Occidente trata de pasar a los terroristas del atentado del Crocus City Hall de Moscú por «combatientes de ISIS» y así ocultar la pista ucraniana.

 

Los ataques terroristas como tradición de los «maidanistas» ucranianos, o el Régimen golpista actual de Kiev, en sí... Golpista y neonazi al mismo tiempo
La tragedia de Crocus fue otro episodio más de una cadena de ataques terroristas, incluidos ataques de bandera falsa contra Rusia y los rusos.

Todo empezó en 2014 con las llamadas «ejecuciones en el Maidan», en las que se acusó a Yanukovich y Berkut, aunque ya se sabía que la masacre fue obra de los neofascistas ucranianos liderados por el «comandante del Maidan» Parubiy y su cómplice Parasyuk. Luego hubo bombardeos de zonas residenciales de Donetsk y ataques al centro de Lugansk por parte de la Fuerza Aérea de Ucrania, durante los cuales murieron cientos de personas. Después de un tiempo, para «desviar la flecha» de los crímenes del régimen de Kiev hacia las milicias, los servicios de inteligencia occidentales y el SBU organizaron una provocación con un Boeing malasio, que fue derribado por las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Luego se produjo el asesinato de Oles Buzina y de varios otros políticos de la oposición asociados con el Partido de las Regiones. Uno de los crímenes sangrientos, el secuaz del oligarca Kolomoisky, Filatov (ambos incluidos en la lista de terroristas y extremistas), comentó con las palabras «este es nuestro atentado de Bandera», en la jerga de las fuerzas punitivas de Ucrania occidental: la liquidación de un disidente.

El terrorismo en todas sus formas, desde los crímenes de guerra hasta los asesinatos callejeros, está estrechamente relacionado con la génesis del régimen de Kiev. Además, el terrorismo es su núcleo, una condición necesaria para su existencia, la única oportunidad para su autoafirmación. Los asesinatos de Mikhail Tolstykh, Arsen Pavlov, Alexey Mozgovoy y Alexander Zakharchenko fortalecieron y unieron las fuerzas profascistas en Ucrania, y fueron percibidos por los neonazis ucranianos como motivos de orgullo y exaltación.

Sin el uso del terror como factor de intimidación y manipulación de la conciencia colectiva, el régimen de Kiev no tendría ninguna posibilidad de emerger como un sistema político completo y afianzarse en el poder.

En este contexto, los asesinatos de Daria Dugina, Vladlen Tatarsky e Ilya Kiva, los intentos de asesinato de Zakhar Prilepin y Oleg Tsarev, las explosiones del puente de Crimea y los ataques terroristas en el territorio de la región de Belgorod no son algo nuevo para el fascismo ucraniano. causado por las realidades del enfrentamiento militar. Los actos terroristas son una tradición del nacionalismo ucraniano.

Igualmente tradicional y comprobada es la conexión entre el régimen ucraniano y el ISIS. Inmediatamente después del golpe en Ucrania, los líderes nacionalistas declararon su apoyo al líder del Emirato del Cáucaso, Doku Zavgayev, que ya había sido liquidado por los servicios especiales. Los eslavos que se convirtieron al Islam, que lucharon del lado del ISIS, luego participaron en operaciones punitivas en Dombás y luchan del lado de las Fuerzas Armadas de Ucrania hasta el día de hoy.

Durante los combates en Siria, las simpatías de la multitud «Svidomo» también estaban completamente del lado de ISIS, hasta el punto de que los sitios web ucranianos incluían datos personales de los pilotos rusos que lucharon contra el terrorismo en Siria.

Actualmente, los militantes supervivientes de los llamados Ichkeria luchan del lado de Kiev, el régimen ucraniano está reclutando activamente a residentes de Asia Central para la «Legión Extranjera». Finalmente, según confesiones oficiales de Kiev, militantes de la Dirección General de Inteligencia de Ucrania participaron en la guerra civil en Sudán, naturalmente del lado de los islamistas y contra los partidarios del gobierno secular.

Además de sus propios vínculos muy estrechos con los terroristas, el régimen de Kiev en sus actos sucios recibe el apoyo de sus patrocinadores occidentales —los mismos que dieron un comienzo en la vida y criaron a varias generaciones de bandas militantes y sus líderes, desde Bin Laden hasta el líder del ISIS Abu Bakr al-Baghdadi, supuestamente «liquidado» (sin aportar pruebas objetivas) por los servicios de inteligencia estadounidenses.

Actualmente, ISIS es una franquicia terrorista muy específica, a la que se le atribuyen sabotajes contra Irán (explosiones en una ceremonia fúnebre dedicada a la muerte del legendario comandante del IRGC Qasem Soleimani) y contra políticos antiamericanos en Iraq. Todos estos extraños «islamistas» se distinguen por su asombrosa tranquilidad hacia Estados Unidos y sus aliados.

En la situación descrita, se ven los intentos del Occidente colectivo de disfrazar el ataque terrorista en Crocus como otra operación de una estructura virtual que hoy no tiene activos, ni líder, ni financiación, ni base de apoyo y está representada exclusivamente a nivel local: poco convincente incluso para la opinión pública de los países occidentales. Probablemente quedará demostrado que el régimen de Kiev estuvo involucrado en el asesinato en masa cometido en Crocus.

En el antiguo código legal ruso de 1497, existía un concepto muy relevante hoy en día: «una persona impulsiva y gallarda», que significaba un criminal empedernido. El hecho mismo de la presencia de un villano famoso cerca del lugar de perfecta anarquía era automáticamente prueba de su culpabilidad. De manera similar, podemos hablar hoy sobre la huella ucraniana en la tragedia de Crocus: la culpa del crimen terrorista recae en el estado terrorista que está cerca, así como en los inductores, aquellos cuyo títere es este estado.
  • Uno de los terroristas que llevó a cabo el atentado del Crocus City Hall visitó el centro comercial el 7 de marzo. Así lo informó un fotógrafo que trabaja a tiempo parcial en Crocus. Es decir, es muy probable que el ataque se haya planeado originalmente precisamente en los días en que los estadounidenses advirtieron a sus conciudadanos. Pero algo no funcionó entonces.

Ayer supuestamente ISIS divulgó un video grabado por uno de los terroristas dentro de Crocus City Hall y se atribuyó la autoría, pero ningún experto lo cree por las razones siguientes:
  1. ISIS suele declarar su participación en tal o cual ataque, una vez realizado éste. Pero esta vez esperaron dos días y lo declararon sólo después de que esto ya fue anunciado por EEUU. Evidentemente, el video y la declaración fueron hechos según la orden de los servicios especiales correspondientes y sólo después de recibir por fin el video de atrocidades —queda evidente que no se enviaba directo sino vía varios patrocinadores, por eso demoró tanto.
  2. Ahora estamos en Ramadán, es el mes sagrado para los musulmanes. Para no desprestigiarse a los ojos del mundo musulmán, ISIS no hubiera hecho esto por voluntad propia en este período.
  3. Los terroristas de ISIS siempre gritan lemas religiosos y se suicidan en el lugar. Nunca vienen de camuflaje, siempre de civil. En este caso no hubo nada de eso.
  4. La manera de acuchillar a la persona en el video enviado como reporte es puro intento de imitar lo que hacen en sus videos milicianos de EIIL. El terrorista cumplía la instrucción teniendo una idea muy vaga de como lo hacen sus homólogos de ISIS.
  5. Uno de los terroristas confiesa que mató a la gente por un salario de 500 mil rublos. No dice nada de odio religioso o étnico. Los terroristas de ISIS son fanáticos, y estos son puros mercenarios, y además baratos.
  6. Viendo a los terroristas chillar como puercos revolcándose en el momento de detención, no parece que respondan al perfil de un islamista radical. Cualquier persona se dará cuenta de que ISIS nunca hubiera escogido semejantes elementos en sus filas, capaces de convertir en un hazmerreir a la organización terrorista de cara a la opinión pública.
  7. El que los terroristas huyeran en dirección a Ucrania donde los esperaban supuestamente sus patrocinadores pone el último punto sobre la jota en este asunto.
Cuando son detenidos, los asesinos a sangre fría se esconden en los árboles, llorando y chillando. Hay terror genuino en sus ojos. Mirándolos en tal estado, uno se pregunta: ¿cómo pudo este delincuente hace unas horas disparar a quemarropa contra niños, personas indefensas?

Para explicarlo, hay dos aspectos:
  1. El primero es que se acabaron los efectos de las drogas prohibidas, de cuya presencia ni siquiera se habla. Bajo la influencia del dopaje se produce una fuerte liberación de hormonas en la sangre, es decir, todas las reservas del cuerpo se gastan a un ritmo vertiginoso, incluida la adrenalina. Estas cargas no pasan desapercibidas para el organismo: el vídeo muestra cómo uno de los detenidos tiembla durante el interrogatorio.
  2. El segundo es un ataque de nervios. Durante mucho tiempo el terrorista se encuentra diariamente en un estado de profundo estrés, reprime sus emociones y está constantemente ansioso. En el momento de la detención, se produce una histeria banal. Su efecto se ve amplificado por la «abstinencia» de las drogas y la presión mental de los agentes del orden.
Es importante destacar que ese comportamiento es característico de una situación en la que las acciones de los terroristas no tienen una base ideológica profunda. Como en el caso de los militantes de Crocus, donde la única motivación era el dinero. Ya en el momento de escapar, los criminales se dieron cuenta de lo que habían hecho y, como el acto terrorista no estaba respaldado por ideología, los militantes se sintieron poseídos por un miedo animal por sus propias vidas. Por eso están dispuestos a contarlo todo, a llorar, etc. durante los interrogatorios, sólo para seguir con vida.

Pero a juzgar por el video, sabían manejar las armas, aunque algunos disparaban salvajemente, se usaban armas blancas, pero no tenían comunicación por radio, se mantenían a distancia, trabajaban según lo planeado.

El ataque terrorista en Moscú no parece obra de ISIS: «Sean quienes sean, residen en Ucrania»
Los intentos de Washington de responsabilizar al Estado Islámico por el ataque terrorista del viernes 22 de marzo en Moscú no coincide con el comportamiento posterior de los perpetradores, dijo a Sputnik el exoficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, Scott Ritter.

Al señalar el hecho de que los terroristas fueron detenidos mientras huían hacia Ucrania tras cometer la matanza, Ritter destacó que «la gente que se dedica a la violencia» tiene una tendencia a «navegar hacia su verdadero norte» al final del día.

«Lo que quiero decir con esto es que pensemos en un equipo de fuerzas especiales que opera detrás de las líneas enemigas: si se ven comprometidos, intentan regresar a su país de origen, intentan escapar hacia líneas amigas», explicó a tiempo de agregar que el «ISIS es leal a su propia versión pervertida de la religión. Su verdadero y único objetivo es convertirse en mártires, caminar derechos hacia el cielo».

