GLOBALISMO
Franco visto por sus ministros: Tomás Garicano Goñi
Franco visto por sus ministros.
Coord. Ángel Bayod
Página 193
En los cuarenta años de mando de Franco no imperó una doctrina política,
sino que hubo una adaptación de unos principios
—Patria, Religión, Unidad, Orden—,
a las circunstancias y necesidades de cada momento.
Militar y abogado. Ministro de Gobernación del 29 octubre 1969 al 11 junio 1973. Nació en Pamplona el 2 de febrero de 1910. Se licenció en Derecho por la Universidad de Madrid en 1929. En 1930 ingresó en el Cuerpo Jurídico Militar. En la preparación del Alzamiento Nacional actuó como enlace del general Mola con la Marina y con la VIII Región Militar. Durante la guerra desempeñó las funciones de asesor jurídico del Cuartel General del Cuerpo de Ejército de Navarra, que mandaba el general Solchaga. Fue designado gobernador civil de Guipúzcoa en 1951, y en 1956 pasó a ocupar igual cargo en Barcelona, hasta 1969. Ascendió al empleo de consejero togado (equivalente a general de división) del Cuerpo Jurídico del Aire en 1964. Casado y con seis hijos. Falleció el 16 de enero de 1988, en Madrid.
¿Cuál es su visión personal del anterior Jefe de Estado?
Preguntar a un ex ministro de Franco cuál es su visión personal del mismo, entraña una serie de cuestiones que tiene que plantearse uno mismo para poder contestar adecuadamente. La personalidad del que fue Jefe del Estado es sencilla y compleja a la vez. Sencilla porque, en un primer momento, no parece plantear problemas. Pero un trato más profundo hace ver que se trata de una persona cuya reserva y seriedad son notables. Calla y escucha más que habla; más dado a la conversación seria y dirigida a algo concreto que a la ligera y de pasatiempo; la respuesta es siempre clara; a veces, pocas, terminante; correcto siempre; su interlocutor, dentro de la discreción, puede plantear los temas que le atañan, y los ministros tienen libertad para exponer cuanto estimen oportuno en lo referente a su departamento y formular objeciones referentes a los demás, aun a sabiendas de que el apoyo a cada ministro en los asuntos de su incumbencia es criterio básico, aunque no absoluto, del Caudillo. Su energía en los momentos cruciales fue serena y firme.
Criado en un ambiente militar, en familia de marinos, y destinado naturalmente a una vida militar, da la sensación (y creo es la realidad) de que las Ordenanzas Militares son su norma de vida, incluso de su ideología: el amor a la Patria, la disciplina, el amor a su profesión; un valor serio, reflexivo, sin alardes; un afán de estudio de la doctrina y enseñanza militar, que le llevaron a Marruecos, donde desempeñó la labor de todos conocida. Por cierto, que me quedó muy grabado en mi adolescencia el calificativo de «joven caudillo» que un periódico —quizá ABC— dio a Franco en ocasión de su boda.
Se ha dicho que se creía cumplidor de una «misión providencial»; no sé si lo pensaba. Su meteórica carrera militar le dio un gran prestigio, corroborado por su éxito en la dirección de la Academia General Militar, prestigio muy superior al de todos sus compañeros, pese a su juventud, convirtiéndose en un jefe militar y civil indiscutible y... prácticamente indiscutido.
KRAI DE KRASNODAR
Krasnodar es uno de los nueve krais de la Federación Rusa. Su capital es la homónima Krasnodar. Está ubicado en el distrito Sur limitando al norte con Rostov, al este con Stávropol, al sureste con Karacháyevo-Cherkesia y Georgia, al suroeste con el mar Negro y al oeste con el estrecho de Kerch que lo separa de Crimea, y el mar de Azov. Además incluye en su territorio a Adigueya.
Con 76.000 km², es el número 23 en la lista de territorios rusos ordenados por su tamaño. Este krai es el más poblado del Distrito Federal Sur y el tercero más poblado de la nación.
El krai de Krasnodar rodea la parte occidental de Ciscaucasia y parte de las laderas septentrionales del Gran Cáucaso. Sus fronteras, en el sentido del reloj desde el oeste, son la península de Crimea —de la cual está separada por el estrecho de Kerch y el mar de Azov— el óblast de Rostov, el krai de Stávropol y la república de Karacháyevo-Cherkesia y la República de Abjasia. El territorio de este krai, rodea la República de Adigueya. La frontera austral del krai de Krasnodar está formada por lo que queda de la costa del mar Negro de Rusia, con el puerto más importante (Novorossiysk) y el balneario (Sochi) en esta parte del país.
