GLOBALISMO


El término «globalismo» es un neologismo que se refiere a una teoría de la conspiración e hipotética ideología que trataría de acabar con el estado-nación como marco para la administración política y la referencia de identidad

Se usa notablemente en ciertos círculos nacionalistas para describir la marcha hacia la creación de un gobierno mundial bajo el doble efecto de la globalización económica y cultural. Se ha utilizado para describir los esfuerzos internacionales iniciados después de la 2GM, como las Naciones Unidas, la Unión Europea o la Comisión Trilateral y a veces las políticas liberales y neoconservadoras posteriores al final de la Guerra Fría. Hoy en día es un término ampliamente utilizado por el populismo de derecha y la derecha alternativa, así como en círculos marginales de la izquierda política.​ Su definición es bastante similar a la de cosmopolitismo, término ampliamente utilizado en el Siglo XX, sobre todo en la Unión Soviética y el Bloque del este.

Concepto
El concepto de globalismo comienza a formularse en los años inmediatamente posteriores al final de la 2GM con la creación de numerosos organismos supranacionales como la ONU, un organismo cuya creación era vista como un atentado contra la soberanía nacional de sus integrantes a ojos de los distintos círculos nacionalistas. El nacionalismo como tal había sufrido un duro golpe tras el final de la guerra mundial con la derrota de las ideologías fascista y nacionalsocialista, así como la del autoritarismo japonés, frente al marxismo-leninismo soviético y el liberalismo estadounidense y británico. El término «Naciones Unidas» fue acuñado por el gobierno de Franklin Roosevelt durante la guerra, primero como sinónimo de Aliados y luego como un proyecto para sustituir la Sociedad de Naciones, que había fracasado.

La percepción de las Naciones Unidas como un gobierno que buscaba acabar con la soberanía nacional de los distintos Estados fue bastante popular en los primeros años de la Guerra Fría y de la descolonización, sobre todo debido al apoyo de la organización al derecho de autodeterminación de las colonias europeas. Personajes públicos como el general estadounidense Edwin Walker llegaron incluso a tachar a las Naciones Unidas de comunista. 

En cierta manera, el término globalismo supone la contraparte derechista al concepto de cosmopolitismo burgués, utilizado ampliamente en los países del Bloque del Este. Si bien el marxismo abogaba, por lo menos en su forma original, por una unión global bajo un modelo comunista, ya antes de la 2GM comenzó a desarrollarse el concepto de patriotismo socialista, opuesto tanto al nacionalismo como al cosmopolitismo. Después de la guerra, en la República Democrática Alemana, se denunció al cosmopolitismo burgués como una ideología capital-imperialista contraria al derecho de las naciones a la independencia, la soberanía nacional y al internacionalismo proletario. Se afirmaba que el cosmopolitismo burgués promovía el desmantelamiento de las tradiciones nacionales, patrióticas y de la cultura nacional de la patria socialista y se decía que era defendido por el «imperialismo anglo-americano» con el objetivo de establecer una hegemonía mundial capitalista y así mantener la explotación del hombre por el hombre. Se defendía el amor a la patria socialista como uno de los sentimientos más profundos del pueblo trabajador, expresado en la lucha contra los conquistadores y opresores capitalistas. ​Pero hay que aclarar también que el comunismo es de hecho una doctrina globalista (pero en el sentido colectivista de la palabra, eso sí) ya que propugna la unificación de toda la humanidad en una única sociedad pero cuyas características son la propiedad común de los medios de producción, la inexistencia de las clases sociales, del estado y del mercado, por lo tanto los comunistas han propugnado y siguen propugnando la creación de la República Socialista Internacional de los Soviets (un estado socialista cosmopolita, que a su vez estará conformado por estados socialistas más pequeños, los cuales mantendrán su soberanía a pesar de pertenecer a un estado socialista más grande, el cuál será de carácter universal), que será remplazada por la sociedad colectivista mundial sin estado cuando se haya avanzado al comunismo​.

Aunque la ideología tiene una larga historia, el globalismo emergió como un conjunto dominante de ideologías asociadas a lo largo de finales del siglo XX. A medida que estas ideologías se afianzaron y se intensificaron varios procesos de globalización, contribuyeron a la consolidación de un imaginario global conectado.​ En sus escritos recientes, Manfred Steger y Paul James teorizaron este proceso en términos de cuatro niveles de cambio: cambios de ideas, ideologías, imaginaciones y ontologías. La empresa de denunciar el globalismo a menudo se ha centrado en personalidades u organizaciones, en su mayoría capitalistas, que se identifican como impulsoras de este proyecto, entre ellas: Richard Coudenhove-Kalergi, Clarence Streit, David Rockefeller, la Sociedad Fabiana, el grupo Bilderberg o la Comisión Trilateral.

Concepto en geopolítica
Theo Belok, autor del libro «TRUMP CONTRA EL GLOBALISMO», desde una perspectiva soberanista, define la diferencia esencial entre «globalismo», «globalización», «mundialización», y «tecnificación». Conceptos que muchas veces pueden confundirse:

Globalismo: es un sistema ideológico, que promueve la concentración del poder a escala mundial y la transferencia de la soberanía de las naciones, a entidades supranacionales, para conformar una estructura de poder global totalitaria. Para lograrlo propaga un conjunto de ideas que de manera directa o indirecta, conllevan a la disolución del Estado–Nación soberano y las libertades individuales.

Mundialización: es un proceso de desnacionalización del poder político.

Globalización: es un proceso de desnacionalización del poder económico y financiero.

Tecnificación: es el proceso de avances tecnológicos e industriales surgidos en Occidente, que revolucionaron para siempre el transporte y las comunicaciones. (Theo Belok, 2021) TRUMP CONTRA EL GLOBALISMO. Editorial Autores de Argentina. pp. 183.

Descripción
Paul James define el globalismo, «al menos en su uso más específico [...] como la ideología dominante y la subjetividad asociadas con diferentes formaciones históricamente dominantes de extensión global. La definición implica que hubo formas premodernas o tradicionales de globalismo. y la globalización mucho antes de que la fuerza impulsora del capitalismo buscara colonizar todos los rincones del mundo, por ejemplo, volviendo al Imperio Romano en el siglo II d. C., y quizás a los griegos del siglo V a. C.»​

Manfred Steger distingue entre diferentes globalismos como el «globalismo de la justicia», el «globalismo de la yihad» y el «globalismo de mercado». El globalismo de mercado incluye el liberalismo como ideología. En su libro de 2005 El colapso del globalismo y la reinvención del mundo, el filósofo canadiense John Ralston Saul trató el globalismo como colindante con el liberalismo y la globalización liberal. Argumentó que, lejos de ser una fuerza inevitable, la globalización ya se está dividiendo en partes contradictorias y que los ciudadanos están reafirmando sus intereses nacionales de manera positiva y destructiva.

Alternativamente, el politólogo estadounidense Joseph Nye, cofundador de la teoría de las relaciones internacionales del liberalismo, generalizó el término para argumentar que el globalismo se refiere a cualquier descripción y explicación de un mundo que se caracteriza por redes de conexiones que abarcan distancias multicontinentales; mientras que la globalización se refiere al aumento o disminución del grado de globalismo.​ Este uso del término se originó y continúa utilizándose en debates académicos sobre los desarrollos económicos, sociales y culturales que se describen como globalización.​ El término se usa de una manera específica y estrecha para describir una posición en el debate sobre el carácter histórico de la globalización (es decir, si la globalización tiene precedentes o no).

Los argumentos en contra del globalismo son similares a los movidos contra la globalización, entre los que se encuentran la pérdida de la identidad cultural, la eliminación de la historia comunitaria, el conflicto de civilizaciones, la pérdida de representación política y el colapso del proceso democrático a favor de una sociedad abierta gestionada globalmente.​ Sin embargo, el término «globalista» también se ha utilizado como un peyorativo dirigido a enemigos políticos: en la izquierda en el contexto del movimiento antiglobalización y las protestas de la década de 1990, y en la derecha como un peyorativo de los «cosmopolitas» o de quienes favorecen a los proyectos internacionalistas sobre los nacionales. Por ejemplo, durante la elección y mandato del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, él y miembros de su administración utilizaron el término «globalista» en múltiples ocasiones, algo que sus críticos denominaron un «silbato de perro» antisemita, con el fin de asociar a sus opositores con una conspiración judía.​ El término también se ha usado negativamente durante la pandemia de COVID-19 para describir a quienes promueven los confinamientos, mandatos de mascarillas y vacunas.



Franco visto por sus ministros: Tomás Garicano Goñi

 

Franco visto por sus ministros.

Coord. Ángel Bayod

Página 193

En los cuarenta años de mando de Franco no imperó una doctrina política,

sino que hubo una adaptación de unos principios

—Patria, Religión, Unidad, Orden—,

a las circunstancias y necesidades de cada momento.

Militar y abogado. Ministro de Gobernación del 29 octubre 1969 al 11 junio 1973. Nació en Pamplona el 2 de febrero de 1910. Se licenció en Derecho por la Universidad de Madrid en 1929. En 1930 ingresó en el Cuerpo Jurídico Militar. En la preparación del Alzamiento Nacional actuó como enlace del general Mola con la Marina y con la VIII Región Militar. Durante la guerra desempeñó las funciones de asesor jurídico del Cuartel General del Cuerpo de Ejército de Navarra, que mandaba el general Solchaga. Fue designado gobernador civil de Guipúzcoa en 1951, y en 1956 pasó a ocupar igual cargo en Barcelona, hasta 1969. Ascendió al empleo de consejero togado (equivalente a general de división) del Cuerpo Jurídico del Aire en 1964. Casado y con seis hijos.  Falleció el 16 de enero de 1988, en Madrid.


