El presidente ruso Vladimir Putin inauguró, el 23 de junio de 2017, los trabajos de instalación del tramo del gasoducto Turkish Stream en aguas profundas.
La instalación de este gasoducto se decidió en Turquía, el 1º de diciembre de 2014, durante una visita del presidente Putin, pero los trabajos se vieron interrumpidos en agosto de 2015 —oficialmente por cuestiones de tarifas, aunque en realidad fue por problemas vinculados al conflicto en Siria.
La instalación del Turkish Stream permitirá aprovisionar a Turquía con gas ruso pero también facilitará el tránsito del gas ruso hacia los países de la Unión Europea, reemplazando así el proyecto South Stream, bloqueado por Bruselas.
Con un costo estimado en 6.000 millones de dólares, el proyecto Turkish Stream prevé la instalación de 2 conductos, cada uno con capacidad para transportar 15.750 millones de metros cúbicos de gas al año. La instalación del primero debería terminar en 2018 y el segundo estaría listo a finales de 2019.
Como resaltó el propio presidente Putin, es muy excepcional que proyectos de esta gran envergadura se concreten tan rápidamente, lo cual sólo ha sido posible debido al interés personal del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, quien espera librarse así del tutelaje económico que Estados Unidos ejerce sobre Turquía.
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