Hace año y medio, la administración Erdoğan se veía sacudida por dos grandes escándalos. El actual presidente turco logró salir de aquella situación destituyendo a 350 policías y magistrados. Pero Estados Unidos y Rusia han decidido deshacerse de este personaje, ya convertido en dictador. En ese contexto, el mítico fiscal de Manhattan acaba de ordenar la detención del hombre de negocios que organizó una gigantesca malversación de fondos por cuenta del AKP.
En junio de 2015, como si nada hubiera sucedido, el ministro turco de Economía, Nihat Zeybekci, y el viceprimer ministro, Numan Kurtulmuş, entregan un premio al hombre de negocios turco-irano-azerí Reza Zarrab, acusado de haber blanqueado 2.800 millones de dólares por cuenta del AKP, partido en el poder.
El 17 de diciembre de 2013, aprovechando un viaje del entonces primer ministro Recep Tayyip Erdoğan a Pakistán, la justicia turca arrestaba 91 sospechosos, 26 de los cuales fueron enviados a los tribunales. Según los magistrados, aquellos individuos habían creado una organización criminal para burlar el embargo estadounidense contra Irán y blanquear fondos malversados en detrimento de la República Islámica.
Entre los sospechosos había un hombre de negocios turco-irano-azerí, los hijos de los ministros turcos de Economía, de Medio Ambiente y del Interior, el ex-negociador para la adhesión de Turquía a la Unión Europea, así como el director del principal banco público del país y un magnate de la actividad inmobiliaria.
Entre marzo de 2012 y junio de 2013, los sospechosos habían transferido, directamente o a través de los Emiratos Árabes Unidos, 13.000 millones de dólares en oro. A cambio, habían vendido hidrocarburos iraníes en el mercado internacional. Y de paso, habían malversado 2.800 millones de dólares en comisiones que al parecer habían compartido con altos funcionarios iraníes y con dirigentes del AKP.
El escándalo fue tomado muy en serio del lado iraní. El 30 de diciembre de 2013, fue detenido uno de los hombres de negocios más poderosos de Irán, Babak Zanjani. Sometido a juicio, el 6 de marzo de 2016, Zanjani fue condenado a muerte por robo, corrupción, fraude, contrabando y atentado contra la seguridad del Estado. Otros dos iraníes, Camelia Jamshidy y Hossein Najafzadeh, están prófugos.
Días después de aquel primer escándalo, el 26 de diciembre, estalló otro: el juez Muammer Akkas sacaba a la luz los encuentros secretos del entonces primer ministro, Recep Tayyip Erdoğan, y dos de sus hijos, Bilal y Burak, con el tesorero de al-Qaeda, Yaseen Al-Qadi, cuyo nombre aparece en la lista de personas buscadas por la ONU. Las fuerzas del orden debían haber arrestado a los acusados, pero la policía de Estambul se negó a ejecutar las órdenes de arresto y el magistrado fue destituido.
En respuesta a las investigaciones, Recep Tayyip Erdoğan denunció una operación orquestada por su ex-aliado, el islamista Fethullah Gülen, residente en Estados Unidos, y respaldada o posiblemente teledirigida por el embajador estadounidense y ex-responsable de la inteligencia en el Departamento de Estado, Francis J. Ricciardone, Jr. El señor Erdoğan incluso acusó a Fethullah Gülen y la CIA de haber creado una estructura paralela dentro del Estado turco. También destituyó a 350 policías y magistrados que habían participado en la creación del AKP y que representaban la corriente favorable a Gülen en el seno de ese partido.
El 17 de diciembre de 2013, aprovechando un viaje del entonces primer ministro Recep Tayyip Erdoğan a Pakistán, la justicia turca arrestaba 91 sospechosos, 26 de los cuales fueron enviados a los tribunales. Según los magistrados, aquellos individuos habían creado una organización criminal para burlar el embargo estadounidense contra Irán y blanquear fondos malversados en detrimento de la República Islámica.
Entre los sospechosos había un hombre de negocios turco-irano-azerí, los hijos de los ministros turcos de Economía, de Medio Ambiente y del Interior, el ex-negociador para la adhesión de Turquía a la Unión Europea, así como el director del principal banco público del país y un magnate de la actividad inmobiliaria.
Entre marzo de 2012 y junio de 2013, los sospechosos habían transferido, directamente o a través de los Emiratos Árabes Unidos, 13.000 millones de dólares en oro. A cambio, habían vendido hidrocarburos iraníes en el mercado internacional. Y de paso, habían malversado 2.800 millones de dólares en comisiones que al parecer habían compartido con altos funcionarios iraníes y con dirigentes del AKP.
El escándalo fue tomado muy en serio del lado iraní. El 30 de diciembre de 2013, fue detenido uno de los hombres de negocios más poderosos de Irán, Babak Zanjani. Sometido a juicio, el 6 de marzo de 2016, Zanjani fue condenado a muerte por robo, corrupción, fraude, contrabando y atentado contra la seguridad del Estado. Otros dos iraníes, Camelia Jamshidy y Hossein Najafzadeh, están prófugos.
Días después de aquel primer escándalo, el 26 de diciembre, estalló otro: el juez Muammer Akkas sacaba a la luz los encuentros secretos del entonces primer ministro, Recep Tayyip Erdoğan, y dos de sus hijos, Bilal y Burak, con el tesorero de al-Qaeda, Yaseen Al-Qadi, cuyo nombre aparece en la lista de personas buscadas por la ONU. Las fuerzas del orden debían haber arrestado a los acusados, pero la policía de Estambul se negó a ejecutar las órdenes de arresto y el magistrado fue destituido.
En respuesta a las investigaciones, Recep Tayyip Erdoğan denunció una operación orquestada por su ex-aliado, el islamista Fethullah Gülen, residente en Estados Unidos, y respaldada o posiblemente teledirigida por el embajador estadounidense y ex-responsable de la inteligencia en el Departamento de Estado, Francis J. Ricciardone, Jr. El señor Erdoğan incluso acusó a Fethullah Gülen y la CIA de haber creado una estructura paralela dentro del Estado turco. También destituyó a 350 policías y magistrados que habían participado en la creación del AKP y que representaban la corriente favorable a Gülen en el seno de ese partido.
Fethullah Gülen, 2012
Los acontecimientos se sucedían muy rápidamente en aquel momento. Apareció un vídeo donde podía verse a Alí Erdoğan, sobrino y guardaespaldas del primer ministro, dando instrucciones a varios policías para que maltrataran a opositores que habían sido detenidos. Luego apareció una grabación de audio donde se oía al primer ministro Erdoğan avisando a su hijo Bilal para que escondiera 30 millones de dólares que tenía en su domicilio porque la policía iba a registrar el lugar. El comisario de policía de Ankara, a cargo de los casos de corrupción, Hakan Yüksekdağ, fue encontrado muerto y sus colegas afirmaron, muy rápidamente, que se trataba de un suicidio, etc.
Pero ahora vuelven los dolores de cabeza para el hoy presidente Erdoğan. El 21 de marzo de 2016, el hombre de negocios turco-irano-azerí Reza Zarrab (en turco Riza Sarraf) fue detenido en Miami y encarcelado por orden del implacable fiscal de Manhattan, Preet Bharara, quien sirvió de modelo para la serie de televisión Billions.
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