¿Cuál es su visión personal del anterior Jefe de Estado?

Preguntar a un ex ministro de Franco cuál es su visión personal del mismo, entraña una serie de cuestiones que tiene que plantearse uno mismo para poder contestar adecuadamente. La personalidad del que fue Jefe del Estado es sencilla y compleja a la vez. Sencilla porque, en un primer momento, no parece plantear problemas. Pero un trato más profundo hace ver que se trata de una persona cuya reserva y seriedad son notables. Calla y escucha más que habla; más dado a la conversación seria y dirigida a algo concreto que a la ligera y de pasatiempo; la respuesta es siempre clara; a veces, pocas, terminante; correcto siempre; su interlocutor, dentro de la discreción, puede plantear los temas que le atañan, y los ministros tienen libertad para exponer cuanto estimen oportuno en lo referente a su departamento y formular objeciones referentes a los demás, aun a sabiendas de que el apoyo a cada ministro en los asuntos de su incumbencia es criterio básico, aunque no absoluto, del Caudillo. Su energía en los momentos cruciales fue serena y firme.

Criado en un ambiente militar, en familia de marinos, y destinado naturalmente a una vida militar, da la sensación (y creo es la realidad) de que las Ordenanzas Militares son su norma de vida, incluso de su ideología: el amor a la Patria, la disciplina, el amor a su profesión; un valor serio, reflexivo, sin alardes; un afán de estudio de la doctrina y enseñanza militar, que le llevaron a Marruecos, donde desempeñó la labor de todos conocida. Por cierto, que me quedó muy grabado en mi adolescencia el calificativo de «joven caudillo» que un periódico —quizá ABC— dio a Franco en ocasión de su boda.

Se ha dicho que se creía cumplidor de una «misión providencial»; no sé si lo pensaba. Su meteórica carrera militar le dio un gran prestigio, corroborado por su éxito en la dirección de la Academia General Militar, prestigio muy superior al de todos sus compañeros, pese a su juventud, convirtiéndose en un jefe militar y civil indiscutible y... prácticamente indiscutido.

Fuente: Fundación Nacional Francisco Franco

KRAI DE KRASNODAR

 

Krasnodar es uno de los nueve krais de la Federación Rusa. Su capital es la homónima Krasnodar. Está ubicado en el distrito Sur limitando al norte con Rostov, al este con Stávropol, al sureste con Karacháyevo-Cherkesia y Georgia, al suroeste con el mar Negro y al oeste con el estrecho de Kerch que lo separa de Crimea, y el mar de Azov. Además incluye en su territorio a Adigueya.

Con 76.000 km², es el número 23 en la lista de territorios rusos ordenados por su tamaño. Este krai es el más poblado del Distrito Federal Sur y el tercero más poblado de la nación.

El krai de Krasnodar rodea la parte occidental de Ciscaucasia y parte de las laderas septentrionales del Gran Cáucaso. Sus fronteras, en el sentido del reloj desde el oeste, son la península de Crimea —de la cual está separada por el estrecho de Kerch y el mar de Azov— el óblast de Rostov, el krai de Stávropol y la república de Karacháyevo-Cherkesia y la República de Abjasia. El territorio de este krai, rodea la República de Adigueya. La frontera austral del krai de Krasnodar está formada por lo que queda de la costa del mar Negro de Rusia, con el puerto más importante (Novorossiysk) y el balneario (Sochi) en esta parte del país.

Geográficamente, el área está dividida en dos partes por el río Kubán. La parte norte, designada a menudo con el nombre Kubán, representa dos tercios del área del krai y está compuesta por llanuras correspondientes a la estepa póntica, y el tercio sur, el tercero en dirección al mar (históricamente conocido como Circasia) es la extremidad occidental del sistema montañoso del Cáucaso (el pico más alto es el Tsajvoa, 3345 m), dentro de la ecorregión del complejo forestal submediterráneo de Crimea. Los dos tercios septentrionales se ubican en la Estepa Póntica y comparte sus patrones climáticos continentales.

El mayor lago de la región es el lago Abráu, en la zona vinícola de Abráu-Diursó.

Lago Abráu

Los dos tercios norte del territorio poseen un clima continental con inviernos relativamente fríos (en 2006 se registraron hasta —33.7 grados en Krasnodar), y veranos calurosos. La orilla del mar Negro, al norte de Tuapsé, tiene un clima mediterráneo, y al sur, un clima subtropical húmedo.

El territorio del krai de Krasnodar encierra numerosos recursos naturales. Se concentran sobre todo en las zonas de montaña y sus piedemontes. Se han hallado yacimientos de petróleo, gas natural, marga, calcáreos, arena, grava, mineral de hierro, apatita y halita. El krai de Krasnodar fue la primera región de Rusia en explotar sus yacimientos de petróleo. La extracción comenzó en 1864.

Del mismo modo el krai encierra la más importante reserva de agua dulce subterránea de Europa, la cuenca de Kubán-Azov. Asimismo se encuentran reservas de aguas termales y minerales.

La madera constituye otro importante recurso para el krai. El bosque recubre una superficie de 18.000 km² y tiene una gran importancia ambiental. El roble y la haya ocupan respectivamente el 49% y el 19% de la superficie forestal.

Antes de la revolución de octubre de 1917 la mayor parte del territorio del krai de Krasnodar moderno era parte del óblast de Kubán, creado en 1860 en los terrenos dominados por la hueste de cosacos del Mar Negro, el sector occidental de la línea de defensa fortificada del Cáucaso. El óblast de Kubán era el territorio de la hueste de los cosacos del Kubán. En 1900 el óblast contaba con cerca de dos millones de habitantes. En 1913, el óblast de Kubán ocupaba la segunda posición en Rusia en cuanto a la producción de grano y la primera en cuanto a la producción de pan. Se fomentó asimismo la industria activamente en cuanto a la elaboración de productos agrícolas y la industria química, favorecidas por la construcción del ferrocarril. Tras varias reformas administrativas, el krai de Krasnodar fue establecido el 13 de septiembre de 1937.

Población: 5.125.221 (censo 2002); 5.113.148 (censo 1989). La población se concentra en la cuenca de drenaje del río Kubán, que tradicionalmente era tierra de los cosacos. Los cosacos de Kubán hoy en día son considerados como parte de una etnia rusa, aunque aún son una minoría importante en su derecho en esta área. Otros grupos étnicos notables son los armenios (la mayoría hamshenis cristianos) que se han establecido allí desde el siglo XVIII.

Destacan en la estructura del PIB del krai el transporte (16,2%, frente al 8.2% de toda Rusia) y la agricultura (16% contra 7,8% en Rusia). El peso específico de la industria en comparación con los porcentajes medios de la Federación es de la mitad (16% respecto al 33% en la Federación Rusa y el 23% en el Distrito Federal Sur).

La industria está centrada en la transformación de las producciones locales. El sector alimenticio ocupa el 42,8% del volumen general de la producción industrial; por detrás de él van la industria electro energética (13,4%), la producción de combustible (10,5 %), la ingeniería mecánica y la industria metalúrgica (9,4 %) y la industria de los materiales de construcción (7,9 %). Los sectores químico y de la madera representan un 3-4 % de la producción industrial.

El turismo es un sector crecientemente importante en el krai, tanto en la costa como en las zonas de montaña y estepa. Sochi, Gelendzhik y Anapa son centros turísticos a nivel nacional. A nivel regional son importantes en este sentido la región de Tuapsé, Yeisk y Goriachi Kliuch. Se pueden además destacar el raión de Abinsk, el raión de Apsheronsk, el raión de Yeisk, el raión de Mostovskói, el raión de Slaviansk, el raión de Temriuk y los alrededores de Novorosíisk.

Puesta de sol en el mar Negro, Gelendzhik

El krai de Krasnodar cuenta con cinco aeropuertos, operados por Basel Aero (Базэл Аэро). Los de Krasnodar, Sochi y Anapa son aeropuertos internacionales. Gelendzhik y Yeisk son para vuelos nacionales.

Por el krai de Krasnodar pasan la carretera federal M4 Moscú-Novorossisk (parte de la ruta europea E115), la autopista M29 Cáucaso (parte de la ruta europea E50), la autopista M25 Novorossisk-estrecho de Kerch (parte de la ruta europea E97), la autopista M27 Dzhubga-frontera con Abjasia (parte de la ruta europea E97) y las carreteras A146, A148 y P253. 

Los ferrocarriles de la región son propiedad de RZhD y están vinculados al ferrocarril del Cáucaso Norte. Las líneas que pasan por el krai se dirigen hacia el krai de Stávropol, Abjasia y Ucrania) (por Crimea, mediante un ferry para trenes).

Las ciudades portuarias en el mar de Azov son Yeisk y Temriuk. En el mar Negro se hallan Port Kavkaz, Tamán, Anapa, Novorossisk, Gelendzhik, Tuapsé y Sochi.

KRAI DE ALTÁI

 

El krai de Altái es uno de los nueve krais que, junto con otro sujetos federales conforman la Federación Rusa. Su capital y ciudad más poblada es Barnaúl. Está ubicado en el distrito Siberia, limitando al norte con Novosibirsk, al este con Kémerovo, al sureste con la república de Altái y al sur y oeste con Kazajistán. Tiene un área de 167.996 km².

En esta región nace el río Obi —el segundo río más largo del país tras el Yeniséi— por la confluencia de los ríos Biya y Katún, muy cerca de la ciudad de Bisk.

