Después de haber liberado a Europa Occidental en 1945, los Estados Unidos y el Reino Unido deciden rediseñarla creando los Estados Unidos de Europa. A fuerza de millones de dólares, la CIA y el JIC financian las organizaciones pro europeas para hacer de ellas instrumentos de contención al comunismo. Allen Dulles y Józef Retinger logran crear el Consejo de Europa y la CECA, pero fracasan al tratar de imponer la Comunidad Europea de Defensa.
Reunión del comité Ejecutivo del Movimiento Europeo (1949). De derecha a izquierda: el quinto personaje es Paul van Zeeland, a continuación el presidente Duncan Sandys y el secretario general Józef Retinger.
En 1922 el conde Richard Nikolaus Graf von Coudenhove-Kalergi publica su célebre obra: Pan Europa, un proyecto. El aristócrata austro-húngaro, retomando los análisis del alto funcionario francés Louis Loucheur, comprueba que las guerras modernas exigen capacidades industriales gigantescas. Por el contrario, es posible evitar un conflicto entre grandes potencias si los recursos se encuentran bajo una autoridad común. Puede esperarse evitar una nueva guerra entre Alemania y Francia colocando el carbón alemán y el acero francés bajo el control de una autoridad binacional.
Prosigue su razonamiento, esta vez integrando las reflexiones de Giovanni Agnelli sobre el federalismo europeo como antídoto a los nacionalismos revanchistas, y propone ir más lejos con la creación de los Estados Unidos de Europa según el modelo de los Estados Unidos de América. En su esencia, se trata de fundar una Europa-potencia, apta a contrarrestar los nuevos bloques que son los Estados Unidos de América, la URSS y el imperio británico. Así, su Europa debe extenderse desde Francia a Polonia.
En 1926, Coudenhove-Kalergi crea una asociación, la Unión Paneuropea, que celebra su congreso en Viena con más de 2.000 participantes. Su proyecto es el de una cooperación pacífica entre Estados soberanos. Se opone a la visión fascista de una Europa integrada por la fuerza en las que las regiones étnicas serían exaltadas y los Estados nacionales destruidos. Tiene el apoyo de intelectuales como Guillaume Apollinaire, Albert Einstein, Sigmund Freud, Thomas Mann, José Ortega y Gasset, Pablo Picasso, Rainer Maria Rilke y Saint-John Perse, entre otros. El Premio Nobel de la Paz, Aristide Briand, es electo presidente de la Unión.
Prosigue su razonamiento, esta vez integrando las reflexiones de Giovanni Agnelli sobre el federalismo europeo como antídoto a los nacionalismos revanchistas, y propone ir más lejos con la creación de los Estados Unidos de Europa según el modelo de los Estados Unidos de América. En su esencia, se trata de fundar una Europa-potencia, apta a contrarrestar los nuevos bloques que son los Estados Unidos de América, la URSS y el imperio británico. Así, su Europa debe extenderse desde Francia a Polonia.
En 1926, Coudenhove-Kalergi crea una asociación, la Unión Paneuropea, que celebra su congreso en Viena con más de 2.000 participantes. Su proyecto es el de una cooperación pacífica entre Estados soberanos. Se opone a la visión fascista de una Europa integrada por la fuerza en las que las regiones étnicas serían exaltadas y los Estados nacionales destruidos. Tiene el apoyo de intelectuales como Guillaume Apollinaire, Albert Einstein, Sigmund Freud, Thomas Mann, José Ortega y Gasset, Pablo Picasso, Rainer Maria Rilke y Saint-John Perse, entre otros. El Premio Nobel de la Paz, Aristide Briand, es electo presidente de la Unión.
Izquierda: Aristide Briand. Derecha: Conde Richard de Coudenhove-Kalergi
En los años treinta el proyecto es sostenido políticamente por Aristide Briand y Édouard Herriot. Veintiséis estados son contactados para formar parte de una Unión Federal Europea. Por otra parte, el empresario Jean Monnet, quien fuera secretario general adjunto de la SDN cuando quedó constituida, verificando que esta se vuelve de facto una organización intergubernamental europea, propone establecer el marco de la Unión Europea. Lamentablemente estas iniciativas llegan muy tarde: no resisten a la crisis de Wall Street y al ascenso de los peligros.
El proyecto anglo-estadounidense para Europa Occidental
Exiliado en los Estados Unidos al final de la 2GM, Richard de Coudenhove-Kalergi encabeza el lobby para convencer a Washington de imponer una organización federal en Europa, una vez restablecida la paz. Sus esfuerzos se ven coronados por el éxito cuando su idea es adoptada durante 1946, por el Council on Foreign Relations (CFR), que la incluye entre sus recomendaciones al Departamento de Estado.