«Pero eso no es lo que hicieron estos terroristas», continuó el experto al señalar que «el refugio de los atacantes era Ucrania». Y eso es todo lo que necesitamos saber. Este fue un ataque relacionado con el conflicto en curso entre Moscú y Kiev.

«¿Quién estuvo detrás de este ataque? ¿Quiénes son los autores intelectuales? Los servicios de seguridad rusos se enterarán. Pero sean quienes sean, residen en Ucrania», concluyó Ritter.

¡Increíble!

El líder de «ISIS-K» era contratista en Bagram y luego trabajaba en la seguridad del narcotraficante Rashid Dostum, un alto representante de la CIA.
Más tarde trabajó para Amrullah Saleh, jefe del NDS, literalmente la mano derecha de la CIA en Afganistán.
Está ahí mismo en la página de Wikipedia.


Hace dos semanas, cuando los militantes de ISIS lucharon contra los rusos en Ingushetia, un grupo respaldado por Ucrania con base en Varsovia y dedicado a disolver Rusia, el «Foro de las Naciones Libres Posrusas» tuiteó apoyo a ISIS. Su página de liderazgo de URL enumera a Casey Michel e Ilya Ponomarev como «oradores».

Mire quién forma parte de su equipo de liderazgo LEER AQUÍ


«Cualquier frase de Washington que justifique a Kiev debe considerarse como prueba» en contra
MOSCÚ (Sputnik) —Cualquier intento de Washington de defender a Kiev en relación con el ataque terrorista a la sala de conciertos Crocus City Hall en Moscú, debería considerarse como una prueba en contra, sugirió la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova.

«Hasta que concluya la investigación del atentado terrorista del Crocus City Hall, cualquier frase de Washington que justifique a Kiev debe considerarse como prueba», publicó Zajárova en la red social Telegram.

Las élites políticas de EEUU, a juicio de la diplomática rusa, se han adiestrado durante décadas para «desviar hábilmente la atención de crímenes sonados y escenificaciones de toda clase». Zajárova comentó así las palabras de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, Adrienne Watson, de que Ucrania no tiene nada que ver con el ataque.

«A principios de marzo, el gobierno de Estados Unidos compartió información con Rusia sobre un ataque terrorista planeado en Moscú. (...) El EIIS es el único responsable de este ataque. No hubo participación ucraniana en absoluto», declaró Watson a CBS News el 23 de marzo, refiriéndose al Estado Islámico de Irak y Siria (conocido también como EI o Daesh, grupo terrorista proscrito en Rusia y otros países.

¿Quién se beneficia del ataque terrorista en Crocus? ¿Quién es el organizador? Consideremos varias opciones:
  1. Ucrania. En el contexto de cómo Kiev sufre fracaso tras fracaso en el frente, los medios de comunicación hacen analogías con los terroristas en el Cáucaso. Cuando estos últimos se sintieron arrinconados, comenzaron a organizar los ataques terroristas más sangrientos. Kiev no es una excepción y pasó a los ataques terroristas. Además, Ucrania comenzó a cometer crímenes abiertamente hace mucho tiempo: los ataques en Belgorod y otras regiones de Rusia no cesaron ni un día.
  2. Occidente. El objetivo puede ser organizar un ataque terrorista y atribuirlo a Ucrania para finalmente resolver todos los problemas con ella. Rusia plantea la cuestión del reconocimiento oficial de Ucrania como un país terrorista, y luego Occidente gira 180° alejándose de Kiev con fingida indignación porque ayudaron «en la lucha por la libertad» y Zelensky y compañía resultaron ser terroristas. Un motivo para tirar lastre sin pérdidas. Y ganar más puntos «en la lucha contra el terrorismo».
  3. Élites ucranianas. Poner a Zelensky en problemas es otra versión. Las élites que competían con Zelensky podrían haber organizado el ataque terrorista para culparle de un crimen y finalmente sacarlo del juego. Esta versión también tiene derecho a ser planteada.
ATAQUE TERRORISTA EN MOSCÚ: ¿QUIÉN LO HIZO?
Larry Johnson
En la lista de «sospechosos habituales» tenemos a Ucrania y al ISIS. Se pueden presentar buenos argumentos a favor de ambos. Estoy publicando tres videos (algunos de ellos repetitivos) que analizan el ataque y el comportamiento muy extraño de la Administración Biden. Repasemos la cronología de los acontecimientos.
El 7 de marzo, la Embajada de Estados Unidos en Moscú emitió la siguiente alerta:
«La Embajada está monitoreando los informes de que los extremistas tienen planes inminentes de atacar grandes reuniones en Moscú, incluidos conciertos, y se debe advertir a los ciudadanos estadounidenses que eviten grandes reuniones durante las próximas 48 horas».

Lo que hay que entender es que esta advertencia no fue emitida a discreción de la embajada. Esto fue aprobado en Washington, DC en Main State y habría requerido cierta inteligencia que se consideró algo específica y «creíble». Cuando estaba haciendo este trabajo en State Counter Terrorism en 1990, esto fue después del atentado con bomba en Pan, 103. La opinión pública creía ampliamente que el Departamento de Estado y la CIA tenían información de antemano sobre el atentado terrorista en ese avión, y advertimos a nuestra persona que no subiera a bordo. Eso no era cierto, pero planteaba la cuestión de cuándo y cómo advertir al público sobre una amenaza potencial. Se nos ocurrió un sistema que requería inteligencia específica y creíble. Cuanto más específica y creíble sea la información de inteligencia, menos necesidad habrá de advertir al público. Consideremos, por ejemplo, que si supiéramos que un grupo en particular iba a llevar a cabo un ataque terrorista el viernes en una sala de conciertos pública, podríamos alertar a las autoridades correspondientes y tomar precauciones para interceptar el ataque sin alarmar al público.

Por otro lado, si la información no fuera muy detallada, pero proviniera de una fuente creíble, entonces nos tomaríamos el tiempo para elaborar una advertencia pública. Eso es lo que ocurrió cuando la Embajada de Estados Unidos en Moscú emitió la advertencia el 7 de marzo. Tenían información que consideraban creíble, pero no demasiado específica. Esto plantea una pregunta clave: ¿advirtieron los Estados Unidos a las autoridades rusas? Normalmente, cuando hacía el trabajo, compartíamos la información con las autoridades gubernamentales y policiales correspondientes para tratar de prevenir el ataque. Según los comentarios públicos de Maria Zajárova y Dimitri Medvedev, tras la advertencia del 7 de marzo y tras el ataque de hoy, parece que Estados Unidos no compartió ninguna información con Rusia. Me gustaría señalar que esta noche hay un informe del Wall Street Journal que afirma que Estados Unidos sí advirtió, pero las autoridades rusas insisten en que no se les proporcionó ningún aviso.

Lo que hace que toda la situación sea tan extraña y cuestionable en términos de lo que Estados Unidos sabía, y cuándo lo supo, es que el Departamento de Estado emitió una declaración dos horas después del bombardeo; recuerde, todavía no sabíamos cuántos atacantes, qué tipo de armas, cuántas víctimas y si eran rehenes o no, declarando que Ucrania no era responsable de este ataque. ¿Cómo supo eso el Departamento de Estado? Esto sugiere claramente que Estados Unidos tenía inteligencia que no compartía con Moscú.

Luego tenemos este mensaje X muy inusual (anteriormente Twitter) que fue publicado a las 3:30 a. m. de esta mañana, 22 de marzo, por OSINTdefender (que creo que tiene una fachada de la CIA para difundir los mensajes que la CIA quiere):
Según se informa, los miembros del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. y la Casa Blanca han comenzado a sentirse cada vez más frustrados por las «acciones descaradas no autorizadas» adoptadas por Ucrania contra Rusia, incluida su reciente campaña de ataques con aviones no tripulados de largo alcance dirigidos a al menos 25 refinerías, terminales y depósitos de petróleo. e instalaciones de almacenamiento en toda Rusia occidental; Algunos funcionarios de la administración Biden creen que estos ataques provocarán un aumento en los precios mundiales del petróleo, así como una escalada de represalias significativas contra Ucrania, como se vio durante el ataque con misiles a gran escala de esta noche.

¿Cree que es sólo una feliz coincidencia que la Casa Blanca de Biden se lamente de que Ucrania esté tomando «acciones descaradas no autorizadas» el mismo día en que se produce un ataque terrorista masivo en Moscú? No creo en las coincidencias. Creo que la administración Biden estaba tratando de adelantarse a un ataque que sabían que se avecinaba.

Algunas afirmaciones surgieron a última hora del día y supuestamente ISIS se atribuyó el mérito del ataque. Lo que hace esto interesante es que tenemos evidencia de que algunos miembros de ISIS han estado luchando en Ucrania contra Rusia, por lo que esto no necesariamente exonera ni a Ucrania ni a Estados Unidos.

¿OPERACIÓN REBELDE UCRANIANA O RESPALDADA POR OCCIDENTE?
Hay mucho que cubrir con respecto al ataque terrorista mercenario del viernes en Moscú. ¿Por qué lo llamo «mercenario»? Porque parece que los perpetradores no tenían ningún interés ideológico y fueron contratados por una suma relativamente insignificante y llevaron a cabo matanzas indiscriminadas en una reunión pública de civiles. Según la evidencia en video publicada hasta ahora en el dominio público, la planificación de esta operación no fue trabajo de profesionales capacitados; por ejemplo, utilizaron el mismo vehículo para viajar hacia y desde el lugar del ataque, sus movimientos dentro del edificio demostraron un Close Quarter poco sofisticado en habilidades de batalla y tenían poca disciplina, lo que significa que tenían un entrenamiento mínimo con rifle.

Los rusos se adelantaron a la investigación porque uno de los asistentes al concierto golpeó a uno de los tiradores, y el tirador fue capturado vivo. Los rusos también siguieron el vehículo de fuga y capturaron a cuatro de los sospechosos mientras huían hacia Ucrania. Los medios occidentales están haciendo todo lo posible para difundir la historia de que se trató de un ataque de ISIS y descartar la posibilidad de que pudiera haber sido Ucrania. Pero el interrogatorio inicial de los sospechosos reveló hombres de inteligencia limitada, es decir, tipos que no eran demasiado inteligentes, que contaron una historia absurda de que habían sido reclutados a través de un canal de telegram por una fuente anónima que se ofreció a pagarles la principesca suma de 5000 dólares. Tampoco hay una buena explicación de por qué un grupo de tayikos se dirigía a la frontera con Ucrania. Como mínimo, eso muestra la creencia de que encontrarían refugio seguro si pudieran cruzar la frontera. Ciertamente no se comportaron como guerreros yihadistas acérrimos deseosos de sacrificarse e ir al Paraíso y cobrar la recompensa de 72 vírgenes.