En el censo de 2010, los rusos aparecen como la mayoría con un 93,9%. Los alemanes de Siberia son los segundos —sobre el 2,1%. Otras poblaciones incluyen un 1,4%. Ucranianos, 0,3%. Kazajos, 0,3%. Tártaros, 0,3%. Armenios, 0,2%. bielorrusos. Completa el censo gente de otras nacionalidades. Hay más de 60 nacionalidades y distritos.

El río Obi nace en este krai y fluye en dirección principalmente noroeste hasta entrar en el óblast de Novosibirsk


DISTRITO AUTÓNOMO DE YAMALIA-NENETSIA

 

Yamalia-Nenetsia​ es uno de los cuatro distritos autónomos de la Federación Rusa. Su capital es Salejard y sus municipios más poblados, Noyabrsk y Novi Urengói. Está ubicado en el distrito Ural limitando al norte con el mar de Kara (océano Ártico), la bahía de Bajdaratskaya y el golfo del Obi, al este con Krasnoyarsk, al sur con Janti-Mansi y al oeste con Komi y Nenetsia.

Yamalia-Nenetsia ocupa 769.250 km² lo que la sitúa como la quinta entidad más extensa del país, tras Sajá, Krasnoyarsk, Jabárovsk e Irkutsk.

Este distrito autónomo se formó el 10 de diciembre de 1930 como parte del antiguo óblast de los Urales.

Mapa de Yamalia-Nenetsia

El área es rica en gas natural; la segunda compañía rusa más grande, Novatek, tiene su sede en Salejard.

DISTRITO AUTÓNOMO DE CHUKOTKA

 


Chukotka es uno de los cuatro distritos autónomos de la Federación Rusa. Su capital es Anádyr. Está ubicado en el extremo noreste del país, en el distrito Lejano Oriente, limitando al norte con el océano Ártico, al este con el mar de Bering, al sur con Kamchatka, al suroeste con Magadán y al oeste con Sajá.

La región se localiza en el extremo nordeste de Rusia, en la costa del mar de Bering. Chukotka tiene un área de 737.700 km² y una población de alrededor de 51.286 habitantes según el censo de 2015, su capital, principal localidad y centro administrativo es Anádyr. Antes era un distrito autónomo del óblast de Magadán, pero declaró su separación en 1991, decisión que fue confirmada por la Corte Constitucional Rusa de 1993.

El lago Elgygytgyn, un importante sitio de investigación científica sobre el cambio climático, está ubicado en Chukotka.​ Tradicionalmente el hogar de los nativos chukchis, esquimales, koriakos, chuvanos, even, yukaguiros, y los Antiguos Colonos Rusos, la región fue sometida a la colectivización y al asentamiento forzado durante la era soviética.

Chukotka tiene grandes reservas de petróleo, gas natural, carbón, oro y tungsteno, las cuales están siendo explotadas gradualmente; sin embargo, gran parte de su población vive del pastoreo de subsistencia de renos, de la caza y la pesca. La población urbana está empleada generalmente en minería, administración, construcción, arte y cultura, educación, medicina y otras profesiones.

El exgobernador de Chukotka, el empresario Román Abramóvich, mejor conocido en Occidente como el dueño del club inglés de fútbol Chelsea, ha gastado millones de dólares en la región para el desarrollo de la infraestructura regional y para proveer ayuda directa a los habitantes. Y ha sido reelegido recientemente como diputado por la región.

Chukotka casi no dispone de carreteras y las comunicaciones aéreas son el principal medio de transporte de pasajeros. La región tiene algunas carreteras locales en constante funcionamiento entre algunos asentamientos. En el invierno, con la congelación de los ríos, los cauces son utilizados como carreteras que conectan los asentamientos, creando en la región una red uniforme de transporte. En 2009 la sustitución del puente de emergencia a través del río Loren de la carretera local de Lavrentiya a la aldea de Lorino, se convirtió en el principal evento relacionado con el transporte en Chukotka.

A excepción de su capital, Anádyr, la exigua población local reside en poblados mayoritariamente pequeños diseminados por toda la enorme tundra, que en verano resplandece de vida animal y flora y en invierno queda sumida en una noche interminable, en la nieve, en los terribles vientos del Ártico y en la aurora boreal. Chukotka tiene costa con dos océanos, el Océano Glacial Ártico y el Océano Pacífico. El verano, que suele ser muy corto (de junio a agosto) tiene en promedio una temperatura que va desde los 3 °C hasta los 12 °C, aunque en ocasiones se pueden registrar picos históricos de 20 °C o más. El invierno, que es muy duro y abarca en promedio nueve meses (de finales de octubre a comienzos de mayo) registra temperaturas que oscilan entre los -25 °C y -50 °C.

REPÚBLICA DE LUGANSK

 

La República de Lugansk es una región al este de Ucrania. Antes de su integración en Rusia, el territorio estaba administrado por la República Popular de Lugansk, antiguo estado independiente con reconocimiento limitado que existió entre 2014 y 2022. Su capital es la ciudad de Lugansk.

La República de Lugansk está ubicada en la parte norte de Dombás. Limita al norte con el óblast de Bélgorod y el óblast de Vorónezh, al sur con la República de Donetsk, al este con el óblast de Rostov, y al oeste con el territorio de Ucrania.

REPÚBLICA DE DONETSK

 

La República de Donetsk es de facto una de las veinticuatro repúblicas de la Federación de Rusia. Antes de su integración en Rusia, el territorio estaba administrado por la República Popular de Donetsk, antiguo estado independiente con reconocimiento limitado que existió entre 2014 y 2022. Su capital es la ciudad de Donetsk.

La República de Donetsk está ubicada en la parte sur de Dombás. Limita al norte con la República de Lugansk, al sur con el Óblast de Zaporiyia, al este con el Óblast de Rostov, y al oeste con el territorio de Ucrania.

LA CONTROVERSIA DE LA OPOSICIÓN EUROASIÁTICA EN RUSIA HOY.

 

En los últimos tiempos, el delicado equilibrio perceptible en el campo de la oposición política e ideológica en Rusia ha comenzado a verse perturbado por una creciente polémica entre «etnocentristas» y «eurasiáticos», «rojos» y «blancos», etc.

Por un lado, esta polémica ha aclarado los principios doctrinales de estas diversas tendencias, movimientos y partidos que antes eran demasiado vagos y formulados inconscientemente. Es un aspecto positivo. Por otro lado, este proceso es el signo de la entrada de la oposición en un esquema elaborado por el sistema, es decir su «convencionalización», su domesticación y su «castración» en «juegos» de parlamentarios y partidarios estériles. Cabe señalar que este proceso de eliminación de la oposición no a través de la represión, sino a través de la domesticación, la corrupción progresiva y la «esterilización» ha sido brillantemente trabajado en el occidente globalista. En palabras de Jean Thiriart: «Hay dos formas de destruir una ideología revolucionaria (especialmente el comunismo): la burocracia y el parlamentarismo».

Es bastante significativo que en las sociedades globalistas desarrolladas no haya una oposición que realmente cuestione los principios mismos del sistema. La derecha y la izquierda son solo partes de un juego engañoso y deliberadamente fabricado. Por otro lado, nuestra oposición a nosotros en Rusia, que tomó forma después de agosto de 1991, es una oposición real que encarna el profundo rechazo de ciertos segmentos de la sociedad, no sólo a las acciones específicas del grupo en el poder, sino también a los principios mismos de la cosmovisión que triunfó en el país tras la derrota del golpe de Estado.

El surgimiento de tan amplias polémicas dentro de la oposición podría conducir a su fragmentación y posterior integración en nichos políticos especialmente preparados por el propio régimen. Por ello, es muy importante esclarecer aquí y ahora las diferencias de perspectiva que están surgiendo en el seno de la oposición y formular hipótesis sobre la lógica de su desarrollo potencial.

El inicio de la polémica: eurasianistas y etnocentristas
La principal línea de división que está surgiendo en la oposición opone a los «eurasianistas», los «estatistas» y los «nacional-comunistas» por un lado, y los «nacionalistas», los «paneslavistas» y los «monárquicos» por otro. El criterio principal y el motivo central de este debate es la cuestión de nuestro enfoque del estado y de la etnia. Es precisamente esta concepción la que divide a la oposición hoy, y no la cuestión de la actitud hacia el comunismo, la religión, el marxismo, etc.

En ambos lados hay una extrema derecha (compuesta por antimarxistas, ortodoxos, fascistas, etc.) y una extrema izquierda (compuesta por ex miembros del aparato del partido, comunistas, socialistas, etc.). Los euroasiáticos y los «estatistas» afirman la superioridad del estado sobre la etnicidad. Su nacionalismo es abiertamente imperial, supra étnico y geopolítico y, a menudo, se combina con el mesianismo tradicionalmente ruso, ortodoxo y estatal, específico del pueblo portador de Dios (theophorus). Para este sector, el desmembramiento de la Unión Soviética es un mal absoluto, y los autores de esta aberración deben ser claramente identificados como criminales nacionales con los que no es posible el diálogo, la conciliación o el compromiso constructivo. Se trata de una «oposición radical e irreconciliable», dotada de una fuerte determinación política para luchar contra el Sistema hasta el final. En esta lucha, los euroasiáticos están dispuestos a unir fuerzas con todas las fuerzas religiosas, nacionales y geopolíticas, tanto en Oriente como en Occidente, que puedan ayudar en la lucha contra la globalización y contribuir a la reconstrucción del mundo. En términos geopolíticos, los «estatistas» ven el globalismo y los Estados Unidos talasocráticos como el principal enemigo.

