LA ESCUELA MÍSTICA DE PITÁGORAS

LA ESCUELA DE PITÁGORAS CONSTITUYE EL GRAN MODELO DE UNA ENSEÑANZA FILOSÓFICA HOLÍSTICA, QUE LO MISMO INSTRUYE A LA MENTE QUE AL ALMA O AL CUERPO Y QUE RESPONDE A PREOCUPACIONES QUE VAN MÁS ALLÁ DE LAS BANALIDADES MUNDANAS; UN LUGAR ÚNICO EN LA HISTORIA DONDE ALUMNOS PODÍAN INICIARSE EN LOS MISTERIOS DE LA ARMONÍA UNIVERSAL, PERO SOLAMENTE UNA VEZ QUE DEMOSTRABAN SU CONVICCIÓN Y COMPROMISO TOTAL.

Como ocurre con todo gran personaje, la vida de Pitágoras está envuelta en una neblina mística que viene de la veneración de sus discípulos y posiblemente de la confusión que resulta de tomar literalmente algunos aspectos metafóricos y simbólicos de sus enseñanzas. Se dice que Pitágoras era hijo de Apolo —o que era algún tipo de manifestación avatárica del dios solar de la medicina y la música—, también se menciona que tenía un muslo de oro y que podía escuchar la música de las esferas, algo que quizás debamos de entender como una forma de referirse a su aguda percepción espiritual, capaz de penetrar el velo de la materia y acceder a los mundos sutiles. Además se le atribuyen diferentes poderes extrasensoriales como predecir terremotos, subyugar a los animales con la mirada, recordar sus vidas pasadas o poder contar cualquier serie de objetos de manera exacta con sólo verlos (por ejemplo, todos los peces que había en una red). 

De cualquier forma, más allá de que cierta corriente histórica lo ha endiosado, no podemos dudar de su grandeza intelectual. Como señala Bertrand Russell, a él le debemos nada menos que «las matemáticas puras... todo el concepto de que existe un mundo eterno que no es revelado a los sentido sino al intelecto». También fue Pitágoras quien acuñó el término filosofía y fue el primero en fundar una escuela para el aprendizaje de la filosofía. Esto último es lo que nos interesa aquí, puesto que el valor, la visión y la misión de esta escuela es un hito fundamental en la historia del pensamiento occidental. Un momento que habría que intentar trasladar a nuestra época en la que se ha perdido la enseñanza (el espíritu) fundamental de la filosofía. Esto es, la filosofía como una forma de vida, que más allá de producir un discurso lógico convincente (retórica, sofística), buscaba encarnar la verdad en todos sus aspectos, sin separación alguna entre la teoría y la práctica, ni entre la religión y la ciencia, ni entre lo divino y lo humano, puesto que la separación es ilusoria y la verdad es siempre unitaria.

El 20 de agosto de 1955 se celebraron en Samos, Grecia, 2 mil 500 años de la escuela de filosofía que fundara este filósofo. Ese día se llevó a cabo un congreso pitagórico multinacional en la tierra que vio nacer a Pitágoras. Este año hace unos días se habrían celebrado 2 mil 550 años de este acontecimiento seminal en la historia de la filosofía, que lamentablemente ha sido olvidado y que no parece sobrevivir en la forma en la que nuestras universidades enseñan. Ya desde la Grecia antigua, los pitagóricos eran vistos por el grueso de la población y por el poder político como una secta extraña, cuyas prácticas ascéticas —especialmente su renuncia a la riqueza individual— eran consideradas subversivas. Ante el triunfo del capitalismo y el materialismo, era de esperarse que la visión pitagórica de una fraternidad universal no haya predominado salvo entre pequeños grupos de iniciados y entusiastas que han entendido, siguiendo a Platón (el pitagórico más ilustre), que la filosofía debe de transformar al individuo que se entrega a ella y que han abrazado a las matemáticas, la música y la astronomía como senderos de iniciación en los misterios y de contemplación del orden universal. Hacemos aquí un intento de rescatar, en términos generales, el método pitagórico e introducir al lector a la filosofía del sabio de Samos. Consideramos que la obra sobre Pitágoras de Thomas Stanley es la mejor fuente para este acercamiento, puesto que es una suma de todos los cronistas de la antigüedad, reunida bajo el criterio erudito de Stanley, el filósofo británico que siendo sólo un adolescente ya se había graduado de Oxford y Cambridge y cuya Historia de la Filosofía es una excelente introducción a la filosofía antigua, sin el filtro revisionista-positivista que caracteriza a muchos académicos posteriores.

Localización y mapa de la isla de Samos

Vida de Pitágoras
Cuenta Jámblico que el oráculo informó al padre de Pitágoras, Mnesarco, que su esposa Patenis estaba embarazada de un niño que sobrepasaría en gloria y belleza a todos los demás. Impresionado por esta profecía, hizo que su esposa cambiara de nombre a Pitasis, en honor de la pitia, la sacerdotisa del oráculo. De ahí el nombre Pitágoras, que encierra ya su divinidad. (En esto Godfrey Higgins, en su Anacalypsis, ve una serie de coincidencias con la vida de Jesús, el hijo de Dios cuyo nacimiento también fue revelado proféticamente, asociado con la divinidad solar igual que Pitágoras).

En consonancia con estos heraldos y la nobleza de su origen, Pitágoras recibió una educación especial y rápidamente agotó lo que podía aprender en Samos, por lo que visitó a Anaximandro y a Tales de Mileto, quien, después de una breve instrucción, le recomendó que visitara Egipto, habiendo visto en él materia para hacerse iniciar en los misterios; y no había otro lugar en ese entonces más indicado que Egipto, la «tierra negra», el lugar de Osiris y de Tot. Por esto quizás no se equivocan quienes ven en Egipto el verdadero origen de la filosofía occidental, o al menos la fuente esotérica que originó a la filosofía. Pitágoras estuvo más de 20 años en Egipto, aprendiendo bajo distintos hierofantes, en Tebas y en Menfis y en otras ilustres ciudades. Antes de ser admitido al adytum, tuvo que someterse a un duro régimen para probar su dignidad; algo que parece haber replicado luego en su escuela en Crotona, donde los candidatos debían probar su valía, su amor a la sabiduría con su disciplina.

En Egipto se cree que Pitágoras aprendió los misterios de la geometría, entre otras cosas; con los magos de Babilonia, la astrología; se dice también que visitó a los brahmanes, los gimnosofistas, y de ellos aprendió la anatomía del alma y los principios del karma. Esta sed insaciable por la sabiduría hizo que Empédocles reconociera que Pitágoras «llenó su mente de la sabiduría de las edades, como si tuviera 10 o 20 vidas a su disposición». Y quizás no se equivocaba en esto, ya que Pitágoras enseñaba que la sabiduría era reminiscencia —algo que podemos trazar en la frase platónica «aprender es sólo recordar»— y se creía que recordaba otras vidas, incluyendo haber luchado en Troya bajo la encarnación del héroe Euforbo.

Escultura de un yogui en el Templo Laxmi Narayan

Escuela de Crotona
Después de estos viajes, Pitágoras regreso a Samos, donde vivió algún tiempo en una cueva y donde tomó a sus primeros alumnos. Pero fue en Crotona donde fundó su gran escuela, la cual serviría como modelo lo mismo para futuras instituciones, haciendo una fusión entre el ascetismo que podemos observar en los monasterios orientales, la secrecía de los misterios iniciáticos y la instrucción científica o académica que podemos observar en Occidente.

Pitágoras enseñaba la importancia de la purificación para poder acceder al conocimiento. Consideraba que la sabiduría no podía enraizarse en una mente inquieta o en un cuerpo allegado al vicio, por lo cual era indispensable antes someterse a un proceso ascético para poder después acceder a la doctrina. Se trabajaba evidentemente no sólo los aspectos intelectuales —lógico-racionales— sino también los aspectos morales, emocionales y se desarrollaba la percepción. Esto es algo que en el mundo contemporáneo secular está casi extinto; podemos rastrear sólo algunos esfuerzos, como los de Rudolf Steiner, de impartir lo que podemos llamar una educación integral, o una educación basada en el alma.