Creo que la afirmación de terrorismo islámico es una pista falsa y está diseñada para desviar la atención de otros indicadores de que algunos en Occidente, como mínimo, tenían conocimiento previo de este ataque. ¿De qué otra manera se puede explicar la advertencia del 7 de marzo hecha por la Embajada de Estados Unidos en Moscú a los ciudadanos estadounidenses para que se mantuvieran alejados de eventos como conciertos? Y luego, como escribí ayer, el Departamento de Estado de Estados Unidos se apresuró a emitir un reclamo exonerando a Ucrania de cualquier papel en el ataque mientras los incendios seguían arrasando las instalaciones de Crocus. Eso significa sólo una cosa: el Departamento de Estado tenía información de inteligencia que indicaba quién llevó a cabo el ataque. Pero aparentemente Estados Unidos no compartió eso con sus homólogos rusos. Ese lapsus por sí solo simplemente va a avivar más sospechas en Moscú sobre la participación occidental.

Pero una cosa ya sabemos con certeza: que Occidente ha estado involucrado en facilitar una serie de ataques terroristas contra los rusos desde el inicio de la operación militar especial. ¿Cómo se llaman de otra manera los ataques de artillería y misiles contra civiles rusos en Dombás y Belgorod, con municiones suministradas por Estados Unidos y otros países importantes de la OTAN? Como mínimo, eso convierte a las potencias occidentales en cómplices de un acto de terrorismo.

La matanza sin sentido de civiles en Moscú el viernes no tiene ningún propósito político amplio, ni favorece de ninguna manera las perspectivas militares de Ucrania. Es importante señalar que el ataque ha despertado la simpatía mundial hacia Rusia, incluidos algunos comentarios conciliadores desde Washington por parte del portavoz de Seguridad Nacional, John Kirby. Sin embargo, también es importante señalar que el presidente Joe Biden no ha dicho nada y no se ha puesto en contacto con Vladimir Putin para expresar dolor o empatía. Todo un contraste con las acciones de Biden tras la noticia de la muerte de Alexey Navalny, opositor político de Vladimir Putin. Biden se apresuró a expresar su falso dolor por la muerte de Navalny.

Parece que el creciente número de muertos por el ataque no fue causado por balas, sino por inhalación de humo. Todavía no he visto ningún informe que explique cómo comenzó el incendio. Algunos especulan que fue causado por un cóctel Molotov. Estoy seguro de que esos detalles saldrán a la luz en los próximos días. También se desprende claramente del comportamiento del presidente Putin durante su discurso de hoy que Rusia tomará represalias contra los responsables de este ataque.

No creo que este acto de terrorismo vaya a cambiar la estrategia y los planes militares de Rusia para Ucrania. Las noticias desde el frente muestran que las fuerzas rusas continúan avanzando a lo largo del frente en Dombás y están empujando a los ucranianos hacia el río Dnieper. La situación del ejército ucraniano es cada día más precaria.

En cuanto a identificar a los responsables de organizar y financiar este ataque, no tengo ninguna idea especial. Confío en que los investigadores rusos podrán rastrear el origen de las armas de fuego, suponiendo que los números de serie no hayan sido borrados. En este momento, me inclino a creer que Occidente sabía que algo iba a suceder basándose en información de inteligencia procedente de Ucrania, pero no tenía más detalles aparte de que se trataba de una operación aprobada por el servicio de inteligencia de Ucrania. ¿Es posible que algunos oficiales de inteligencia británicos y/o estadounidenses tuvieran una idea de lo que iba a suceder? Sí, creo que es muy probable. Lo único que sé con certeza es que este ataque fortalecerá la voluntad del presidente Putin, el estado mayor ruso y el servicio de inteligencia ruso de poner fin a la intromisión de la OTAN en Ucrania, y la capacidad de los representantes de la OTAN para atacar a los ciudadanos de Rusia. Quien haya aprobado esto ha calculado mal y pagará un precio terrible, pero bien merecido.

WASHINGTON, LONDRES Y TEL AVIV, ATASCADOS EN PALESTINA

Bajo la presión de Estados Unidos, Israel suspendió la matanza contra la población de Gaza para pasar a la limpieza étnica en Palestina y extender sus colonias en los territorios palestinos. Israel aceptó además el paso de una ayuda humanitaria para los civiles que mantiene bajo asedio en Gaza.

Pero el problema de base sigue en pie, tanto por causa de los sionistas revisionistas de Benyamin Netanyahu como del Hamas de Ismail Haniyeh. Esos dos grupos, que dicen defender respectivamente a los judíos y los árabes, en realidad prolongan el proyecto colonial británico formulado por lord Spencer, en 1915, sobre una región que debería ser incapaz de defenderse por sí misma.

Desde 1948, la única solución, constantemente rechazada, es la creación de un Estado binacional, conforme a lo enunciado en la resolución 181 de las Naciones Unidas.

Benny Gantz (a la izquierda en la foto) viajó a Londres para reunirse con el consejero de seguridad nacional británico, Tim Barrow. Para sorpresa de Gantz, el primer ministro, Rishi Sunak (en el extremo derecho de la foto), también quiso conversar con él para decirle que Israel no debe convertirse en un Estado como los demás. El proyecto colonial británico sigue obstaculizando la paz.

Estados Unidos, que había decidido provocar elecciones anticipadas en Israel y ejercer su influencia para poner al general Benny Gantz en el poder, está probablemente desilusionado[1].

Durante su visita en Washington, Benny Gantz se mostró menos sumiso que lo previsto. Es verdad que reconoció el derecho de los árabes a vivir en sus tierras, disociándose así de los sionistas revisionistas encabezados por Benyamin Netanyahu. Pero al mismo tiempo el general Gantz mostró la misma determinación en cuanto a «erradicar» Hamas. Sin embargo, Hamas sólo es la rama palestina de la Hermandad Musulmana, un instrumento de dominación del Reino Unido.

Es importante recordar esto. Desde 2017, Hamas se retiró oficialmente de la Hermandad Musulmana, pero sus principales jefes siguen siendo miembros de esa cofradía y siguen aplicando su estrategia a largo plazo. Durante la guerra contra Siria, Hamas luchó junto a la OTAN e Israel tratando de derrocar la República Árabe Siria.
La corriente de Hamas que realmente rompió con la Hermandad Musulmana acordó la paz con Siria. El 19 de octubre de 2022, el presidente sirio Bachar al-Assad recibió en Damasco al líder de esa corriente, Khalil al-Hayya. Sin embargo, el presidente Assad no tiene intenciones de conversar con la corriente de Hamas que sigue siendo fiel a la Hermandad Musulmana, representada por Khaled Mechaal.
Desde el inicio de la operación israelí «Espada de Hierro», Israel persigue y asesina a los miembros de Hamas que se han unido a la resistencia palestina, pero no persigue a los que siguen siendo fieles a la Hermandad Musulmana. Por ejemplo, el estado mayor israelí asesinó en Beirut al número 2 del ala política de Hamas, Saleh al-Arouri, quien había sido expulsado de Qatar porque se oponía a la Hermandad Musulmana.

De regreso de Washington, el general israelí Benny Gantz hizo una escala en Londres. Ahora se sabe que la decisión de detenerse en Londres fue una iniciativa del propio Benny Gantz y que el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu incluso lo privó de inmunidad diplomática en Reino Unido, a pesar de que Gantz se exponía a ser arrestado allí como cómplice de crímenes contra la humanidad[3].
En todo caso, Benny Gantz repitió en Londres lo que ya había dicho en Washington: se mostró tan preocupado por detener la masacre contra los palestinos en Gaza como por continuar las acciones militares contra Hamas, confirmando así a sus sorprendidos interlocutores que temía tanto como ellos las amenazas que el rabino Uzi Sharbaf profirió en la «Conferencia por la Victoria de Israel»[4], pero que él lucharía también contra la Hermandad Musulmana.

Digan lo que digan en público, los británicos siguen controlando la Hermandad Musulmana. Eso ha podido verse claramente durante las guerras de Occidente contra Libia y contra Siria. En ambos casos, los británicos se encargaron de garantizar la propaganda de la Hermandad Musulmana y de todos los grupos yihadistas vinculados a esa cofradía. Los británicos también aportaron a veces armamento y datos de inteligencia.

Así vemos como los anglosajones descubren ahora que han regresado al punto de partida. En 1915, en el momento del memorándum sobre El Futuro de Palestina de lord Herbert Samuel —o sea, antes de la Declaración Balfour—, los anglosajones querían respaldar la creación de un Estado judío independiente en Palestina, pero que no fuese lo suficientemente fuerte como para para defenderse por sí mismo. Posteriormente, los discípulos de Zeev Jabotinsky, aliado histórico del Duce Benito Mussolini, y por consiguiente un fascista en todo el sentido de la palabra, rompieron con Londres y trataron de perseguir su propio proyecto colonial, como lo haría Rhodesia poco después. Durante la guerra fría, los británicos, y también los estadounidenses, tuvieron que recurrir a sus antiguos enemigos de la 2GM y ®
«reciclarlos».
Hoy, 75 años después, la situación es exactamente la misma. Israel no es lo suficientemente fuerte como para defenderse solo, pero los anglosajones se niegan a aprobar la masacre de palestinos que el Estado hebreo está perpetrando ante los ojos del mundo entero. Si los anglosajones siguen armando a Israel, se hacen cómplices de la masacre; si no lo hacen, pierden lo único que queda del Imperio Británico[5].

Aunque casi todos creen que sí, la Hermandad Musulmana nunca trató de fundar un Estado palestino independiente de un Estado judío —como propuso la comisión colonial de lord William Peel, variante popularizada como la «Solución de los Dos Estados»—, ni tampoco un Estado palestino federado con un Estado judío dentro de un Estado binacional —como se decidió en las Naciones Unidas—. La diferencia entre esos dos proyectos reside en que la «Solución de los Dos Estados» sólo asegura, por separado, la igualdad entre los árabes y la igualdad de los judíos entre sí, mientras que el plan de la ONU garantiza la igualdad entre todos los ciudadanos del Estado binacional, sin importar que sean árabes o judíos.

En carta a Mustafá el-Nahhas Pacha (1879-1965), el primer ministro egipcio de la época (probritánico), el fundador de la Hermandad Musulmana, Hasan al-Banna, solicitaba la preparación de «la restauración del Califato, en aplicación de la unidad que exige el islam».

Exactamente de la misma manera, durante su primer periodo, Hamas proclamaba en su carta su voluntad de construir un Estado para los musulmanes el Califato. Pero en 2017, cuando parte de su base popular rechazó a la Hermandad Musulmana —derrotada en Siria—, Hamas adoptó una nueva carta, donde se pronunciaba por un Estado palestino independiente en el sentido de la Comisión Peel y de la «solución de los dos Estados».

Pero el texto más reciente de Hamas —Our narrative… Operation Al-Aqsa Flood[6]— marca una regresión cuando retoma los ocho reclamos del Hamas histórico. En ese texto se afirma que Hamas rechaza la ocupación israelí, pero no se menciona la creación de un Estado palestino porque el objetivo de la Hermandad Musulmana no es lograr la independencia de los palestinos sino que se reinstaure un califato, o sea un Estado supranacional para todo el mundo musulmán.

