Resulta complejo explicar, de manera simplificada, lo que es el plano astral. Para hacerlo es necesario comenzar diciendo que en el universo «todo vibra», y esto se produce tanto en el plano de la materia-energía, que es la parte que estudia la ciencia, como en planos o estados más sutiles donde son otras las partículas, la energía y las leyes de causalidad que lo conforman.
Hay que tener en cuenta que el mundo astral es un mundo paralelo al nuestro, y gobernado por fuerzas emocionales. Dentro de este mundo existe una zona donde se aglutinan las más bajas pasiones y deseos, una zona invisible donde se mueven entidades que podrían considerarse, dadas sus características, demonios en el argot más popular. Dicho nombre nos ha sido legado a lo largo de los siglos ante la asociación que la religión establece entre dichas entidades y las fuerzas del Mal. De hecho, según la Teosofía, éste es el auténtico infierno, y se vive de forma diferente según las creencias y pensamientos de cada individuo. El Bajo Astral es el subplano que ha dado lugar al mito cultural del infierno, entendido como un lugar de castigo que, generalmente, se concibe como eterno.
Hay que tener en cuenta que el mundo astral es un mundo paralelo al nuestro, y gobernado por fuerzas emocionales. Dentro de este mundo existe una zona donde se aglutinan las más bajas pasiones y deseos, una zona invisible donde se mueven entidades que podrían considerarse, dadas sus características, demonios en el argot más popular. Dicho nombre nos ha sido legado a lo largo de los siglos ante la asociación que la religión establece entre dichas entidades y las fuerzas del Mal. De hecho, según la Teosofía, éste es el auténtico infierno, y se vive de forma diferente según las creencias y pensamientos de cada individuo. El Bajo Astral es el subplano que ha dado lugar al mito cultural del infierno, entendido como un lugar de castigo que, generalmente, se concibe como eterno.
En religión, ocultismo y folclore, un demonio es un ser sobrenatural descrito como algo que no es humano y que usualmente resulta malévolo.
Deseo puntualizar que el plano astral no es un estado de conciencia o un espacio concreto, sino una dimensión. A su vez, dicho plano se divide en siete subplanos, y cada uno de ellos tiene sus propias particularidades, frecuencias vibratorias y energías.
Cada uno de esos siete subplanos dimensionales o niveles de evolución espiritual que menciono se mueve o vibra con una energía diferente. Por eso, una persona, a lo largo de su vida, puede ascender o descender dentro de los diversos subplanos astrales en función de la mayor o menor densidad de sus vibraciones energéticas. Digamos que por un lado, las vibraciones más densas están vinculadas a los sentimientos, pensamientos y actos más bajos, mundanos y malintencionados. Sin embargo, en el lado opuesto se hallan los pensamientos elevados y más espirituales, asociados a sentimientos y actos de naturaleza opuesta, y que conducen a la persona a vincularse con los subplanos astrales más elevados.
Se le llama Bajo Astral al 7º subplano del Astral, y recibe ese nombre porque está situado en el nivel más inferior. Es la banda de frecuencia que tiene que ver con las emociones o los pensamientos negativos. En él, la negatividad se mueve de manera predominante por la zona más densa de todo el plano astral. En el Bajo Astral se manifiestan las peores energías espirituales: la energía del odio, del rencor, de la ira, del egoísmo más crudo, de las tendencias homicidas, de las más retorcidas perversiones o del vicio incontrolable.
Debido a las escasas vibraciones que le llegan y que se manifiestan dentro de él, está habitado por bajas energías: sombras, demonios, espíritus de suicidas, asesinos, violadores... Es a este subplano a donde van a parar aquellos difuntos con actitudes reprochables en vida, como alcohólicos incorregibles, drogadictos desmesurados, asesinos, ladrones, violadores, genocidas, maltratadores o cualquier persona que en vida mantuvo una actitud destructiva, tanto con él mismo como con los demás. Las energías de estos espíritus son escasas y vibran a una frecuencia muy baja, por lo que dicho lugar resulta idóneo para acogerlos, y es ahí donde se anclan y permanecen durante períodos extremadamente largos. Se sabe, porque así lo han manifestado personas con el don de la mediumnidad o clarividencia, que este tipo de seres vagan por el 7º subplano en medio del sufrimiento y de la confusión, tratando, siempre que pueden, de satisfacer sus bajos deseos captando a alguien en el mundo físico para, a través de algún mecanismo, parasitarlo y nutrirse.