La vida pitagórica requería numerosos sacrificios, siempre moderación y frugalidad. Pitágoras pedía a sus discípulos que no bebieran vino, comieran y durmieran poco, se abstuvieran de la carne y en general de cualquier alimento de difícil digestión. La idea general que se esboza aquí es que sus hábitos estuvieran orientados siempre a no gastar energía en otra cosa que no fuera el estudio de la filosofía y el cultivo de sus facultades. Thomas Stanley dice que Pitágoras «procuraba a sus discípulos una conversación con los dioses en visiones y sueños, lo que no podía ocurrir a un alma perturbada por el placer o la ira, o cualquier otro transporte inadecuado, o con la impureza o la ignorancia». De aquí la importancia del régimen de purificación y por lo que podemos decir que Pitágoras consideraba, como algunos monjes orientales, que el cuerpo es un templo, pero que el valor de ese templo no es el cuerpo mismo sino su función de proveer un vehículo para la liberación y el crecimiento del alma.

La disciplina del silencio
De entre todas las exigencias que se hacían a los candidatos a la escuela de Pitágoras, la más famosa es el precepto que requería que se pasaran 5 años en silencio antes de ser admitidos. Dice Thomas Stanley que los 5 años de silencio eran una prueba de conducta por la cual «el alma podía convertirse en ella misma lejos de las cosas externas, de las pasiones irracionales del cuerpo para asumir su propia vida que es la vida eterna». Sobre esta disciplina del silencio, Clemente de Alejandría explica que «al abstraerse del mundo sensible, el discípulo podía buscar a Dios con una mente pura». Luciano agrega sobre este método que tenía la virtud de producir la reminiscencia. Lo que parece razonable, ya que el silencio parece hacernos olvidar nuestros pensamientos superficiales, para abandonarnos en la profundidad de la mente, accediendo tal vez a capas transpersonales; siguiendo la máxima platónica del conocimiento como recuerdo, podemos decir que el silencio es una ciencia de la reminiscencia, una remini-ciencia.

Stanley precisa que no todos los alumnos eran sometidos a 5 años de silencio, al parecer Pitágoras personalizaba su instrucción y algunos de espíritu naturalmente más tranquilo no tenían que pasar el lustro (a veces 2 años eran suficientes). Una vez que los pupilos cruzaban este umbral de silencio, se les llamaba Mathematici, antes eran Acoustici. «Si no has sido cambiado, estás muerto para mí», era el lema que se aplicaba a aquellos que no lograban superar el período de prueba.

Una vez aceptados, los alumnos podían ver ya al maestro (que antes hablaba a través de una pantalla, como si los alumnos estuvieran todavía dentro de la cueva a la que hace referencia Platón) e iniciaban su instrucción filosófica, cuyo fundamento era la geometría y la aritmética (no es baladí que luego Platón escribiera en la puerta de su Academia que nadie que no supiera geometría podía entrar). Uno de los versos atribuidos a Pitágoras dice: «Habiendo partido de casa, no vuelvas atrás, porque las furias serán tu compañía», una referencia a que una vez iniciado el camino esotérico no hay retorno; el poder de la conciencia y la sabiduría es una responsabilidad, un servicio, una entrega total, una obediencia a las leyes universales cuya desobediencia es duramente penalizada. Por esto el riguroso «casting» que hacía Pitágoras y que las religiones mistéricas tradicionalmente han aplicado. Los alumnos, bajo esta misma lógica, debían guardar un voto de secrecía, como ocurría también en Eleusis.

Misterios eleusinos

Los pitagóricos no se alzaban de la cama hasta que habían llamado a su mente las acciones del día anterior. Igualmente antes de dormir meditaban sobre sus acciones del día y se prohibía dormirse sin haber recapitulado. Esto era parte de un constante ejercicio de la memoria, una rendición de cuentas del pasado y un cuidado providencial del futuro. El alumno debía repasar lo que había aprendido en el día, meditar sobre en qué había fallado y suscitar piedad y compasión con todos los seres. Esta misma meditación existe en el taoísmo o en el rosacrucianismo, en donde se considera una preparación —una especie de expiación— para la muerte. Una vez realizada su meditación matutina, llevaban a cabo una caminata solitaria en la naturaleza, también con el fin de purificarse y sólo después de esto podían integrarse a la comunidad.

Un punto en un círculo era un símbolo de dios o de la mónada para los pitagóricos

Matemáticas y la filosofía del número
La importancia toral de las matemáticas tenía que ver no sólo con que acercaban al alumno a una verdad abstracta sino que, como dice Stanley, transformaban la mente, que se beneficiaba «de contemplar incorpóreas cosas eternas». Aquí vemos otra herencia órfico-pitagórica en el pensamiento platónico que llamaba también a concentrarse en aquello inmutable, en dirigir la mente a la contemplación de las Formas y Arquetipos. La idea gnóstica también de que aquel que conoce se convierte en aquello que conoce. Así el alma se separa del cuerpo perecedero y viaja hacia su inmortalidad en la dimensión de lo inteligible.

Pitágoras llamó a su disciplina de abstracción de lo inteligible matemáticas, nos dice Stanley, considerando que toda disciplina mental era reminiscencia y que esta ciencia era provocada directamente por los fenómenos, y no por una opinión, es decir, las matemáticas existían en el mundo y eran intrínsecamente aprehendidas en su perfección.

Enseñan los pitagóricos que el número es la raíz de las cosas divinas, aquello que existe antes que cualquier otra cosa en la mente divina, y de lo cual proceden todas las cosas que son digeridas en el orden (cosmos) y permanecen numeradas por una serie indisoluble. «El universo puede verse como la progresión de la multitud empezando en la Mónada y como una regresión terminando en la Mónada», dice Stanley. La Mónada (la unidad) es «estación y mansión... siempre en la misma condición... la mente, dios, lo hermafrodita, el bien».

La monadología pitagórica considera que la unidad se mantenía en todas las cosas, era principio y causa de todas las cosas; a la unidad regresan todas las cosas. Esta reintegración en el uno o en dios, ocurre a través del 10, la década o el tetraktys. El 10 es «el número del cielo, Atlas, el absoluto, el destino... la naturaleza del número al cual todas las cosas tienden y arriban»... y al arribar regresan a la mónada. Cada número tiene su propia identidad y entre todos ellos son parte de la constelación de los diferentes principios del cosmos, la procesión o del desfile de la unidad en la multiplicidad. El 2, la díada, es el número que comete «la audacia» de separarse, es la raíz de toda ilusión, y se decía que cada vez que se mencionaba el 2, los pitágoricos escupían al suelo, reprobando la ilusión de la fragmentación. El 4 es el fundamento de la estructura; el 5 el equilibrio; el 7 el número de la vida y la ley; el 8 el amor y el alma, etcétera.

La Tetraktys

Música y medicina
Dice Stanley que:
La música para los pitagóricos era la composición de los contrarios, la armonía, la unidad de la multiplicidad y el consentimiento entre la diferencia... como dios es el reconciliador de las cosas discordantes. En la música yace el acuerdo entre todas las cosas, la aristocracia del universo. Porque lo que es armonía en el mundo, en una ciudad es un buen gobierno, en una familia templanza.
Y podríamos agregar que, en la mente de un hombre, es paz y claridad.

Pitágoras, el gran heredero de la tradición órfica, utilizó la música para curar y templar el espíritu del hombre. Dice Stanley:
Hizo mixturas de estos tonos llamados diatónico, cromático, enarmónico... y con ellos cambió las pasiones de la mente que habían crecido sin razón y que producían dolor, enojo, sufrimiento, mal de amores, miedo, y todo tipo de deseo, malestares, apetitos, debilidades, e ímpetus —corrigiendo y dirigiendo cada uno de estos hacia la virtud a través de armonías convenientes como si fueran efectivas medicinas.
 Este es el verdadero origen de lo que llamamos un «tónico».

Se dice que cuando sus discípulos dormían, Pitágoras les tocaba una música para endulzar sus sueños y purificar sus mentes y cuando despertaban los liberaba del sopor de la noche y «los espabilaba con las canciones adecuadas, ya sea adaptadas con el laúd o con la voz». Aunque se dice que no tocaba propiamente ningún instrumento sino que llevaba la música por dentro. Es decir imitaba solamente la música más perfecta que escuchaba de la armonía universal, del espacio matemático entre las esferas, del movimiento de los cuerpos celestes, la música inmortal.