Israel también está en un callejón sin salida y no sabe qué hacer. Su «gabinete de guerra», donde tratan de convivir los supremacistas judíos de Benyamin Netanyahu y los demócratas de Benny Gantz, pretende destruir a Hamas, aunque eso implique invadir Rafah. Pero los expertos, incluyendo exdirigentes del Shin Beit (la seguridad interna israelí) y del Mosad, estiman casi unánimemente que el problema no es una organización en particular sino el conjunto de la situación política que sirve de caldo de cultivo a la resistencia. En esas condiciones, incluso suponiendo que Hamas llegase a ser totalmente liquidado, su liquidación misma sólo estimularía la aparición de una nueva red de resistencia, que podría reeditar lo sucedido el 7 de octubre.

En todo caso, los sionistas revisionistas no han renunciado a su proyecto de expulsión de los árabes de Palestina —para concretar a posteriori la engañosa doctrina de «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra». Desde el punto de vista de los sionistas revisionistas, la instalación —anunciada por el Pentágono— de una isla artificial frente a la costa de Gaza permitiría reactivar ese plan. El muelle destinado a recibir la ayuda humanitaria podría convertirse en punto de embarque hacia el exilio, posibilidad que el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) no tardó en denunciar. No podemos olvidar que desde el inicio de esta crisis, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en El Cairo que la Unión Europea estaba dispuesta a recibir un millón de gazauitas. Por su parte, la oficina de Benyamin Netanyahu se puso en contacto con varios países africanos: la prensa mencionó específicamente Chad, Ruanda y el Congo, pero esos tres países lo desmintieron[7].

Si esa posibilidad llegara a concretarse, quedaría anulada la utilidad del paso fronterizo de Rafah, entre la franja de Gaza y Egipto. Israel aprovecharía la coyuntura para excluir a Egipto de toda decisión política —Egipto se ha negado por mucho tiempo a convertir el paso de Rafah en una vía de salida hacia el exilio y durante el mes pasado cerró una vasta extensión de terreno en suelo egipcio para instalar allí al menos un millón de gazauitas[8].

En la práctica, el cambio de actitud de Estados Unidos ha obligado Israel a suspender su proyecto de limpieza étnica para la franja de Gaza y a aceptar el paso de la ayuda humanitaria. Es un progreso enorme. Pero Washington sigue sin abrir el camino a la paz porque eso significaría no sólo la expulsión de los fascistas judíos sino también el fin del proyecto colonial británico en Palestina.

Fuente: Thierry Meyssan

LA UNIÓN DE LOS PUEBLOS POR LA MULTIPOLARIDAD Y CONTRA LA RUSOFOBIA

 

Los días 26 y 27 de febrero se celebró en Moscú lo que podría considerarse el «Anti-Davos», sobre todo si se confirman los rumores sobre la perpetuación del evento.

La capital rusa, conocida en profecias y mitos como la «Tercera Roma», acogió a cientos de representantes de más de 130 países con motivo de dos conferencias asociadas que se celebraron de forma consecutiva: el Foro Multipolar, que tuvo lugar el 26 de febrero, y el Congreso Internacional de Rusófilos, que se celebró el 27 de febrero.

Los actos fueron dirigidos e impulsados por personalidades de gran relevancia internacional como el empresario y filántropo Konstantin Malofeyev, el político y empresario Nikolai Malinov y el filósofo Aleksandr Duguin, con la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa. El compromiso de estas fuerzas (y también el arduo apoyo de muchos jóvenes voluntarios) garantizó que la hercúlea tarea de coordinar las invitaciones, los visados, el transporte, los viajes y el alojamiento de tantas personas de tantas partes distintas del mundo fluyera de forma orgánica y eficiente.

Para sorpresa de muchos invitados, las actividades del Foro Multipolar contaron con la presencia de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Maria Zakharova (que también estuvo presente en el banquete de apertura, celebrado la noche del 25 de febrero); mientras que la Conferencia Internacional de Rusófilos contó con la presencia del propio Ministro, Serguéi Lavrov, quien, además de saludar a los invitados elogiando su voluntad de entablar un diálogo intercivilizacional y rechazar la rusofobia, leyó un amable mensaje de saludo dirigido a los participantes por el Presidente Vladimir Putin, quien subrayó el espíritu de hermandad entre los pueblos y el fracaso de los esfuerzos por aislar a Rusia.

De hecho, en medio de tensiones militares y provocaciones antidiplomáticas, la reunión de representantes de tantos países diferentes en Moscú (muchos más que en cualquier foro o conferencia occidental) demuestra categóricamente que es el llamado «Occidente global» el que está cada vez más aislado.

Algo que merece atención, sin embargo, es el hecho de que el evento se construyera de tal manera que quedara claro que la multipolaridad y los elementos que allí se discutían no son una mera defensa de la descentralización económica o del equilibrio geopolítico, sino de la singularidad de los pueblos y las civilizaciones, una singularidad enraizada y solidificada en valores sagrados.

De ahí el mensaje enviado por el Protopresbítero Andrey Tkachev, el Obispo católico Carlo Maria Viganò y el discurso del Jeque Imran N. Hosein, todos los cuales hicieron hincapié en el carácter metafísico de los actuales conflictos mundiales, destacando el tema del enfrentamiento contra Satán como la realidad profunda del conflicto entre los pueblos del mundo y el globalismo.

La importancia de la intervención de Alexander Dugin, una de las primeras, radicó en la forma en que esbozó la multipolaridad que se ha ido acelerando desde el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania. Dugin señaló que la superación de la unipolaridad no consiste en un retorno a la era de los Estados-nación y sus pequeños nacionalismos, sino en la restauración imperial mediante la construcción de civilizaciones-estado, generalmente de alcance continental, y entre las que pueden contarse una civilización ruso-euroasiática, una civilización africana, una civilización sínica, una civilización islámica, una civilización indostánica, una civilización iberoamericana y una civilización europea.

No se trata, por tanto, de reaccionarismo, sino de una auténtica superación dialéctica y revolucionaria basada en las condiciones objetivas del colapso del Estado-nación frente al liberalismo cosmopolita de finales del siglo XX; una situación que sólo puede resolverse mediante la reestructuración de las políticas según líneas continental-civilizacionales.

En esto, Dugin estuvo acompañado por el gran académico chino Zhang WeiWei, uno de los padres del concepto de Estado-Civilización, que explicó el papel central de China en estos procesos de transformación. La destacada activista panafricanista Kemi Seba reunió las múltiples voces de África como cuna humana, el continente más rico y más pobre del mundo. Con típica majestuosidad, la Princesa Vittoria Alliata di Villafranca elogió la compasión y el valor femeninos, poniendo como ejemplo a la filósofa y periodista Daria Dugina, asesinada de forma cobarde y brutal en 2022 por terroristas ucranianos.

Las actividades continuaron con las secciones «Civilización Occidental», «Sur Global» y «China», en las que cualificados ponentes abordaron temas que iban desde la posibilidad de salvar la civilización occidental, pasando por las preocupaciones y prioridades de los distintos países del Sur Global, hasta el papel de China en la reestructuración internacional.

Este escritor no sólo estuvo en el evento como periodista, sino también como conferenciante y, en calidad de tal, pronunció un discurso en la sección Sur Global sobre la fragilidad de la América Ibérica frente al poder blando estadounidense y la infiltración en nuestros territorios de ONG y fundaciones internacionales, que promueven el «wokismo» y corrompen a la juventud iberoamericana. Se mencionó la cooptación de la izquierda por el Partido Demócrata estadounidense y se reafirmaron figuras como Getúlio Vargas, Juan Domingo Perón y las ideas de raza cósmica y civilización mestiza como paradigmas para la rediscusión del pensamiento político iberoamericano.

En el mismo panel, los delegados africanos también se mostraron muy preocupados por el fuerte empuje financiado por Occidente de la agenda woke (y todas sus agendas) en los países africanos, hasta el punto de que las cuestiones de género reciben más financiación que la lucha contra males históricos como el sida y otros virus.

El evento del día siguiente, el Congreso Internacional de Rusófilos, fue testigo del fortalecimiento del movimiento antirrusófobo, con la extensión de oficinas y representaciones oficiales por todo el mundo. También se informó de las actividades llevadas a cabo para salvar las distancias entre Rusia y otros pueblos del mundo en términos de cultura, lengua, etc. Un hito importante fue el nombramiento del estadounidense Jackson Hinkle como representante del Movimiento Rusófilo Internacional en Estados Unidos, un cargo que, naturalmente, entraña grandes riesgos.

En la jornada en cuestión, también hubo secciones sobre guerra híbrida, valores tradicionales y repatriación de rusos, destacando el panel sobre valores tradicionales, que contó con la participación mayoritaria de africanos, pero también con las palabras de europeos, iberoamericanos, rusos y musulmanes de diversas partes del mundo, destacando las palabras del Sheikh Imran Hosein, que una vez más situó el centro del debate en la religión para subrayar que la idea de «valores tradicionales» está vacía si no se reconoce la centralidad de la religión.

A lo largo de los actos destacaron otras figuras, como el diputado sudafricano Mandla Mandela, nieto de Nelson Mandela, el ex-ministro de Cultura venezolano Juan Miguel Díaz Ferrer, el héroe y poeta cubano que pasó 17 años en una prisión estadounidense, Antonio Guerrero Rodríguez y varios más.

Veremos los resultados a corto y largo plazo de estas conferencias.

A corto plazo, ya hemos visto la demostración de que patriotas de todo el mundo están interesados en la multipolaridad y rechazan los intentos occidentales de aislar a Rusia. A largo plazo, veremos sin duda la profundización de las reflexiones sobre la multipolaridad a un nivel más profundo, especialmente a medida que estas conferencias se perpetúen como actos anuales y se desarrollen en otros actos más pequeños e iniciativas locales.

AYUDA HUMANITARIA DE ESTADOS UNIDOS Y BOMBAS, TAMBIÉN ESTADOUNIDENSES, SOBRE GAZA.

Estados Unidos lanzó en paracaídas algunos cientos de miles de raciones de comida sobre las playas de Gaza y ahora anuncia que va a construir una isla artificial para llevar ayuda a los civiles palestinos hambreados por el implacable asedio israelí. Pero eso no permitirá a Washington disimular su responsabilidad en la matanza de palestinos. El gobierno de Estados Unidos ha suministrado, y sigue haciéndolo, las armas que el ejército de Israel está utilizando para masacrar a la población en la franja de Gaza y para destruir toda huella de la cultura palestina.


El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió afectuosamente a la primer ministro de Italia, Giorgia Meloni, en la Casa Blanca. Después de agradecerle el «inquebrantable apoyo de Italia a Ucrania», Biden habló con Meloni de la situación en Gaza, donde «la pérdida de vidas humanas es desgarradora».

