El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el 8 de octubre de 2016 para discutir no sólo el proyecto franco-español de resolución sobre Siria sino también una contrapropuesta de Rusia. Como todos imaginaban, ambos textos fueron rechazados. El primero con el veto de Rusia y el segundo con los de los países del bloque atlantista.
Es la primera vez que algo así sucede en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La proposición francesa apuntaba a impedir que Siria y Rusia sigan aplicando la resolución 2249 en la que el propio Consejo de Seguridad de la ONU.
La propuesta rusa también mencionaba el acuerdo de cese de hostilidades, pero también saludaba la aplicación de la resolución 2249, que llama a la lucha contra los yijadistas.
Con el cierre del paréntesis que fue el cese de hostilidades, la Jund Al-Aqsa (surgida de al-Qaeda y lógicamente considerada por todos como un grupo «extremista») se unió oficialmente al Jabhat Fateh al-Sham (nueva apelación del Frente Al-Nusra, adoptada luego de su amigable «divorcio» de al-Qaeda).
Al cuestionar a la OTAN, el representante permanente de Rusia, Vitali Churkin, puso de relieve las contradicciones de sus colegas occidentales al observar:
Estos vetos cruzados desataron las lenguas de numerosos responsables políticos, como el ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, quien —en entrevista concedida al diario Bild— advirtió a sus conciudadanos sobre el riesgo de guerra mundial.
En Siria, sin embargo, nadie cree que Washington lleve a cabo sus amenazas y bombardee el país o el ejército sirio. La liberación del país sigue adelante y se caracteriza por un retroceso cada vez más acentuado de los yijadistas en Alepo.
Mientras tanto, la situación se ha hecho más tensa en Iraq. Bagdad no parece estar en sintonía con la coalición internacional encabezada por USA a lo que sucedería después de la liberación de Mosul, ciudad iraquí actualmente bajo control de los yijadistas. Las revelaciones del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan al canal de televisión saudita Rotana Group, propiedad del príncipe Walid Ben Talal, embajador oficioso de Arabia Saudita en Israel. Retomando sus propias declaraciones al diario turco Sabah, Erdogan anunció que cuando Mosul sea liberada del Emirato Islámico (Daesh), la populación de la ciudad debe mantenerse tal como está después de la «limpieza» allí realizada por esa organización yijadista, o sea la población debe seguir siendo exclusivamente sunita. También recordó que Turquía mantiene tropas en Iraq, contra la voluntad de Bagdad, porque tiene un derecho histórico sobre la ciudad de Mosul.
Muchos iraquíes han interpretado esas declaraciones de Erdoğan como el anuncio de una posible ocupación turca de esa ciudad, después de la ocupación yijadista.
En Saná, un bombardeo cuya autoría nadie acepta mató 140 yemenitas que participaban en la presentación de condolencias por la muerte del padre del ministro del Interior, el general Jalal al-Ruichene. Este último había sido nombrado ministro del Interior por el presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi. Pero se mantuvo en el cargo bajo el nuevo gobierno de los revolucionarios hutíes y Arabia Saudita lo considera un traidor. Sospechoso de ser el autor de la masacre, el reino saudita desmintió toda relación con ese hecho. Pero el comunicado de Riad no disculpa a los aliados de Arabia Saudita que participan en la agresión contra Yemen.
Es la primera vez que algo así sucede en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La proposición francesa apuntaba a impedir que Siria y Rusia sigan aplicando la resolución 2249 en la que el propio Consejo de Seguridad de la ONU.
«solicita a los Estados Miembros (…) redoblar los esfuerzos y coordinar su accionar con vista a prevenir y poner fin a los actos de terrorismo perpetrados en particular por el EIIL, también conocido bajo el nombre de Daesh, así como por el Frente al-Nusra y todos los demás individuos, grupos, empresas y entidades asociados a al-Qaeda».El texto francés incluso se contradecía ya que hacía referencia al acuerdo de cese de hostilidades concluido entre USA y Rusia —acuerdo donde se precisa que USA debe separar a los rebeldes moderados de los yijadistas extremistas— pero al mismo tiempo prohibía bombardear a los extremistas y sobrevolar no sólo el este de Alepo sino también la parte oeste de esa ciudad siria.