Por todo esto Platón dice en La República que la música puede usarse para regular la conducta de los ciudadanos y en general tenemos aquí una fuente de la noción de que el arte y la estética son fundamentalmente herramientas éticas y teúrgicas. Se cuenta que Pitágoras en ocasiones logró evitar crímenes tocando cierta música y que podía curar enfermedades y provocar experiencias místicas con la música, bajo cuyo ligero encantamiento el alma lograba separarse del cuerpo y alzarse al éter eterno.

En un mundo donde la información crece de manera exponencial y nuestra mente está saturada de estímulos desordenados, expuesta a un ruido incesante en el ambiente y en el interior, sin armonía y sin asomo de contacto con lo sagrado ni un método que nos acerque a lo divino, la escuela de Pitágoras parece una utopía, un idilio lejano que evoca un mundo perdido. Un mundo que para algunos será simplemente anecdótico, una excentricidad que no quisiéramos admitir al curso de nuestra tradición; para otros será, sin embargo, un tesoro invaluable que ya no se encuentra en ninguna parte, un momento único en la historia que ofrecía una perspectiva integral del conocimiento. Una cima brillante y secreta que se ha esfumado. ¿A dónde debe voltear hoy en día una persona que busca no sólo estudiar filosofía sino llevar a cabo una vida filosófica? ¿A las universidades que poco a poco están desapareciendo las humanidades y que se manejan como corporaciones? ¿En dónde puede encontrar el reforzamiento de la comunidad, el servicio y la experiencia de los maestros y no sólo el camino individual y la renuncia sin orientación?

Fuente: Alejandro Martínez Gallardo

OBELISCOS: SU VERDADERO SIMBOLISMO PAGANO Y MASÓNICO.

Albert Pike, Soberano Gran Comendador del rito escocés estadounidense, portando varias distinciones francmasónicas, Library of Congress, 1877.

Originalmente los obeliscos se asociaban con el culto al dios Sol. Eran símbolos de Baal o de Nimrod. Aquellas gentes —habiendo rechazado el conocimiento del verdadero Creador—, al notar que el sol daba vida a las plantas y al hombre, comenzaron a pensar en él como Dios, el gran otorgador de la vida. Mas no solamente eran los obeliscos símbolos del sol; también eran reconocidos como símbolos sexuales. Aquellas gentes se daban cuenta que a través de relaciones sexuales se producía vida. Y por esta razón —como es sabido por todo aquel que lo ha estudiado— el falo, órgano reproductivo masculino, fue también reconocido (igual que el sol) como un símbolo de vida y, por ende, un símbolo de carácter solar. ¡De ahí el significado del obelisco!

Escuchen lo que Albert Pike dice del obelisco: «De ahí la importancia del falo, o de su inofensivo sustituto, el obelisco, erguido como un emblema de la resurrección de la Deidad enterrada…». [Dogma  y Moral p. 393].

Considerando el denigrante significado de los obeliscos, no debe sorprendemos que su uso fuese prohibido por la Biblia. La palabra «imágenes», que aparece en nuestra Biblia, es traducida de varias palabras diferentes con distinto significado. Una de éstas palabras es matzebah, que significa «imágenes altas», es decir, obeliscos. Esta palabra es usada en (1 Reyes 14:23), (2 Reyes 18:4 y 24:14), (Jeremías 43:13) y (Miqueas 5:13). Otra palabra original que se usaba frecuentemente, refiriéndose a los obeliscos, es hammanim, que significa «imágenes del sol», es decir, imágenes dedicadas al sol u obeliscos. Esta palabra se encuentra en el texto original de (Isaías 17:8 y 27:9).

Para que estos obeliscos pudieran presentar mejor su simbolismo pagano eran erigidos verticalmente. Así que apuntaban hacia el sol. La posición era erecta, con el fin de simbolizar al falo. Al considerar cuán importante era esta posición erecta del obelisco, para aquellos que veneraban los misterios, es interesante notar lo que Dios declaró en cuanto a tan falso culto. Dijo que sus «imágenes» —obeliscos— «no se levantarán» (Isaías 27:9). Podemos darnos cuenta, así, de la oposición del Señor a estos nefastos símbolos.

Cuando los israelitas infieles mezclaron cultos paganos con su culto al verdadero Dios, ¡¡¡también construyeron una imagen en la entrada del templo que provocó el celo de Dios!!! (Ezequiel 8:5). Esta imagen era probablemente un obelisco, el símbolo fálico; porque, como dice Scofield en su comentario a este capítulo, «se habían entregado a cultos fálicos». Esta práctica de erigir obeliscos a la entrada de los templos paganos, fue una costumbre establecida en aquella época. A la entrada del templo de Atum se encontraba un obelisco igual que al frente del templo de Hathor.

Al considerar el uso del obelisco a la entrada de los templos en el viejo paganismo, no debe sorprendernos el hallar «exactamente» lo mismo en la Babilonia moderna, ¡la Iglesia Católica Romana! Sí, no solamente eran puestos estos obeliscos a las entradas de los templos de los idólatras del sol, sino que al frente de la entrada de la catedral de San Pedro, en Roma, ¡hallamos el símbolo idéntico hoy en día!

La Catedral de San Pedro y su plaza circular están localizados en forma de cruz. En el centro de la plaza está situado el obelisco pagano. Una foto aérea nos mostraría la Iglesia de San Pedro —como la iglesia «madre» de todo el cristianismo—, ¡y al frente de ella el obelisco o imagen del celo, símbolo del falo! He aquí una increíble clave para ayudarnos a identificar a la Babilonia moderna.


¿Cómo ha sido que un objeto tan abominable haya sido puesto ahí? Cuando lo estudiamos, descubrimos que al propagarse la religión misteriosa a Roma, junto con ella llegó el uso de obeliscos como un símbolo. Y no solamente fueron los obeliscos hechos y erigidos en Roma, sino que los mismos obeliscos egipcios fueron trasladados a Roma a un gran costo y luego fueron erigidos por los emperadores y dedicados al dios-Sol, en días paganos. Y este fue el caso del obelisco que actualmente está situado ante la Basílica de San Pedro.

No es solamente una copia de un obelisco egipcio, ¡sino que es el mismo obelisco que era adorado en Egipto tiempos atrás! Calígula, en los años 37-41 después de Cristo, hizo transportar este obelisco desde Heliópolis (Egipto) hasta su circo de las colinas del Vaticano, donde actualmente yace la Catedral de San Pedro. Heliópolis, la ciudad de donde fue transportado originalmente este obelisco, no es más que el nombre griego de «Beit Shemesh» ¡el cual era el centro egipcio de adoración al sol de tiempos atrás! Y es este el sitio del que dice la Biblia que «...También quebrará los obeliscos de Heliópolis, que está en la tierra de Egipto, y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto». (Jeremías 43:13).

De tal forma que el mismo obelisco que una vez estuvo en el antiguo templo pagano, centro del paganismo egipcio (Heliópolis o Beit Shemesh), ahora está situado ante el templo que es el centro del paganismo moderno, la llamada Catedral de San Pedro, la iglesia «madre» del catolicismo. Esto parece más que una coincidencia.

Aquel obelisco de granito rojo del Vaticano mide 83 pies de altura (132 pies con sus cimientos) y pesa 320 toneladas. En 1586, para asegurarse de que el obelisco estuviese situado en la entrada de la Catedral, fue movido una corta distancia de donde está hoy situado, en la Plaza de San Pedro, por orden del papa Sixto V, a pesar del enorme coste y dificultad.

No era tarea fácil el mover este pesado obelisco, especialmente en aquellos días. Muchos hombres se negaron a hacer esta tarea, especialmente cuando el Papa pronunció la pena de muerte si el obelisco era soltado y roto. Tal sentencia indica por sí misma cuán importante consideraba el Papa y su pueblo al ídolo tan abominable.

Las multitudes llenaron la extensa plaza. Mientras el obelisco era removido, la gente que estaba allí —bajo pena de muerte— fue obligada a mantenerse en silencio hasta que se terminó la recolocación. Nuevamente notamos la importancia que la Iglesia Romana atribuía a este ídolo.