Por su parte, el ex-primer ministro británico, Winston Churchill, denuncia en 1946 «la cortina de hierro que se ha tendido sobre Europa». Es necesario estabilizar la zona occidental e impedir el contagio comunista. El 8 de mayo de 1946, en ocasión del primer aniversario de la capitulación del Reich, el Royal Institute of International Affairs (RIIA, llamado «Chatham House»), organización británica hermana del Council of Foreign Affairs (CFR), presenta la posición común de Londres y Washington. La misma es expuesta por Joseph H. Retinger, un ex-asesor del gobierno fascista polaco exiliado en Londres convertido en agente de los servicios secretos de Su Majestad.
Esta posición es popularizada por Winston Churchill cuando habla a su vez de los «Estados Unidos de Europa». Sin embargo, este proyecto no tiene nada que ver con el de Coudenhove-Kalergi y los demócratas de entreguerras. Londres y Washington piensan en la creación de una ciudadanía común anglo-estadounidense para sellar un amplio imperio anglófono. En este contexto, Europa sería una constelación de Estados invitados a cooperar entre ellos y a poner algunos de sus recursos industriales bajo la autoridad de una instancia supranacional, más o menos visiblemente articulada con el imperio anglófono. El conjunto formaría una vasta zona de libre intercambio impermeable a la influencia comunista.
Inicios caóticos de la acción anglo-estadounidense en Europa Occidental
El proceso avanza. Los servicios británicos crean la Independent League for European Cooperation, ILEC (Liga Independiente para la Cooperación Europea) de la que Joseph H. Retinger es el secretario general y el ex-primer ministro belga Paul van Zeeland, el presidente.
La sede está en Bruselas y tiene secciones en Alemania, Francia, Italia, Holanda, Luxemburgo y, claro está, en el Reino Unido. Por iniciativa del embajador estadounidense Averell Harriman, Russell C. Leffingwell, presidente del CFR, crea otra sección en los Estados Unidos. El papel asignado a la ILEC es el de promover una zona europea de libre intercambio con una moneda común.
Algunas semanas más tarde, en septiembre de 1946, Allen W. Dulles, nuevo presidente del CFR, financia la creación de la Unión de europeos federalistas (UEF), en Hertenstein (Suiza) alrededor de filósofos personalistas especialmente Alexandre Marc y Denis de Rougemont, y del ex-jefe de la red de resistencia Combate, Henry Frenay.
El papel asignado a la Unión de los Federalistas será movilizar a la opinión pública para acelerar la integración (es decir la pérdida de soberanía de los Estados), lo que no puede promover ningún dirigente político en ejercicio.
En enero de 1947 Churchill crea el Provisionnal United Europe Committee (Comité de Preconfiguración de la Europa Unida). En marzo, por iniciativa del senador J. William Fulbright, el Senado y la Cámara de Representantes votan una moción de apoyo a los «Estados Unidos de Europa». El Congreso exige de los Estados beneficiarios del Plan Marshall el compromiso de participar en estos «Estados Unidos».
Para promover en las élites norteamericanas las ideas del conde de Coudenhove-Kalergi, el senador Fulbright crea el Committee for a Free and United Europe (Comité par una Europa Libre y Unida) con William J. Donovan y Allen W. Dulles a la cabeza. Es el inicio del error: todo el mundo habla de los «Estados Unidos de Europa», pero nadie comprende lo mismo.
En julio de 1947, la revista del Council on Foreign Relations publica un artículo anónimo, en realidad redactado por el embajador George F. Kennan, que describe el peligro del expansionismo comunista y preconiza la política de contención. El Consejo de Seguridad Nacional precisa la estrategia: la «Fase I» tiene como objetivo federar a todos los Estados de Europa Occidental liberados por los anglo-estadounidenses; la «Fase II» consistirá en hacer salir a los Estados de Europa Central y Oriental de la órbita soviética y a sumarlos a los «Estados Unidos de Europa».
El Reino Unido firma en Bruselas, el 17 de marzo de 1948, un tratado de cooperación militar con Francia y el Benelux que instituye la Unión de Europa Occidental (UEO). Churchill convoca a una conferencia paragubernamental en La Haya para unir a la Unión Paneuropea, la ILEC, la Unión de los Federalistas y otras. Del 7 al 10 de mayo, 800 personalidades responden a su llamamiento y crean el Movimiento Europeo. Duncan Sandys, yerno de Churchill, es presidente electo de la Asociación y Joseph H. Retinger, secretario general. Sin embargo, el éxito de esta operación depende del mantenimiento de sus ambigüedades. A los participantes se les solicita con argumentos diferentes, no siempre compatibles.
