TODOS CONTRA VOX: LA CASTA SE DEFIENDE

Nunca en los cuarenta años de régimen un partido político había sido víctima de una campaña tan feroz y torticera como la que está sufriendo VOX. Desde que irrumpiera con fuerza en el escenario político, un día sí, y otro también, se suceden las agresiones verbales, e incluso físicas, contra dirigentes y afiliados de la formación verde. Estas agresiones, no solo quedan en la absoluta impunidad, sino que son jaleadas, cuando no motivadas, por los dirigentes políticos.

A nadie sorprende que la podemita andaluza María Teresa Rodríguez-Rubio Vázquez, en un ejercicio de repugnante equidistancia, trate de igualar a los pistoleros de ETA con sus víctimas, en este caso, con Santiago Abascal. Las simpatías de Podemos por los proetarras son sobradamente conocidas, así que no merecen mayor atención. Hablamos de los mismos perros con parecido collar.

Que el portavoz socialista, Ábalos, se atreva a despojar a los miembros de VOX de su dignidad de personas no solo le retrata, sino que habla con precisión de su tolerancia y talante democráticos. Aunque no debiera extrañarnos. Al fin y al cabo, ¿quién es Ábalos?, ¿no es acaso el portavoz de un gobierno ilegítimo presidido por un mentiroso?, ¿el ministro de un partido que se sostiene en el poder merced al apoyo de los proterroristas de Bildu (y PNV), los golpistas catalanes, y los comunistas de Podemos? Esta es la ralea liberticida con la que el gobierno, que dice serlo de España, comparte relaciones; los tributarios, al parecer, de su máximo respeto. Lejos de ofender, su desprecio ha de honrar a quien lo recibe.

José Luis Ábalos, el típico socialista: miserable, ávido, grosero y arrogante

Y sin embargo, los ataques no se circunscriben únicamente a la izquierda. Para sorpresa de extraños, e incluso, de propios, es Rivera, el líder de C's quien, con mayor encono, arremete contra VOX con toda la artillería pesada de la que es capaz. Él, que se precia de ser liberal, que hace continua jactancia de su fervor democrático, lidera la nada liberal y menos democrática, pretensión de excluir a VOX de la escena política. Lo llaman cordón sanitario, pero todos sabemos lo que esto significa; es el manido eufemismo del que se sirven los totalitarios para endulzar su mordaza a la libertad de expresión. ¿Quién lo iba a decir? La formación que hace unos meses parecía erigirse en adalid contra los separatistas, hoy no tiene reparos en pactar con ellos con la única pretensión de exterminar civilmente a VOX.

Incluso en el Partido Popular no faltan quienes como José María Cano, candidato a la Diputación Foral de Guipúzcoa asemejan el pactar con VOX a hacerlo con Bildu. Causa escalofríos imaginar qué pensarían  Gregorio Ordóñez y Miguel Ángel Blanco, que pagaron con su vida el precio de la libertad, si levantaran la cabeza. Es evidente que los Ternera de turno, que tanta sangre inocente han vertido con sus pistolas, se regocijarán al ver la sumisión en la que se hallan los dirigentes del partido que otrora les plantase cara de forma heroica. Nadie duda que en el PP la gran mayoría discrepa de Cano, pero siendo así, ¿por qué sigue en su puesto?

Sea como fuere, lo cierto es que, a izquierdas y a derechas, todos arremeten contra el partido de Santiago Abascal, también aquellos que en el futuro muy bien pudieran precisar de su respaldo. La pregunta es, ¿qué ha hecho VOX para merecer tal castigo?

La respuesta es sencilla: se limita a cumplir con su deber. Se sabe herramienta al servicio de España y defiende los intereses de quienes han de volver a ser sus únicos soberanos, los españoles. Solo eso. Lo cual no deja de ser novedoso. Hasta ahora, había una clase política que obraba de acuerdo con unos intereses muy concretos: los suyos. Ciertamente, éstos no guardaban relación con los intereses de sus representados, pero tampoco les importaba demasiado.