Finalmente, el obelisco fue levantado, sonaron cientos. de campanas y rugieron los cañones y la multitud gritó entusiasmada. Se dedicó al ídolo a la «cruz», celebraron una misa y el Papa pronunció una bendición para los trabajadores y sus caballos. (ver Monumentos Antiguos de Roma, pág. 177, de Theodore Pignatorre).

Dentro de las antiguas naciones paganas, no solamente fueron hechas estatuas de los dioses y diosas de forma humana, sino que muchos objetos eran venerados y tenían un significado simbólico, oculto y misterioso.

Un ejemplo de esto se puede ver en el culto a los antiguos obeliscos. Diodoro dice que la reina Semíramis erigió un obelisco en Babilonia de 130 pies de altura (Enciclopedia de religiones, vol. 3, pág. 264). En esta forma podemos notar que los obeliscos eran usados en la religión babilónica. Pero es en Egipto que su uso fue más preeminente. Como es sabido, Egipto llegó a ser una gran fortaleza del paganismo y de los antiguos misterios religiosos. Hay un gran número de estos viejos obeliscos todavía en Egipto. (ver Monumentos Antiguos de Roma, pág. 177, de Theodore Pignatorre).


La plaza que rodea el obelisco está formada por 284 columnas en estilo dórico, ¡y costó aproximadamente un millón de dólares! ¡El uso de estas columnas fue copiado directamente del estilo de los templos paganos! Especialmente del antiguamente conocido Templo de Diana. Igual que el obelisco, estas columnas que rodeaban dicho templo eran también consideradas como «símbolos misteriosos» del falo.

En el vestíbulo del templo pagano a la diosa, en Hierápolis, por ejemplo, una inscripción referente a las columnas dice: «Yo, Dioniso, dediqué estos falos a Hera, mi madrastra» (ver Enciclopedia de Religión y Ética, de James Hasting, «Arte Fálico»). Y aun así, estas columnas fueron usadas en abundancia para construir el circular de la Plaza de San Pedro, la cual rodea al obelisco egipcio.

Asimismo, al escoger las colinas del Vaticano como corazón del catolicismo, fue el resultado de una mezcla del paganismo. En tiempos anteriores, esta colina —como lo indica la misma palabra— era un «sitio de adoraciones divinas» (Vaticinia). Se dice que este nombre proviene del nombre de la deidad Vaticanus, quien tenía su sitio preeminente en esta colina (ver Monumentos Antiguos de Roma, pág. 75, de Theodore Pignatorre). Más tarde la colina fue usada para los festivales anuales en honor a Atis o Tammuz, hijo de la «Gran Madre». En este festival se cortaba un pino y se le ataba a su tallo una efigie del dios.

Esta efigie era más tarde enterrada en una sepultura. Estos ritos son aún ejecutados en todo país católico, ritos que son una mezcla del antiguo paganismo con la cristiandad. Como algunos de los ritos antiguos en honor a Tammuz, eran eventos similares a los que les sucedieron a Cristo (tales como su muerte, sepultura, etc.). Paganismo y Cristianismo fueron unidos «casi sin interrupción», ya que estas ceremonias eran celebradas en un santuario de la colina Vaticana, que fue más tarde poseída por los católicos romanos y la Iglesia Madre de San Pedro, que está situada actualmente en el mismo sitio.

Pero la iglesia apóstata de Roma, por razón de su mezcla con el mundo, llegó a obtener gran poder y riquezas bajo el reino de Constantino I. Siguieron como modelo el construir edificios eclesiásticos de gran lujo y valor —un ejemplo que se ha prolongado hasta nuestros días—. Sus edificios eran más elaborados y costosos de lo necesario. Y esta idea se ha arraigado tanto en la mente del pueblo, que la palabra iglesia, para una gran mayoría, significa un Edificio; mientras que la verdadera interpretación que hallamos en la Biblia nos indica que la iglesia es un grupo de personas que alaban a Dios y quienes son templos del Espíritu Santo.

Todos estamos familiarizados con la gran Torre de Babel y sabemos de cómo Dios se enojó en contra de ellos. Hemos también notado cómo se expandieron otras ideas desde Babilonia. ¿Podría ser este el origen de construir una torre en relación con los templos religiosos?

Zigurat escalonado de Ur en Babilonia
(observar la gran similitud con las construcciones 
piramidales del antiguo Egipto)

Durante los primeros días de Babilonia, el pueblo dijo: «Vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo» (Génesis 11:4). Sin duda alguna que la expresión «...que llegue al cielo» fue para indicar gran altura. Esta misma expresión la encontramos en (Deuteronomio 1:28), que menciona grandes ciudades cuyas murallas se levantan «... hasta el cielo». De igual forma, la torre de Babel fue planeada para que tuviese gran altura. ¡Pero no debemos suponer que estas construcciones de Babel eran con el fin de elevarse hasta el cielo, donde está el Trono de Dios! ¡No! ¡Su deseo no era estar ante la presencia de Dios! Al contrario, hay suficientes evidencias que indican que la torre estaba relacionada con su religión, con su culto al sol.

Los historiadores se refieren a Babel como un Zigurat (una torre con pequeñas pirámides que van indicando diferentes historias). De todos los majestuosos monumentos de Babilonia, la grandiosa torre de Zigurat fue sin duda alguna una de las construcciones más espectaculares de su era, elevándose majestuosamente sobre su gran muralla de miles de torres. Alrededor de la vasta plaza se separaban recámaras para los viajeros y también para los sacerdotes que vigilaban el Zigurat. Koldewey llamó a esta colección de estructuras «el Vaticano de Babilonia» (ver Antiguos Templos y Ciudades, de Albert Champdor). Aunque Babilonia era conocida por su grandiosa torre del pasado, también tenia otras numerosas torres por las cuales también se la conocía.

Se cree que uno de los significados del nombre de la diosa Astarté (Semíramis), escrito como Ashtart, quiere decir «la mujer que edificaba torres» (ver «Las Dos Babilonias, pág. 307, de Alexander Hislop). La diosa Cibeles (quien también ha sido identificada como Semíramis), era conocida como la diosa portadora de torres. La primera (dice Ovid) que edificó torres y ciudades y por lo cual fue representada con una corona en forma de torre sobre su cabeza, como también lo fue Diana, ¡la torre es un emblema de la Virgen María! (Ver Diccionario de símbolos, pág. 326 de Juan-Eduardo Cirlot). Encontramos entonces una conexión definitiva dentro de la adoración a la diosa-madre y las torres de la religión babilónica.

Algunas de las antiguas torres fueron construidas por motivos militares —torres de guardia— ¡Pero la mayoría de las torres construidas en el Imperio babilónico fueron exclusivamente religiosas y asociadas con el culto al sol y unidas al templo!

En la cima de las torres religiosas, una cúspide frecuentemente apunta al cielo. En realidad, el ápice o capitel nos es tan familiar y se usa tan generalmente, que su origen nunca nos preocupa, es, simplemente, una forma modificada del obelisco del cual hemos hablado. Cuantiosos escritores mencionan cómo el ápice o capitel originalmente no fue más que otra forma de obelisco, un símbolo del falo (ver «ISIS SIN VELO», pág. 5, de Helena Petrovna Blavatsky). Actualmente, existen especímenes fantásticos de símbolos que fueron originalmente fálicos..., todos mostrando la influencia de antepasados idólatras (ver «LAS COSTUMBRES DE LA HUMANIDAD», pág. 55, de Lillian Eichier, de 1937).

VARELA ORTEGA, FRANCO Y CHURCHILL (Luis Pío Moa Rodríguez)

Para enfocar debidamente la talla histórica de Franco debemos empezar por los hechos evidentes, que pueden resumirse así: venció siempre a todos sus enemigos militares y/o políticos, incluso partiendo de una situación prácticamente desesperada que habría disuadido a casi cualquier otro. Venció indirectamente a Estalin en España. A continuación evitó entrar en la guerra mundial y luego derrotó a un criminal aislamiento impuesto desde el exterior por regímenes comunistas, ¿democráticos? y dictaduras varias. En pleno  aislamiento venció asimismo a una peligrosa guerrilla comunista interior. Tanto la neutralidad en la 2GM como la derrota del aislamiento fueron dos batallas diplomáticas cruciales, libradas con éxito en las más arduas circunstancias;  y en otra hazaña diplomática humilló en la ONU a Inglaterra a propósito de Gibraltar. Y presidió la época de mayor prosperidad y con mayor ritmo de crecimiento que haya vivido España antes o después.