Geográficamente, el área está dividida en dos partes por el río Kubán. La parte norte, designada a menudo con el nombre Kubán, representa dos tercios del área del krai y está compuesta por llanuras correspondientes a la estepa póntica, y el tercio sur, el tercero en dirección al mar (históricamente conocido como Circasia) es la extremidad occidental del sistema montañoso del Cáucaso (el pico más alto es el Tsajvoa, 3345 m), dentro de la ecorregión del complejo forestal submediterráneo de Crimea. Los dos tercios septentrionales se ubican en la Estepa Póntica y comparte sus patrones climáticos continentales.
El mayor lago de la región es el lago Abráu, en la zona vinícola de Abráu-Diursó.
Los dos tercios norte del territorio poseen un clima continental con inviernos relativamente fríos (en 2006 se registraron hasta —33.7 grados en Krasnodar), y veranos calurosos. La orilla del mar Negro, al norte de Tuapsé, tiene un clima mediterráneo, y al sur, un clima subtropical húmedo.
El territorio del krai de Krasnodar encierra numerosos recursos naturales. Se concentran sobre todo en las zonas de montaña y sus piedemontes. Se han hallado yacimientos de petróleo, gas natural, marga, calcáreos, arena, grava, mineral de hierro, apatita y halita. El krai de Krasnodar fue la primera región de Rusia en explotar sus yacimientos de petróleo. La extracción comenzó en 1864.
Del mismo modo el krai encierra la más importante reserva de agua dulce subterránea de Europa, la cuenca de Kubán-Azov. Asimismo se encuentran reservas de aguas termales y minerales.
La madera constituye otro importante recurso para el krai. El bosque recubre una superficie de 18.000 km² y tiene una gran importancia ambiental. El roble y la haya ocupan respectivamente el 49% y el 19% de la superficie forestal.
Antes de la revolución de octubre de 1917 la mayor parte del territorio del krai de Krasnodar moderno era parte del óblast de Kubán, creado en 1860 en los terrenos dominados por la hueste de cosacos del Mar Negro, el sector occidental de la línea de defensa fortificada del Cáucaso. El óblast de Kubán era el territorio de la hueste de los cosacos del Kubán. En 1900 el óblast contaba con cerca de dos millones de habitantes. En 1913, el óblast de Kubán ocupaba la segunda posición en Rusia en cuanto a la producción de grano y la primera en cuanto a la producción de pan. Se fomentó asimismo la industria activamente en cuanto a la elaboración de productos agrícolas y la industria química, favorecidas por la construcción del ferrocarril. Tras varias reformas administrativas, el krai de Krasnodar fue establecido el 13 de septiembre de 1937.
Población: 5.125.221 (censo 2002); 5.113.148 (censo 1989). La población se concentra en la cuenca de drenaje del río Kubán, que tradicionalmente era tierra de los cosacos. Los cosacos de Kubán hoy en día son considerados como parte de una etnia rusa, aunque aún son una minoría importante en su derecho en esta área. Otros grupos étnicos notables son los armenios (la mayoría hamshenis cristianos) que se han establecido allí desde el siglo XVIII.
Destacan en la estructura del PIB del krai el transporte (16,2%, frente al 8.2% de toda Rusia) y la agricultura (16% contra 7,8% en Rusia). El peso específico de la industria en comparación con los porcentajes medios de la Federación es de la mitad (16% respecto al 33% en la Federación Rusa y el 23% en el Distrito Federal Sur).
La industria está centrada en la transformación de las producciones locales. El sector alimenticio ocupa el 42,8% del volumen general de la producción industrial; por detrás de él van la industria electro energética (13,4%), la producción de combustible (10,5 %), la ingeniería mecánica y la industria metalúrgica (9,4 %) y la industria de los materiales de construcción (7,9 %). Los sectores químico y de la madera representan un 3-4 % de la producción industrial.