Los «nacionalistas eslavófilos», por su parte, afirman la primacía del factor étnico. Este nacionalismo se limita a la etnia de la Gran Rusia o la defensa de una unión paneslava. Este campo alberga dos polos: el polo «étnico minimalista», encarnado por los proyectos de la organización ROD con sede en Petersburgo, que propone establecer un estado mono étnico de la Gran Rusia, y el polo «étnico maximalista», que a veces incluso propone restaurar la Unión Soviética, pero solo en el contexto y durante la expansión militar y económica nacional de Rusia en las repúblicas separatistas (por ejemplo, con el pretexto de defender a la población rusa). Los nacionalistas eslavófilos no excluyen la posibilidad de diálogo y cooperación con el gobierno con la condición de limitar la influencia de los rusófobos abiertos y odiosos y los pueblos no rusos. En todo caso, para ellos, el principal enemigo son los demás pueblos, los judíos, etc. Para ellos, los factores geopolíticos son secundarios y tienen un valor puramente práctico.

Reproches mutuos
Los dos polos de oposición tienen una serie de reclamos fundamentales entre sí que son fácilmente distinguibles. Los euroasiáticos han hecho una serie de afirmaciones contra los etnocentristas. Acusan a este último: a) haber facilitado el colapso de la Unión Soviética al exigir la soberanía de Rusia y la creación de bases estatales dentro de la RSFSR (que solo les hizo el juego a los demócratas y los globalistas); b) provocar tensiones dentro de la población rusa en las repúblicas (ya que limitar la nación rusa a un marco étnico estrecho solo puede conducir a su alienación de los demás pueblos del imperio); c) privar al movimiento patriótico de la conciencia geopolítica de la estrategia estadounidense de conquista de Eurasia (que los estadounidenses aprovechan para extender sus manos a las regiones que los rusos dejan desprotegidas al decidir «centrarse en sus propios problemas»); d) haber reducido el nacionalismo «universal», «imperial» y «mesiánico» de los rusos al nivel de fronteras puramente étnicas (haciendo así que el nacionalismo ruso sea impotente, pasivo e incapaz de cumplir su misión como Estado); e) haber promovido un compromiso conformista en el diálogo con el gobierno ruso antinacional, globalista y pro estadounidense cada vez que hace gestos hipócritas hacia las tradiciones rusas (folclore nacional-religioso arcaico e inofensivo); f) haber idiotizado las tradiciones rusas defendiendo la restauración de los aspectos arcaicos y sombríos de la Rusia prerrevolucionaria y renunciando a los logros tecnológicos, estratégicos e industriales del período soviético; g) por haber defendido con demasiada frecuencia la propiedad privada (capitalismo nacional), que está en contradicción con las tradiciones sociales de Rusia; h) finalmente, por ser los principales artífices de la escisión en la oposición, por haber rechazado la alianza que constantemente les proponían los euroasiáticos, de acuerdo con la apertura y el pragmatismo de su ideología, que se fijaba como principales objetivos la reconquista del Estado y la restauración del Imperio.

En este contexto: ¿Quiénes son los bolcheviques? ¿Quiénes son los mencheviques?
Estas son las razones fundamentales de la creciente polémica dentro de la oposición, que difícilmente puede detenerse al nivel de líderes autoritarios que llaman a la concordia y la unidad y ofrecen advertencias y simpatías personales. En esta cuestión, sin embargo, estas contradicciones son de carácter fundamental y pueden compararse circunstancialmente con la disputa entre bolcheviques y mencheviques. Los euroasiáticos son los bolcheviques que se niegan a comprometerse con el corrupto gobierno globalista, se rebajan a la demagogia parlamentaria, buscan la conciliación con el sistema y no están dispuestos a optar por compromisos limitados y ambiguos. Los etnocentristas son los mencheviques que se contentan con llevar a cabo reformas incrementales a nivel nacional y abandonar la revolución nacional planetaria a cambio de pequeñas concesiones de los globalistas, que están dispuestos a presentar a los rusos un «ser nacional» folclórico en las reservas euroasiáticas.

Además, es extremadamente importante que el campo euroasiático se involucre en un proceso de creatividad ideológica que conduzca a la formación de nuevos conceptos, como el «futurismo eslavófilo» y la gran idea del «Imperio euroasiático», que, en futuro, será capaz no sólo de recuperar el poder geopolítico perdido de Rusia, sino también de convertirse en un centro de doctrina antiglobalista capaz de estimular el proceso planetario de liberación ideológica y geopolítica de la dominación bancaria estadounidense. Esta ideología es ofensiva, virulenta y de aplicación universal, tanto en Europa como en el tercer mundo.

Los «nacionalistas» se centran únicamente en la resistencia pasiva y defensiva. Miran hacia atrás con nostalgia apasionada y nostalgia sentimental por el pasado. Son fieles no tanto al espíritu y la esencia de la tradición rusa como a sus formas externas. Sin embargo, el modelo mono étnico de Rusia es, sin duda, una idea totalmente «modernista», ya que nunca ha existido nada parecido en Rusia en toda su historia.

Sin embargo, sería erróneo asociar a los «bolcheviques» de la oposición (los euroasiáticos) con el «modernismo» y a los «mencheviques» con el «arcaísmo». En realidad, ambos polos contienen elementos modernos y tradicionales, aunque combinados de diferente manera. Orientación imperial, apertura a grupos étnicos no rusos, elitismo y tradiciones económicas comunales contra constituyen los aspectos profundamente tradicionales del lado euroasiático. Sin embargo, los euroasiáticos son modernistas en términos de proyectos industriales, tecnológicos y militar-industriales y en el apoyo a la creación de sistemas informáticos y sistemas de comunicación globales modernos. Los «nacionalistas» puros son modernistas en su «mono etnicidad», en su aversión a las élites (que es evidencia de individualismo e igualitarismo) y en su simpatía por el capital nacional. Por otro lado, su rechazo a la industrialización y al desarrollo tecnológico es una característica puramente arcaica.

LA GUERRA DE LOS GASEODUCTOS

El sabotaje de los gaseoductos Nord Stream crea un peligroso precedente. ¿Ahora es lícito destruir infraestructuras civiles en tiempos de paz para lograr ventajas geoestratégicas?

Nos encontramos ante un ejemplo más de la decadencia del imperio de la ley internacional y de la deriva hacia un mundo sin reglas donde sólo impera la desnuda voluntad de poder.

Sorprendentemente, la consigna de los medios occidentales (especialmente los norteamericanos) ha sido «pelillos a la mar», enterrando la noticia del sabotaje con extraordinaria rapidez bajo un manto de silencio. ¿Qué está ocurriendo? Analizaremos brevemente el contexto antes de especular sobre su autoría.

EE.UU. es el mayor productor y consumidor de gas del mundo, consumiendo cerca del 90% de lo que produce. Rusia es el segundo mayor productor del mundo, pero sólo consume el 65% de su producción exportando el resto de forma eficiente y barata mediante gaseoductos.

Por el contrario, EE.UU., al estar rodeado de océanos, exporta su gas de modo menos eficiente, licuándolo, transportándolo en buques criogénicos y regasificándolo en destino.

Por su lado, aunque la UE es el tercer mayor consumidor de gas del mundo, apenas produce una pequeña fracción de sus necesidades de consumo. Así, la cercanía geográfica de una Europa deficitaria y una Rusia superavitaria ha conducido a una natural relación comercial basada en la robustez del interés mutuo y no en la fragilidad de las simpatías políticas.

Sin embargo, entre la Rusia productora y la Europa consumidora se encuentran Polonia y Ucrania, países hostiles a Rusia cuyos territorios deben atravesar los gaseoductos.

Para evitar esta debilidad, Rusia ha querido rodear a Polonia por el norte y a Ucrania por el sur con gaseoductos bajo el mar Báltico (Nord Stream 1 y 2) y el mar Negro, como puede verse en el siguiente mapa necesariamente simplificado:


Como ha manifestado repetidas veces, EE.UU. considera estos nuevos gaseoductos una amenaza a su estrategia de debilitamiento de Rusia y ha intentado evitar su compleción aunque ello perjudicara los intereses de sus «socios» europeos.

A la vez, Polonia ha construido con toda lógica un gaseoducto directo desde el mar del Norte y Dinamarca hasta su territorio evitando la dependencia de Rusia.

Una compleja operación de sabotaje
Éste es el contexto en el que se ha producido el sabotaje del gaseoducto. Toca ahora intentar responder a dos preguntas: ¿Quién pudo hacerlo y quién tenía interés en hacerlo?

Sabotear un gaseoducto submarino requiere de especiales capacidades técnicas y militares. Las tuberías de acero, de varios centímetros de espesor, están encastradas en una estructura de hormigón también de gran grosor y se encuentran, en el lugar de las explosiones, a unos 70 metros de profundidad, con los retos de presión, luz y temperatura que ello implica.

Las exigencias logísticas, que incluyen la utilización de cientos de kilos de explosivos, torpedos o drones submarinos, parecen excluir en principio a países lejanos que, limitaciones técnicas aparte, tendrían que solventar un difícil problema atravesando demasiadas fronteras, pero no a países bañados por el Báltico (las repúblicas bálticas, Rusia, Polonia, Alemania y los países nórdicos) ni tampoco a Reino Unido o EE.UU., con presencia a través de la OTAN.

¿Quién se beneficia?
Y ahora la pregunta más importante: ¿Cui prodest? ¿Quién se beneficia del sabotaje? Utilicemos el método de eliminación comenzando por el sospechoso por defecto: Rusia.