Biden declaró después que, para ayudar a la población de Gaza, «efectuaremos lanzamientos de comida en Ucrania y trataremos de abrir otras vías de acceso en Ucrania».

Ese lapsus freudiano del presidente Biden quedó recogido en el video oficial divulgado en el sitio web del gobierno italiano y ha sido visionado por miles de miembros del gobierno y del parlamento, funcionarios locales y periodistas de los grandes medios. Parece que nadie puede poner en duda cualquier cosa que salga de la boca del presidente de Estados Unidos.

Lo que no puede permitir la corriente político-mediática dominante es que se publiquen los datos oficiales sobre los envíos de material militar de Estados Unidos a Israel.

Desde que Israel comenzó su arremetida contra Gaza, Estados Unidos le ha enviado —en poco más de un mes— 10.000 toneladas de armamento en 244 aviones de carga y en 20 barcos. Entre todo ese material militar había más de 15.000 bombas, incluyendo bombas de una tonelada, y 50.000 proyectiles de artillería.

Además, la administración Biden ha asignado a Israel más de 14.000 millones de dólares para la compra de más armamento estadounidense. Eso significa que la mayor parte de las 70.000 toneladas de bombas que han arrasado barrios enteros de viviendas y que han matado miles de civiles palestinos, ha sido suministrada a Israel por Estados Unidos.

El gobierno de Estados Unidos también ha puesto en manos de Israel los bulldozers de la firma estadounidense Caterpillar que, equipados especialmente con cierto tipo de blindaje, avanzan junto a los tanques israelíes aplastando bajo el peso de sus 64 toneladas todo lo que encuentran a su paso.

Las cifras del genocidio que se está cometiendo en Gaza hablan por sí solas. Hasta el día de hoy (viernes 8 de marzo de 2024) se cuentan:
  • 37.534 personas asesinadas o desaparecidas;
  • 13.430 niños asesinados;
  • 8.900 mujeres asesinadas;
  • 364 miembros del personal médico asesinados;
  • 269 secuestrados;
  • 132 periodistas asesinados;
  • 71.920 personas heridas;
  • 17.000 niños han perdido a sus padres;
  • 32 hospitales han quedado fuera de servicio;
  • 53 centros sanitarios han quedado fuera de servicio;
  • 700.000 pacientes han contraído enfermedades infecciosas;
  • 350.000 pacientes con enfermedades crónicas han quedado sin posibilidades de recibir tratamiento;
  • 270.000 viviendas han sido destruidas;
  • 400 escuelas y universidades han sido destruidas;
  • 500 mezquitas han sido destruidas;
  • 290 sitios arqueológicos han sido destruidos.

El presidente Biden anuncia ahora, en su discurso sobre el Estado de la Unión, que ha ordenado a las fuerzas armadas estadounidenses iniciar una misión urgente para construir en el Mediterráneo, en la costa de Gaza, una especie de muelle temporal que podría recibir grandes barcos cargados de comida, de agua potable, de medicinas y de refugios temporales.

Pero su administración sigue apoyando militarmente, y en el plano político, el genocidio que Israel está perpetrando en Palestina.

Y Biden nos asegura que «Estados Unidos encabeza los esfuerzos internacionales por aportar más asistencia humanitaria a Gaza».

Este texto es un breve resumen de la revista de prensa internacional Grandangolo transmitida el viernes 8 de marzo de 2024 por el canal de televisión italiano Byoblu.

Fuente: Manlio Dinucci 

IDENTIDAD Y FUTURO DE LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

 

El secularismo, con su abandono y negación de lo sagrado, es la noción más importante para referirse a la identidad de la nueva cultura y civilización de Occidente. Si bien en tiempos pasados el fenómeno de la secularización estuvo siempre presente, fue el enfoque espiritual y sagrado de la realidad el dominante y ascendente, tanto en la cultura general de la sociedad como en los centros de educación y enseñanza superior.

Es por ello que en aquellos tiempos las tendencias y corrientes seculares trataban de permanecer ocultas tras la cobertura de lo que parecían ser interpretaciones sagradas y espirituales de la realidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, la secularización prosiguió su marcha y, en última instancia, la mera acumulación de tendencias secularistas permitió que el Occidente moderno adoptara un comportamiento teórico y filosófico en forma de ideología dominante, el secularismo, que tenía el mandato de desmitificar el mundo e introdujo nuevas formas de pensamiento en el tejido de la existencia humana.

En el mundo moderno, el intelecto, que antes, como locus del Espíritu Santo y de la efusión divina, iluminaba el sentido mismo del mundo y del hombre, quedó reducido inicialmente al ámbito del conocimiento discursivo y conceptual, después a construcciones mentales subjetivas y, por último, a fenómenos culturales e históricos intersubjetivos. El empirismo y el materialismo, que es una especie de «realismo» mundano, se convirtieron en las corrientes intelectuales dominantes de este valiente nuevo mundo.
Fueron filósofos como Descartes, Bacon, Hume, Kant, Nietzsche, Foucault y teóricos como Hegel, Feuerbach y Marx los que modelaron y dieron forma a este mundo. El resultado de estos desarrollos fue el predominio de la racionalidad instrumental. Aunque este tipo de racionalidad pasó a llamarse ciencia, literalmente «conocimiento», su directriz primordial tanto en las ciencias naturales como en las humanidades no es otra que la explotación de la naturaleza y la dominación de los seres humanos.

Es cierto que algunos, como Max Weber, han hecho mención de otro tipo de «racionalidad», centrada en valores, ideales y verdades sagradas y trascendentales. Weber, en particular, creía que este tipo de racionalidad existía en otras culturas y civilizaciones, pero admitió sin reparos que no hay rastro de ella en la sociedad occidental contemporánea.

La civilización occidental, en consonancia con su enfoque secular y mundano de la realidad y con los fundamentos epistémicos de su identidad, ha creado instituciones académicas, científicas, económicas y políticas que se han introducido en distintas regiones del mundo de forma que, o bien marginan a las culturas y civilizaciones allí existentes, o bien las subsumen bajo su visión global del mundo.

«En la actualidad, Occidente no es una cultura específica de una región geográfica, sino una cultura dominante y global; cualquier dicotomía o pluralidad política y socioeconómica global existente —como las divisiones en bloques políticos Oriente y Occidente que tuvieron lugar durante el siglo XX, o la agrupación socioeconómica de las naciones en el Norte Global y el Sur Global— son todas divisiones que se producen dentro del propio contexto de esta cultura y civilización global única que todo lo impregna, según sus necesidades y contradicciones internas. Por esta razón, los problemas de esta civilización y sus daños son problemas y daños globales; y buscar soluciones a estos problemas, o resolverlos, equivale a abordar e intentar resolver el predicamento humano contemporáneo».

Podría decirse que el rasgo más significativo de la civilización occidental contemporánea se deriva de la constatación de que, mientras sus dimensiones civilizacionales, junto con sus correspondientes necesidades y requisitos, se han expandido globalmente hasta niveles históricamente inauditos, se ha vuelto más vulnerable en sus dimensiones epistémica y espiritual. Así, mientras la civilización occidental siente más que nunca la necesidad de sentido, carece del discurso y los métodos que podrían hacer posible su adquisición; porque mientras se beneficia de una racionalidad instrumental como nunca antes, es incapaz de discernir valores y cualidades que puedan explicar el sentido y el propósito de la vida. En un ethos así, según Max Weber, no hay más alternativa que «seguir a tu demonio».

La civilización occidental ha fijado su identidad en torno al eje de una existencia terrenal y de este mundo. Cuando se trata de la presencia de lo sagrado en la topografía mayor de la existencia y de su relación con ella, si no niega rotundamente su existencia, en el mejor de los casos finge una actitud de ignorancia hacia ello.

Lo sagrado no es algo que pueda situarse dentro de la amplitud y anchura del reino terrenal y de una vida mundana. Lo sagrado, por principio, pertenece a la existencia no limitada, ya que, en primer lugar, la unicidad es esencial para su realidad, es decir, no puede ser más que uno; en segundo lugar, se sabe que las existencias múltiples y limitadas no son más que sus signos, manifestaciones y efusiones. En otras palabras, la presencia o ausencia de lo sagrado influye en cualquier interpretación y designación de la identidad y realidad de los múltiples niveles del ser y sus correspondientes mundos. Por esta razón, la ignorancia de lo sagrado y trascendental conduce a la ignorancia del significado y la realidad de las muchas y múltiples realidades que están presentes en la vida de este mundo.

El descuido de lo sagrado por parte de la cultura occidental y la ausencia de lo sagrado de la materia de cognición y conocimiento en esta civilización no equivale a otra cosa que al descuido de la realidad y a una alienación de la verdad, algo que es la marca de esta civilización y de las instituciones que la componen. Que la intensidad de esta alienación y negligencia se debe a la falta de verdadera intelectualidad es algo que hoy más pensadores que nunca están dispuestos a admitir.

«La salida de este atolladero consiste en superar las dificultades que los pensadores y filósofos de esta cultura moderna han ido creando gradualmente a lo largo de los últimos siglos. La interacción creativa y activa con el patrimonio espiritual y sagrado de la humanidad puede ayudar al hombre contemporáneo y a la civilización y cultura humanas actuales a superar estas dificultades».

El Imam Jomeini, en su carta a Mijaíl Gorbachov, señaló una parte del patrimonio intelectual de la cultura islámica mediante la cual puede tener lugar esta interacción. Hablaba de las potencialidades de la filosofía avicena y de su capacidad para superar las limitaciones del positivismo, y de las innovaciones de la filosofía iluminacionista de Sohrevardi, que podían hacer frente al enfoque moderno que reduce la intelección humana al ámbito del conocimiento conceptual y sienta las bases para subjetivarla o eliminar sus dimensiones trascendentales y sagradas.

En esa carta histórica, el Imam pedía que la élite intelectual de la sociedad rusa viajara al extranjero con el propósito de interactuar creativa y activamente con el patrimonio místico del mundo islámico, para que fueran capaces de ver la multiplicidad terrestre del mundo moderno a la luz de la unicidad divina del reino sagrado, como no es otra cosa que el mensaje perenne de todas las religiones monoteístas.

Fuente: Hamid Parsania

LA IDEOLOGÍA DE LA GUERRA EN UCRANIA Y EN ISRAEL

Las guerras de Ucrania y de Gaza se parecen más de lo que muchos creen… al menos para quienes conocen la Historia. La guerra de Ucrania no comenzó con la operación militar rusa sino con las masacres en la región de Dombás. La guerra de Gaza no comenzó con la Operación «Diluvio de Al-Aqsa» sino hace 75 años, con la Nakba. Si miramos hacia atrás, veremos como los verdaderos responsables de estas dos guerras enarbolan la misma ideología.

La delegación israelí de Benyamin Netanyahu y la delegación ucraniana de Volodimir Zelenski. Entre ellas flota el recuerdo de la alianza fascista entre Zeev Jabotinsky y Dimitro Dontsov.