El turismo es un sector crecientemente importante en el krai, tanto en la costa como en las zonas de montaña y estepa. Sochi, Gelendzhik y Anapa son centros turísticos a nivel nacional. A nivel regional son importantes en este sentido la región de Tuapsé, Yeisk y Goriachi Kliuch. Se pueden además destacar el raión de Abinsk, el raión de Apsheronsk, el raión de Yeisk, el raión de Mostovskói, el raión de Slaviansk, el raión de Temriuk y los alrededores de Novorosíisk.
El krai de Krasnodar cuenta con cinco aeropuertos, operados por Basel Aero (Базэл Аэро). Los de Krasnodar, Sochi y Anapa son aeropuertos internacionales. Gelendzhik y Yeisk son para vuelos nacionales.
Por el krai de Krasnodar pasan la carretera federal M4 Moscú-Novorossisk (parte de la ruta europea E115), la autopista M29 Cáucaso (parte de la ruta europea E50), la autopista M25 Novorossisk-estrecho de Kerch (parte de la ruta europea E97), la autopista M27 Dzhubga-frontera con Abjasia (parte de la ruta europea E97) y las carreteras A146, A148 y P253.
Los ferrocarriles de la región son propiedad de RZhD y están vinculados al ferrocarril del Cáucaso Norte. Las líneas que pasan por el krai se dirigen hacia el krai de Stávropol, Abjasia y Ucrania) (por Crimea, mediante un ferry para trenes).
Las ciudades portuarias en el mar de Azov son Yeisk y Temriuk. En el mar Negro se hallan Port Kavkaz, Tamán, Anapa, Novorossisk, Gelendzhik, Tuapsé y Sochi.
KRAI DE ALTÁI
El krai de Altái es uno de los nueve krais que, junto con otro sujetos federales conforman la Federación Rusa. Su capital y ciudad más poblada es Barnaúl. Está ubicado en el distrito Siberia, limitando al norte con Novosibirsk, al este con Kémerovo, al sureste con la república de Altái y al sur y oeste con Kazajistán. Tiene un área de 167.996 km².
En esta región nace el río Obi —el segundo río más largo del país tras el Yeniséi— por la confluencia de los ríos Biya y Katún, muy cerca de la ciudad de Bisk.
En el censo de 2010, los rusos aparecen como la mayoría con un 93,9%. Los alemanes de Siberia son los segundos —sobre el 2,1%. Otras poblaciones incluyen un 1,4%. Ucranianos, 0,3%. Kazajos, 0,3%. Tártaros, 0,3%. Armenios, 0,2%. bielorrusos. Completa el censo gente de otras nacionalidades. Hay más de 60 nacionalidades y distritos.
DISTRITO AUTÓNOMO DE YAMALIA-NENETSIA
DISTRITO AUTÓNOMO DE CHUKOTKA
REPÚBLICA DE LUGANSK
REPÚBLICA DE DONETSK
La República de Donetsk es de facto una de las veinticuatro repúblicas de la Federación de Rusia. Antes de su integración en Rusia, el territorio estaba administrado por la República Popular de Donetsk, antiguo estado independiente con reconocimiento limitado que existió entre 2014 y 2022. Su capital es la ciudad de Donetsk.
La República de Donetsk está ubicada en la parte sur de Dombás. Limita al norte con la República de Lugansk, al sur con el Óblast de Zaporiyia, al este con el Óblast de Rostov, y al oeste con el territorio de Ucrania.
LA CONTROVERSIA DE LA OPOSICIÓN EUROASIÁTICA EN RUSIA HOY.
LA GUERRA DE LOS GASEODUCTOS
El sabotaje de los gaseoductos Nord Stream crea un peligroso precedente. ¿Ahora es lícito destruir infraestructuras civiles en tiempos de paz para lograr ventajas geoestratégicas?
Nos encontramos ante un ejemplo más de la decadencia del imperio de la ley internacional y de la deriva hacia un mundo sin reglas donde sólo impera la desnuda voluntad de poder.
Sorprendentemente, la consigna de los medios occidentales (especialmente los norteamericanos) ha sido «pelillos a la mar», enterrando la noticia del sabotaje con extraordinaria rapidez bajo un manto de silencio. ¿Qué está ocurriendo? Analizaremos brevemente el contexto antes de especular sobre su autoría.
EE.UU. es el mayor productor y consumidor de gas del mundo, consumiendo cerca del 90% de lo que produce. Rusia es el segundo mayor productor del mundo, pero sólo consume el 65% de su producción exportando el resto de forma eficiente y barata mediante gaseoductos.