La propuesta rusa también mencionaba el acuerdo de cese de hostilidades, pero también saludaba la aplicación de la resolución 2249, que llama a la lucha contra los yijadistas.
Con el cierre del paréntesis que fue el cese de hostilidades, la Jund Al-Aqsa (surgida de al-Qaeda y lógicamente considerada por todos como un grupo «extremista») se unió oficialmente al Jabhat Fateh al-Sham (nueva apelación del Frente Al-Nusra, adoptada luego de su amigable «divorcio» de al-Qaeda).
Al cuestionar a la OTAN, el representante permanente de Rusia, Vitali Churkin, puso de relieve las contradicciones de sus colegas occidentales al observar:
«El representante permanente del Reino Unido acaba de exclamar patéticamente: "¡Paren esto ahora!".
Tiene razón, paren ustedes inmediatamente de respaldar a la escoria de todo tipo en el mundo entero, ya sean extremistas, terroristas y a todos aquellos que se dedican a desestabilizar la situación en tal o cuál país.
De manera general, cesen ustedes de inmiscuirse en los asuntos de los demás Estados soberanos. Renuncien ustedes a sus costumbres coloniales. Dejen tranquilo al mundo. Eso permitirá sanear la situación en varias regiones del planeta».Por su parte, el representante de Siria, Bashar Jaafari, resaltó después:
«USA, Francia y el Reino Unido llevan 6 años recurriendo a este Consejo, sesión tras sesión, apadrinando los proyectos de declaraciones. Y lo hacen para engañar a la opinión pública haciéndoles creer que tratan de resolver la crisis en mi país».China votó a favor de la proposición rusa, pero prefirió abstenerse de recurrir al veto ante la proposición francesa.
Estos vetos cruzados desataron las lenguas de numerosos responsables políticos, como el ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, quien —en entrevista concedida al diario Bild— advirtió a sus conciudadanos sobre el riesgo de guerra mundial.
En Siria, sin embargo, nadie cree que Washington lleve a cabo sus amenazas y bombardee el país o el ejército sirio. La liberación del país sigue adelante y se caracteriza por un retroceso cada vez más acentuado de los yijadistas en Alepo.
Mientras tanto, la situación se ha hecho más tensa en Iraq. Bagdad no parece estar en sintonía con la coalición internacional encabezada por USA a lo que sucedería después de la liberación de Mosul, ciudad iraquí actualmente bajo control de los yijadistas. Las revelaciones del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan al canal de televisión saudita Rotana Group, propiedad del príncipe Walid Ben Talal, embajador oficioso de Arabia Saudita en Israel. Retomando sus propias declaraciones al diario turco Sabah, Erdogan anunció que cuando Mosul sea liberada del Emirato Islámico (Daesh), la populación de la ciudad debe mantenerse tal como está después de la «limpieza» allí realizada por esa organización yijadista, o sea la población debe seguir siendo exclusivamente sunita. También recordó que Turquía mantiene tropas en Iraq, contra la voluntad de Bagdad, porque tiene un derecho histórico sobre la ciudad de Mosul.
Muchos iraquíes han interpretado esas declaraciones de Erdoğan como el anuncio de una posible ocupación turca de esa ciudad, después de la ocupación yijadista.
En Saná, un bombardeo cuya autoría nadie acepta mató 140 yemenitas que participaban en la presentación de condolencias por la muerte del padre del ministro del Interior, el general Jalal al-Ruichene. Este último había sido nombrado ministro del Interior por el presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi. Pero se mantuvo en el cargo bajo el nuevo gobierno de los revolucionarios hutíes y Arabia Saudita lo considera un traidor. Sospechoso de ser el autor de la masacre, el reino saudita desmintió toda relación con ese hecho. Pero el comunicado de Riad no disculpa a los aliados de Arabia Saudita que participan en la agresión contra Yemen.
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