LA GEOPOLÍTICA DE ÁFRICA: EL SAHEL COMO CORAZÓN AFRICANO

 La geopolítica de África: el Sahel como corazón africano

Muchas páginas y relatos que no habían escrito nada sobre el Sahel ni comentado los recientes procesos políticos africanos se están subiendo al carro del tema.

El resultado son explicaciones muy débiles que ignoran la geopolítica del Sahel, el lugar de África en los recientes conflictos internacionales y se centran únicamente en una u otra cuestión económica (una limitación derivada del origen marxista de estos repentinos análisis, pero al menos no son como otros análisis marxistas que califican las revueltas africanas de los siglos XX y XXI de «nacionalistas burguesas»).

Para remediarlo, recomiendo un análisis de Lucas Leiroz que ayer contextualizaba el fenómeno general a la luz de la promoción del caos por parte de Occidente mediante la instrumentalización del terrorismo, así como la confrontación rusa de esta amenaza a través de Wagner.

Añadiré algunas reflexiones.

África forma parte de la Isla Mundial, según la geopolítica de Mackinder, es decir, la supermasa de tierra que comprende Europa, Asia y África, correspondiendo esta última al flanco sur del supercontinente. Considerando el brocado de Mackinder sobre el Heartland, una idea importante de la geopolítica atlantista es impedir su acceso a los recursos africanos.

Inicialmente, esto no se haría en África sino en la propia Europa del Este mediante la fragmentación de las fronteras de la zona pivote. Pero en la medida en que el control soviético en el Heartland no resultara frágil, la talasocracia debía subyugar a la telurocracia a través del Rimland, en términos de Spykman, es decir, toda la franja territorial costera que abarca Europa, África del Norte, Oriente Próximo, India, el Sudeste Asiático, subiendo por la costa chino-coreana desde el Mar.

Así pues, incluso con el Heartland consolidado, el control del Rimland por una potencia hostil como EEUU, bastaría para asfixiar al Estado en cuestión. Es importante tener esto en cuenta porque ésta es la lógica geopolítica fundamental tanto de la presencia yanqui en Europa (Gran Bretaña como aeródromo), como de la guerra de Vietnam y de la Primavera Árabe.

El Sáhara aparece a finales de Mackinder como parte de un «cinturón de desiertos» cuyo control permite establecer una forma de «barrera natural». Para el atlantismo, representa una zona cuyo control facilita el control del Rimland. Para Rusia, representa una zona a través de la cual es posible reducir la presión sobre el Rin.

En Los fundamentos de la geopolítica de Dugin, los países del Sáhara aparecen en el contexto de la defensa de Eurasia como una frontera meridional en caso de alianza entre Rusia y las fuerzas árabe-islámicas.

Ahora bien, toda la región del conflicto en cuestión, que se extiende desde el Sahel hasta el delta del río Congo pasando por África Occidental, es caracterizada por Saul Cohen como un «cinturón de fragmentación», es decir, como una zona caótica de fragmentación, difícil de estabilizar y en la que las potencias tienen dificultades para aplicar cualquier línea de actuación debido a los conflictos étnicos, religiosos, etc., lo que en la práctica es también el resultado de los proyectos neocolonialistas franceses desde Vidal de la Blache, que pretendían imponer fronteras a África según criterios europeos.

Sin embargo, la creación de una alianza Malí-Guinea-Burkina Faso-Níger, con apoyo argelino, y de un ramal desde la RCA hasta la RDC, con apoyo ruso, podría sacar a esta región de la categoría de «cinturón astillado» y convertirla en una región estratégica para la defensa de Eurasia mediante el control del Sáhara, así como para el control del Heartland africano, identificado por el difunto Mackinder como correspondiente a toda la zona africana por debajo del desierto.

También es importante señalar que, aunque los ríos Níger y Congo, por ejemplo, son extensos, su navegabilidad está limitada por varios saltos de agua, lo que dificulta los esfuerzos atlantistas por controlar la región desde el mar.

En resumen, Rusia se está proyectando en el Sahel en un movimiento que sirve tanto a los intereses rusos como a los africanos. Los intereses rusos se sirven defendiendo el flanco sur de Eurasia (que es donde encaja el artículo de Lucas Leiroz sobre la promoción del terrorismo en el Sahel por parte de Occidente como una amenaza para Rusia) y respondiendo a la disputa en el Rimland; los intereses africanos se sirven estabilizando la región en disputa (que corresponde aproximadamente a Francia-África), lo que hace posible que los Estados regionales integrados controlen el Heartland africano (en alianza con Rusia).

Aquí entra en juego otro posible elemento, que es el control del Sahel y la deconstrucción de África como mecanismos para acelerar el colapso de la OTAN, haciendo que la talasocracia pierda su avanzada occidental por una presión meridional añadida al propio inconformismo europeo.

Temas como el uranio, el oro, el petróleo, etc. son relevantes, pero son más del orden de los «premios» que de la esencia de la geopolítica.

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