Por el contrario, EE.UU., al estar rodeado de océanos, exporta su gas de modo menos eficiente, licuándolo, transportándolo en buques criogénicos y regasificándolo en destino.
Por su lado, aunque la UE es el tercer mayor consumidor de gas del mundo, apenas produce una pequeña fracción de sus necesidades de consumo. Así, la cercanía geográfica de una Europa deficitaria y una Rusia superavitaria ha conducido a una natural relación comercial basada en la robustez del interés mutuo y no en la fragilidad de las simpatías políticas.
Sin embargo, entre la Rusia productora y la Europa consumidora se encuentran Polonia y Ucrania, países hostiles a Rusia cuyos territorios deben atravesar los gaseoductos.
Para evitar esta debilidad, Rusia ha querido rodear a Polonia por el norte y a Ucrania por el sur con gaseoductos bajo el mar Báltico (Nord Stream 1 y 2) y el mar Negro, como puede verse en el siguiente mapa necesariamente simplificado:
Una compleja operación de sabotaje
Las exigencias logísticas, que incluyen la utilización de cientos de kilos de explosivos, torpedos o drones submarinos, parecen excluir en principio a países lejanos que, limitaciones técnicas aparte, tendrían que solventar un difícil problema atravesando demasiadas fronteras, pero no a países bañados por el Báltico (las repúblicas bálticas, Rusia, Polonia, Alemania y los países nórdicos) ni tampoco a Reino Unido o EE.UU., con presencia a través de la OTAN.
¿Quién se beneficia?Que Rusia tiene medios es obvio, pero en principio, parecería absurdo acusar a este país de destruir su infraestructura más importante en décadas, en la que se han invertido 10.000 millones de dólares y que es esencial para reducir su dependencia de Estados hostiles que además son fronterizos.
Asimismo, los gaseoductos suponían la gran tentación de Alemania para dejar de someterse a los dictados de EE.UU. en la guerra de Ucrania, puesto que en cuestión de minutos sus problemas de suministro de gas podrían quedar resueltos.
De hecho, además de preguntarnos quién se beneficia deberíamos preguntarnos: ¿Por qué ahora? Y el motivo más obvio es que, ante la llegada del invierno, el gobierno alemán se había dado cuenta del carácter suicida de las sanciones dictadas por EE.UU. y la presión de la opinión pública alemana empezaba a crecer.
¿Podría ser el atentado una operación rusa de falsa bandera? No es probable.
Primero, en una operación de falsa bandera debe ser fácil identificar al chivo expiatorio al que se acusará del ataque, y en un sabotaje submarino es posible que nunca se obtengan pruebas fehacientes de su autoría.
Segundo, el análisis coste-beneficio del autor debe mostrar una enorme asimetría, esto es, el daño auto infligido debe ser escaso y el beneficio potencial, enorme. El sabotaje del Nord Stream ha causado un grave daño a Rusia a corto plazo y también a largo plazo, salvo que la parte dañada del gaseoducto puede ser reparada.
Asimismo, dado que la operación de falsa bandera se suele utilizar para manipular a la opinión pública, el autor debe controlar la maquinaria de propaganda y los medios de comunicación encargados de señalar al chivo expiatorio como culpable, y es evidente que Rusia tiene completamente perdida la guerra mediática en Occidente.
Finalmente, el hecho de que los medios occidentales (y muy en particular los norteamericanos) hayan enterrado la noticia bajo un sospechoso manto de silencio refuerza la teoría de que no han sido los rusos, y más bien alimenta la teoría contraria.
Alemania, la gran damnificada, es fácil de descartar, y de igual modo también parece descartable la autoría de las repúblicas bálticas –demasiado pequeñas en el tablero mundial– y de los países nórdicos, de tradición pacifista y que nada tienen que ganar.
La lista se acorta: ¿Ucrania, Polonia o EE.UU.?¿Y Polonia? Geográficamente situada entre dos grandes imperios, ha sufrido sucesivas y humillantes conquistas. Durante la 2GM, el casi simultáneo ataque de la Alemania nazi y la comunista Unión Soviética devastó el país, que también fue abandonado por «los Aliados» dos veces: en septiembre de 1939, cuando Inglaterra y Francia se negaron a atacar Alemania, y en 1945, cuando EE.UU la sacrificó a Stalin en la Conferencia de Yalta.