Que Rusia tiene medios es obvio, pero en principio, parecería absurdo acusar a este país de destruir su infraestructura más importante en décadas, en la que se han invertido 10.000 millones de dólares y que es esencial para reducir su dependencia de Estados hostiles que además son fronterizos.

Asimismo, los gaseoductos suponían la gran tentación de Alemania para dejar de someterse a los dictados de EE.UU. en la guerra de Ucrania, puesto que en cuestión de minutos sus problemas de suministro de gas podrían quedar resueltos.

De hecho, además de preguntarnos quién se beneficia deberíamos preguntarnos: ¿Por qué ahora? Y el motivo más obvio es que, ante la llegada del invierno, el gobierno alemán se había dado cuenta del carácter suicida de las sanciones dictadas por EE.UU. y la presión de la opinión pública alemana empezaba a crecer.

¿Podría ser el atentado una operación rusa de falsa bandera? No es probable.

Primero, en una operación de falsa bandera debe ser fácil identificar al chivo expiatorio al que se acusará del ataque, y en un sabotaje submarino es posible que nunca se obtengan pruebas fehacientes de su autoría.

Segundo, el análisis coste-beneficio del autor debe mostrar una enorme asimetría, esto es, el daño auto infligido debe ser escaso y el beneficio potencial, enorme. El sabotaje del Nord Stream ha causado un grave daño a Rusia a corto plazo y también a largo plazo, salvo que la parte dañada del gaseoducto puede ser reparada.

Asimismo, dado que la operación de falsa bandera se suele utilizar para manipular a la opinión pública, el autor debe controlar la maquinaria de propaganda y los medios de comunicación encargados de señalar al chivo expiatorio como culpable, y es evidente que Rusia tiene completamente perdida la guerra mediática en Occidente.

Finalmente, el hecho de que los medios occidentales (y muy en particular los norteamericanos) hayan enterrado la noticia bajo un sospechoso manto de silencio refuerza la teoría de que no han sido los rusos, y más bien alimenta la teoría contraria.

Alemania, la gran damnificada, es fácil de descartar, y de igual modo también parece descartable la autoría de las repúblicas bálticas –demasiado pequeñas en el tablero mundial– y de los países nórdicos, de tradición pacifista y que nada tienen que ganar.

La lista se acorta: ¿Ucrania, Polonia o EE.UU.?
El inmenso odio de Ucrania hacia Rusia la convierte en evidente sospechosa, y además sería a corto plazo la parte más perjudicada por un cambio de postura alemán. No obstante, cuesta creer que en medio de la guerra pudiera pergeñar una estrategia que probablemente les viene grande y solventar las dificultades logísticas de una compleja misión submarina tan lejos de su territorio.

Una cosa es matar con una bomba lapa a un civil ruso al otro lado de la frontera y otra sabotear una infraestructura submarina en el Báltico. Además, Ucrania celebra públicamente sus victorias y en esta ocasión no lo ha hecho.

¿Y Polonia? Geográficamente situada entre dos grandes imperios, ha sufrido sucesivas y humillantes conquistas. Durante la 2GM, el casi simultáneo ataque de la Alemania nazi y la comunista Unión Soviética devastó el país, que también fue abandonado por «los Aliados» dos veces: en septiembre de 1939, cuando Inglaterra y Francia se negaron a atacar Alemania, y en 1945, cuando EE.UU la sacrificó a Stalin en la Conferencia de Yalta.

Su cercanía geográfica al lugar de los hechos, su capacitación técnica proveniente de su pertenencia a la OTAN y la agresiva retórica de su gobierno contra Alemania –a la que exige en vísperas electorales reparaciones de guerra por la 2GM– y contra Rusia (con odios basados en sus traumas históricos), la convierten en sospechosa.

Polonia ha sido también el país europeo más belicoso respecto a la guerra en Ucrania, tanto que, aun simpatizando con la patria de mi admirado Juan Pablo II, resulta difícil comprender su imprudencia al querer arrastrar a toda la UE hacia una peligrosa escalada.

Asimismo, una vez completado el gaseoducto Dinamarca-Polonia, Polonia sería un beneficiario de la destrucción de Nord Stream que, como vimos al principio, le debilitaba.

No obstante, es difícil de creer que Polonia realizara un atentado de semejante importancia sin sentirse amparada por el más fuerte, y eso nos lleva al último sospechoso.

Naturalmente el último sospechoso es EE.UU., pero para analizar esta hipótesis con objetividad, es necesario liberarse de una imagen estereotipada. En efecto, para quienes vivimos la Guerra Fría, la figura de EE.UU. era la de un ángel de la guarda que nos protegía de la amenaza comunista soviética. Simpatizo con esta visión, pero dicha amenaza terminó hace 30 años.

Por esos imponderables del destino, la caída de la Unión Soviética, que tanto nos alegró a los amantes de la libertad, trajo consigo consecuencias no deseadas. Una de ellas fue que EE.UU. comenzó a abusar de su hegemonía ante la ausencia de un contrapoder, pues la patología del poder no sólo afecta a los individuos, sino también a los Estados.

Así, basándose en su autodenominada «excepcionalidad», se eximió a sí mismo de obedecer las reglas cuyo cumplimiento exigía a otros, debilitando el imperio de la ley internacional y socavando su autoridad moral. El Departamento de Estado, agente comercial del complejo militar-industrial, se convirtió en una belicista fábrica de conflictos, torpe y miope, para promover «los intereses» norteamericanos sin cortapisas morales ni legales.

Esto llevó a que su papel frente a Europa degenerara en una relación de dominio en la que los intereses europeos no contaban en absoluto. A ello contribuyó la UE, desde luego, con su empoderada pero anónima burocracia, que no responde ante los ciudadanos.

Por lo tanto, EE.UU, con sobrada capacitación técnica y que ha manifestado repetidas veces que considera el gaseoducto una amenaza para sus intereses, es sospechoso claro. Así lo piensa el ex ministro de Exteriores polaco, que se regodeó del sabotaje agradeciéndoselo a EE.UU. sin prudencia ni pudor («Thank you, USA») en un mensaje más tarde eliminado.

Pruebas circunstanciales
En la misma línea apuntarían pruebas circunstanciales. El presidente Biden llegó a afirmar en febrero que, en caso de que Rusia invadiera Ucrania, «no habría más Nord Stream 2», pues EE.UU. «pondría fin» al gaseoducto. Preguntado sobre cómo lo haría dado que el proyecto dependía de Alemania, respondió: «Se lo prometo. Seremos capaces de hacerlo».

La prueba más elocuente de la sumisión europea (y de la arrogancia norteamericana) es que estas declaraciones se produjeron en una rueda de prensa conjunta con el perplejo canciller alemán, el cual había esquivado dar una respuesta clara sobre el asunto.

Además de las ventajas estratégicas que supondría para EE.UU. el sabotaje del Nord Stream, existen ventajas económicas, omnipresentes en la política exterior norteamericana, pues está deseando vender a Europa su gas licuado (GNL), mucho más caro que el gas ruso.

En este sentido, el secretario de Estado norteamericano, tras congratularse de que su país se había convertido en el mayor proveedor de gas natural licuado a Europa, declaró que el sabotaje suponía «una tremenda oportunidad» para reducir la dependencia energética europea de Rusia –y sustituirla, añado yo, por la dependencia de EE.UU. Como decía el economista Jeffrey Sachs, «qué manera más extraña de referirse a un acto de piratería».

Asimismo, resulta inevitable tomar en consideración que en junio de este año la OTAN realizó su edición anual de maniobras navales y submarinas en el Báltico muy cerca de la zona de la explosión, incluyendo la utilización de drones submarinos.

Finalmente, reitero que la consigna de silencio impuesta en los medios occidentales (no así en los rusos) es un indicio más de que el responsable no es Rusia y, por tanto, sólo puede pertenecer al otro bando de este conflicto.

¿Quién lo hizo?
Resulta difícil aseverar la autoría del sabotaje apoyándose sólo en la lógica cuando se desconocen muchos datos y se parte de la base de que el culpable ha actuado racionalmente y no movido por un impulso de pánico, odio o soberbia.

Dicho eso, los indicios apuntan a que el principal sospechoso es EE.UU. (OTAN) o algún actor local apoyado o protegido por los americanos. Evidentemente esto es sólo una conjetura, pero una conjetura basada en la lógica.

Es probable que la investigación, realizada con secretismo por países de la órbita de la OTAN, no conduzca a ningún resultado concluyente o que éste nunca se haga público, pero la pregunta es otra: ¿Qué hará Alemania ante este casus belli si sospecha que el autor ha sido el «socio», el «amigo», el «aliado» americano, directa o indirectamente? ¿Reaccionará o callará sumisamente y mirará hacia otro lado? De modo shakesperiano, he aquí la cuestión, y en ella Europa se juega el ser o no ser.

Fuente: Fernando del Pino Calvo-Sotelo

Discurso de Vladímir Putin, durante la ceremonia de la firma de acuerdos sobre la incorporación a Rusia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk y las provincias de Jersón y Zaporozhie.

 


¡Estimados ciudadanos de Rusia, ciudadanos de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, habitantes de las provincias de Zaporiyia y Jersón, diputados de la Duma de Estado, senadores de la Federación de Rusia!

Saben que se han celebrado los referendos en la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk y las provincias de Zaporiyia y Jersón. Se han calculado los votos, hemos obtenido los resultados. La gente ha tomado su decisión, y su decisión es inequívoca.

Hoy firmamos los tratados de adhesión de la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk, la provincia de Zaporiyia y la provincia de Jersón a Rusia. Estoy seguro de que la Asamblea Federal apoyará las leyes constitucionales sobre la adhesión y la formación de cuatro regiones nuevas rusas, cuatro sujetos nuevos de la Federación de Rusia, porque es la voluntad de millones de personas.