Por encima de cualquier matiz, detalle o revés secundario, basta mencionar estos éxitos indudables, alcanzados en las más desfavorables y a menudo peligrosas circunstancias, para concluir que la talla de Franco como estadista y militar descuella ampliamente sobre cualquier otro español en varios siglos.

Sin embargo la pintura que de él traza Varela Ortega y los anglómanos en general, coincidentes en esto (y en otras cosas) con los lisenkianos, es la de un personaje intelectualmente irrisorio, de «carencias culturales estridentes», «cursilería provinciana», «equipaje cultural rancio y raquítico»,   que «no hablaba idiomas (inglés, claro) ni apenas había viajado fuera de España», aficionado para más inri  a «pintorescas incursiones literarias». Se destaca asimismo su mediocre estatura, su voz «atiplada» y cierta pronunciación que «delataba, ante cualquier gallego culto, sus orígenes aldeanos  no superados». Varela, como Preston y los anglómanos en general, le conceden inteligencia, pero muy limitada, poco más que una astucia aldeana o «gallega».

De economía no solo lo ignoraba todo, sino que además tenía ideas fantásticas o pueriles al respecto. Y del mundo exterior algo parecido, de ahí sus ilusiones respecto a Hitler, o sus supuestos deseos de entrar en la 2GM, aunque pidiendo demasiado, o sus propuestas ridículas proponiendo al final de la guerra en Europa una alianza con Inglaterra frente al expansionismo soviético. A esta última propuesta habría respondido Eden, según Tusell, otro historiador anglómano: «Lástima que el general Franco tenga una idea de la realidad internacional tan desenfocada». Lo cita con mofa Varela porque «ilustra las limitaciones de nuestro dictador». En realidad ilustra las grandes limitaciones de Eden y del gobierno inglés, que imaginaban garantizar la estabilidad europea mediante el acuerdo entre Londres y Moscú, y poder barrer a Franco sin apenas dificultad. Ilustra también las graves limitaciones intelectuales de los propios Varela, Tusell, Preston, Moradiellos y tantos más.

En otro párrafo, Varela cita al más ecuánime Paul Johnson, que tiene a Franco por «una de las figuras políticas más exitosas del siglo», pero le añade la coletilla: «exitosa en la medida de sus intereses, que eran mandar sin restricciones y durar sin limitaciones». Al parecer, lo único que ocurrió en los cuarenta años de franquismo fue el mando omnímodo del «dictador», que mantuvo su poder gracias a su «astucia aldeana». En fin, no es difícil percibir que en la figura mediocre, gris y aldeana como ven a Franco estos historiadores hay más una proyección inconsciente de sí mismos que un verdadero retrato político del propio Franco.

Entre tanto, vale la pena comparar a Franco con Churchill venerado con absoluta falta de sentido crítico por la literatura anglómana, Moradiellos en particular. De que era más viajado y más culto y un poco más alto que Franco, no cabe duda; también de que estaba muy alcoholizado, etc. Pero estos aspectos son irrelevantes en cuanto a su significación histórica y política. Ciertamente la influencia mundial de Churchill fue también  muy superior a la de Franco, porque Inglaterra era hasta 1939 la primera potencia mundial con un imperio gigantesco, mientras que Franco partía de una España inferiorizada por más de un siglo de profunda decadencia muy agravada por el Frente Popular. Nunca tuvo Churchill, como Franco, que afrontar una guerra partiendo de una situación de inferioridad material desastrosa, debiendo además improvisar al mismo tiempo un nuevo estado y un nuevo ejército. Pero Churchill sufrió en su carrera graves derrotas militares y políticas, y aunque vencedor en la 2GM, dejó a su país prácticamente en quiebra, endeudado hasta las orejas y con racionamiento. Siendo él mismo un producto típico del imperialismo inglés, tuvo que presenciar el comienzo de la disolución del imperio, la sumisión de su país a la tutela useña, a menudo humillante, muy condicionado también por el poderío soviético;  y  además fue expulsado del poder en las elecciones hacia el final de la contienda. Si los medimos por el modo de conducir la guerra, resultó sin duda bastante más cruel que el español.

Después de ser derrotado en las elecciones generales de 1945 frente a los laboristas de Clement Attlee, Churchill lideró la oposición. En 1951 consiguió volver a ser primer ministro, hasta su retiro en 1955. A su muerte en 1965, la reina Isabel II le concedió el honor de un funeral de estado en el que se dio una de las mayores reuniones de jefes de Estado nunca antes vistas. Churchill es recordado como uno de los hombres más influyentes en la historia del Reino Unido.

Si comparamos a las dos figuras por sus logros políticos y económicos, no parece difícil concluir que, salvando la diferencia de escala de uno y otro en cuanto a proyección mundial, Franco no solo tuvo que afrontar mayores y más difíciles retos, sino que también tuvo un éxito mucho mayor en todas sus empresas políticas y militares. Claro que para los anglómanos, todos los fallos, incluso crímenes, de Churchill, quedan disculpados porque era demócrata y Franco no. Por eso es necesario un comentario al respecto.

Pensamiento de Franco: Necesidades del hogar familiar.


Porque nuestro Movimiento desea perfeccionarse constantemente os convoca a los Municipios, a las Diputaciones, a los Sindicatos y a las Cortes, y os llama a este Congreso para que expongáis vuestros pareceres razonados y vuestras aspiraciones legítimas en orden a una mejor ordenación de los intereses familiares. El Gobierno oirá con el mayor interés y simpatía vuestros debates y conclusiones dentro del interés general de la Nación.

Muchas son las necesidades que a la familia se presentan: el lugar físico y salubre que haga posible la vida del hogar; el salario o la retribución proporcionados a los gastos que los hijos entrañan; la parroquia y el sacerdote que atienden al perfeccionamiento espiritual; las escuelas cristianas y las de formación profesional y superior que, continuando la obra educativa de padres y sacerdotes, proporcionen la instrucción en los grados sucesivos; un ambiente moral de paz, de justicia social y de caridad cristiana que ennoblezca nuestra convivencia.

Francisco Franco Bahamonde

(18-II-1959: I Congreso Nacional de la Familia Española)

Fuente: Fundación Nacional Francisco Franco

FRANCO ANTE EL FINAL DE LA 2GM

Menos para Hitler, aún fiado de forma ilusoria de que sus armas secretas llegarían a tiempo para darle la victoria, para el resto del mundo estaba claro que la guerra tocaba a su fin y que la derrota germana iba a ser tan clara y rotunda como evidente la victoria de los aliados. Por ello, todos, y España no iba a ser una excepción, se apresuraban ya a finales de 1944 a tomar posiciones de cara a ese final que iba a ser gestionado exclusivamente por las potencias vencedoras —Estados Unidos y la URSS principalmente— y que sin duda iba a dar lugar a un nuevo orden mundial.

El Caudillo llevó a cabo varias acciones a fin de situar a España lo mejor posible de cara a ese final esperado y prácticamente anunciado de la guerra: una carta personal a Churchill recordándole sus promesas por la beneficiosa neutralidad española para la causa aliada, a la que el mandatario británico contestaría desdiciéndose con su habitual cinismo; una entrevista a la potente agencia de noticias estadounidense United Press y dos importantes discursos: uno, ante el Congreso del Frente de Juventudes, y el otro en el III Congreso de la Organización Sindical.

Poco antes de terminar la 2GM, Franco le envió una misiva personal y secreta en la que le proponía hacer un frente común frente a la expansión de la URSS en el viejo continente.