No debe dejársele a Coudenhove-Kalergi la posibilidad de aclarar las cosas. Los dirigentes del Movimiento Europeo (es decir los británicos) se precipitan sobre Washington para establecer una coordinación con sus homólogos norteamericanos que no han comprendido completamente las sutilezas del viejo continente. Se decide cerrar inmediatamente el Comité del senador Fulbright y marginar a Coudenhove-Kalergi. Se crea una nueva estructura para supervisar la construcción europea: el American Committee on United Europe (Comité Norteamericano para la Europa Unida, ACUE).
Por otra parte, con vistas a la «Fase II», William Hayter, presidente del Comité Adjunto del servicio secreto británico, instaura una red de agentes que se habían quedado del otro lado de la cortina de hierro. Estos stay-behind constituyen la Assembly of Captive European Nations (Asamblea de las Naciones Europeas Cautivas, ACEN). Finalmente la Santa Sede se compromete en la cruzada anticomunista. Pío XII recibe el II Congreso de la Unión de los Federalistas Europeos en Roma, en septiembre de 1948.
El Comité Norteamericano para la Europa Unida
El ACUE es creado el 5 de enero de 1949 en la sede de la Foundation Woodrow Wilson en Nueva York. Sin gran discreción, en su Consejo de Administración figuran los nombres de miembros de los servicios secretos norteamericanos: presidente, William J. Donovan (ex-director de la OSS y posterior consejero de la CIA); vicepresidente, Allen W. Dulles (ex-OSS, presidente del CFR y futuro director de la CIA); director ejecutivo, Thomas W. Braden (ex-OSS y futuro director adjunto de la CIA). También formaban parte del mismo David Dubinsky, Arthur Goldberg y Jay Lovestone, los tres responsables de las acciones secretas de la AFL-CIO, entre otros.
El éxito de la CECA y el fracaso de la CED
El 8 de mayo de 1950, para el quinto aniversario de la capitulación del Tercer Reich de Adolfo Hitler, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Robert Schuman, propone poner en práctica el proyecto de Louis Loucheur y Richard de Coudenhove-Kalergi, creando una Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).
Schuman es miembro numerario del Opus Dei. La confraternidad secreta católica le ha creado una imagen que logra borrar el recuerdo de su participación en el gabinete de Philippe Pétain, quien firmara el armisticio de la deshonra. En Nueva York, Allen W. Dulles organiza una conferencia de prensa en la que hace pública una lista de 118 eminentes personalidades norteamericanas, miembros del ACUE, que brindan su apoyo al plan Schuman.
En el mismo impulso, el ministro francés de Defensa, René Pleven, propone, el 24 de octubre de 1950, la creación de una Comunidad Europea de Defensa (CED). La comunicación de este anuncio es apoyada por un Comité de Vigilancia, una emanación de la Unión de los Federalistas de Henri Frenay, claro está financiado por el ACUE. Seis Estados firman el Tratado CED en París el 27 de mayo de 1952.
Los gaullistas y los comunistas se alían para impedir la ratificación del Tratado por parte de la Asamblea Nacional, que lo rechaza el 30 de agosto de 1954. El bello edificio se desploma. Hay que cambiar de estrategia replegándose en la OTAN. Londres y Washington le confían a Joseph H. Retinger, aún secretario general del Movimiento Europeo, que reclute a altas personalidades europeas para hacer avanzar de forma conjunta la integración de los Estados europeos a una zona de libre intercambio a partir de la CECA y su integración a la OTAN.
La reunión preparatoria de la creación de este club se realiza el 25 de septiembre de 1952 en París. El príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld, Paul van Zeeland, Alcide De Gasperi, Guy Mollet, Antoine Pinay y otros participan en el proyecto. Posteriormente, Retinger y el príncipe Bernhard van a Washington en busca de la unción del general Walter Bedell Smith, nuevo director de la CIA, y de Charles D. Jackson, asesor especial del presidente. Se forma un comité norteamericano con David Rockfeller, Dean Rusk, Henry Heinz hijo y Joseph Johnson, entre otros. La primera reunión se celebrará del 29 al 31 de mayo de 1954 en el hotel de Bilderberg, en Holanda.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article123503.html
Exiliado en los Estados Unidos al final de la 2GM, Richard de Coudenhove-Kalergi encabeza el lobby para convencer a Washington de imponer una organización federal en Europa, una vez restablecida la paz. Sus esfuerzos se ven coronados por el éxito cuando su idea es adoptada durante 1946, por el Council on Foreign Relations (CFR), que la incluye entre sus recomendaciones al Departamento de Estado.