Y eso es, por supuesto, su derecho, su derecho inalienable, estipulado en el primer artículo de la Carta de la ONU, que señala manifiestamente el principio de la igualdad y la libre determinación de los pueblos

Reitero: es un derecho inalienable de la gente, se basa en la unidad histórica, por la que muchas generaciones de nuestros antecesores ganaban luchas, los que, desde el principio de la Rus Antigua, llevaban siglos creando y defendiendo Rusia. Aquí, en Nueva Rusia, lucharon Rumiántsev, Suvórov y Ushakov; establecieron nuevas ciudades Catalina II y Potiomkin. Aquí lucharon hasta la muerte nuestros abuelos y bisabuelos en la 2GM.

Siempre recordaremos a los héroes de la «Primavera Rusa», los que en 2014 no aceptaron el golpe de Estado neonazi en Ucrania, todos los que murieron por el derecho a hablar el idioma materno, preservar su cultura, tradiciones, religión, el derecho a vivir. Son militares de Dombás, mártires de la «Jatyn de Odesa», víctimas de actos terroristas inhumanos organizados por el régimen kievita. Son voluntarios y milicianos, son los civiles, niños, mujeres, ancianos, rusos, ucranianos, personas de diversas nacionalidades. Es el verdadero líder popular de Donetsk, Alexander Zajárchenko, son los jefes militares Arseni Pávlov y Vladímir Zhoga, Olga Kachura y Alexéi Mozgovói, es el fiscal de la República Popular de Lugansk, Sergei Gorenko. Es el paracaidista Nurmagomed Gadzhimagomedov y todos nuestros soldados y oficiales que murieron valientemente en el curso de la operación militar especial. Son héroes. Son los héroes de gran Rusia. Y les pido rendir homenaje a su memoria con un minuto de silencio.

La decisión de millones de habitantes de la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk, las provincias de Zaporiyia y Jersón, surge de nuestro destino común y la historia de miles de años

Las personas llevan pasando este vínculo espiritual a sus hijos y nietos. A pesar de todos los desafíos, ellos han preservado en sí mismos el amor a Rusia. Y nadie podrá destruir ese sentimiento. Por ese motivo, tanto las generaciones mayores, como los jóvenes, que nacieron tras la tragedia de la desintegración de la Unión Soviética, votaron en favor de nuestra unidad, nuestro futuro común.

En 1991, en el Bosque de Białowieża, sin preguntar a los ciudadanos ordinarios, los representantes de las élites de los partidos de aquel entonces decidieron desintegrar la URSS, y, en un instante, la gente se encontró separada de su patria. Este hecho cortó por lo sano, descuartizó nuestra comunión nacional, resultó una catástrofe nacional. Como había en algún tiempo después de la Revolución, cuando las fronteras de las repúblicas amistosas fueron determinadas en las conversaciones de pasillo, de la misma manera, los últimos dirigentes de la Unión Soviética, en contra de la voluntad manifiesta de la mayoría de los votantes en el referendo de 1991, arruinaron nuestro gran país, simplemente presentándolo como un hecho consumado a sus pueblos. 

Supongo que no entendían por completo qué hacían y qué consecuencias inevitable y finalmente podrían provocar sus acciones. Pero eso ya no importa. Ya no existe la Unión Soviética, lo pasado, pasado está. Además, Rusia no lo necesita hoy, no aspiramos a eso. Pero no hay cosas más fuertes que la determinación de millones de personas, que a partir de su cultura, religión, costumbres, idioma, se consideran una parte de Rusia, cuyos antecesores han vivido en un solo Estado durante muchos siglos.

No hay cosas más fuertes que la determinación de estas personas de regresar a su patria genuina, histórica.

Durante ocho largos años, las personas de Dombás han sufrido un genocidio, bombardeos y asedios, y en Jersón y Zaporiyia había intentos de cultivar en ellas un odio hacia Rusia y todo lo ruso. Ahora, ya en el curso de los referendos, el régimen kievita amenazaba con represalias, matanzas de maestros, mujeres que trabajaban en comisiones electorales, intimidaba con represiones a millones de personas que vinieron a expresar su voluntad. Pero el pueblo no aplastado de Dombás, Zaporiyia y Jersón expresó su opinión.

Quisiera que me oigan los dirigentes de Kiev y sus dueños reales en Occidente, para que lo recuerden todas las personas: los que viven en Lugansk y Donetsk, Jersón y Zaporiyia, se convierten en nuestros ciudadanos para siempre. 

Exhortamos a que el régimen kievita cese el fuego inmediatamente, así como todas las hostilidades, y que regrese a la mesa de negociaciones. Estamos listos para eso, lo hemos mencionado muchas veces. Pero no vamos a discutir la decisión del pueblo de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, que ya ha sido tomada, Rusia no va a traicionarles. Y los dirigentes de Kiev actuales deben respetar esta libre expresión de la voluntad popular, no hay otra manera. Solamente así puede ser el camino hacia la paz.

Vamos a defender nuestra tierra con todas las fuerzas y recursos que tenemos, y vamos a hacer todo para garantizar la vida segura de nuestra gente. En esto consiste la gran misión de liberación de nuestro pueblo.

Sin duda, reconstruiremos las ciudades, pueblos, viviendas, escuelas, hospitales, teatros, museos destruidos, restauraremos y desarrollaremos empresas, plantas, infraestructura, sistemas de seguridad social y pensiones, salud y educación.

Por supuesto, nos dedicaremos a reforzar la seguridad. Juntos aseguraremos de que los ciudadanos de estas nuevas regiones sientan el respaldo de todo el pueblo ruso, todo el país, todas las repúblicas, territorios y provincias de nuestra enorme patria.


¡Estimados amigos, colegas!

Hoy quisiera dirigirme a los soldados y oficiales que participan en la operación militar especial, a los militares de Dombás y Novorrusia, a los que, tras el decreto de la movilización parcial, entran en las filas de las FF.AA., cumpliendo con su deber patriótico, a los que, siguiendo a su corazón, llegan por sí mismos a los comisariados militares. Quisiera dirigirme a sus padres, esposas, hijos, explicarles por qué está luchando nuestro pueblo, qué enemigo nos enfrenta, quién va complicando al mundo en nuevas guerras y crisis, obteniendo beneficios ensangrentados de esa tragedia.

Nuestros compatriotas, nuestros hermanos y hermanas en Ucrania –una parte propia de nuestro pueblo único– han visto con sus propios ojos lo que están preparando para toda la humanidad las elites dirigentes de tal llamado Occidente. Aquí, en esencia, simplemente se quitaron sus máscaras, mostrando su verdadera naturaleza.

Tras la desintegración de la Unión Soviética, Occidente decidió que el mundo y todos nosotros tendríamos que conformarnos siempre con su dictadura. Entonces, en 1991, Occidente contaba con que Rusia nunca se recuperaría de tales disturbios y luego se desmoronaría por sí misma. Y eso casi sucedió si recordamos los años 90, los terribles 90, llenos de hambre, frío y sin esperanza. Pero Rusia resistió, renació, se hizo fuerte y volvió a ocupar su merecida posición en el mundo.

Al mismo tiempo, Occidente pasó todo ese tiempo buscando, y aún sigue buscando, una nueva oportunidad de atacarnos, hacernos más débiles y por fin destruir a Rusia, con lo que siempre han soñado: romper nuestro Estado, hacer luchar a los pueblos de Rusia entre sí, y finalmente condenarlos a la pobreza y la muerte. Simplemente, les molesta que exista en el mundo un país tan grande y decisivo como Rusia: con su territorio, riquezas naturales, recursos, y un pueblo que no sabe y nunca sabrá seguir las instrucciones de otros.

Occidente está dispuesto a pisotearlo todo para preservar el sistema neocolonial que le deja ser un parásito y, en esencia, saquear al mundo, debido al poder del dólar y la dictadura tecnológica, cobrar los verdaderos tributos de la humanidad, aprovechar la fuente principal del bienestar no merecido, la renta de la hegemonía.

El mantenimiento de esta renta es su motivo clave, verdadero y absolutamente egoísta. Precisamente por eso la desoberanización total corresponde a su interés. De eso emana su agresión contra los Estados independientes, valores tradicionales y culturas autóctonas, intentos de socavar los procesos de integración internacionales que no puede controlar, nuevas monedas mundiales y centros del desarrollo tecnológico. Es críticamente importante para Occidente que todos los países rechacen su soberanía en favor de EE.UU.

Las clases gobernantes de algunos Estados convienen voluntariamente en hacerlo, convienen voluntariamente en convertirse en vasallos; otros se ven sobornados o intimidados. Y si fracasan – destruyen países por completo, dejando a su paso catástrofes humanitarias, flagelos, ruinas, millones de destinos humanos extorsionados y arruinados, enclaves terroristas, zonas de flagelos sociales, protectorados, colonias y semicolonias. Les da igual, solo quieren obtener su beneficio.

Quiero reiterar otra vez: es la codicia, la determinación de mantener su poder no limitado en ningún sentido, en las que consisten las razones verdaderas de la guerra híbrida que lucha Occidente colectivo contra Rusia. No nos desean la libertad, sino que quieren ver cómo nos hacemos una colonia. No quieren cooperación igual, pero sí un saqueo. Quieren que seamos no una sociedad libre, sino una multitud de esclavos sin almas.

Para ellos sirven de una amenaza explícita nuestro pensamiento y filosofía, por eso atentan contra nuestros filósofos. Nuestra cultura y arte son peligrosos para ellos, por eso tratan de prohibirlos. Nuestro desarrollo y prosperidad son amenazas para ellos también. Ellos no necesitan a Rusia, la necesitamos nosotros.