Convencido que de los norteamericanos, a pesar de las promesas escritas que había hecho Roosevelt, poco o nada podía esperar, pues siempre se habían mostrado duros, prepotentes y difíciles, el Generalísimo concedió el 4 de Noviembre de 1944 una amplia entrevista a A. L. Bradford, jefe del Servicio Exterior de la UPI, aprovechando que se encontraba en Madrid para cerrar un importante acuerdo de colaboración con la agencia EFE; Franco aprovechaba además el efecto conseguido al haber vencido el reciente intento de invasión comunista por los Pirineos, prueba palpable de que tenía razón cuando hablaba de que la URSS y el comunismo eran el verdadero enemigo. La entrevista obtuvo una difusión y resonancia internacional sorprendentemente amplia.

En ella, Franco, sobre nuestra contienda, explicaba «...La guerra civil es un fenómeno excepcional y doloroso... reacción de gentes de distintas ideologías políticas pero fieles a los principios de la civilización contemporánea... La victoria no fue de un partido... y quien conozca a España sabe que se la calumnia, al suponerla capaz de vivir de la imitación de ninguna política extranjera...»; sobre la posición de España durante la guerra mundial, resumía «...En septiembre de 1939, España declaró y practicó la neutralidad; pero más, mucho más aún, cuando en julio de 1940 los ejércitos alemanes llegaron a la frontera ocupando Francia... en lugar de aprovecharse de estas circunstancias y atacarla por la espalda, lo que no está en sus tradiciones por ser incompatible con su hidalguía, tuvo para con el país vecino gestos amistosos... España medió para que se alcanzase el armisticio...»; sobre el pretendido carácter fascista o nazi del régimen español, Franco aseguraba «...El fascismo era un régimen adecuado para los problemas específicos italianos, que nada tienen que ver con los españoles... (respecto al nazismo) no puede existir para nosotros una adhesión ideológica a un régimen que no reconozca a la religión católica como línea rectora...»; sobre la intervención española en el frente ruso, matizaba «...La División Azul no fue para conquistar nada, sino para defender Europa contra el comunismo...»; respecto al futuro del régimen y su actitud en relación con el nuevo orden mundial que se avecinaba, Franco aseguraba «...Nuestro régimen político no representa ningún obstáculo para mantener la paz...»; sobre la posibilidad de que diera paso a un sistema democrático liberal y parlamentario de partidos, el Caudillo se reafirmaba en que la experiencia demostraba que «...existen instituciones que dan buen resultado en unos países y a otros, sin embargo, los destruyen...»; y de nuevo definía al Régimen como ya lo había hecho en varios momento antes «...España es una verdadera democracia... ésa es la realidad: democracia orgánica, donde la suma de voluntades individuales se manifiesta por caminos distintos de los ensayados en pasados tiempos...»; sobre la posible vuelta de la monarquía, Franco insistía como lo venía haciendo desde 1937 «...Cuando pase esta difícil etapa de la Historia del mundo y a la grandeza y al servicio de España así convenga, sería el momento en el que, por exclusiva voluntad de los españoles, pueda llegarse —sin menoscabo de su unidad ni debilitamiento— a una monarquía que, recogiendo lo esencial de nuestra tradición, constituiría una monarquía eminentemente social, muy distinta de la que presidió, en los últimos tiempos, nuestra decadencia...».

En Enero de 1945, el Caudillo pronunciaba dos esenciales discursos: uno, ante los Congreso del Frente de Juventudes, otro, ante la Organización Sindical.

En ambos, Franco insistía «...todos los males padecidos por España a lo largo del siglo XIX procedían de la falta de unidad... (el régimen que él ahora impulsaba y el nuevo Estado español que creaba eran) un Estado católico, eminentemente social, constituido sobre la base de cuanto nos une, en el que todos los españoles son iguales ante la Ley y tienen acceso a los puestos del Estado... el sentido católico... es peculiaridad que nos caracteriza y que permite que no se nos confunda... así como sólida garantía para los gobernados contra la arbitrariedad o los excesos, siempre posibles, del poder... Lo que somos y lo que hemos de ser, únicamente a los españoles nos incumbe y ya lo hemos dirimido en la Cruzada... (la Monarquía) sucumbió en 1931 precisamente por haber intentado volver al pasado, a lo que por inútil había sido desplazado, a la organización artificial de los partidos, base de los viejos sistemas liberales... ni liberalismo ni totalitarismo... (de José Antonio tomaba el régimen) sustituir la artificiosidad de los partidos, como cauces de representación, por la familia, el municipio y el sindicato... El comunismo, sin embargo, ha visto a tiempo el inevitable derrumbamiento de un sistema y, aprovechando hábilmente las libertades en que nunca creyó, se ha preparado para explotar la coyuntura al servicio del imperialismo bolchevique... (por ello, eliminados el liberalismo o la democracia liberal, así como el totalitarismo, es decir, nazismo o fascismo, como posibilidades, surgía la disyuntiva entre comunismo o el actual régimen, considerando Franco que sólo quedaba este último, pues nadie iba a ser ahora tan insensato que quisiera o pretendiera aquél, fuente de luchas políticas, de odios, de quema de iglesias y conventos, de pistoleros y de huelgas, de ruinas de industrias, de miseria y de atraso social...».

De manera magistral, además de con una lealtad intachable a las razones del Alzamiento y a los caídos durante la reciente guerra de liberación del marxismo, Franco dejaba claro con todo lo anterior, a unos y otros, cual iba a ser, pesara a quien pesase, la postura y posición de España tras el final de la 2GM y, realista y pragmático como siempre, además de bien informado, se aprestaba a resistir las seguras presiones que de no pocos frentes iba a sufrir, bien que dispuesto a todo animado de la misma fe inquebrantable que le había sostenido desde el mismo 17 de Julio de 1936. El tiempo, juez inexorable, le daría, de nuevo, la razón en tan sólo unos pocos años y hasta su fallecimiento.

 Fuente: Fundación Nacional Francisco Franco 

Largo Caballero uno de los más activos organizadores del golpe de Estado...


Junto a los Nuevos Ministerios de Madrid se encuentran dos estatuas de dos dirigentes históricos del socialismo español a los que la izquierda en general, desde la más extrema a la socialdemocracia –esa que reivindica Podemos–, rinde una admiración desmedida. Estas dos moles de bronce están dedicadas a Largo Caballero e Indalecio Prieto. Hoy vamos a hacer un repaso del primero de ellos, apodado el «Lenin español» por la deriva revolucionaria en la que fue entrando a medida que iba acercándose al poder.

Su vida estuvo ligada a la política desde muy joven y ya desde 1918 ocupaba un puesto en el Congreso de los Diputados en representación del PSOE, por entonces un partido que se definía como marxista-leninista y que fue uno de los más activos organizadores del golpe de Estado camuflado como huelga revolucionaria en octubre de 1934.

Durante el Gobierno del general Primo de Rivera formó parte del Consejo de Estado entre 1924 y 1929 y llegó a estar durante unos meses de 1927 en la Asamblea Nacional Consultiva, pero su verdadero ascenso dentro del PSOE y en la política nacional se produjo una vez proclamada la 2Re. Aprovechando su cargo de secretario general de UGT, cargo que ocupó entre 1918 y 1938, medró dentro del partido siendo nombrado presidente en 1932 en sustitución del moderado Julián Besteiro.

Durante la 2Re fue diputado desde 1931 hasta el final de la Guerra Civil en 1939, ministro de Guerra, ministro de Trabajo y, finalmente, entre 1936 y 1937, presidente del Gobierno.

Entre tanto, fue uno de los más activos organizadores del golpe de Estado camuflado como huelga revolucionaria en octubre de 1934. Se le acusó, y permaneció detenido, de un delito de rebelión en grado de dirigente máximo. Pero nadie podía llamarse a engaño, lo llevaba anunciando desde un año antes durante la campaña electoral: «En las elecciones de abril (1931), los socialistas renunciaron a vengarse de sus enemigos y respetaron vidas y haciendas; que no esperen esa generosidad en nuestro próximo triunfo. La generosidad no es arma buena. La consolidación de un régimen exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la Historia». «Vamos a la Revolución social. ¿Como? (una voz del público: como en Rusia) No nos asusta eso…Habrá que expropiar a la burguesía por la violencia». «Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos. Había que preparar la ofensiva socialista».

«Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar». (Karl Marx y Friedrich Engels; «Manifiesto del Partido Comunista», 1848).

