonor: rendir vasallaje a la OTAN. Parece que también ha muerto la República.

Al término de su exposición, el auditorio lo aplaudió calurosamente. La prensa francesa y los líderes de la oposición no han emitido ningún tipo de objeción.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article197742.html#nh6