Durante cuarenta años esta clase política ha vivido por encima de todo y de todos. Lejos de entender que su deber consistía en servir a los españoles, los partidos políticos creyeron preferible vivir a su costa. Para conseguirlo, colonizaron el Estado. No solo legislaron a la medida de sus intereses de clase, inventando nuevos privilegios; a modo de botín se repartieron sus órganos estatales. En lugar de respetar la separación de poderes, los sometieron bajo su tutela. Gracias a esta labor de ingeniería política, el poder y la presencia de la casta es omnímodo.

Si la llegada de nuevos partidos pudo alumbrar esperanzas de regeneración, éstas pronto se vieron desmentidas por los hechos. Los nuevos actores prometieron mucho, pero no cumplieron. Antes al contrario, se erigieron en aventajados aprendices de las viejas maneras. De la vieja política. De las malas artes. Hoy como ayer, corrupción, nepotismo, endogamia, mediocridad y privilegios continúan configurando, tanto a quienes dirigen la nación, como a quienes les secundan.

Por todo ello, cuando los viejos y los nuevos partidos arremeten sin piedad contra VOX saben lo que hacen y por qué lo hacen. Protegen sus privilegios, su poder. Saben que Vox constituye una gran amenaza. La libertad siempre fue nociva para los poderosos. También los españoles lo saben. De ahí que cada vez sean más quienes, tras años de abandono por una clase política que los desprecia, ven en VOX  una razón para la esperanza. ¿Quién podría culparles por ello?

Fuente: https://eldebate.es/politica-de-estado/todos-contra-vox-la-casta-se-defiende-20190130

¿QUIÉN ES EL ARQUITECTO DE EUROPA?

¿El verdadero y desconocido padre de la actual Europa?

Nuevamente corremos el riesgo de que este texto sea tomado como uno más del universo editorial conspiranoico, pero asumimos el riesgo. El papel de la masonería en la construcción de la actual Europa ha sido discreto pero profundo. Pongamos varios ejemplos de la acción de la masonería como grupo de presión dentro de Unión Europea. El 26 de junio de 2009 tuvo lugar un «desayuno de trabajo» entre los presidentes de la Comisión y el Parlamento de la Unión Europea y altos representantes de la masonería continental. La agenda del día era cómo promover el laicismo en Europa.

Por parte de las instituciones europeas, asistieron los presidentes Durão Barroso y Pöttering, ambos del Partido Popular europeo, además de los comisarios de Educación y de Desarrollo, Jan Figl y Louis Michel. Por parte masónica, un representante del Gran Oriente de Francia, Pierre Lambicchi, y Patrice Billaud. Acudieron además representantes de la Gran Logia Femenina de Francia, de la Federación Francesa de Derecho Humano, del Gran Oriente de Bélgica, de la Gran Logia Femenina de Bélgica, del Gran Oriente Lusitano, de la Gran Logia de Italia, de la Gran Logia Simbólica de España, de la Federación Española de Derecho Humano y de la Orden Masónica Internacional Delphi, de Grecia.

Toda esta puesta en escena tenía como motivo desplazar la influencia de grupos religiosos y de otro cariz sobre la clase política europea. Un año antes, en una entrevista concedida a Radio Netherlands Worldwide, Lambicchi afirmaba: «El Gran Oriente se ha inscrito recientemente en el Buró de comunidades de pensamiento a nivel de la Comisión Europea. Hasta ahora, había ahí solamente lobbies religiosos o sectarios. Ahora está presente la opinión de la Masonería adogmática (…) Luchamos para que nuestra palabra sea tomada en cuenta por la Comisión Europea. Van a unirse a nosotros otras obediencias masónicas adogmáticas. Hay que redefinir la laicidad, el espacio de paz, y defenderlo».

Oficina central de RNW

Y en marzo de 2009, ante los miembros del Parlamento Europeo en Bruselas dictó un discurso titulado: «¿Y si todos los laicos de Europa se entendieran». En él marcaba la agenda que debía seguir la Unión Europea: defensa de un laicismo humanista no religioso, lucha contra la discriminación por orientación sexual, promoción y financiación de la ideología de género (esto es, imposición) y la «cuestión del Islam en las sociedades europeas» (quiere decirse, defensa del Islam en Europa como contrapeso al cristianismo).