Ya antes, en ese 1931 al que se refería en la anterior cita, ante una posible disolución de las cortes que perjudicaba a los intereses del PSOE, el diario de sesiones del Congreso de los Diputados recoge unas inquietantes palabras suyas: «No puedo aceptar esa posibilidad, pues sería un reto al partido, y nos obligaría a ir a una guerra civil».

Sus declaraciones tanto en actos políticos, como publicadas en diversos medios no dejan lugar a la duda de su desprecio por la democracia, una circunstancia que la izquierda de hoy, a la que se le llena la boca de esa palabra, no tienen en cuenta a la hora de rendirle tributo. «Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos», afirmaba en enero de 1936 en un mitin en Alicante.

Para quienes lo presentan como un defensor de la democracia y quienes pretenden vincular este sistema político con la izquierda, habría que recordar sus palabras en un acto del partido en Linares dos días después: «La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución».

Y pocos meses antes del alzamiento del 18 de julio se dedicaba a asegurar que la guerra civil era inevitable, así, el 24 de mayo el periódico EL SOCIALISTA recogía unas declaraciones suyas: «Cuando el Frente Popular se derrumbe —anunció—, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que… quiere decir la represión de las clases capitalistas y burguesas». Ya no hablaba de llegar al poder por medio de la guerra, estaba avisando de los cientos de miles de asesinatos que se cometieron en la zona republicana durante la Guerra Civil.

El PSOE, pese a los «cien años de honradez», fue responsable del asesinato del «Líder de la Oposición» José Calvo Sotelo para provocar la guerra civil que creían ganada de antemano.

Y dos citas más, una para aquellos que defienden que la Guerra Civil fue un choque entre militares autoritarios y demócratas representados por el Frente Popular al que pertenecía el PSOE: «No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad», palabras pronunciadas durante una conferencia de Largo Caballero en Ginebra durante el verano de 1934.

La segunda una amenaza a sus rivales políticos, a quienes les avisa de que no respetarán el resultado de las urnas tras las elecciones si éstas no les dan la victoria: «El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder», en este caso lo decía durante el mitin electoral que dio en el cine Europa en enero de 1933.

EL PLANO ASTRAL Y SUS HABITANTES

Resulta complejo explicar, de manera simplificada, lo que es el plano astral. Para hacerlo es necesario comenzar diciendo que en el universo «todo vibra», y esto se produce tanto en el plano de la materia-energía, que es la parte que estudia la ciencia, como en planos o estados más sutiles donde son otras las partículas, la energía y las leyes de causalidad que lo conforman.

Hay que tener en cuenta que el mundo astral es un mundo paralelo al nuestro, y gobernado por fuerzas emocionales. Dentro de este mundo existe una zona donde se aglutinan las más bajas pasiones y deseos, una zona invisible donde se mueven entidades que podrían considerarse, dadas sus características, demonios en el argot más popular. Dicho nombre nos ha sido legado a lo largo de los siglos ante la asociación que la religión establece entre dichas entidades y las fuerzas del Mal. De hecho, según la Teosofía, éste es el auténtico infierno, y se vive de forma diferente según las creencias y pensamientos de cada individuo. El Bajo Astral es el subplano que ha dado lugar al mito cultural del infierno, entendido como un lugar de castigo que, generalmente, se concibe como eterno.

En religión, ocultismo y folclore, un demonio es un ser sobrenatural descrito como algo que no es humano y que usualmente resulta malévolo. 

Deseo puntualizar que el plano astral no es un estado de conciencia o un espacio concreto, sino una dimensión. A su vez, dicho plano se divide en siete subplanos, y cada uno de ellos tiene sus propias particularidades, frecuencias vibratorias y energías.

Cada uno de esos siete subplanos dimensionales o niveles de evolución espiritual que menciono se mueve o vibra con una energía diferente. Por eso, una persona, a lo largo de su vida, puede ascender o descender dentro de los diversos subplanos astrales en función de la mayor o menor densidad de sus vibraciones energéticas. Digamos que por un lado, las vibraciones más densas están vinculadas a los sentimientos, pensamientos y actos más bajos, mundanos y malintencionados. Sin embargo, en el lado opuesto se hallan los pensamientos elevados y más espirituales, asociados a sentimientos y actos de naturaleza opuesta, y que conducen a la persona a vincularse con los subplanos astrales más elevados.

Se le llama Bajo Astral al 7º subplano del Astral, y recibe ese nombre porque está situado en el nivel más inferior. Es la banda de frecuencia que tiene que ver con las emociones o los pensamientos negativos. En él, la negatividad se mueve de manera predominante por la zona más densa de todo el plano astral. En el Bajo Astral se manifiestan las peores energías espirituales: la energía del odio, del rencor, de la ira, del egoísmo más crudo, de las tendencias homicidas, de las más retorcidas perversiones o del vicio incontrolable.

Entidades del bajo astral: ¿Qué hay en el «más allá»?

Debido a las escasas vibraciones que le llegan y que se manifiestan dentro de él, está habitado por bajas energías: sombras, demonios, espíritus de suicidas, asesinos, violadores... Es a este subplano a donde van a parar aquellos difuntos con actitudes reprochables en vida, como alcohólicos incorregibles, drogadictos desmesurados, asesinos, ladrones, violadores, genocidas, maltratadores o cualquier persona que en vida mantuvo una actitud destructiva, tanto con él mismo como con los demás. Las energías de estos espíritus son escasas y vibran a una frecuencia muy baja, por lo que dicho lugar resulta idóneo para acogerlos, y es ahí donde se anclan y permanecen durante períodos extremadamente largos. Se sabe, porque así lo han manifestado personas con el don de la mediumnidad o clarividencia, que este tipo de seres vagan por el 7º subplano en medio del sufrimiento y de la confusión, tratando, siempre que pueden, de satisfacer sus bajos deseos captando a alguien en el mundo físico para, a través de algún mecanismo, parasitarlo y nutrirse.

Es importante saber que el Bajo Astral es un espacio en el que no es saludable permanecer, aún cuando veamos imágenes bellas y nos sintamos a gusto. Digo esto porque a menudo es un lugar al que mucha gente suele deslizarse cuando sueña, especialmente tratando de realizar viajes astrales a este plano simplemente por curiosidad o morbo. Una vez allí, la incomodidad es manifiesta ante la vibración siniestra y oscura que impera en dicho plano. Allí, todo está muy cargado de negatividad, por lo que resulta peligroso ya que siempre se vuelve del viaje cargado de basura astral en nuestro campo o aura personal.

Es curioso comprobar cómo en las viejas enseñanzas esotéricas se solía animar a la gente a realizar determinadas experiencias que ahora llamamos viajes astrales. Sin embargo, en la actualidad y con las nuevas enseñanzas se recomienda todo lo contrario, es decir, evitar la búsqueda de esta zona energética por lo dañina que puede resultar, especialmente para aquellas personas que tienen una capacidad mediúmnica.

Viajes astrales

En cuanto a las entidades que lo habitan, hay que diferenciar dos tipos: por un lado, las que han estado allí desde el momento de la Creación, y por otro, las creadas por la Humanidad. Las primeras son, en realidad, las futuras almas de todos los elementos que pertenecen a la naturaleza, los minerales, etc, por lo que no hay que acercarse a ellas dado que son la reserva para la existencia de la materia como energía. Sin esas criaturas, la materia regresaría a su estado sutil y no podría existir el mundo físico tal como lo conocemos.

Respecto a las segundas, llamadas también EAP (entidad astral parasitaria) y creadas por la humanidad, son seres que en su día fueron humanos y que permanecen en el mundo de las bajas pasiones e instintos. Las entidades de este submundo son espíritus que han perdido su alma, muertos que se han desprendido de su conexión espiritual, así como distintos seres creados por las más bajas emociones. En este plano adquieren un propósito y pueden ser manipulados, logrando efectos concretos en el mundo físico. Una persona con facilidad clarividente o psíquica puede percibirlos, y habitualmente aluden a que son entidades oscuras o con iridiscencia roja como el fuego.

