Por eso nosotros basamos nuestra justicia en los principios de un orden económico natural, que ha sido el alma del progreso económico en todos los tiempos; pero al lado de los derechos de la propiedad le ponemos el correlativo deber social, y al lado de las iniciativas individuales ponemos las iniciativas del Estado, que puede estimular a aquéllas y sustituirlas cuando sea preciso; y al del ahorro, la obligación de que éste vaya a fecundar los campos y las obras de más interés para la nación. Sobre estas bases sí que se puede crear una justicia y hacer que los hombres sean más felices.
Los sistemas que han destruido el orden económico, como le pasó al comunismo, han tenido que rectificar y renunciar a su doctrina y volver, a duras penas, a los principios del orden económico; pero esto, con ser mucho, no sería bastante; no solamente de pan vive el hombre; vive también de ideales y de espíritu, y por ello, sobre todos estos propósitos, prendiendo estas realizaciones, mantenemos los principios del Evangelio; nuestra obra sería incompleta si no contáramos con el espíritu; y por eso, sobre el pan y la justicia, ha puesto el Movimiento el reinado de la Cruz.
Los sistemas que han destruido el orden económico, como le pasó al comunismo, han tenido que rectificar y renunciar a su doctrina y volver, a duras penas, a los principios del orden económico; pero esto, con ser mucho, no sería bastante; no solamente de pan vive el hombre; vive también de ideales y de espíritu, y por ello, sobre todos estos propósitos, prendiendo estas realizaciones, mantenemos los principios del Evangelio; nuestra obra sería incompleta si no contáramos con el espíritu; y por eso, sobre el pan y la justicia, ha puesto el Movimiento el reinado de la Cruz.
Francisco Franco Bahamonde
(18-XII-1945: Badajoz.)
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