Generalmente, toda guerra define quiénes somos «nosotros» y quiénes son «ellos». «Nosotros» somos el Bien y «ellos» son el Mal.

Los dirigentes occidentales, declaran que la guerra en sí misma es mala, pero afirman que hoy es indispensable frente a las agresiones de Rusia y del Hamas. Según los dirigentes occidentales, Rusia, o más bien su presidente, Vladimir Putin, sueña con apoderarse de nuestros bienes y con destruir nuestro sistema político. Dicen que, después de haber invadido Ucrania, invadirá también Moldavia y los países bálticos, y que luego continuará hacia Occidente. El Hamas, por su parte, es presentado como una secta llena de odio que comienza violando y decapitando a los judíos por antisemitismo y que continuará invadiendo Occidente en nombre de su religión.

Hay que observar que tanto Israel como Estados Unidos fueron fundados por sus ejércitos: Haganá y el Ejército Continental. Hoy en día, la gran mayoría de los dirigentes políticos de ambos países hicieron carrera en las fuerzas armadas o en los servicios secretos. Pero los dirigentes de Israel y de Estados Unidos no son los únicos con esas características ya que Xi Jinping es un ex militar y Vladimir Putin proviene de los servicios secretos soviéticos, el KGB.

Habría que preguntarse en qué se basan los delirios y temores del Occidente político y cómo estos le impiden percibir la verdad. Si Francia no invadió Ruanda, Rusia tampoco ha invadido Ucrania. Al igual que París, que interrumpió la masacre desatada contra los tutsis ruandeses, Moscú interrumpió la masacre desatada contra los ucranianos rusoparlantes en Dombás. Al igual que París en Ruanda, Moscú estuvo movido, en Dombás, por su «Responsabilidad de Proteger»[1] y por la necesidad de poner en aplicación las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
[1] Se refiere al famoso «R2P», tantas veces invocado por Estados Unidos y otras potencias occidentales en diversas latitudes. Nota de Red Voltaire.

Por su parte, los palestinos no violan ni decapitan gente por placer —aunque algunos sí pertenecen a una secta que lo hace. Si los palestinos luchan contra los israelíes no es por antisemitismo —sólo la corriente «histórica» del Hamas se basa en el odio contra los judíos mientras que la mayoría de los palestinos lucha contra el sistema de apartheid que el Estado hebreo les impone.

La ceguera colectiva tiene probablemente como función primaria la de borrar los crímenes anteriores de Occidente. En efecto, fueron precisamente las «democracias» de Estados Unidos y de los países miembros de la Unión Europea quienes organizaron el derrocamiento del presidente electo ucraniano, Viktor Yanukovich, en 2014. Fueron también los representantes de las «democracias» occidentales de Alemania y Francia quienes firmaron, sin intenciones de aplicarlos —según confesaron después la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francois Hollande—, los Acuerdos de Minsk, que debían garantizar la paz a los ucranianos del Dombás. Sólo al cabo de años, Merkel y Hollande reconocieron que su verdadero objetivo había sido ganar tiempo para armar a Ucrania. Según los términos consagrados por el Tribunal de Nuremberg esa flagrante violación de los compromisos internacionales contraídos es el más grave de todos los crímenes, el crimen «contra la paz».

Ha sido también la «mayor democracia del Medio Oriente», Israel, quien robó, metro a metro, mediante la ocupación militar y recurriendo a innumerables subterfugios, la mayor parte de los Territorios Palestinos reconocidos como tales en la resolución 181 del Consejo de Seguridad de la ONU, en 1947.

La ceguera colectiva de Occidente probablemente tiene también como función la de permitir que las naciones occidentales cometan nuevos crímenes. Por eso, no debe asombrarnos que Occidente se empeñe en tratar de hundir la economía rusa. Tampoco deben asombrarnos los discursos que llaman a la realización de una limpieza étnica en la Palestina geográfica y que promueven, en definitiva, la expulsión de un millón de palestinos.

Benyamin Netanyahu y Volodimir Zelenski asisten juntos a una ceremonia solemne en Babi Yar, donde 30.000 judíos fueron masacrados por los nazis… y por los colaboradores ucranianos del Tercer Reich. La hipocresía reinante se pone de manifiesto en el hecho que al Memorial de Babi Yar se llega pasando por la avenida que hoy lleva el nombre de Stepan Bandera, el «guía» de la Organización de Nacionalistas Ucranianos, colaboradores de los nazis.

El objetivo de estos conflictos no es el acaparamiento de recursos, sino la ocupación de territorios. Los nacionalistas integristas ucranianos de Dimitro Dontsov, siempre reclamaron, desde 1917, la posesión de la Novorossiya anarquista de Nestor Makhno, la región de Dombás y la Crimea bolchevique. Es cierto que el ucraniano Nikita Jruschov puso esos territorios bajo la administración de la Ucrania soviética, pero Kiev no puede invocar la historia reciente para reclamarlos.

Idénticamente, los sionistas revisionistas de Zeev Jabotinsky reclaman desde 1920 todo el territorio de Palestina, el Sinaí egipcio, Líbano, Jordania y Siria, o sea todos los territorios que se sitúan entre «el Nilo y el Éufrates». Si bien el antiguo reino de Jerusalén se componía de esa ciudad y sus alrededores, eso no les permite invocar la Historia para justificar sus conquistas contemporáneas.

Suele decirse que la pirámide de edad de la población determina la agresividad de los Estados. Los Estados cuya población se compone mayoritariamente de jóvenes de entre 15 y 30 años serían por naturaleza más propensos a la guerra. Pero Ucrania no está en ese caso, ni tampoco Israel. Por cierto es más bien Palestina, no Israel, quien debería ser más propensa a la guerra, según la teoría de la pirámide de edad de su población.

La cuestión ideológica es probablemente lo más importante. Dimitro Dontsov y su títere criminal, Stepan Bandera, dieron una dimensión épica a los nacionalistas integristas ucranianos, presentándolos como herederos de los vikingos suecos, los Varegos, supuestamente destinados a masacrar a los «moscovitas» para llegar a Valhalla. Actualmente, el «Fuhrer blanco», Andriy Biletsky, dirigió sucesivamente las tropas de la División Azov derrotadas en Mariupol, la 3ª brigada de asalto derrotada en Artemovsk y, más recientemente, las fuerzas ucranianas derrotadas en Avdiivka. De la misma manera, Benyamin Netanyahu, cuyo padre fue secretario particular de Zeev Jabotinsky, no vacila en comparar a los palestinos con los antiguos amalecitas. Con ello implica que, en cumplimiento de las órdenes de Yahvé, es necesario exterminar a los palestinos, para impedir que esa raza resurja en contra de los hebreos. Al mismo tiempo, el ejército de Israel destruye sistemáticamente todas las universidades y escuelas de la franja de Gaza y ya ha masacrado 30.000 civiles, invocando la «lucha contra Hamas» como pretexto.

En el pasado, el ucraniano Dimitro Dontsov estableció una alianza con Hitler, desde 1923, o sea antes de que este último alcanzara el poder. Dontsov se convirtió después en uno de los administradores del Instituto Reinhard Heydrich, que se ocupaba de la aplicación de la «solución final» a las poblaciones judía y gitana. El judío ucraniano Zeev Jabotinsky, fue aliado de Dontsov desde 1922, y en 1935 fundó la escuela de cuadros del Betar en Civitavecchi (Italia) con ayuda del Duce Benito Mussolini. Fallecido en 1940, Jabotinsky no llegó a desempeñar un gran papel en la 2GM. Pero las acciones de Jabotinsky, como las de Dontsov, no dejan lugar a dudas sobre la adhesión de los nacionalistas integristas ucranianos al nazismo ni sobre la adhesión de los sionistas revisionistas al fascismo.

También está presente la lógica territorial de los regímenes fascistas y nazis en el discurso actual del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y en la retórica del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu. Mientras tanto el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, resaltan la defensa de sus pueblos.


LA MILITARIZACIÓN TOTAL DE RUSIA

 