Es importante saber que el Bajo Astral es un espacio en el que no es saludable permanecer, aún cuando veamos imágenes bellas y nos sintamos a gusto. Digo esto porque a menudo es un lugar al que mucha gente suele deslizarse cuando sueña, especialmente tratando de realizar viajes astrales a este plano simplemente por curiosidad o morbo. Una vez allí, la incomodidad es manifiesta ante la vibración siniestra y oscura que impera en dicho plano. Allí, todo está muy cargado de negatividad, por lo que resulta peligroso ya que siempre se vuelve del viaje cargado de basura astral en nuestro campo o aura personal.
Es curioso comprobar cómo en las viejas enseñanzas esotéricas se solía animar a la gente a realizar determinadas experiencias que ahora llamamos viajes astrales. Sin embargo, en la actualidad y con las nuevas enseñanzas se recomienda todo lo contrario, es decir, evitar la búsqueda de esta zona energética por lo dañina que puede resultar, especialmente para aquellas personas que tienen una capacidad mediúmnica.
En cuanto a las entidades que lo habitan, hay que diferenciar dos tipos: por un lado, las que han estado allí desde el momento de la Creación, y por otro, las creadas por la Humanidad. Las primeras son, en realidad, las futuras almas de todos los elementos que pertenecen a la naturaleza, los minerales, etc, por lo que no hay que acercarse a ellas dado que son la reserva para la existencia de la materia como energía. Sin esas criaturas, la materia regresaría a su estado sutil y no podría existir el mundo físico tal como lo conocemos.
Respecto a las segundas, llamadas también EAP (entidad astral parasitaria) y creadas por la humanidad, son seres que en su día fueron humanos y que permanecen en el mundo de las bajas pasiones e instintos. Las entidades de este submundo son espíritus que han perdido su alma, muertos que se han desprendido de su conexión espiritual, así como distintos seres creados por las más bajas emociones. En este plano adquieren un propósito y pueden ser manipulados, logrando efectos concretos en el mundo físico. Una persona con facilidad clarividente o psíquica puede percibirlos, y habitualmente aluden a que son entidades oscuras o con iridiscencia roja como el fuego.
Con relación a los tipos de entidades que pululan por el Bajo Astral, una de las más abundantes es la SOMBRA. Cuando alguien muere y su espíritu deja el cuerpo astral para pasar al mental, este cuerpo astral que ocupaba se desintegra la mayoría de las veces con normalidad. Sin embargo, eso a veces no sucede en el caso de personas que, o bien han tenido un comportamiento destructivo, o sin ser malas, han tenido muy acentuada la presencia de bajas pasiones y tendencias. En dicho casos, el cuerpo astral está demasiado vitalizado por estas energías negativas., y además conserva suficiente energía psíquica, por lo que no llega a desintegrarse y conforma una especie de versión negativa del individuo, algo así como su lado oscuro desprendido, su sombra. Desgraciadamente, esa SOMBRA, conserva una pequeña porción del cuerpo mental del sujeto, porción suficiente para albergar gran parte de recuerdos y pensamientos.
Cada uno de esos siete subplanos dimensionales o niveles de evolución espiritual que menciono se mueve o vibra con una energía diferente. Por eso, una persona, a lo largo de su vida, puede ascender o descender dentro de los diversos subplanos astrales en función de la mayor o menor densidad de sus vibraciones energéticas. Digamos que por un lado, las vibraciones más densas están vinculadas a los sentimientos, pensamientos y actos más bajos, mundanos y malintencionados. Sin embargo, en el lado opuesto se hallan los pensamientos elevados y más espirituales, asociados a sentimientos y actos de naturaleza opuesta, y que conducen a la persona a vincularse con los subplanos astrales más elevados.
Se le llama Bajo Astral al 7º subplano del Astral, y recibe ese nombre porque está situado en el nivel más inferior. Es la banda de frecuencia que tiene que ver con las emociones o los pensamientos negativos. En él, la negatividad se mueve de manera predominante por la zona más densa de todo el plano astral. En el Bajo Astral se manifiestan las peores energías espirituales: la energía del odio, del rencor, de la ira, del egoísmo más crudo, de las tendencias homicidas, de las más retorcidas perversiones o del vicio incontrolable.
Entidades del bajo astral: ¿Qué hay en el «más allá»?
Debido a las escasas vibraciones que le llegan y que se manifiestan dentro de él, está habitado por bajas energías: sombras, demonios, espíritus de suicidas, asesinos, violadores... Es a este subplano a donde van a parar aquellos difuntos con actitudes reprochables en vida, como alcohólicos incorregibles, drogadictos desmesurados, asesinos, ladrones, violadores, genocidas, maltratadores o cualquier persona que en vida mantuvo una actitud destructiva, tanto con él mismo como con los demás. Las energías de estos espíritus son escasas y vibran a una frecuencia muy baja, por lo que dicho lugar resulta idóneo para acogerlos, y es ahí donde se anclan y permanecen durante períodos extremadamente largos. Se sabe, porque así lo han manifestado personas con el don de la mediumnidad o clarividencia, que este tipo de seres vagan por el 7º subplano en medio del sufrimiento y de la confusión, tratando, siempre que pueden, de satisfacer sus bajos deseos captando a alguien en el mundo físico para, a través de algún mecanismo, parasitarlo y nutrirse.