Quiero reiterar que, en el pasado, las reclamaciones por la dominación mundial hicieron frente a la valentía y resistencia de nuestro pueblo. Rusia siempre será Rusia. Ahora también defenderemos tanto nuestros valores como nuestra patria.

Occidente cuenta con la impunidad, que hasta ahora, ha conseguido siempre. Los acuerdos en el ámbito de la seguridad estratégica van a la basura; los acuerdos alcanzados al nivel político más alto se declaran cuentos chinos; las promesas firmes de no expandir la OTAN hacia el Este, resultaron un engaño; el Tratado sobre Misiles Antibalísticos y sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio fueron rescindidos unilateralmente con pretextos.

Oímos todo el tiempo en todos los lugares: Occidente defiende un orden basado en reglas. ¿De dónde han sacado estas reglas? ¿Quién las ha visto? ¿Quién las ha armonizado? Oigan, ¡es una verdadera tontería, puro engaño, un doble o triple rasero! Simplemente está diseñado para algunos imbéciles.

Rusia es una gran potencia de mil de años de antigüedad, un país-civilización, y no va a vivir siguiendo tales reglas amañadas y falsas.

Fue precisamente ese llamado Occidente quién pisoteó el principio de la inviolabilidad de las fronteras, y ahora decide por iniciativa propia quién tiene derecho a la libre determinación y quién no, quién no lo merece. Por qué decide eso, quién le ha otorgado el derecho a hacerlo, no está claro. Se le ha dado él mismo.

Por ese motivo les genera un gran rencor la decisión de la gente en Crimea, Sebastopol, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Occidente no tiene ningún derecho moral a evaluarla, ni atreverse a hablar sobre la libertad o la democracia. ¡No lo tiene y nunca lo ha tenido! 

La soberanía nacional y el derecho internacional no son las únicas ideas que rechazan las élites occidentales. Su hegemonía tiene un marcado carácter de totalitarismo, despotismo y apartheid. Dividen impúdicamente el mundo entre vasallos, en los llamados países civilizados y entre «salvajes» en todos los demás. Las falsas etiquetas de «país paria» y de «régimen autoritario» ya están en marcha. Estigmatizan a pueblos y estados enteros, y esto no es nada nuevo. No hay nada nuevo en ello: las élites occidentales siguen siendo lo que por tanto tiempo han sido: colonialistas. Discriminan, dividen a los pueblos en ciudadanos de primera clase, o de segunda, incluso de tercera.

Nunca hemos aceptado ni aceptaremos nunca ese nacionalismo excluyente y racista. ¿Y qué es la rusofobia que se propaga ahora en todo el mundo, sino racismo? ¿Qué, sino es el racismo, la convicción categórica de Occidente de que su civilización, su cultura neoliberal, es superior a la del resto del mundo? «El que no está con nosotros, está contra nosotros». Por lo menos suena ridículo.

Incluso el arrepentimiento por sus propios crímenes históricos, las élites occidentales lo intentan imponer a todos los demás, exigiendo tanto a sus ciudadanos como a otras naciones que se disculpen por lo que ellos no tienen nada que ver, por ejemplo, por el período de las conquistas coloniales.

Vale la pena recordar a Occidente que él comenzó su política colonial en la Edad Media, seguida del comercio mundial de esclavos, el genocidio de nativos americanos, el saqueo de la India, África, las guerras de Inglaterra y Francia contra China, que le obligaron a abrir sus puertos al comercio del opio. Lo que hacían era enganchar a pueblos enteros a las drogas, exterminar deliberadamente a grupos étnicos enteros por el bien de la tierra y los recursos, y dar una verdadera caza de personas como bestias. Esto va contra la propia naturaleza humana, contra la verdad, la libertad y la justicia.

Y nosotros... Estamos orgullosos de que en el siglo XX fuera nuestro país el que liderara el movimiento anticolonial, que abrió a muchos pueblos del mundo oportunidades de desarrollo, de reducir la pobreza y la desigualdad, de vencer el hambre y la enfermedad.

Me gustaría subrayar que una de las razones de la rusofobia multisecular y la ira inconfesable de estas élites occidentales hacia Rusia es precisamente porque no nos dejamos desplumar durante la conquista colonial y obligamos a los europeos a comerciar en beneficio mutuo. Lo conseguimos por haber creado una fuerte Rusia centralizada, que se desarrolló y fortaleció por los grandes valores morales de la ortodoxia, el islam, el judaísmo y el budismo, por la cultura y la palabra rusa accesibles a todos.

Es bien conocido que en repetidas ocasiones se hicieron planes para intervenir en Rusia. Trataron de utilizar tanto la Época de la Inestabilidad de principios del siglo XVII, como el período de desorden después de 1917. Han fracasado. Sin embargo, Occidente consiguió hacerse con parte de las riquezas de Rusia a finales del siglo XX, cuando el Estado fue destruido. Nos llamaban amigos y socios, pero en realidad nos trataban como a una colonia: y nos saquearon billones de dólares. Lo recordamos todo, no hemos olvidado nada.

Y hoy en día, la gente de Donetsk y Lugansk, de Jersón y Zaporiyia se pronunció para restaurar nuestra unidad histórica. ¡Gracias! 


Los países occidentales llevan siglos diciendo que llevan la libertad y la democracia a otras naciones. Todo es justo lo contrario: la democracia se convierte en represión y explotación; la libertad, en esclavitud y violencia. Todo el orden mundial unipolar es intrínsecamente antidemocrático y carente de libertad. Es mentiroso e hipócrita hasta la médula.

Estados Unidos es el único país del mundo que ha utilizado dos veces armas nucleares, destruyendo las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Por cierto, sentaron un precedente.

Permítanme recordarles que Estados Unidos, junto con los ingleses, convirtieron en ruinas a Dresde, Hamburgo, Colonia y muchas otras ciudades alemanas durante la 2GM sin ninguna necesidad militar. Y esto fue una maniobra demostrativa, sin ninguna necesidad militar, repito. El objetivo fue solo uno: al igual que en el caso de los bombardeos nucleares en Japón, intimidar a nuestro país y al mundo entero.

Estados Unidos dejó una huella terrible en la memoria de los pueblos de Corea y Vietnam con sus bárbaros bombardeos de saturación, uso de napalm y armas químicas.

De hecho, siguen ocupando Alemania, Japón, la República de Corea y otros países, mientras los llaman cínicamente aliados. Me pregunto qué tipo de alianza es esta. El mundo entero sabe que los líderes de estos países están siendo espiados y que sus principales funcionarios están siendo intervenidos no solo en sus oficinas, sino también en sus hogares. Es una verdadera vergüenza. Es una vergüenza tanto para los que lo hacen como para los que, como esclavos, se quedan de brazos cruzados frente a esta insolencia. 

Califican las órdenes y gritos groseros e insultantes a sus vasallos de la solidaridad euroatlántica, el desarrollo de armas biológicas y los experimentos con seres humanos vivos, incluso en Ucrania, de una investigación médica noble.

El aumento colosal de los flujos migratorios es el resultado de sus políticas destructivas, guerras y saqueos. Millones de personas sufren privaciones, acosos, miles mueren tratando de llegar a la misma Europa.

Ahora están exportando el pan de Ucrania. ¿Adónde va con el pretexto de «garantizar la seguridad alimentaria de los países más pobres del mundo»? ¿Adónde? Todo va a los mismos países europeos. Solo el 5% fue exportado a los países más pobres del mundo. Es una trampa más y un engaño directo.

La élite estadounidense está, básicamente, utilizando la tragedia de estas personas para debilitar a sus rivales y destruir los Estados-nación. Tal es el caso de Europa, de la identidad de Francia, Italia, España y otros países con una historia centenaria.

Washington exige nuevas sanciones contra Rusia, y la mayoría de los políticos europeos lo aceptan obedientemente. Comprenden claramente que, al forzar la UE para renunciar por completo a la energía y otros recursos rusos, EEUU está prácticamente desindustrializando a Europa y apoderándose totalmente del mercado europeo; por supuesto, las élites europeas lo entienden todo, pero prefieren servir a los intereses de otros. Esto ya no es servilismo, sino una traición directa a sus pueblos. Pero bueno, esto es asunto suyo.

Pero para los anglosajones, las sanciones ya no son suficientes, han pasado al sabotaje; es increíble, pero de hecho, al volar los gasoductos internacionales Nord Stream, que pasan por el fondo del mar Báltico, en realidad empezaron a destruir la infraestructura energética paneuropea. Es obvio para todos quién se beneficia. Está claro que lo hizo el que se beneficia.

El dictado de EE.UU. se basa en la fuerza bruta, en la ley del más fuerte. Puede ser envuelto de manera hermosa, a veces no lleva ningún envoltorio, pero la esencia es la misma: es la ley del puño. Esto es la causa del despliegue y mantenimiento de cientos de bases militares en todos los rincones del mundo, de la expansión de la OTAN y los intentos de forjar nuevas alianzas militares como AUKUS y otras parecidas. Están trabajando activamente en crear un vínculo político y militar entre Washington, Seúl y Tokio. A todos los Estados que poseen o aspiran a poseer una verdadera soberanía estratégica y son capaces de desafiar la hegemonía occidental, automáticamente los califican como enemigos.