Como cualquier otro lobby, en 2008, la masonería abría una oficina en Bruselas, dirigida por el francés Jean-Michel Quillardet, ex-gran maestre del Gran Oriente de Francia. Un año antes se había creado en Estrasburgo «La Reunión Masónica Internacional». Tenían una hoja de ruta y la han ido cumpliendo al dedillo. En una entrevista en Le Soir, el responsable del lobby masón en las instituciones europeas, Jean-Michel Quillardet afirmaba: «En 2008, por primera vez, logramos una cita con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. Allí estaba el Gran Oriente de Francia, la Gran Logia femenina de Francia, El Derecho Humano y el Gran Oriente de Portugal. Le explicamos que, además de sus raíces cristianas, Europa debe mucho a la filosofía griega y romana, al humanismo del Renacimiento y a la Ilustración. También contamos con la representación de las asociaciones masónicas y de defensa de la laicidad en la BEPA (la oficina que asesora al presidente de la Comisión). Cuando se organizó el Encuentro internacional masónico en Atenas en 2008, Barroso escribió un mensaje para indicar la importancia que concede a la contribución de la masonería para la historia y la construcción de Europa. Para nosotros fue un reconocimiento intelectual. Sin embargo, la dificultad de introducir el mensaje secular es importante, las iglesias están todavía muy presentes. Es una gran batalla aún por librarse».
La laicización plena de Europa ha de ser el culmen de un proyecto pensado ya desde hace mucho tiempo. Pero… ¿quién era el padre de estas ideas? Sobre muchos de ellos no sabemos nada, aunque podemos mostrar algunas pistas. El ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker (ex-gobernador del FMI y que fuera presidente del Eurogrupo u organismo «informal» integrado por los ministros de Finanzas de la denominada zona euro) consideraba que el «padre fundador» de la UE era el masón austriaco Richard Coudenhove, conde Kalergi (1894-1972), y no los estadistas democristianos como De Gasperi o Adenauer. Kalergi fundó el Movimiento Europeo, cuyos principios describió en su obra Pan-Europa (Raíces de Europa) (1923), en tres volúmenes. Grandes personalidades como Einstein, Thomas Mann, Freud, Rilke, Madariaga y Ortega y Gasset se sumaron entusiasmados a sus ideas. El ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker (ex-gobernador del FMI y que fuera presidente del Eurogrupo u organismo «informal» integrado por los ministros de Finanzas de la denominada zona euro) consideraba que el «padre fundador» de la UE era el masón austriaco Richard Coudenhove.

El conde Kalergi, aunque desconocido para la mayoría del público, no deja de ser todo un personaje interesante. En Estados Unidos, donde había huido para resguardarse de la 2GM, publicó su obra Cruzada por Paneuropa. De regreso a Francia, fundó la Unión Parlamentaria Europea. Defendió la idea de que la creación de un mercado amplio, con una moneda estable, era el vehículo para que Europa recobrara su importancia mundial. En 1950, este masón fue la primera persona que recibió el premio Carlomagno, otorgado por la ciudad alemana de Aquisgrán a la persona que contribuye a la idea de una Europa unida y en paz. Sin embargo, al recibir la condecoración, nadie sacó a relucir sus ideas sobre el diseño de Europa que realizó en el periodo de entreguerras (casi una profecía de lo que hoy vivimos): promovía una propuesta de emigración masiva, forzosa y permanente sobre Europa, que sería justificada por control de natalidad que debía ejercer el poder. El conde masón y racista pensaba que «los mestizos serán faltos de carácter pero más fáciles de dirigir».

Bandera del «Movimiento Paneuropa»

Otro de los poderes fácticos en Europa, del que ya hemos hablado y hemos vinculado con la familia de Don Juan de Borbón, fue Bernhard von Lippe Biesterfeld, más conocido como el príncipe Bernardo de Holanda (1913-2004). Estuvo afiliado al NSDAP, el partido de Hitler, hasta su matrimonio con la princesa y luego reina Juliana de Holanda (1909-2004), la heredera de la Casa de Orange. El príncipe Bernardo se interesó por los nazis cuando cursaba su último año en la Universidad de Berlín y fue reclutado por un miembro de los servicios de inteligencia nazis; aunque trabajó primero, abiertamente, en las unidades motorizadas de las Schutzstaffel (las temidas SS) y más tarde dirigió fábricas con trabajadores forzosos y otras denigrantes labores. Su pasado nacionalsocialista es fácil de indagar y ha corrido mucha tinta impresa sobre ello. «Incomprensiblemente» nunca pasó por los juicios de Núremberg.