Por su parte, el ex-primer ministro británico, Winston Churchill, denuncia en 1946 «la cortina de hierro que se ha tendido sobre Europa». Es necesario estabilizar la zona occidental e impedir el contagio comunista. El 8 de mayo de 1946, en ocasión del primer aniversario de la capitulación del Reich, el Royal Institute of International Affairs (RIIA, llamado «Chatham House»), organización británica hermana del Council of Foreign Affairs (CFR), presenta la posición común de Londres y Washington. La misma es expuesta por Joseph H. Retinger, un ex-asesor del gobierno fascista polaco exiliado en Londres convertido en agente de los servicios secretos de Su Majestad.
Esta posición es popularizada por Winston Churchill cuando habla a su vez de los «Estados Unidos de Europa». Sin embargo, este proyecto no tiene nada que ver con el de Coudenhove-Kalergi y los demócratas de entreguerras. Londres y Washington piensan en la creación de una ciudadanía común anglo-estadounidense para sellar un amplio imperio anglófono. En este contexto, Europa sería una constelación de Estados invitados a cooperar entre ellos y a poner algunos de sus recursos industriales bajo la autoridad de una instancia supranacional, más o menos visiblemente articulada con el imperio anglófono. El conjunto formaría una vasta zona de libre intercambio impermeable a la influencia comunista.
Inicios caóticos de la acción anglo-estadounidense en Europa Occidental
El proceso avanza. Los servicios británicos crean la Independent League for European Cooperation, ILEC (Liga Independiente para la Cooperación Europea) de la que Joseph H. Retinger es el secretario general y el ex-primer ministro belga Paul van Zeeland, el presidente.
La sede está en Bruselas y tiene secciones en Alemania, Francia, Italia, Holanda, Luxemburgo y, claro está, en el Reino Unido. Por iniciativa del embajador estadounidense Averell Harriman, Russell C. Leffingwell, presidente del CFR, crea otra sección en los Estados Unidos. El papel asignado a la ILEC es el de promover una zona europea de libre intercambio con una moneda común.
Algunas semanas más tarde, en septiembre de 1946, Allen W. Dulles, nuevo presidente del CFR, financia la creación de la Unión de europeos federalistas (UEF), en Hertenstein (Suiza) alrededor de filósofos personalistas especialmente Alexandre Marc y Denis de Rougemont, y del ex-jefe de la red de resistencia Combate, Henry Frenay.
El papel asignado a la Unión de los Federalistas será movilizar a la opinión pública para acelerar la integración (es decir la pérdida de soberanía de los Estados), lo que no puede promover ningún dirigente político en ejercicio.
En enero de 1947 Churchill crea el Provisionnal United Europe Committee (Comité de Preconfiguración de la Europa Unida). En marzo, por iniciativa del senador J. William Fulbright, el Senado y la Cámara de Representantes votan una moción de apoyo a los «Estados Unidos de Europa». El Congreso exige de los Estados beneficiarios del Plan Marshall el compromiso de participar en estos «Estados Unidos».
Para promover en las élites norteamericanas las ideas del conde de Coudenhove-Kalergi, el senador Fulbright crea el Committee for a Free and United Europe (Comité par una Europa Libre y Unida) con William J. Donovan y Allen W. Dulles a la cabeza. Es el inicio del error: todo el mundo habla de los «Estados Unidos de Europa», pero nadie comprende lo mismo.
En julio de 1947, la revista del Council on Foreign Relations publica un artículo anónimo, en realidad redactado por el embajador George F. Kennan, que describe el peligro del expansionismo comunista y preconiza la política de contención. El Consejo de Seguridad Nacional precisa la estrategia: la «Fase I» tiene como objetivo federar a todos los Estados de Europa Occidental liberados por los anglo-estadounidenses; la «Fase II» consistirá en hacer salir a los Estados de Europa Central y Oriental de la órbita soviética y a sumarlos a los «Estados Unidos de Europa».