Con relación a los tipos de entidades que pululan por el Bajo Astral, una de las más abundantes es la SOMBRA. Cuando alguien muere y su espíritu deja el cuerpo astral para pasar al mental, este cuerpo astral que ocupaba se desintegra la mayoría de las veces con normalidad. Sin embargo, eso a veces no sucede en el caso de personas que, o bien han tenido un comportamiento destructivo, o sin ser malas, han tenido muy acentuada la presencia de bajas pasiones y tendencias. En dicho casos, el cuerpo astral está demasiado vitalizado por estas energías negativas., y además conserva suficiente energía psíquica, por lo que no llega a desintegrarse y conforma una especie de versión negativa del individuo, algo así como su lado oscuro desprendido, su sombra. Desgraciadamente, esa SOMBRA, conserva una pequeña porción del cuerpo mental del sujeto, porción suficiente para albergar gran parte de recuerdos y pensamientos.

La sombra es todo aquello que no reconocemos abiertamente, pero que se mantiene presente en nuestro interior y revela nuestra versión negativa. Este aspecto inconsciente de la personalidad es un conjunto de actitudes y conductas que nuestro «Yo consciente» no reconoce como propios.

Otra entidad muy habitual es el CASCARÓN, o cadáver astral de un ser humano. A diferencia de la Sombra, no tiene ninguna partícula de material mental, por lo que no posee consciencia, inteligencia o autonomía. Simplemente es un ente pasivo que flota como una nube en el mundo astral. Sin embargo, debido a su inexistente autonomía, puede ser animado por médiums o personas con un gran psiquismo pero carentes de escrúpulos, hasta el punto de lograr asumir la forma de un fallecido o de un vivo, suscitando así un engaño y un peligro.

Los GUSANOS y LARVAS ASTRALES, llamados habitualmente EGRÉGORES, son cuerpos energéticos extraños a nosotros, como pequeños bloqueos, obsesiones o manías. Normalmente suelen alimentarse de nuestra energía vital o cuerpo etérico, pudiendo llegar a manipular nuestra mente para que tengamos cierto tipo de «antojos», como el alcohol, el sexo o el azúcar, entre otros. Con su acción, las LARVAS ASTRALES pueden llegar a generarnos traumas como depresiones o trastornos de la personalidad, sobre todo en personas de carácter débil o poco formado como los adolescentes. ¡Atención! No quiero decir que toda persona que padezca un trastorno de este tipo sea porque es víctima de un gusano o larva astral, pero sí podría darse el caso en determinados individuos. En general, estas entidades se contentan con manipularnos, debilitarnos y hacer que adquiramos algún tipo de adicción.

Son entes muy habituales también en el Bajo Astral los espíritus de los SUICIDAS y VÍCTIMAS DE ACCIDENTES. Se considera que ambas clases de fallecidos suelen afrontar una vida astral complicada. En el caso de las VÍCTIMAS DE ACCIDENTES, si eran buenas personas en vida, se mantienen en un estado de inconsciencia en los subplanos inferiores hasta que transcurre el tiempo que, según su deuda kármica, debería haber vivido. Transcurrido ese tiempo, recuperan la consciencia ya en los subplanos astrales más elevados, pues no han acumulado suficiente energía negativa como para que su conciencia se active en el Bajo Astral. Sin embargo, ocurre justo lo contrario con una persona que ha cometido malos actos y muere en un accidente. Ese espíritu va directamente al Bajo Astral, donde permanecerá consciente un buen tiempo y sin perder los vínculos que le unían a nuestro plano, el plano de los vivos.

En cuanto al SUICIDA, es ya sabido que contrae una gran deuda kármica con el acto del suicidio, pero la situación puede variar dependiendo de por qué se suicidó, en qué estado de consciencia que estaba cuando lo hizo, y cuál era su naturaleza moral y espiritual, tanto en la globalidad de su vida como en sus últimos. Algunas teorías apuntan a que el suicida se queda penando en el Bajo Astral hasta que cumple el tiempo que debió ser vivido, pero sumido en un estado de angustia y confusión.

Por supuesto, en el Bajo Astral se mueven también otros tipos de entidades, pero las anteriores suelen ser las más habituales. En otra ocasión traeré a este espacio más información al respecto.

Fuente: Mayte del Sol

VOX ha conseguido un voto y un apoyo que jamás retornará a los Populares.

Abascal se lanza a la «conquista» de Estados Unidos con un mitin en Nueva York

Cada vez cobra más fuerza entre algunos medios de comunicación y dirigentes políticos cercanos al Partido Popular, la idea de lo que algunos han denominado España Suma, una fórmula electoral, para concurrir en una especie de coalición, formaciones como Ciudadanos, VOX y Partido Popular. Una especie de Navarra Suma, pero en este caso añadiendo a VOX.

La primera oportunidad se presentaría en Cataluña, donde está previsto que en breve se convoquen unas nuevas elecciones autonómicas. La fórmula de Navarra Suma, no consiguió los objetivos deseados, es más, su resultado electoral no fue bueno, pues aun siendo la opción más votada, además de no poder formar gobierno, quedaron muy lejos de las mayorías logradas por Unión del Pueblo Navarro, que presentándose en solitario, obtenía más votos, que acompañados de Partido Popular y Ciudadanos. En política, no siempre la suma de siglas, consiguen un mejor resultado electoral, eso lo saben muy bien los comunistas del PCE, que a pesar de invertirse la fórmula de Izquierda Unida, eso no les hizo levantar cabeza y ahora están diluidos dentro de Podemos.

Esta fórmula o especie de coalición, no es más que el interés que muestran algunos por intentar desactivar a VOX, quitarle protagonismo y acabar de engullir a la formación que lidera Santiago Abascal dentro del Partido Popular. Es una trampa donde VOX no debe caer. Es el abrazo del oso, es una estrategia para volver al viejo bipartidismo y a la vieja división izquierda/derecha, sin darse cuenta, que esta dicotomía ha quedado superada y enterrada y sobre todo, sustituida entre la nueva división de los favorables a la nueva Edad Media de la globalización y aquellos que la combaten, y sin lugar a dudas, el Partido Popular y Ciudadanos se encuentran entre los globalistas y muy lejos de posturas patrióticas o identitarias. Esto no significa poder llegar a algunos acuerdos puntuales con estas formaciones en algunos municipios y comunidades para sacar adelante determinados proyectos de interés ciudadano o social.

¡Sí tendría sentido que Ciudadanos y Partido Popular, se unieran o coaligaran! Tienen una visión política semejante, ambos aceptan de forma más o menos complaciente la mayoría de las leyes de ingeniería social y de imposición ideológica de la izquierda e incluso son euro apasionados y globalistas hasta la náusea, donde la soberanía nacional y la dignidad quedan en un muy segundo plano. A nadie escapa que Ciudadanos está en caída libre, y un acuerdo con el Partido Popular, les ayudaría a poder salvar los muebles y evitar su total desaparición. Por otro lado, el partido Popular es un valor a la baja, Casado suena a antiguo, casposo y rancio, un Partido Popular poco creíble y muy poco ilusionante, sobre todo después de comprobar que son la mejor garantía para que las políticas socialistas se mantengan. Todo lo contrario que sucede con VOX. Es un valor en alza, ilusiona y a pesar de estar sometido a un acoso mediático y político sin precedentes, mantiene un alto grado de fidelidad, con un mensaje ilusionante y transmitiendo una imagen de firmeza que les hace que sus expectativas de voto no paren de crecer.

VOX tiene margen de mejora, pero todo se acabaría de forma precipitada, si se presta a cualquier tipo de componenda preelectoral con el Partido Popular y/o C's. Siendo puristas y rigurosos, si uno coge los programas o propuestas electorales de PSOE, PP o C's, encontrará muchas más semejanzas que diferencias, lo que viene a significar, que socialistas, populares o los ultra centristas, podían haber concurrido perfectamente de forma conjunta en las últimas elecciones generales, cosa distinta, es que el PSOE optara por la peor de las posibilidades, aliándose con separatistas y bildu etarras, pero eso, no venía en el programa de los socialistas.


VOX debe alejarse de los cantos de sirena, alejarse de aquellos que lo único que buscan y desean, es su desaparición e integración dentro del Partido Popular. VOX ha conseguido un voto y un apoyo que jamás retornará a los Populares. Si ellos abandonan esa bandera, ese hueco será llenado por otros, pero nunca por el Partido Popular.