Alguien encubrió un pasado político tan tormentoso. No es de extrañar, pues se convirtió en el impulsor del masónico Club Bilderberg y diversas asociaciones ecologistas que en el fondo escondían sus propósitos eugenistas que ya había mamado del nazismo. En 1961, se crea el WWF (World Wildife Fund), reconocible por su famoso logotipo con el panda y, en nombre de la ecología, inicia políticas no para salvar desguarnecidos pandas sino para esterilizar a media humanidad (especialmente la tercermundista). Bernardo de Holanda consiguió una red «ecológica», ligada al Club Bilderberg que él había promovido y al mismo tiempo fundaba, con su primo Felipe, el «Club 1.001». Era una asociación que contaba con mil un personajes de la nobleza y magnates de todo el mundo, entre los que se encontraban aristócratas ecologistas, mafiosos neoyorkinos, traficantes de armas y magnates de todo tipo.

El programa del príncipe Bernardo respecto a Europa queda plasmado en su aserto de que «es difícil educar a las personas que han crecido en el nacionalismo y pedirles que renuncien a parte de su soberanía a favor de un cuerpo supranacional». El embrión de ese cuerpo supranacional (eufemismo de Gobierno mundial) era la futura Unión Europea. Este hecho lo manifestó, abiertamente, George Crew McGhee, un destacado miembro del Bildelberg, ex-embajador de Estados Unidos en Turquía y Alemania, y presidente de la gigantesca multinacional petrolífera Mobil Oil. Ya nadie duda de que el Tratado de Roma fue orquestado en el Bildelberg.

Otra de las «patas de banco» que sustentan los altos poderes que nada tienen que ver con los procesos electorales europeos, es la también mencionada Comisión Trilateral. Entre sus muchos miembros destaca Zbigniew Brzezinski, catedrático norteamericano de origen polaco, y uno de los miembros más influyentes de la política internacional durante los últimos treinta años. Ocupó el cargo de consejero de Seguridad Nacional con Jimmy Carter en la segunda mitad de la década de los setenta del pasado siglo.

Zbigniew Brzezinski, junto con Kissinger y Soros, los tres demonios encarnados

Durante la administración Clinton se mostró omnipresente, pues Madeleine Albright, su discípula predilecta, fue la secretaria de Estado. Brzezinski fue el principal asesor de Barak Obama en cuestiones relacionadas con la política exterior. Este intelectual es considerado uno de los ideólogos más significativos del mundialismo (a través del Council on Foreign Relations), y está al servicio directo de David Rockefeller. En 1971 escribía un libro, International Politics in the Technetronic Era, que anunciaba el futuro que ya está aquí: «la soberanía nacional ya no es un concepto viable».

La construcción de unos Estados Unidos de Europa había de ser el paso decisivo para crear un Nuevo Orden Mundial/NWO (por sus siglas en inglés), donde el mundo quedara regulado por expertos, tecnócratas y bajo la égida de una sola moneda (o poder económico). En el libro también se profetizaba la «legalización progresiva de los inmigrantes ilegales hasta desembocar en una inmigración ilimitada desde el Tercer Mundo, y un Nuevo Orden Económico Mundial». La neoproletarización (o sea, el cambio del proletariado autóctono debido al control de natalidad, siendo sustituido por uno foráneo) de las sociedades europeas era un paso estratégico decisivo para evitar sociedades arraigadas a sus tradiciones y sentimientos de nacionalidad. En este contexto, cabe preguntarse si no se estarán cumpliendo aquellas palabras que dejó escritas en 1852 el británico Benjamín Disraeli: «el pueblo de Dios coopera con los ateos, los acumuladores más diestros de propiedad se alían con los comunistas; la peculiar y escogida raza toca la mano de toda la escoria y las castas bajas de Europa, y todo esto porque se quiere destruir la Cristiandad tan ingrata que le debe su nombre, y cuya tiranía ya nadie puede soportar más».