Su cercanía geográfica al lugar de los hechos, su capacitación técnica proveniente de su pertenencia a la OTAN y la agresiva retórica de su gobierno contra Alemania –a la que exige en vísperas electorales reparaciones de guerra por la 2GM– y contra Rusia (con odios basados en sus traumas históricos), la convierten en sospechosa.
Polonia ha sido también el país europeo más belicoso respecto a la guerra en Ucrania, tanto que, aun simpatizando con la patria de mi admirado Juan Pablo II, resulta difícil comprender su imprudencia al querer arrastrar a toda la UE hacia una peligrosa escalada.
Asimismo, una vez completado el gaseoducto Dinamarca-Polonia, Polonia sería un beneficiario de la destrucción de Nord Stream que, como vimos al principio, le debilitaba.
No obstante, es difícil de creer que Polonia realizara un atentado de semejante importancia sin sentirse amparada por el más fuerte, y eso nos lleva al último sospechoso.
Naturalmente el último sospechoso es EE.UU., pero para analizar esta hipótesis con objetividad, es necesario liberarse de una imagen estereotipada. En efecto, para quienes vivimos la Guerra Fría, la figura de EE.UU. era la de un ángel de la guarda que nos protegía de la amenaza comunista soviética. Simpatizo con esta visión, pero dicha amenaza terminó hace 30 años.
Por esos imponderables del destino, la caída de la Unión Soviética, que tanto nos alegró a los amantes de la libertad, trajo consigo consecuencias no deseadas. Una de ellas fue que EE.UU. comenzó a abusar de su hegemonía ante la ausencia de un contrapoder, pues la patología del poder no sólo afecta a los individuos, sino también a los Estados.
Así, basándose en su autodenominada «excepcionalidad», se eximió a sí mismo de obedecer las reglas cuyo cumplimiento exigía a otros, debilitando el imperio de la ley internacional y socavando su autoridad moral. El Departamento de Estado, agente comercial del complejo militar-industrial, se convirtió en una belicista fábrica de conflictos, torpe y miope, para promover «los intereses» norteamericanos sin cortapisas morales ni legales.
Esto llevó a que su papel frente a Europa degenerara en una relación de dominio en la que los intereses europeos no contaban en absoluto. A ello contribuyó la UE, desde luego, con su empoderada pero anónima burocracia, que no responde ante los ciudadanos.
Por lo tanto, EE.UU, con sobrada capacitación técnica y que ha manifestado repetidas veces que considera el gaseoducto una amenaza para sus intereses, es sospechoso claro. Así lo piensa el ex ministro de Exteriores polaco, que se regodeó del sabotaje agradeciéndoselo a EE.UU. sin prudencia ni pudor («Thank you, USA») en un mensaje más tarde eliminado.
Además de las ventajas estratégicas que supondría para EE.UU. el sabotaje del Nord Stream, existen ventajas económicas, omnipresentes en la política exterior norteamericana, pues está deseando vender a Europa su gas licuado (GNL), mucho más caro que el gas ruso.
En este sentido, el secretario de Estado norteamericano, tras congratularse de que su país se había convertido en el mayor proveedor de gas natural licuado a Europa, declaró que el sabotaje suponía «una tremenda oportunidad» para reducir la dependencia energética europea de Rusia –y sustituirla, añado yo, por la dependencia de EE.UU. Como decía el economista Jeffrey Sachs, «qué manera más extraña de referirse a un acto de piratería».
Asimismo, resulta inevitable tomar en consideración que en junio de este año la OTAN realizó su edición anual de maniobras navales y submarinas en el Báltico muy cerca de la zona de la explosión, incluyendo la utilización de drones submarinos.
Finalmente, reitero que la consigna de silencio impuesta en los medios occidentales (no así en los rusos) es un indicio más de que el responsable no es Rusia y, por tanto, sólo puede pertenecer al otro bando de este conflicto.
Es probable que la investigación, realizada con secretismo por países de la órbita de la OTAN, no conduzca a ningún resultado concluyente o que éste nunca se haga público, pero la pregunta es otra: ¿Qué hará Alemania ante este casus belli si sospecha que el autor ha sido el «socio», el «amigo», el «aliado» americano, directa o indirectamente? ¿Reaccionará o callará sumisamente y mirará hacia otro lado? De modo shakesperiano, he aquí la cuestión, y en ella Europa se juega el ser o no ser.