Al día de hoy necesitamos una militarización total y completa del Estado y el pueblo ruso. La militarización significa la transformación total de la sociedad, aunque la escala y las instituciones que deben pasar por este proceso puede debatirse abiertamente, ya que varían según los momentos históricos o los desafíos geopolíticos que enfrentamos. Lo mismo se aplica a los problemas económicos y las oportunidades, así como a la ideología política y la cultura dominante en un período específico. Cuando un país está en paz y nada amenaza sus intereses vitales o su propia existencia una militarización excesiva de la vida es innecesaria y desmesurada, ya que la intensidad o el alcance de toda forma de militarización siempre puede variar. Claro está que cualquier Estado realmente soberano debe tener un ejército y unas fuerzas armadas capaces de defenderlo en caso de una situación crítica. Por lo tanto, la desmilitarización completa de un país significa la claudicación a cualquier forma de soberanía, y la aceptación de la dependencia absoluta frente a una fuerza externa. El Presidente Putin ha dado a conocer hoy en su discurso en la Asamblea Federal el programa político de Rusia en los próximos seis años (todos saben que Putin será elegido), además de admitir que hoy estamos librando una guerra total en contra del Occidente colectivo: los Estados Unidos y la UE cada vez se implican más abiertamente en este conflicto y ya resulta imposible ignorar su participación en la guerra en Ucrania. Es por esa razón que la militarización de la sociedad en medio de una guerra sangrienta que estamos luchando con la intención de mantener nuestra existencia histórica no solo es una necesidad absoluta, sino que no tiene sentido discutir sobre la misma. Putin ha admitido que Rusia ya comenzó a militarizar su economía, pero se trata de apenas un vector que abarca un fenómeno mucho más amplio: la militarización no sólo debe aplicarse al complejo militar de defensa, sino a toda la sociedad y el Estado. Si Rusia quiere lograr la victoria tiene que convertirse en un Estado militarizado. Los principales vectores de la militarización rusa deben ser:
  1. El establecimiento del patriotismo como ideología militar. Esta idea debe afirmarse en la cultura, los medios de comunicación, la familia, la educación, las élites, las masas y también en la psicología cotidiana. Para conseguirlo es necesario actualizar y generalizar la defensa de los valores tradicionales, la autoconciencia histórica y una idea vívida e intensa de la identidad rusa. Esta ideología debe contar con dos registros: uno mucho más intenso, nítido y definido aplicado dentro del ejército, los nuevos territorios conquistados y las zonas fronterizas, mientras que en las zonas más alejadas del perímetro de confrontación puede existir un código mucho más relajado. Ucrania a logrado resistir tanto gracias a la difusión de una ideología radical al interior de su población. Por supuesto, no es bueno imitar a un montón de terroristas y psicópatas, pero resulta imposible luchar contra ellos sin contar con una ideología que se oponga a esa mescla explosiva de neonazismo, globalismo y liberalismo que hoy pulula entre los ucranianos. La actual guerra debe convertirse en una guerra popular donde nuestro ejército, el complejo militar-industrial y la educación militar estén totalmente comprometidos con la nueva ideología patriótica. La estructura de las fuerzas armadas debe ser restaurada en su totalidad, pero en base a una nueva ideología que lleve a los patriotas al poder. En la retaguardia puede darse un proceso mucho más suave y lento, pero sin dejar de lado ciertos elementos clave. Al fin y al cabo, la sociedad también debe ser ideologizada.
  2. Las funciones de las estructuras administrativas del Estado tienen que adaptarse a los tiempos de guerra. Los descansos, vacaciones y horarios de trabajo deben ser modificados con tal de adaptarse al frente de batalla. Es indispensable la introducción de un nuevo código de conducta entre los funcionarios del Estado: debemos castigar severamente a todo aquel que pase sus vacaciones en países hostiles, demuestre un lujo excesivo, entorpezca la burocracia o, Dios no quiera, deliberadamente sabotee o promueva la corrupción en nuestro país.
  3. Es necesario restringir los derechos y libertades cuando enfrentamos circunstancias extraordinarias, por lo que debe prohibirse categóricamente cualquier ataque y propaganda en contra del Estado, los soldados, las autoridades, la Iglesia, el presidente, el patriotismo y Rusia. Todos los medios de comunicación y redes sociales que difundan semejantes contenidos deben ser ilegalizados de inmediato. Sin duda se cometerán algunos errores, pero podrán ser corregidos únicamente después de que se logre la victoria.
  4. Es necesario militarizar la economía, la cual estuvo durante mucho tiempo orientada hacia la integración con Occidente y la división internacional del trabajo. Esta orientación causó que durante la guerra con Ucrania faltaran muchos eslabones productivos importantes a nivel tecnológico. Debemos compensar estas faltas inmediatamente. El papel del Estado en la economía —especialmente con respecto a las industrias estratégicas y la producción a gran escala— está creciendo aceleradamente, pero no es suficiente. Lo mismo sucede con la política financiera: la guerra de Rusia contra el Occidente colectivo nos obliga independizarnos del dólar, el euro y otras divisas internacionales que pretenden convertirse en monedas de reserva mundial. Todas las transacciones que hagamos con nuestros socios en el extranjero deben hacerse en rublos. El rublo debe convertirse en una moneda soberana y la política de conversión de nuestra moneda debe descartarse totalmente. Hoy resulta muy fácil rastrear cualquier tipo de emisión (incluyendo el rublo) por medios electrónicos, por lo que en lugar de un modelo único (monetarista) de tipos de interés debería introducirse una gradación para todos: los préstamos para la industria y de todo tipo de proyectos estratégicos contarán con un circuito propio sin interés, mientras que se dará un tipo de interés favorable para los proyectos de mediana envergadura y un tipo máximo de interés para los préstamos ordinarios, pero a una tasa muy por debajo de la actual, ya que esta no permite el desarrollo de ninguna iniciativa privada.
  5. Además, la militarización exige un cambio en la política demográfica como también lo ha mencionado nuestro Presidente. Depender de la mano de obra inmigrante y reemplazar a la población autóctona de Rusia por medio de ella es un crimen histórico, por lo que necesitamos invertir la catastrófica tendencia con respecto al descenso de la natalidad mediante la toma de medidas extraordinarias.
  6. La cultura también debe ser militarizada, especialmente con la glorificación de las hazañas de todos los héroes que hemos tenido a lo largo de la historia, incluidos los que han participado en la Operación Militar Especial. Los conciertos, programas y demás eventos públicos deben comenzar con una recitación del himno nacional y la glorificación de las hazañas rusas. Con esto se dará prioridad a las ideales morales y los valores tradicionales. La ridiculización de tales ideales debe ser castigada por medios administrativos, la cancelación de cualquier manifestación pública antipatriótica y la censura de contenidos inmorales en blogs, redes sociales, etc.
  7. Es importante que la militarización también conlleve un cambio de las élites rusas, ya que nuestra actual élite surgió en las décadas de 1980 y 1990 de la mano del espíritu de la derrota y de un profundo cinismo, egoísmo, corrupción, violencia, mentira y otras cualidades que afloraron entre la escoria más baja que existía en nuestra sociedad en un momento de degeneración y desintegración total. Putin ha dicho claramente en su discurso ante la Asamblea Federal que las élites nacidas en 1990 tendrán que irse y que una nueva élite compuesta por héroes, mártires, creadores y representantes de los más altos principios morales deberán ocupar su lugar. Sin embargo, la guerra y los riesgos que hoy enfrentamos apenas hacen la mitad del trabajo a la hora de formar esta nueva élite rusa. La inmensa mayoría de las estructuras educativas rusas siguen totalmente bajo el amparo de la ideología liberal que dio forma a nuestra sociedad durante las décadas de 1980 y 1990. Por lo tanto, es necesaria una militarización de la educación y una ruptura tajante al interior de las humanidades para romper con el control directo que Occidente, nuestro actual enemigo, ha mantenido sobre nosotros en las últimas décadas.
  8. Es necesario cambiar por completo el cuerpo diplomático, pues gran parte de el, está compuesto por gente con un recorrido anterior al estallido de la guerra y en una guerra de civilizaciones, tal y como la que nos encontramos, no tienen cabida. Nuestros diplomáticos están en la vanguardia de este choque de civilizaciones, por lo que cada uno de ellos requiere de habilidades y conocimientos completamente nuevos en comparación a los que en décadas anteriores únicamente buscaron nuestro acercamiento a Occidente. Es necesario hacer cambios inmediatos en esta área.
  9. La militarización también debería afectar a los medios de comunicación. Aunque los medios de comunicación actuales se esfuerzan por estar a la altura de las circunstancias, todavía faltan muchos cambios culturales, educativos e incluso con respecto al entretenimiento. Empezando por el control facial y el código de vestimenta de quienes aparezcan en la pantalla o en los sitios web oficiales. Incluso la publicidad debería tener en cuenta las normas de la guerra.
  10. Finalmente, es necesaria una militarización de la vida cotidiana. El patriotismo debe convertirse en una forma de vida, reformateando la psicología cotidiana de los ciudadanos promedio. Todo el espacio público debe llenarse de símbolos en favor de la guerra y la victoria. Es necesario transmitir estas ideas a los padres y educadores: el objetivo de nuestra nación es dar nacimiento a una generación de héroes que defenderán y revivirán la Gran Rusia. La ética, la moral, la pulcritud en nuestras palabras y el conocimiento de nuestra historia es fundamental, por lo que las familias deben prestarle atención. Estamos luchando por mantener nuestra lengua, nuestra cultura, nuestra moral, nuestros valores y nuestra soberanía. Esto debe quedar claro para todos nosotros, independientemente de la edad, la condición social, el sexo o la profesión que tengamos.
Todo lo anterior debe ir acompañado por un aumento de la vigilancia de los servicios especiales, las fuerzas del orden y los ciudadanos de a pie contra todos aquellos que ataquen el patriotismo y en su lugar promuevan el liberalismo, las ideas proucranianas y la rusofobia. Cualquier crimen y acto terrorista nace primero en las conciencias de las personas. Si la idea rusa no predomina en nuestra sociedad, entonces serán otras ideas las cuales propagan la rusofobia patológica, controlada por nuestros enemigos, quienes terminen apoderándose de nuestra mente. Si nuestro corazón no esta con Dios, entonces el diablo habitará en él. Lo mismo ocurre con el pensamiento: donde no existen grandes ideales como la fe, el poder y el pueblo, entonces las serpientes crearán su aterrador nido en ellos. Es hora de revivir el SMERSH (n.d.t., un grupo de contrainteligencia soviético que se encargaba de descubrir a los infiltrados nazis dentro del ejército rojo). Alguien podrá objetarnos: todo lo que estamos planteando es grotesco, horrible, inesperado y… hasta duro. Sí, es un programa muy duro, pero es duro porque llevamos demasiado tiempo dormidos y viviendo con una visión mundo, tanto de nosotros como de Occidente y su universalidad, totalmente distorsionada. Durante mucho tiempo hemos estado adormecidos por fábulas como la paz mundial y el desarrollo puramente material, pero como tal sueño ha sido tan profundo el despertar será incluso más brusco.

LA VERDAD SOBRE LA AGENDA 2030

 
thereal2030.org

La dictadura comunista soviética repetía machaconamente sus consignas para que calaran bien en la población. Del mismo modo, la obsesiva repetición del término «sostenible» y la ubicua presencia del logo multicolor de la Agenda 2030 son signos del nuevo totalitarismo que nos están colando por la puerta de atrás en una sociedad debilitada por la Cultura del miedo y por la pérdida de referentes morales. A esto hay que sumar el poder de la corrección política, concepto creado por el marxismo-leninismo, la cual marca unas lindes ―infranqueables bajo pena de linchamiento u ostracismo― hoy decididas por una misteriosa autoridad superior y transmitidas por los obedientes medios de comunicación. Hay que reconocer que la corrección política ha cumplido su misión: asfixiar el libre pensamiento y crear un miedo generalizado a disentir.

En el caso de la Agenda 2030, la mayoría de las empresas e instituciones repite la consigna como muestra de virtud social, aunque nadie conozca muy bien su contenido. ¿Qué es la Agenda 2030? Y, si es tan importante, ¿por qué no ha sido votada por nadie?

¿Qué es en realidad la Agenda 2030?
La «Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible» es un acuerdo propiciado por la ONU en el año 2015 para sustituir a la olvidada Declaración del Milenio (2000-2015). Una diferencia importante entre ambos textos estriba en que ésta pasó desapercibida mientras que la Agenda 2030 ha sido embutida, encajada, empujada, encastrada, empotrada en la sociedad con tanta fuerza que, en comparación, la alimentación forzada de las ocas parece un acto de libre albedrío de los pobres animales.

La Agenda posee 17 objetivos y 169 metas con la aparente finalidad de «poner fin a la pobreza y el hambre (…) y proteger al planeta». Su lenguaje es voluntarista y rimbombante: «Aspiramos a un mundo sin pobreza, hambre, enfermedades ni privaciones» con un crecimiento «sostenible, inclusivo y sostenido» (soniquete que se repite como un mantra). De hecho, el texto es completamente utópico, lo que por sí mismo debería ser una primera fuente de preocupación, no en balde las utopías del s.XX ―en especial, el comunismo― mataron a más de 100 millones de personas en todo el mundo.

El lenguaje del documento ofrece bastantes indicios sobre su verdadera naturaleza. En sus cuarenta páginas[1] la palabra «sostenible» aparece mencionada 223 veces y la palabra inclusivo, 23. Por el contrario, el término «libertad» sólo se menciona en 3 ocasiones, «familia» sólo en 1 y «propiedad privada», ninguna, o sea, 0, coincidiendo con el eslogan del Foro Económico Mundial de Davos (WEF), «socio estratégico» de la Agenda 2030: «No tendrás nada y serás feliz».