Fuente: Javier Barraycoa

CONSERVADURISMO SOCIAL = VOX


El conservadurismo social o socialconservadurismo es esa parte del pensamiento conservador que se refiere a la ideología o una creencia personal, que sugiere que el individuo es un ente eminentemente social y que, como tal, no puede ser concebido sino en relación a una comunidad, especialmente a los aspectos morales y estructurales de ésta.

Generalmente esa moralidad es concebida, desde este punto de vista, como anterior a la sociedad misma —en el sentido que la moralidad constituye las bases de toda agrupación humana estable— y establecida ya sea por el desarrollo histórico de un pueblo o nación, por la religión o una mezcla entre ambas (en el sentido que toda percepción y vivencia religiosas se han originado históricamente en ciertos lugares y fechas).

IDEAS SOCIALES CONSERVADORAS

1. Dignidad de la vida:
El conservadurismo social suele oponerse al aborto, a la eutanasia y la manipulación de células madre. Este conservadurismo tiene a su vez interés por que se mantengan las libertades individuales de la democracia representativa, en especial donde estos valores han sido parte de la tradición y la cultura.

Aunque existen valores en común a su vez existen diferencias entre los partidos social conservadores en especial en temas como la defensa o el rechazo al aborto históricamente, el conservadurismo ha estado en contra de destruir todo tipo de vida humana.

2. Opiniones acerca del matrimonio y la familia:
Este tipo de conservadurismo suele oponerse a la aplicación y legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo así como al derecho de éstos a la adopción por ser contrario a la estructura del matrimonio tradicional y a la familia como núcleo unitario de la sociedad. No obstante, existen grupos de conservadores LGBT que se consideran socialconservadores en lo valórico, marcando distancia de los prejuicios en torno al denominado «estilo de vida gay».

También el conservadurismo social apoya la difusión de los valores familiares tradicionales, así como el concepto de moralidad pública respaldando acciones como la prohibición de la venta de drogas y el rechazo institucional a cualquier elemento obsceno o indecente como degradante, con el propósito de mantener el orden público acorde a la moralidad y las «buenas costumbres».

U.S.A. SE NIEGA A LUCHAR POR LA FINANZA TRANSNACIONAL.

La retirada de las fuerzas militares de Estados Unidos presentes en Siria y Afganistán ‎y la dimisión del secretario de Defensa James Mattis son manifestaciones del cambio ‎radical del orden mundial. Estados Unidos ha perdido el primer lugar mundial en el ‎plano económico y también en el plano político. Ahora Estados Unidos se niega a ‎luchar sólo por los intereses de la finanza transnacional. Las alianzas que ‎Estados Unidos encabezaba comenzarán a desmoronarse, sin que sus aliados ‎reconozcan por eso el ascenso de Rusia y China. ‎

Donald Trump se niega a hacer que sus conciudadanos sigan pagando por ‎el sueño imperial de los magnates de la finanza globalizada.‎

El anuncio de la retirada parcial de las fuerzas estadounidenses de Afganistán y de su retirada total ‎de Siria tuvo el efecto de un trueno en una tarde apacible. ‎

La Casa Blanca confirmó esa decisión presidencial el 19 de diciembre de 2018 y, al día siguiente, ‎dimitió el secretario de Defensa, James Mattis. Contrariamente a lo que afirman los opositores de ‎Donald Trump, entre el general Mattis y el presidente Trump existe un sentimiento mutuo de ‎estima y la divergencia entre ellos no está relacionada con esas retiradas sino con la manera de ‎manejar sus consecuencias. Estados Unidos se halla ante una opción que marcará un punto ‎de ruptura y hará cambiar el mundo. ‎

Ante todo, en aras de evitar que lo queremos señalar aquí parezca un contrasentido, ‎es conveniente comenzar recordando las condiciones y el objetivo de la colaboración entre ‎Trump y Mattis. ‎

A su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump puso énfasis en rodearse de 3 altos militares con ‎suficiente autoridad como para reorientar las fuerzas armadas estadounidenses: los generales ‎Michael Flynn, John Kelly y, sobre todo, James Mattis. El general Flynn fue obligado a dejar la ‎Casa Blanca y los otros dos están a punto de hacerlo. Los tres son grandes soldados que ‎se enfrentaron a sus superiores en tiempos de la administración Obama. Eran generales que no aceptaban la estrategia impuesta en Iraq por el embajador John ‎Negroponte, estrategia que consistió en crear grupos terroristas que se encargaron de fomentar ‎una guerra civil entre iraquíes. Los generales Flynn, Kelly y Mattis se unieron a Trump para poner fin al apoyo ‎que Washington aportaba a los yijadistas. Pero cada uno de estos tres generales tenía su propia ‎visión del papel de Estados Unidos en el mundo y acabaron así teniendo choques con ‎el presidente. ‎