El Reino Unido firma en Bruselas, el 17 de marzo de 1948, un tratado de cooperación militar con Francia y el Benelux que instituye la Unión de Europa Occidental (UEO). Churchill convoca a una conferencia paragubernamental en La Haya para unir a la Unión Paneuropea, la ILEC, la Unión de los Federalistas y otras. Del 7 al 10 de mayo, 800 personalidades responden a su llamamiento y crean el Movimiento Europeo. Duncan Sandys, yerno de Churchill, es presidente electo de la Asociación y Joseph H. Retinger, secretario general. Sin embargo, el éxito de esta operación depende del mantenimiento de sus ambigüedades. A los participantes se les solicita con argumentos diferentes, no siempre compatibles.
No debe dejársele a Coudenhove-Kalergi la posibilidad de aclarar las cosas. Los dirigentes del Movimiento Europeo (es decir los británicos) se precipitan sobre Washington para establecer una coordinación con sus homólogos norteamericanos que no han comprendido completamente las sutilezas del viejo continente. Se decide cerrar inmediatamente el Comité del senador Fulbright y marginar a Coudenhove-Kalergi. Se crea una nueva estructura para supervisar la construcción europea: el American Committee on United Europe (Comité Norteamericano para la Europa Unida, ACUE).
Por otra parte, con vistas a la «Fase II», William Hayter, presidente del Comité Adjunto del servicio secreto británico, instaura una red de agentes que se habían quedado del otro lado de la cortina de hierro. Estos stay-behind constituyen la Assembly of Captive European Nations (Asamblea de las Naciones Europeas Cautivas, ACEN). Finalmente la Santa Sede se compromete en la cruzada anticomunista. Pío XII recibe el II Congreso de la Unión de los Federalistas Europeos en Roma, en septiembre de 1948.
El Comité Norteamericano para la Europa Unida
El ACUE es creado el 5 de enero de 1949 en la sede de la Foundation Woodrow Wilson en Nueva York. Sin gran discreción, en su Consejo de Administración figuran los nombres de miembros de los servicios secretos norteamericanos: presidente, William J. Donovan (ex-director de la OSS y posterior consejero de la CIA); vicepresidente, Allen W. Dulles (ex-OSS, presidente del CFR y futuro director de la CIA); director ejecutivo, Thomas W. Braden (ex-OSS y futuro director adjunto de la CIA). También formaban parte del mismo David Dubinsky, Arthur Goldberg y Jay Lovestone, los tres responsables de las acciones secretas de la AFL-CIO, entre otros.
El éxito de la CECA y el fracaso de la CED
El 8 de mayo de 1950, para el quinto aniversario de la capitulación del Tercer Reich de Adolfo Hitler, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Robert Schuman, propone poner en práctica el proyecto de Louis Loucheur y Richard de Coudenhove-Kalergi, creando una Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).
Schuman es miembro numerario del Opus Dei. La confraternidad secreta católica le ha creado una imagen que logra borrar el recuerdo de su participación en el gabinete de Philippe Pétain, quien firmara el armisticio de la deshonra. En Nueva York, Allen W. Dulles organiza una conferencia de prensa en la que hace pública una lista de 118 eminentes personalidades norteamericanas, miembros del ACUE, que brindan su apoyo al plan Schuman.
En el mismo impulso, el ministro francés de Defensa, René Pleven, propone, el 24 de octubre de 1950, la creación de una Comunidad Europea de Defensa (CED). La comunicación de este anuncio es apoyada por un Comité de Vigilancia, una emanación de la Unión de los Federalistas de Henri Frenay, claro está financiado por el ACUE. Seis Estados firman el Tratado CED en París el 27 de mayo de 1952.
Los gaullistas y los comunistas se alían para impedir la ratificación del Tratado por parte de la Asamblea Nacional, que lo rechaza el 30 de agosto de 1954. El bello edificio se desploma. Hay que cambiar de estrategia replegándose en la OTAN. Londres y Washington le confían a Joseph H. Retinger, aún secretario general del Movimiento Europeo, que reclute a altas personalidades europeas para hacer avanzar de forma conjunta la integración de los Estados europeos a una zona de libre intercambio a partir de la CECA y su integración a la OTAN.
La reunión preparatoria de la creación de este club se realiza el 25 de septiembre de 1952 en París. El príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld, Paul van Zeeland, Alcide De Gasperi, Guy Mollet, Antoine Pinay y otros participan en el proyecto. Posteriormente, Retinger y el príncipe Bernhard van a Washington en busca de la unción del general Walter Bedell Smith, nuevo director de la CIA, y de Charles D. Jackson, asesor especial del presidente. Se forma un comité norteamericano con David Rockfeller, Dean Rusk, Henry Heinz hijo y Joseph Johnson, entre otros. La primera reunión se celebrará del 29 al 31 de mayo de 1954 en el hotel de Bilderberg, en Holanda.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article123503.html
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