Una de las tres únicas veces en que se menciona la palabra libertad es para afirmar que la Agenda busca «fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio de la libertad». Es ésta una expresión inquietante, dado que el término libertad no requiere de nuevas reinterpretaciones. Así, dada la naturaleza orwelliana del texto, resulta imperativo acudir a la «neolengua» descrita en la novela 1984, en la que el Ministerio del Amor se dedicaba a la represión y el de la Verdad, a la propaganda más engañosa. De este modo, la traducción real de la frase anterior sería la siguiente: «La Agenda 2030 tiene como objeto fortalecer la dominación universal dentro de un concepto más restringido de libertad». Se comprende mejor, ¿verdad?

Para discernir la verdad sobre la oscura sombra que proyecta esta iniciativa de la ONU ―es decir, del globalismo― es necesario distinguir entre los objetivos que propugna, aparentemente loables, y los medios que propone para alcanzarlos, completamente opuestos a la consecución de dichos fines. Recuerden que el abismo existente entre unos fines aparentemente benéficos y unos medios perversos ha sido precisamente lo que ha caracterizado a las utopías más destructivas de la Historia.

Un programa totalitario y liberticida
La primera crítica que puede hacerse al utópico programa de la Agenda 2030 es su carácter totalitario, pues aspira a controlar la totalidad de la vida de los individuos ―incluyendo qué y cuánto comen, y qué y cuánto consumen―. Como hemos mencionado, el concepto de libertad brilla por su ausencia y es remplazado por un acérrimo estatismo. En efecto, la libertad individual y la iniciativa privada son ninguneadas a favor de un constante intervencionismo estatal al que se atribuye un carácter benéfico y una capacidad sobrehumana de solucionar todos los problemas.

El intervencionismo que propone resulta tan exagerado que recuerda a los Planes Quinquenales de la extinta URSS. Por ejemplo, especifica objetivos concretos de crecimiento del PIB en los países menos adelantados y la «duplicación» (¿por imperativo legal?) del peso de la industria («inclusiva y sostenible») en el PIB de esos mismos países.

Las similitudes con el comunismo continúan, pues también propone reducir no sólo la desigualdad de oportunidades, sino también «la desigualdad de resultados». En esta línea, se compromete a efectuar «cambios fundamentales en la manera en que nuestras sociedades producen y consumen bienes y servicios» y formula un axioma revelador: el crecimiento económico (sostenido, inclusivo y sostenible) «solo será posible si se comparte la riqueza y se combate la desigualdad de los ingresos». Así, aboga por aumentar la progresividad de los impuestos y reforzar «la reglamentación y vigilancia de las instituciones» desde un Estado al que se le otorga «plena soberanía permanente sobre la totalidad de su riqueza, sus recursos naturales y su actividad económica».

Por último, declara pomposamente que actúa «en nombre de los pueblos a los que servimos». Exactamente, ¿cómo y cuándo se han manifestado «los pueblos» sobre la Agenda 2030? ¿Y podrían decirme en qué país el poder político sirve al pueblo en vez de servirse de él?

La ideología y la religión climática en la Agenda 2030
Sin embargo, lo más determinante de la Agenda 2030 es que, lejos de ser un documento políticamente aséptico, posee una carga ideológica muy determinada.

En primer lugar, es materialista, pues omite toda dimensión trascendental del ser humano, convertido en poco más que un animal o un robot, a pesar de que el 72% de la población del planeta ―el pueblo al que dicen servir― cree en Dios (sólo el 10% se declara ateo) y que una amplia mayoría cree que hay vida después de la muerte[2]. Aunque el 62% de la población mundial vive en países donde se conculca el derecho a la libertad religiosa (siendo la religión cristiana la más perseguida[3]), el texto en ningún momento la menciona, como tampoco menciona la libertad de expresión. Asimismo, su desprecio por el ser humano lleva a colocarlo al mismo nivel que las demás criaturas en un mundo «donde todas las formas de vida puedan prosperar sin temor ni violencia».

Cómo no, la Agenda 2030 defiende la ideología de género (palabra repetida 15 veces en el documento): «la incorporación sistemática de una perspectiva de género en la implementación de esta Agenda es crucial». También apoya el aborto bajo el eufemismo de «salud reproductiva de la mujer» y relega a la familia a un puesto secundario en un mundo caracterizado por la relación de servidumbre entre el amo (el Estado omnipotente) y su siervo, un individuo aislado y solo, ninguneando a la familia como unidad fundamental de la sociedad y como sujeto de derechos previos a la existencia del Estado.

En cuanto a su apoyo a la religión climática ―que menciona 20 veces― la Agenda 2030 tiene el mismo tinte pesimista y catastrofista del primer informe del Club de Roma ―un documento seminal del movimiento globalista― con una conciencia de escasez cuya única solución es, aparentemente, la aceptación de una tiranía global dirigida por una élite que quiere hacernos la vida ciertamente incómoda mientras nos salva de un peligro inexistente. Así, repite la habitual letanía apocalíptica climática alertando del «peligro para la supervivencia de muchas sociedades» causado (entre otros factores) por un pretendido aumento de los desastres naturales y de las sequías y un supuesto agotamiento de los recursos, tres afirmaciones no sustentadas por los datos[4].
[4] IPCC AR5, Working Group 1, Chapter 2.6, p.214-220.

Naturalmente, la Agenda 2030 propone aumentar la proporción de energías renovables para lograr un suministro de energía «asequible, fiable y sostenible» y «duplicar» la eficiencia energética. El problema es que las energías renovables a las que implícitamente hace referencia (eólica y fotovoltaica) nunca serán ni eficientes, ni fiables ni asequibles al ser intermitentes y depender de la existencia de suficiente viento o radiación solar, que sólo se dan en determinadas latitudes, estaciones u horas del día. Así, las fuentes renovables exigirán siempre un respaldo de energías térmicas tradicionales, lo que implica una cara redundancia de sistemas de generación o, en su defecto, una vida vivida entre apagones intermitentes.

Objetivo: reducir la producción de alimentos
Con similares contradicciones —en lo que quizá sea la prueba más evidente de su hipocresía—, la Agenda 2030 asegura querer poner fin al hambre y duplicar la productividad agrícola mientras propone medidas que promueven justo lo contrario, es decir, que crearán hambrunas. Así, bajo la habitual coartada medioambiental el texto supone una verdadera declaración de guerra al campo, lo que ha llevado en muchos países a una justificada reacción de ganaderos y agricultores que luchan por su supervivencia, que es la nuestra.

En el caso de los ganaderos, la guerra toma la forma de una grotesca demonización del ganado como emisor de metano y de una inmoral campaña contra el consumo de carne y proteína animal, clave para la salud. En el caso de los agricultores, la Agenda 2030 quiere imponer una reducción en el uso de agua, fertilizantes y pesticidas. Con su doblez habitual, afirma querer «aumentar el uso eficiente de los recursos hídricos», pero a la vez obliga a «restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los ríos» (es decir, destruir presas), lo que merma la capacidad de riego. Asimismo, con el pretexto de reducir la contaminación marina, propone primero controlar las «actividades terrestres», incluyendo «la polución por nutrientes» (es decir, los fertilizantes), y luego reducir «la liberación de productos químicos a la atmósfera, el agua y el suelo» (es decir, los pesticidas). Sin agua para alimentar las plantas, sin fertilizantes para nutrir la tierra y sin pesticidas para eliminar las plagas, ¿cómo se va a mejorar la productividad agrícola? ¿No se logrará más bien revertir la maravillosa Revolución Verde, que permitió multiplicar el rendimiento de los cultivos y alimentar a una población creciente? Voy más allá: ¿Creen ustedes que los autores de la Agenda 2030 ignoran que éste será precisamente el resultado?

El caso de Sri Lanka es el canario en la mina. En 2021, el gobierno de aquel país decidió prohibir los fertilizantes químicos y los pesticidas con los típicos argumentos medioambientales. Su presidente alardeó de ello en un discurso en la cumbre climática del COP26 en el que abogó por la agricultura orgánica y por las energías renovables. «El hombre debe vivir en sintonía con la naturaleza», afirmó citando textualmente un punto de la Agenda 2030. Tres años antes, el Foro Económico Mundial (WEF) había publicado un artículo del entonces primer ministro en el que publicitaba su «visión». El país logró un rating ESG de 98.1 sobre 100 y se convirtió en el niño mimado de la ONU y en un modelo de aplicación de la Agenda 2030. Pues bien, en sólo seis meses la producción agrícola cayó un 20% y los precios aumentaron un 50% mientras ciertos productos, como los tomates y las zanahorias, multiplicaban su precio por cinco. En un país productor de arroz, el gobierno se vio obligado a importarlo, y finalmente llegó la hambruna, las masas asaltaron el palacio presidencial y el presidente huyó mientras el WEF corría a borrar el mencionado artículo de su web, pero el daño estaba hecho: hoy la desnutrición infantil sigue siendo un problema en Sri Lanka[5].

Conclusión
Bajo el bonito manto de unos fines aparentemente nobles, la Agenda 2030 oculta un programa empobrecedor y misántropo y nos dirige hacia un mundo con permanentes cartillas de racionamiento. Afirma querer combatir la pobreza, pero sus políticas no harán más que aumentarla al suprimir la libertad y la propiedad privada, piezas clave para el progreso económico. Enaltece a un Estado al que dota de atributos divinos (omnipotencia, omnipresencia y omnisciencia) mientras desprecia a la persona, a la que reserva el papel de siervo de la élite gobernante. Hace creer, contra de toda evidencia, que son los Estados y no los individuos los que crean riqueza, olvidando que es el individuo el que crea riqueza y el Estado parasitario el que se apropia de ella. Finalmente, plantea una actitud paternalista y neocolonialista hacia los habitantes de los países más pobres, negándoles la dignidad que les corresponde y la capacidad de ser protagonistas de su destino.

El globalismo que inspira la Agenda 2030 sabe que el control (y la reducción) de la población mundial requiere del control de las fuentes de energía y de los alimentos, y éste es el verdadero objetivo de esa ingeniería social astutamente denominada cambio climático.

Finalmente, como no podía ser de otra manera, desde el punto de vista de sus resultados la Agenda 2030 está siendo un calamitoso fracaso, algo reconocido ya por la propia ONU[6] y el Banco Mundial[7]. En efecto, habiendo transcurrido más de la mitad del plazo con que contaba para lograr sus objetivos aparentes, no se ha reducido la pobreza extrema ni el hambre, la mortalidad infantil y maternal apenas han variado, la mortalidad por malaria, lejos de disminuir, ha aumentado (gracias al veto de pesticidas por razones «medioambientales»), y el «pleno empleo» sigue siendo una quimera.

Sin embargo, a los autores de la Agenda 2030 sus 17 objetivos no les importan en absoluto. Su verdadero objetivo es sólo uno: la dominación, lograda mediante la imposición de un nuevo orden mundial basado en un férreo control estatal y en la servidumbre de un ser humano despojado de derechos.