Llega ahora la tormenta que se pospuso ante la realización de las elecciones legislativas ‎estadounidenses conocidas como midterm. Ha llegado el momento de redefinir las ‎relaciones internacionales. ‎

Siria
‎En abril de 2018, cuando —de conformidad con sus promesas de campaña— Donald Trump ‎mencionó la entonces hipotética retirada estadounidense de Siria, el Pentágono lo convenció de ‎mantener allí las fuerzas de Estados Unidos. No porque unos cuantos miles de militares ‎estadounidenses pudiesen modificar el curso de la guerra sino porque su presencia en Siria ‎hacía contrapeso a la influencia rusa y representaba un apoyo a Israel. ‎

Pero la entrega al Ejército Árabe Sirio de armamento defensivo ruso, principalmente de los misiles ‎antiaéreos S-300 y de radares ultrasofisticados conectados y coordinados entre sí por el sistema ‎ruso de gestión automatizada del espacio aéreo Polyana D4M1, modificó fundamentalmente la ‎correlación de fuerzas. En el preciso momento en que escribimos este artículo hace exactamente ‎‎3 meses y un día que el espacio aéreo sirio es inviolable. Debido a ello, la presencia militar ‎estadounidense en Siria se vuelve contraproducente: los eventuales ataques terrestres de los ‎mercenarios proestadounidenses ya no podrán contar con el apoyo aéreo que antes ‎les proporcionaba la aviación de Estados Unidos porque se correría el riesgo de perder aviones ‎y pilotos estadounidenses. ‎

Retirándose ahora, el Pentágono evita la humillación de una derrota inevitable. Hay que saber ‎que Rusia ha rechazado solicitudes sucesivas de Estados Unidos y de Israel, que pretendían ‎obtener de los rusos los códigos de seguridad de los misiles antiaéreos entregados a Siria. ‎En otras palabras, después de años de arrogancia occidental, Rusia ya no está interesada en ‎compartir el control de Siria. Aceptó hacerlo en 2012, en la primera conferencia de Ginebra, ‎pero Estados Unidos violó aquel acuerdo al cabo de unas pocas semanas. ‎
El general Aharon Haliva viajó a Moscú, el 17 de diciembre de 2018, a la ‎cabeza de una delegación israelí. Allí informó a sus interlocutores rusos sobre las operaciones ‎militares que actualmente realiza Israel y… les pidió los códigos de seguridad de los misiles ‎antiaéreos rusos entregados a Siria. Solicitud denegada.

Y, por otra parte, Moscú había señalado desde hace mucho que la presencia militar de ‎Estados Unidos en suelo sirio constituía una violación del derecho internacional y que Siria estaba ‎en todo su derecho de defenderse.

Consecuencias
‎La decisión de retirar las fuerzas militares estadounidenses presentes en Siria tendrá importantes ‎consecuencias. ‎

‎1. El falso Kurdistán ‎
El proyecto occidental de crear en el noreste de Siria un Estado colonial que entregarían a ‎los kurdos ya no podrá concretarse. Actualmente, la cantidad de kurdos que aún apoyan ese ‎proyecto es cada vez más reducida porque la mayoría de ellos consideran que sería un acto de ‎conquista comparable a la proclamación unilateral del Estado de Israel por parte de las milicias ‎judías, en 1948.‎

Como ya hemos explicado aquí en otras ocasiones, la creación de un Kurdistán independiente ‎sería legítima únicamente en las fronteras que fueron reconocidas para ello en 1920, en la ‎Tratado de Sèvres, o sea en la actual Turquía y en ninguna otra parte. Estados Unidos y Francia aún planeaban, ‎hace sólo unas semanas, crear un seudo Kurdistán en tierras árabes y ponerlo bajo la ‎administración de un enviado de la ONU, que habría sido el ex-ministro francés de Exteriores ‎Bernard Kouchner.‎


