Grandes movimientos de guerra en Europa bajo las órdenes de Estados Unidos.

 

Las potencias occidentales siguen apostando a la escalada. Ahora acaban de autorizar al régimen de Kiev para utilizar las armas que ha recibido de Occidente, y para atacar objetivos en suelo ruso. En principio, quienes fabrican armas son responsables de el uso que se da al armamento que producen, pero en este momento Occidente esconde esa responsabilidad tras el derecho de Ucrania a defenderse. Y también se plantea la posibilidad de autorizar el régimen ucraniano para que utilice contra Rusia los misiles de largo alcance que le han entregado… mientras fingen no saber que esos misiles son inutilizables sin sus redes de satélites militares. Para terminar, también se plantean autorizar el uso de armas atómicas, lo cual sería una violación del Tratado de No Proliferación.

Algunos aliados de Estados Unidos ya habían ido más lejos. Hace varias semanas, el Reino Unido ya había autorizado Ucrania a utilizar los misiles británicos de largo alcance Storm Shadow en ataques contra cualquier punto de Rusia. Recientemente, Francia y Alemania asumieron la misma posición.

La decisión que el presidente Joe Biden acaba de anunciar se debe fundamentalmente a la presión que ejerció el secretario de Estado, Antony Blinken, a favor de la eliminación de las restricciones sobre el uso del armamento estadounidense por parte de Ucrania.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, fue el encargado de «preanunciar» la decisión de Washington a los miembros europeos de ese bloque bélico. Al intervenir en el consejo de la Unión Europea, el secretario general de la OTAN declaró: «Según el derecho internacional, Ucrania tiene derecho a la autodefensa. Y el derecho a la autodefensa incluye también el ataque contra objetivos militares dentro de Rusia».

Al mismo tiempo, Polonia anunció la compra de misiles de largo alcance a Estados Unidos y afirmó «estar dispuesta a albergar armas nucleares de la OTAN». Lo mismo hizo Suecia. Este pais, que acaba de sumarse a la alianza atlántica, dio a conocer que está «disponible para acoger armas nucleares estadounidenses en caso de guerra».

Francia puso a prueba un nuevo misil nuclear lanzado desde el aire y ha destinado un 13% de su presupuesto militar al fortalecimiento de su armamento nuclear.

En cuanto a los objetivos en Rusia contra los cuales estarían dirigidos los misiles de largo alcance que Estados Unidos y los demás países miembros de la OTAN entregan a Ucrania, Kiev divulgó recientemente que «un drone ucraniano tuvo como blanco un segundo radar militar ruso de largo alcance». Se trata de un radar de alerta temprana, concebido para identificar misiles balísticos, incluso hipersónicos, y otros objetos volantes incluso a 10.000 kilómetros de distancia de la instalación de alerta.

Es imposible que el ejército ucraniano tenga la capacidad necesaria para efectuar un solo ataque de ese tipo en la profundidad del territorio ruso. La situación del ejército ucraniano es actualmente tan difícil que Kiev ha promulgado una ley que le permite reclutar en las cárceles delincuentes condenados por delitos de derecho común, incluso criminales, que estén dispuestos a pelear en el frente para escapar a la prisión.

Además, un ataque como el anunciado por Kiev requiere el uso de una red de satélites militares que Ucrania simplemente no tiene. Eso indica que quienes dirigen ese tipo de ataque contra Rusia son en realidad las fuerzas armadas de Estados Unidos y de la OTAN, actuando estas últimas bajo las órdenes del Pentágono estadounidense.

Países que, como Italia, «acogen» armas nucleares estadounidenses, en violación del Tratado de No Proliferación, se ven así convertidos en la primera línea de un enfrentamiento nuclear con Rusia, enfrentamiento que hoy sería muchísimo más peligroso en tiempos de la guerra fría.

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