Es importante saber que el Bajo Astral es un espacio en el que no es saludable permanecer, aún cuando veamos imágenes bellas y nos sintamos a gusto. Digo esto porque a menudo es un lugar al que mucha gente suele deslizarse cuando sueña, especialmente tratando de realizar viajes astrales a este plano simplemente por curiosidad o morbo. Una vez allí, la incomodidad es manifiesta ante la vibración siniestra y oscura que impera en dicho plano. Allí, todo está muy cargado de negatividad, por lo que resulta peligroso ya que siempre se vuelve del viaje cargado de basura astral en nuestro campo o aura personal.
Es curioso comprobar cómo en las viejas enseñanzas esotéricas se solía animar a la gente a realizar determinadas experiencias que ahora llamamos viajes astrales. Sin embargo, en la actualidad y con las nuevas enseñanzas se recomienda todo lo contrario, es decir, evitar la búsqueda de esta zona energética por lo dañina que puede resultar, especialmente para aquellas personas que tienen una capacidad mediúmnica.
Viajes astrales
En cuanto a las entidades que lo habitan, hay que diferenciar dos tipos: por un lado, las que han estado allí desde el momento de la Creación, y por otro, las creadas por la Humanidad. Las primeras son, en realidad, las futuras almas de todos los elementos que pertenecen a la naturaleza, los minerales, etc, por lo que no hay que acercarse a ellas dado que son la reserva para la existencia de la materia como energía. Sin esas criaturas, la materia regresaría a su estado sutil y no podría existir el mundo físico tal como lo conocemos.
Respecto a las segundas, llamadas también EAP (entidad astral parasitaria) y creadas por la humanidad, son seres que en su día fueron humanos y que permanecen en el mundo de las bajas pasiones e instintos. Las entidades de este submundo son espíritus que han perdido su alma, muertos que se han desprendido de su conexión espiritual, así como distintos seres creados por las más bajas emociones. En este plano adquieren un propósito y pueden ser manipulados, logrando efectos concretos en el mundo físico. Una persona con facilidad clarividente o psíquica puede percibirlos, y habitualmente aluden a que son entidades oscuras o con iridiscencia roja como el fuego.
Con relación a los tipos de entidades que pululan por el Bajo Astral, una de las más abundantes es la SOMBRA. Cuando alguien muere y su espíritu deja el cuerpo astral para pasar al mental, este cuerpo astral que ocupaba se desintegra la mayoría de las veces con normalidad. Sin embargo, eso a veces no sucede en el caso de personas que, o bien han tenido un comportamiento destructivo, o sin ser malas, han tenido muy acentuada la presencia de bajas pasiones y tendencias. En dicho casos, el cuerpo astral está demasiado vitalizado por estas energías negativas., y además conserva suficiente energía psíquica, por lo que no llega a desintegrarse y conforma una especie de versión negativa del individuo, algo así como su lado oscuro desprendido, su sombra. Desgraciadamente, esa SOMBRA, conserva una pequeña porción del cuerpo mental del sujeto, porción suficiente para albergar gran parte de recuerdos y pensamientos.
La sombra es todo aquello que no reconocemos abiertamente, pero que se mantiene presente en nuestro interior y revela nuestra versión negativa. Este aspecto inconsciente de la personalidad es un conjunto de actitudes y conductas que nuestro «Yo consciente» no reconoce como propios.
Otra entidad muy habitual es el CASCARÓN, o cadáver astral de un ser humano. A diferencia de la Sombra, no tiene ninguna partícula de material mental, por lo que no posee consciencia, inteligencia o autonomía. Simplemente es un ente pasivo que flota como una nube en el mundo astral. Sin embargo, debido a su inexistente autonomía, puede ser animado por médiums o personas con un gran psiquismo pero carentes de escrúpulos, hasta el punto de lograr asumir la forma de un fallecido o de un vivo, suscitando así un engaño y un peligro.