‎2. La estrategia Cebrowski ‎
El proyecto que el Pentágono pretendió aplicar durante los últimos 17 años en el «Medio Oriente ‎ampliado» o «Gran Medio Oriente» tampoco podrá concretarse. Concebido por el almirante ‎estadounidense Arthur Cebrowski ese proyecto apuntaba a destruir los Estados existentes en ‎todos los países de esa parte del mundo, con excepción de Israel, Jordania y Líbano. Ese plan, ‎iniciado con la guerra contra Afganistán y las posteriores invasiones contra Iraq y Libia, aún ‎estaba en aplicación pero ahora termina con la retirada estadounidense de Siria.

Para Donald Trump ha llegado el momento de que los ejércitos de Estados Unidos dejen de luchar ‎‎—a costa del contribuyente estadounidense— sólo por hacer valer los intereses de los financieros ‎globalizados, aunque estos últimos sean estadounidenses. ‎

‎3. La supremacía de Estados Unidos‎
El orden del mundo post-soviético, un orden basado en la superioridad militar de Estados Unidos, ‎ha llegado a su fin. La Federación Rusa es ahora más poderosa, tanto en materia de guerra ‎convencional (desde 2015) como en el plano nuclear (desde 2018). Las hipótesis sobre un supuesto ‎imperialismo de Moscú se derrumban ante el hecho que las fuerzas armadas rusas representan ‎sólo un tercio de los efectivos militares de Estados Unidos y que Rusia tiene además muy pocos ‎efectivos fuera de sus fronteras.

Vencedores y vencidos
‎La guerra contra Siria debe concluir en los próximos meses, por falta de mercenarios. Es posible ‎que la entrega de armamento a los yijadistas por parte de algunos países, entregas coordinadas ‎por el fondo de inversiones estadounidense KKR, prolongue aún el comportamiento criminal de ‎quienes se empeñan en hacer daño al pueblo sirio. Pero eso ya no podrá cambiar el curso de los ‎acontecimientos.

No cabe duda de que los vencedores de esta guerra son Siria, Rusia e Irán mientras que ‎los vencidos son los 114 países que se involucraron en los autodenominados «Amigos de Siria». ‎Algunos de esos países no esperaron a que se concretara su derrota para corregir su política ‎exterior. Por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos acaba de anunciar la próxima reapertura de su ‎embajada en la República Árabe Siria. ‎

El caso de Estados Unidos es mucho más complejo. Las administraciones de Bush hijo y de Barack ‎Obama tienen la entera responsabilidad de esta guerra. Fueron las administraciones de Bush hijo y ‎Obama quienes planificaron y llevaron a cabo esta guerra en el marco de un mundo unipolar. ‎El candidato a la presidencia Donald Trump tenía razón cuando acusaba a esas dos ‎administraciones de haberse puesto al servicio de la finanza transnacional en vez de defender los ‎intereses de los ciudadanos estadounidenses. ‎

Ya convertido en presidente, Donald Trump trató constantemente de cortar el respaldo de ‎Estados Unidos a los yijadistas y de retirar las tropas estadounidenses del Medio Oriente ‎ampliado (o Gran Medio Oriente). Habría que considerarlo como uno de los ganadores de la ‎guerra y sería lógico que su actitud incluso permita a su país hacer caer el pago de ‎compensaciones de guerra sobre las transnacionales que se implicaron en ella. Para Trump, lo que hay que hacer a partir de ‎ahora es reorientar las fuerzas armadas de Estados Unidos hacia la defensa del territorio ‎nacional, poner fin al conjunto del sistema imperial y desarrollar la economía estadounidense.

