¿SERÁ EL NUEVO FRENTE DE GUERRA EL DEFINITIVO?

 

El nuevo frente de guerra que se ha abierto entre Israel y Palestina podría ser el último, el definitivo que podría conducir inesperadamente al mundo hacia una 3GM.

No está claro cómo la inteligencia israelí pudo ser tomada por sorpresa por el ataque de Hamás y otros grupos palestinos desde Gaza. No es explicable que la inteligencia israelí (la que conoce hasta las guaridas más recónditas de los dirigentes de la organización terrorista) ignorara que en Gaza se estaban almacenando armas estadounidenses y occidentales procedentes de Ucrania y Afganistán, incluidos misiles antitanque y cohetes, aviones no tripulados y radares portátiles.

Por otro lado, es bastante concebible que, en la acción emprendida por la resistencia palestina, esté la mano de actores externos, que pueden ser: Irán y, de forma directa, Rusia, que tienen cuentas pendientes con el gobierno de Tel Aviv.

Irán debe vengarse por todos los ataques aéreos llevados a cabo por Israel contra las fuerzas iraníes en Siria durante los dos últimos años, así como por el asesinato de científicos iraníes y del general Soleimani (asesinado por Estados Unidos a instancias de Israel). Por ello, Irán ha proporcionado armas, entrenamiento y tecnología avanzada a grupos palestinos.

Rusia tiene una cuenta pendiente con Israel por su ayuda a Ucrania, por sus incursiones en Siria contra objetivos rusos y sirios, por el papel de Israel en el apoyo a Azerbaiyán, enviando armas e información de inteligencia en la guerra contra Armenia y facilitando la toma de Nagorno-Karabaj.

Por todas estas situaciones, podemos imaginar que Israel (por orden de Netanyahu) dejó una abertura sin vigilancia para permitir el ataque de Hamás, aunque no previó la magnitud de la matanza de soldados y civiles israelíes que siguió (unos mil muertos y miles de heridos). 

A su vez, el frente norte del Líbano también está en peligro de estallar, donde Hezbolá ha neutralizado las bases de radar de la frontera y está preparando sus fuerzas de misiles para atacar territorio israelí. Esto mientras Israel ya ha empezado a bombardear la zona fronteriza del Líbano.

Lo que ha ocurrido es que el gobierno de Netanyahu ha decretado el estado de guerra y se prepara para arrasar Gaza y, con la ayuda de EE.UU., dirigir una represalia contra Irán.

Los portaaviones y el grupo de ataque naval estadounidenses no se desplazan al Mediterráneo para atacar a Hamás sino para golpear a Irán, probablemente los yacimientos petrolíferos e industriales de ese país. Netanyahu lleva mucho tiempo intentando convencer a Washington de que ataque a Irán, ahora tiene la oportunidad y el pretexto.

A su vez, Israel está dispuesto a utilizar sus armas nucleares contra Irán. Netanyahu ha pedido a Biden y a Blinken que le den vía libre sobre Irán y le proporcionen ayuda.

Fuentes confidenciales han informado de que el embajador israelí en Moscú ha advertido al gobierno ruso de que, dado que Israel considera a Irán el principal culpable del actual ataque, Teherán sería golpeado con «bombas nucleares estratégicas».

Se desconoce cuál será la respuesta rusa, que debe considerar la defensa de su aliado y de sus intereses en Oriente Próximo.

Fuerzas ucranianas bajo ataque ruso
Mientras tanto, el desenlace de la guerra en Ucrania parece sellarse con la derrota de las fuerzas ucranianas y de la OTAN.

La persistencia de EE.UU. y sus satélites europeos en librar una guerra por poderes contra Rusia ha brindado una oportunidad a la resistencia palestina. En un momento en que Washington está atrapado en un conflicto por poderes que ha orquestado sin medir las consecuencias, la inesperada ofensiva de la resistencia en territorio israelí pone de relieve la fragilidad del Estado colono y desestabiliza el eje imperialista.

En el próximo episodio que se avecina asistiremos al abandono estadounidense de Ucrania y al probable estallido de las hostilidades con Irán, hecho que afectará a otros países árabes e islámicos que se movilizarán en defensa de Jerusalén y Palestina. Erdogan ya ha comenzado a agitar y exige el retorno de Israel a las fronteras de 1967.
Veremos si estas predicciones son acertadas, pero las consecuencias serán sin duda muy negativas para Europa, que pagará el precio de su ignominia con los efectos de las guerras de las que ha sido cómplice, cuando los precios del petróleo, el gas y las materias primas se disparen.

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