Los GUSANOS y LARVAS ASTRALES, llamados habitualmente EGRÉGORES, son cuerpos energéticos extraños a nosotros, como pequeños bloqueos, obsesiones o manías. Normalmente suelen alimentarse de nuestra energía vital o cuerpo etérico, pudiendo llegar a manipular nuestra mente para que tengamos cierto tipo de «antojos», como el alcohol, el sexo o el azúcar, entre otros. Con su acción, las LARVAS ASTRALES pueden llegar a generarnos traumas como depresiones o trastornos de la personalidad, sobre todo en personas de carácter débil o poco formado como los adolescentes. ¡Atención! No quiero decir que toda persona que padezca un trastorno de este tipo sea porque es víctima de un gusano o larva astral, pero sí podría darse el caso en determinados individuos. En general, estas entidades se contentan con manipularnos, debilitarnos y hacer que adquiramos algún tipo de adicción.
Son entes muy habituales también en el Bajo Astral los espíritus de los SUICIDAS y VÍCTIMAS DE ACCIDENTES. Se considera que ambas clases de fallecidos suelen afrontar una vida astral complicada. En el caso de las VÍCTIMAS DE ACCIDENTES, si eran buenas personas en vida, se mantienen en un estado de inconsciencia en los subplanos inferiores hasta que transcurre el tiempo que, según su deuda kármica, debería haber vivido. Transcurrido ese tiempo, recuperan la consciencia ya en los subplanos astrales más elevados, pues no han acumulado suficiente energía negativa como para que su conciencia se active en el Bajo Astral. Sin embargo, ocurre justo lo contrario con una persona que ha cometido malos actos y muere en un accidente. Ese espíritu va directamente al Bajo Astral, donde permanecerá consciente un buen tiempo y sin perder los vínculos que le unían a nuestro plano, el plano de los vivos.
En cuanto al SUICIDA, es ya sabido que contrae una gran deuda kármica con el acto del suicidio, pero la situación puede variar dependiendo de por qué se suicidó, en qué estado de consciencia que estaba cuando lo hizo, y cuál era su naturaleza moral y espiritual, tanto en la globalidad de su vida como en sus últimos. Algunas teorías apuntan a que el suicida se queda penando en el Bajo Astral hasta que cumple el tiempo que debió ser vivido, pero sumido en un estado de angustia y confusión.
Por supuesto, en el Bajo Astral se mueven también otros tipos de entidades, pero las anteriores suelen ser las más habituales. En otra ocasión traeré a este espacio más información al respecto.
Fuente: Mayte del Sol
Los GUSANOS y LARVAS ASTRALES, llamados habitualmente EGRÉGORES, son cuerpos energéticos extraños a nosotros, como pequeños bloqueos, obsesiones o manías. Normalmente suelen alimentarse de nuestra energía vital o cuerpo etérico, pudiendo llegar a manipular nuestra mente para que tengamos cierto tipo de «antojos», como el alcohol, el sexo o el azúcar, entre otros. Con su acción, las LARVAS ASTRALES pueden llegar a generarnos traumas como depresiones o trastornos de la personalidad, sobre todo en personas de carácter débil o poco formado como los adolescentes. ¡Atención! No quiero decir que toda persona que padezca un trastorno de este tipo sea porque es víctima de un gusano o larva astral, pero sí podría darse el caso en determinados individuos. En general, estas entidades se contentan con manipularnos, debilitarnos y hacer que adquiramos algún tipo de adicción.
Son entes muy habituales también en el Bajo Astral los espíritus de los SUICIDAS y VÍCTIMAS DE ACCIDENTES. Se considera que ambas clases de fallecidos suelen afrontar una vida astral complicada. En el caso de las VÍCTIMAS DE ACCIDENTES, si eran buenas personas en vida, se mantienen en un estado de inconsciencia en los subplanos inferiores hasta que transcurre el tiempo que, según su deuda kármica, debería haber vivido. Transcurrido ese tiempo, recuperan la consciencia ya en los subplanos astrales más elevados, pues no han acumulado suficiente energía negativa como para que su conciencia se active en el Bajo Astral. Sin embargo, ocurre justo lo contrario con una persona que ha cometido malos actos y muere en un accidente. Ese espíritu va directamente al Bajo Astral, donde permanecerá consciente un buen tiempo y sin perder los vínculos que le unían a nuestro plano, el plano de los vivos.
En cuanto al SUICIDA, es ya sabido que contrae una gran deuda kármica con el acto del suicidio, pero la situación puede variar dependiendo de por qué se suicidó, en qué estado de consciencia que estaba cuando lo hizo, y cuál era su naturaleza moral y espiritual, tanto en la globalidad de su vida como en sus últimos. Algunas teorías apuntan a que el suicida se queda penando en el Bajo Astral hasta que cumple el tiempo que debió ser vivido, pero sumido en un estado de angustia y confusión.
Por supuesto, en el Bajo Astral se mueven también otros tipos de entidades, pero las anteriores suelen ser las más habituales. En otra ocasión traeré a este espacio más información al respecto.
Fuente: Mayte del Sol
No hay comentarios:
Publicar un comentario