EL PROTESTANTE AUTÉNTICO RECHAZA LA CONMEMORACIÓN CONJUNTA DE LA REFORMA...


Durante ocho años y medio de mi vida fui protestante evangélico. Por tanto conozco bastante bien cómo piensan buena parte de ellos.

Dentro del protestantismo evangélico existen diversas actitudes hacia el catolicismo. Un sector muy amplio considera que es casi imposible ser católico sincero y a la vez cristiano. Otro sector, quizás el mayoritario, cree que aunque el catolicismo se alejó del cristianismo bíblico, hay católicos verdaderamente cristianos, que si fueran iluminados por la verdad ―la de los principios protestantes, obviamente―, abandonarían la Iglesia Católica. Esos dos sectores tienen algo en común: piensan que el ecumenismo entre protestantes y católicos es una gran farsa, una herejía, incluso un signo de apostasía. Y luego hay otro sector, minoritario, que cree que hay un espacio de comunión entre protestantes y católicos. 

Aparte del protestantismo evangélico, existe un protestantismo liberal, que niega la inerrancia de la Escritura, que acepta prácticamente todos los valores de la sociedad occidental de principios de tercer milenio. A saber, aborto, eutanasia, «matrimonio» homosexual, adulterio masivo, etc. En mi opinión el protestantismo liberal no merece el nombre de protestantismo y ni siquiera el nombre de cristiano. No albergo la menor duda de que Lutero, Calvino, Zuinglio, Wesley, etc, echarían a patadas ―sí, a patadas― de sus congregaciones a los protestantes liberales.

Y no soy yo el único que piensa así. El presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española, José Hutler, habla por boca de la gran mayoría de los protestantes españoles cuando asegura que las iglesias luteranas de Europa se han alejado totalmente de Martín Lutero. 

D. José también dice algo que es mero sentido común. Dado que los protestantes auténticos no han abandonado los principios de la «Reforma» y la Iglesia Católica sigue manteniendo oficialmente todas y cada una de las doctrinas que los protestantes rechazan, no parece que tenga el menor sentido una conmemoración conjunta como la que tiene previsto celebrase en Suecia con la asistencia del papa Francisco.

Hutler pone como ejemplo los tres últimos dogmas promulgados por la Iglesia Católica: infalibilidad papal, Inmaculada Concepción y Asunción de María. Pero la lista de doctrinas que nos separan es enorme. Ciertamente entre los propios protestantes no se ponen de acuerdo en doctrinas muy importantes ―p.e, bautismo―, pero todos, prácticamente sin excepción, comparten el rechazo a la doctrina sacramental católica, el sacrificio eucarístico, el papel de la Tradición como fuente de Revelación, el papel del Magisterio, la mariología católica, la comunión de los santos, la veneración de las imágenes, el papado, el purgatorio… Por no tener, no tenemos ni la misma Biblia, pues la protestante no contiene los Deuterocanónicos.

Dice además que «la Iglesia Católica no ha rectificado ni una sola de las decisiones que se han tomado en contra de la Reforma, por ejemplo, los cánones del Concilio de Trento». Y tiene razón, pero no será porque algunos no lo estén intentando.

Para el teólogo evangélico, lo que va a ocurrir en Suecia, si finalmente ocurre, es una celebración de «cara a la galería simplemente pasando por alto las diferencias existentes». Es comedido en sus palabras. Entre las pocas amistades que mantengo de mi etapa como evangélico, lo de Suecia es «una gran farsa». Para unos es una señal más de que el luteranismo europeo oficialista es una «cloaca espiritual». Y algunos me preguntan cómo es posible que un Papa quiera participar de algo así. Ni uno de ellos ve nada positivo en ese evento.

No tiene sentido que ustedes me pregunten cuál es mi opinión sobre todo esto. Quien me conoce, la sabe. Y quien no me conoce, puede vivir tranquilamente sin conocerla. Si finalmente tiene lugar ese acto, y dependiendo de cómo se produzca, quizás me pronuncie públicamente. Quizás no. Hay heridas ―muchas últimamente― que solo Dios puede sanar y no conviene exhibirlas. La procesión va por dentro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario