MONÁRQUICOS

 

Encabezado por el Conde de Romanones (FOTO), el círculo más próximo al Borbón le convenció para que abandonase el país.

Me sugiere mi amigo Jaime Alonso (dice Pío Moa) una crítica a las separatas semanales de ABC sobre el franquismo, encomendadas nada menos que a Paul Preston. Podría ser escandaloso, pero no lo es si atendemos a la trayectoria monárquica, resumible en unos pocos puntos:
  • La monarquía estaba en 1923 en las últimas, debido al carácter tan  mediocre como intrigante de los políticos monárquicos y a la escasa consistencia de Alfonso XIII. La salvó in extremis la dictadura de Primo de Rivera, cuyos seis años largos de gobierno fueron los más productivos para España y para la propia monarquía desde principios del siglo.
  • La mediocridad e intrigas de los monárquicos lograron expulsar a Primo de Rivera y traer la 2Re mediante una especie de autogolpe. A aquellos monárquicos no les importaban los beneficios para España de la suave dictadura de Primo. Deseaban volver a los chanchullos tradicionales y estaban asustados por las acusaciones de la izquierda y los separatistas al «rey perjuro». Perjuro por haber tenido que aceptar una dictadura formalmente contraria a la Constitución monárquica. ¡Lo más grotesco del caso era que quienes acusaban al rey de perjurio siempre habían rechazado y combativo, incluso violentamente, aquella Constitución!
  • La monarquía, por lo tanto, se suicidó literalmente y abrió paso a la república. Los jefes monárquicos, con alguna excepción, tienen responsabilidad directa en el cambio de régimen.  Esta duró solo cinco años, pero vale la pena comparar el orden productivo y con alto índice de libertad política de la «dictadura» de Primo con el quinquenio violento y estúpido de la república, derivado finalmente al Frente Popular y destrozada por este. ¡Ahora, la mayoría de los historiadores y políticos, incluso monárquicos, critican o condenan muy serios a Primo de Rivera y muestran un curioso respeto por Azaña y otros prohombres de la república!
  • Suicidada la monarquía, no había necesidad de que volviera. Si Franco se propuso traerla de nuevo, tras un período largo en que cicatrizasen las heridas dejadas por la guerra, fue por considerarla un factor de moderación política y símbolo de continuidad histórica. ¡Sin embargo, fueron de nuevo los monárquicos los que conspiraron contra el proyecto!
  • Durante la 2GM, los monárquicos (no todos pero sí los más próximos al pretendiente Don Juan) se acercaron primero a Alemania cuando esta iba ganando, y a continuación a los anglosajones, intrigando peligrosamente contra Franco para retornar a una monarquía tutelada por el Imperio anglouseño. Sobre el servilismo abyecto del proyecto ha dado el mismo Ansón algunos datos bien relevantes en su biografía de Don Juan. Obviamente, ese no era el proyecto de Franco, y la monarquía solo pudo llegar, entonces, previa ruptura de la continuidad  dinástica en Juan Carlos. En otras palabras, se debió totalmente a la voluntad de Franco, sin la cual no habría podido establecerse.
  • La monarquía actual, como la democracia, proceden y no pueden proceder más que del franquismo, la oposición al cual siempre fue antidemocrática. Pero, debido a la nulidad intelectual y pobreza moral —sin duda con excepciones— del personal monárquico,  pronto Juan Carlos trató por todos los medios de acercarse a los enemigos tradicionales de la monarquía (PSOE y separatistas) tratando de hacer olvidar sus propios orígenes.  Esta era una «estrategia» que venía de lejos, ya recomendada por Gil-Robles después de la 2GM: tratar de congraciarse con la izquierda, pues la derecha, «por la cuenta que le traía», tragaría con todo. Algo así había pasado en 1930, cuando los monárquicos renegaron de Primo de Rivera, pero la lección no fue aprendida.
  • El «congraciamiento» con sus enemigos naturales llevó a que estos hicieran firmar a Juan Carlos, y luego a su hijo, unas leyes de deslegitimación del franquismo que a su vez deslegitiman la monarquía. Por asombroso que suene, hoy la monarquía está deslegitimada de derecho. No lo está de hecho porque para ello sus enemigos precisan de una fuerza de la que por el momento carecen. Aunque cada vez se sienten más fuertes. El PSOE acabó con la república cuando se sintió lo bastante fuerte para ello, y de nuevo vuelve a sentirse peligrosamente fuerte, junto a sus aliados separatistas de siempre para acaba ahora con la monarquía. ¡Y la unidad de España y la democracia vuelven a estar en serio peligro!
  • Los artículos «antifranquistas» del ABC, órgano por excelencia de la monarquía, se entienden fácilmente si se tiene en cuenta este lamentable historial, que pareció corregirse con la decisión de Franco, pero que no ha sido así. Bien es verdad que la monarquía se ha visto desasistida de quienes deberían ser sus valedores intelectuales y políticos, sobre todo después de la condena de Aznar al franquismo.

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