Afganistán
‎Hace varios meses que Estados Unidos viene negociando discretamente con los talibanes las ‎condiciones para la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. Una primera ronda de ‎contactos alrededor del embajador Zalmay Khalilzad acaba de comenzar en Qatar. Además de las ‎delegaciones de Estados Unidos y de los talibanes, también participan Arabia Saudita, Emiratos ‎Árabes Unidos y Pakistán. Una delegación del gobierno afgano también llegó a Qatar con la ‎esperanza de que le permitan estar presente. ‎

Hace 17 años que Estados Unidos y Reino Unido invadieron Afganistán. Oficialmente lo hicieron ‎en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero, en realidad, la invasión de ‎Afganistán fue consecuencia de las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes realizadas ‎aquel mismo año en Berlín y Ginebra. El objetivo de la invasión no fue estabilizar Afganistán para ‎explotarlo económicamente sino destruir allí toda forma de Estado para controlar totalmente la ‎explotación del país sin tener que negociar con un Estado. Y eso es lo que está sucediendo ‎ya que la situación allí empeora de día en día. ‎

Debemos recordar que las desgracias de Afganistán comenzaron con la administración de James ‎Carter. El entonces consejero para los temas de seguridad nacional, Zbigniew Brzezinski, recurrió ‎a la Hermandad Musulmana e Israel para desatar una campaña contra el gobierno comunista de ‎aquella época. ‎Aquel gobierno recurrió a los soviéticos con la esperanza de mantener el orden. Comenzó ‎entonces una guerra de 14 años, seguida de una guerra civil y, después, de la invasión anglo-‎estadounidense. ‎

Al cabo de 40 años de destrucción constante, el presidente Trump señala que la presencia militar ‎de Estados Unidos no es la solución para Afganistán. En realidad, esa presencia es el problema.

El general James Mattis se había comprometido a desvincular las fuerzas ‎armadas estadounidenses de los yijadistas, no a deshacer la alianza alrededor de ‎Estados Unidos.

El lugar de Estados Unidos en el mundo de hoy
‎Al retirar la mitad de las tropas estadounidenses legalmente estacionadas en Afganistán y la ‎totalidad de las que se hallan ilegalmente en Siria, el presidente Trump cumple uno de sus ‎compromisos electorales. Todavía tendrá que retirar los 7.000 efectivos restantes. ‎

Es en ese contexto que el general Mattis plantea una cuestión de fondo en su carta de dimisión. El general Mattis escribe:‎
«Una de mis convicciones fundamentales siempre ha sido que nuestra fuerza como nación ‎está inextricablemente vinculada a la fuerza de nuestro sistema único y completo de ‎alianzas y asociaciones. Aunque Estados Unidos sigue siendo la nación indispensable en ‎el mundo libre, no podemos proteger nuestros intereses ni desempeñar eficazmente ese ‎papel sin mantener alianzas sólidas ni mostrar respeto hacia esos aliados. Como usted, ‎yo digo desde el principio que las fuerzas armadas de Estados Unidos no deberían ser el ‎‎gendarme del mundo. En vez de eso, tenemos que utilizar todas las herramientas del ‎poder estadounidense para garantizar la defensa común, principalmente garantizando un ‎liderazgo eficaz a nuestras alianzas. 29 democracias demostraron esa fuerza en su ‎compromiso de luchar junto a nosotros después del ataque del 11 de septiembre contra ‎Estados Unidos. La coalición de 74 naciones contra Daesh es otra prueba de ello».
En otras palabras, James Mattis no cuestiona la razón de la retirada de las tropas estadounidenses ‎de Afganistán y de Siria sino lo que probablemente vendrá después: la dislocación de las alianzas ‎alrededor de Estados Unidos y, en definitiva, el posible desmantelamiento de la OTAN. Para ‎el secretario de Defensa, Estados Unidos debe tranquilizar a sus aliados dándoles la impresión ‎de que sabe lo que hace y de que es el más fuerte. No importa que eso sea cierto o no, ‎lo importante es mantener a toda costa la cohesión entre los aliados. ‎

Pero el presidente estima que la situación es demasiado peligrosa. Estados Unidos ya perdió su ‎primer lugar mundial en el plano económico, puesto que ahora ocupa China. Y también ‎ha perdido el primer lugar como potencia militar ya que ahora está detrás de Rusia. Así que ‎hay que dejar de ser el tuerto que guía a los ciegos y ocuparse, en primer lugar, de los ‎estadounidenses. ‎

En este asunto, James Mattis actúa como militar. Sabe que una nación sin aliados está perdida de ‎antemano. Donald Trump piensa como empresario, hay que deshacerse de las filiales que dejan ‎pérdidas y que pueden acabar hundiendo toda la empresa.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article204447.html