Estos principios son la base de las doctrinas militares de EE.UU. y la OTAN, que requieren, ni más ni menos, la supremacía total. Las élites occidentales presentan sus planes neocoloniales de la misma manera hipócrita, incluso pretendiendo ser pacíficos, hablando de algún tipo de contención, y esa palabra tan astuta está pasando de una estrategia a otra, pero de hecho solo significa una cosa, socavar cualquier centro soberano de desarrollo.

Ya hemos oído hablar de la contención de Rusia, China e Irán. Creo que otros países de Asia, América Latina, África, Oriente Medio, así como los socios y aliados actuales de EE.UU., son los siguientes. Sabemos que cuando algo no les gusta, también imponen sanciones contra sus propios aliados, ya sea contra un banco o contra otro, ya sea contra una empresa o contra otra. Todo el mundo está en su punto de mira, incluidos nuestros vecinos más cercanos, los países de la CEI.

Al mismo tiempo, es evidente que Occidente lleva mucho tiempo haciéndose ilusiones. Por ejemplo, al empezar una guerra relámpago de sanciones contra Rusia, pensaron que podrían volver a hacer que el mundo entero estuviera a sus pies. Sin embargo, resulta que una perspectiva tan prometedora no es del gusto de todos, excepto de los completos masoquistas políticos y/o a los aficionados a otras formas no tradicionales de relaciones internacionales. La mayoría de los Estados se niegan a obedecer dócilmente y eligen el camino sensato de la cooperación con Rusia.

Está claro que Occidente no esperaba tal desobediencia de parte de ellos. Simplemente, se han acostumbrado a actuar según un patrón, tomando todo descaradamente, usando el chantaje, el soborno y la intimidación, y se convencen de que estos métodos funcionarán siempre, como si estuvieran anquilosados y estancados en el pasado.

Este aplomo es consecuencia directa no solo de la susodicha idea de la exclusividad, aunque eso también deja atónitos, sino de la verdadera «hambre informativa» que se deja sentir en Occidente. La verdad fue ahogada en un océano de cuentos chinos, inventos y noticias falsas. Se recurre a una propaganda al máximo agresiva, se miente sin parar, muy al estilo de Goebbels. Cuanto más inverosímil es una mentira, con más facilidad será creída.

Sin embargo, a la gente no se la puede alimentar con dólares y euros recién imprimidos. De la misma manera que no se puede calentar sus viviendas con la capitalización virtual, ficticia, de las redes sociales occidentales. Todo lo que estoy mencionando es importante. Y no menos importante es lo que acabo de decir, con este dinero de papel no se alimentará a nadie, hacen falta los alimentos. Las capitalizaciones forzadas tampoco sirven para calentar, hacen falta los hidrocarburos.

Es por ello, porque políticos europeos se ven obligados a convencer a sus ciudadanos a que coman menos, se laven con menos frecuencia y se abriguen más, estando en casa. Y a quienes empiezan a hacerse la justificada pregunta de «¿Y por qué ocurre eso?», se les tilda de enemigos, extremistas, representantes de las fuerzas radicales. Toda la culpa le es achacada a Rusia que supuestamente es el origen de todos los males. Otra vez están mintiendo.

Me gustaría subrayar especialmente lo siguiente: hay motivos para suponer que las élites occidentales no están dispuestas a buscar salidas constructivas a la crisis mundial alimenticia y energética que surgió por su culpa, precisamente por su culpa. Es resultado de largos años de su política aplicada mucho antes de nuestra operación militar especial en Ucrania, en Dombás. No se muestran dispuestas a dar solución a los problemas de la injusticia y la desigualdad. Tememos que puedan recurrir a otros métodos, más habituales para ellos.

Merece la pena recordar que las controversias de principios del siglo XX fueron solucionadas por los países occidentales por medio de la 1GM. Los beneficios obtenidos con la 2GM le permitieron a EEUU acabar de superar las consecuencias de la Gran Depresión y convertirse en la economía más grande del mundo, imponerle al planeta el poder del dólar como moneda de reserva a nivel global. La crisis que se avecinaba en los años 80 del siglo pasado, fue superada por Occidente gracias a que se adueñó del patrimonio y los recursos de la URSS que primero se fue desintegrando y luego dejó de existir. Es un hecho.

En estos momentos, para salir de un nuevo bucle de controversias y fracasos propios, necesitan quebrantar, cueste lo que cueste, a Rusia y a otros Estados que eligen el camino de la soberanía y el desarrollo. Eso les permitirá apropiarse aún más de las riquezas de otros y con ello tapar sus propias miserias, como han hecho siempre. Si eso no llega a ocurrir, no descartaría que intenten hacer que colapse todo el sistema o recurran, Dios no lo quiera, a la famosa fórmula: «después de la guerra ya nadie se acordará de nada».

Rusia entiende su responsabilidad ante la comunidad internacional y hará todo lo posible para enfriarles los ánimos.
 
Es evidente que el actual modelo neocolonial está condenado. Insisto, sin embargo, en que sus promotores se seguirán aferrando a él hasta el final. Simplemente no tienen nada que ofrecerle al mundo, si no es el mantenimiento del sistema de saqueo y extorsiones. De hecho, están pasando por alto el derecho natural de miles de millones de personas, de la mayor parte de la Humanidad. Es el derecho a la libertad y la justicia, el derecho a elegir libremente su futuro. Ahora han pasado incluso a negar en rotundo los valores éticos, religiosos, familiares.

¿Por qué no respondemos a unas preguntas muy sencillas? Me gustaría ahora volver a lo que he dicho ya y dirigirme a los ciudadanos de nuestro país, no solo a los presentes en esta sala, sino a todos los ciudadanos de Rusia. ¿Acaso queremos que aquí, en nuestro país, en Rusia, en vez de una madre y un padre, existan «padre número 1», «número 2», «número 3»? Es que parece que se han vuelto locos. ¿Acaso queremos que en los colegios, desde la primaria, se impongan perversiones que conducen a la degradación y la extinción? ¿Queremos que se les meta en la mente a los niños que, además de hombres y mujeres, existen otros géneros y se les ofrezca hacer una operación, para cambiar de género? Para nosotros es algo inadmisible, tenemos nuestro propio futuro.

Me gustaría insistir en que la dictadura de las élites occidentales está dirigida contra todas las sociedades, incluidas las propias. Es un reto a todos, esta negación absoluta del hombre, el pisoteo de la religión y de los valores tradicionales, la supresión de la libertad está adquiriendo rasgos «de una religión al revés», de un evidente satanismo. Ya lo dijo Jesucristo en el Sermón de la Montaña: «Por sus frutos los conoceréis». Se refería a los pseudoprofetas. Y estos venenosos frutos ya se dejan notar no solo en nuestro país, sino en todos los países. Lo nota también mucha gente en los propios países occidentales.

El mundo ha entrado en una etapa de transformaciones revolucionarias que tienen carácter fundamental. Se están formando nuevos centros de desarrollo que representan a la mayor parte de la comunidad europea. Están dispuestos no solo anunciar sus intereses, sino a defenderlos. Perciben el mundo multipolar como una posibilidad de reforzar su soberanía y, por lo tanto, de adquirir verdadera libertad, perspectiva histórica; el derecho a un desarrollo independiente, creativo, auténtico, armonioso.

En todo el mundo, también en Europa y en EEUU, como ya he dicho, contamos con mucha gente que nos apoya, es un apoyo que sentimos. En los más diversos países y sociedades ya está en marcha un movimiento de carácter libertador, anticolonial, dirigido contra la hegemonía unipolar. Su intensidad irá en aumento. Y será esta la fuerza que determinará la futura realidad geopolítica.


¡Estimados amigos!

Hoy estamos luchando por un camino justo y libre, en primer lugar, para nosotros mismos, para Rusia. Estamos luchando para que la dictadura y el despotismo se queden para siempre en el pasado. Estoy convencido de que los países y los pueblos entienden que la política basada en la exclusividad de quien sea, la política orientada a suprimir otras culturas y pueblos es de naturaleza criminal y que hemos de pasar esta vergonzosa página. El quebrantamiento en marcha de la hegemonía occidental es irreversible. Insisto en que ya no se vivirá como antes.

El campo de batalla, al cual nos condujo el destino y la Historia, es el campo, donde luchamos por nuestro pueblo, por una gran Rusia histórica. Por una gran Rusia histórica, por las futuras generaciones, por nuestros hijos, nietos y bisnietos. Hemos de defenderles de la esclavitud, de los monstruosos experimentos dirigidos a mutilar su conciencia y su alma.

Hoy luchamos, para que a nadie nunca se le ocurra que se puede tachar a Rusia, a nuestro pueblo, nuestra lengua, nuestra cultura, a tachar todo esto de la Historia. Hoy necesitamos consolidar a toda la sociedad y la base de esta unión solo puede ser la soberanía, la libertad, la actitud constructiva, la justicia. Nuestros valores son el amor por el prójimo, la misericordia y la compasión.

Me gustaría concluir mi discurso con las palabras del verdadero patriota Iván Ilyin: «Si considero que mi Patria es Rusia, quiere decir que amo, contemplo y pienso a la rusa, canto y hablo a la rusa, confío en las fuerzas espirituales de mi pueblo. Su espíritu es mi espíritu, su destino, mi destino, sus sufrimientos, mi pesar, su florecimiento, mi alegría».

Estas palabras entrañan una gran elección espiritual que hicieron durante más de 1.000 años de la existencia del Estado ruso muchas generaciones de nuestros antepasados.

Hoy esta elección la hacemos nosotros, la han hecho los ciudadanos de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, los habitantes de las provincias de Zaporiyia y Jersón. Han elegido estar con su pueblo, con su Patria, de tener con ella un futuro común, de vencer junto con ella. ¡La verdad es nuestra, Rusia es nuestra!