Nuestro amigo y colaborador libanés, Hassan Hamadé, quien participó personalmente en la mediación del arzobispo Hilarion Cappuci en favor de la liberación del combatiente Georges Ibrahim Abdallah, aporta su testimonio sobre la lucha de este militante libanés por la causa palestina.
El caso de Georges Ibrahim Abdallah
OCCIDENTE SE HA DIVIDIDO EN TRES PARTES
Netanyahu y el nazismo
Plantear que un judío pueda ser nazi puede parecer chocante. Pero los hubo y Adolf Hitler les concedió el título de «arios honorarios». El jefe de los sionistas revisionistas, Ze'ev Jabotinsky, no llegó a recibir ese «honor» pero compartió con los nazis su concepción racial del nacionalismo. Jabotinsky propuso fundar junto al III-Reich un «imperio judío» y recibió ayuda del partido nazi para concretar esa idea. Uno de los discípulos de Jabotinsky incluso negoció con el tristemente célebre Adolf Eichmann el exterminio de 450.000 judíos húngaros a cambio de la emigración de un millar de sionistas revisionistas.
El mes pasado, poco antes de que la ONU lo acusara de genocidio, Benyamin Netanyahu declaró públicamente que no se considera un «sionista» a secas sino un sionista revisionista.
- Sigue siendo muy difícil abordar las relaciones de Jabotinsky con el Duce Benito Mussolini, aunque fue con el apoyo de Mussolini que Jabotinsky fundó el Betar en un suburbio de Roma.
- Las relaciones de los nazis con los judíos no fueron de total hostilidad. El propio Reinhard Heydrich se expresó en ese sentido en Das Schwarze Korps, en mayo de 1935, diferenciando a los enemigos —los judíos «asimilacionistas»— de los amigos —los judíos favorables a la emigración hacia Palestina. Heydrich reiteró esa diferencia en varias ocasiones, incluso cuando ya organizaba la «Solución Final». Para Reinhard Heydrich no se trataba de exterminar a todos los judíos sino sólo a los que no aceptaban las tesis raciales de los nazis y no soñaban con instaurar un «imperio judío».
- De 1933 a 1939, los nazis autorizaron los judíos alemanes a emigrar a Palestina —entonces bajo el mandato británico— a condición de que vendieran los bienes que poseían en Alemania, recuperando su valor en forma de exportaciones alemanas en Palestina. Los sionistas revisionistas fueron los principales promotores de aquel acuerdo, denominado «Acuerdo de Haavara» o «acuerdo de transferencia» y criticado por la mayoría de la diáspora[2].
- En abril de 1935, las autoridades nazis autorizaron los judíos miembros del Betar a portar uniformes negros, considerando que el Betar era el mejor apoyo de los acuerdos antes mencionados[3].
- En una entrevista publicada en Der Angriff («El Ataque»), el diario de Joseph Goebbels, en septiembre de 1935, el banquero sionista revisionista Georg Kareski defendía las leyes raciales de Nuremberg. Kareski explicaba que aquellas leyes racistas de los nazis iban en el mismo sentido que las leyes que proponían los sionistas revisionistas: «Las leyes de Nuremberg del 15 de septiembre de 1935, además de sus disposiciones constitucionales, me parecen orientadas enteramente en el sentido del respeto mutuo de la especificidad de cada pueblo. La interrupción del proceso de disolución de numerosas comunidades judías, favorecido por los matrimonios mixtos, es, desde un punto de vista judío, totalmente bienvenida. Para el establecimiento de una existencia nacional judía en Palestina, esos factores, religión y familia, revisten una importancia decisiva».
- En 1936, en una entrevista concedida al diario comunista New Masses, Jabotinsky declara: «El revisionismo es ingenuo, brutal y primitivo. Es salvaje. Usted sale a la calle y le pregunta a cualquiera —a un chino— lo que responderá, en un 100%. Nosotros. Queremos un imperio judío. Igual que hay imperios, italiano y francés en el Mediterráneo, nosotros queremos un imperio judío. (…) Palestina debe ser la patria de 10 o 12 millones de judíos»[4].
- En 1937, los sionistas revisionistas apoyaron también el proyecto franco-polaco denominado «Plan de Madagascar». También en ese caso se trataba de oponerse al asimilacionismo y de estimular el traslado de judíos a Madagascar para instaurar allí un imperio judío.
- No fue sino en 1938 que se disolvió el partido sionista revisionista alemán Staatszionisten.
- Jabotinsky murió en el exilio, en Nueva York, al principio de la 2GM —por cierto, Ben Gurión impidió que se le diese sepultura en Israel. Pero los sionistas revisionistas siguieron trabajando con los nazis.
- Durante toda la 2GM, el sionista revisionista húngaro Rezso Kasztner negoció en secreto con los nazis. Hasta llegó a reunirse con Adolf Eichmann, probablemente en 1944, e informó de esa reunión a personalidades como David Ben Gurión. Kasztner afirmó haber obtenido autorizaciones para que pudieran huir los judíos que fuesen capaces de comprar su salvación. Y, en efecto, recolectó 8,6 millones de francos suizos, pero de todas maneras envió a la muerte los judíos que habían pagado. Al final de la guerra, Kasztner se convirtió en portavoz del ministro de Comercio e Industria de Israel. Pero en 1953 fue acusado de haber engañado a los judíos húngaros y de haberles robado. Se convirtió así en un personaje odiado en Israel y fue asesinado durante su juicio. El historiador Nadav Kaplan escribió en su libro, de reciente publicación[5], que la eliminación física de Kasztner fue una operación de los servicios secretos israelíes, ordenada por David Ben Gurión. Ahora se plantea la interrogante de saber quién se beneficiaba con los manejos de Rezso Kasztner. ¿Sólo los nazis? ¿O también benefició a los sionistas revisionistas? En otras palabras: ¿será que los nazis y los sionistas revisionistas trabajaron juntos en contra de los judíos húngaros? En 1960, al ser entrevistado por la revista estadounidense Life, Eichmann afirmó que Kasztner «había aceptado hacer todo lo posible para que los judíos no opusieran resistencia a su deportación e incluso para que se portaran bien en los campos de concentración, si yo miraba para otro lado y permitía que algunos cientos o algunos miles de judíos emigraran a Palestina. Era un buen negocio». Dicho claramente, parece que Kasztner sacrificó 450.000 judíos húngaros para salvar 1.684 judíos revisionistas.
- Todo eso salió nuevamente a la luz cuando el juez israelí Benjamin Halevy, el mismo juez que se había ocupado del juicio de Rezso Kasztner, presidió el juicio del SS Adolf Eichmann [secuestrado en Argentina por el Mosad en 1960 y juzgado en Jerusalén en 1961. Nota de la Redacción.]. Y el SS Eichmann confirmó ser miembro de una asociación sionista revisionista, algo que era imposible de verificar, pero que Anna Arendt, presente en el juicio, estimó perfectamente posible. A partir de aquel momento [en 1960], los soviéticos denunciaron la complicidad entre los sionistas revisionistas y los nazis. Pero las potencias occidentales prefirieron calificar a los dirigentes soviéticos de «antisemitas».












