¿Exxon regresa a Rusia? ¿Preconfiguración de un G2 energético entre los petroleros Trump y Putin?

De manera lenta, pero segura, nos dirigimos hacia un acercamiento entre Estados Unidos, Rusia y China. Esta perspectiva debería poner fin a la estrategia británica, que busca la destrucción de Rusia, y también a la estrategia estadounidense tendiente a sembrar la división entre Rusia y China. La idea de una cooperación efectiva entre los Tres Grandes corresponde a lo que Donald Trump siempre ha deseado: la formación de alianzas económicas en lugar de la lucha en guerras fratricidas. Pero ese acercamiento va a realizarse en detrimento de quienes siguen apostando por los antiguos antagonismos: la India y la Unión Europea.


A siete días de la significativa primera semana de septiembre, pareciera que se gesta la plataforma del Nuevo Orden Mundial del siglo XXI, cuyos intereses convergen con tres trascendentales cumbres:
1) Grupo de Shanghái (OSC en Tianjin)[1];
2) desfile militar en Pekín por el aniversario 80 de la Victoria contra el fascismo[2], y
3) Foro Económico Oriental en Vladivostok[3].

Como recalqué en su momento, entre los múltiples acuerdos secretos que se están destapando luego de la cumbre histórica en el estado petrolero de Alaska entre los dos presidentes petroleros Trump y Putin, The Wall Street Journal enuncia que «Exxon mantuvo charlas secretas con Rosneft para su regreso a Rusia»[4].

Según The Wall Street Journal, la «reanudación de los negocios en Rusia marcaría un acercamiento dramático después de la ruptura desordenada de Exxon con Moscú cuando Putin atacó Ucrania en 2022». Exxon no es una petrolera cualquiera, es el Imperio privado: ExxonMobil y el poder estadunidense (título del libro de Steve Coll)[5].
[5] Private Empire: ExxonMobil and American Power, Steve Coll, Penguin, 2013.

A juicio del Wall Street Journal, «lo que los dos líderes no dijeron: a puerta cerrada, las mayores empresas de energía de sus países ya habían esbozado una hoja de ruta para regresar a los negocios, explotando campos de petróleo y gas frente a la costa del lejano oriente de Rusia» y agrega que «en conversaciones secretas con la mayor empresa estatal de energía de Rusia este año, un alto ejecutivo de ExxonMobil discutió el regreso al proyecto masivo de Sajalín si los dos gobiernos daban luz verde, como parte del proceso de paz en Ucrania, dijeron personas familiarizadas con las discusiones».

No me gusta discutir con fantasmas clandestinos, pero dudo mucho que el comediante jázaro Zelenski, a punto de ser arrojado debajo del autobús, pueda detener con sus patrones europeos el notable acercamiento energético de los petroleros Trump y Putin.

Rosneft es la empresa integrada estatal rusa de hidrocarburos, cuyo mandamás es el muy poderoso Igor Sechin, íntimo de Putin e integrante del gobernante Grupo de San Petersburgo.

Como si lo anterior fuera poco, según Reuters, portavoz de la anglósfera, existe «el prospecto de la compra por Rusia del equipamiento de Estados Unidos para sus proyectos de gas LNG (gas natural licuado, por sus siglas en inglés) en el Ártico LNG 2» (¡megasic!). Además, es altamente probable que «Estados Unidos compre barcos rompehielos de Rusia»[6]. ¡Un win-win!

A propósito, Putin asentó que «Rusia discute una cooperación con Estados Unidos sobre el Ártico y Alaska» cuando «la zona ártica cuenta con grandes reservas de recursos minerales y Rusia posee tecnologías únicas que atraen a socios extranjeros»[7].

Si bien la visita del líder de la Duma rusa, Viacheslav Volodin, a Xi Jinping en Pekín valió la principal nota del Global Times[8], la presencia del presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, en la Casa Blanca recibió un buen trato por los multimedia chinos cuando el presidente Trump le propuso «visitar China juntos» (¡megasic!)[9], después de que el mandatario estadounidense comentó que «en algún momento, probablemente este año o inmediatamente después viajaremos a China»[10], ya que «vamos a tener una gran relación» con Pekín.

En forma espectacular, Trump anunció que se permitirá a 600.000 (¡megasic!) estudiantes chinos en las universidades de Estados Unidos. ¡El turismo financiero universitario de China a lo que da!

La sola noticia discordante, propalada por los multimedia alemanes, es que el primer ministro de la India, Narendra Modi, ha rechazado responder 4 llamadas telefónicas de Trump[11].

A unos días de la histórica primera semana de septiembre, pareciera que convergen los intereses de las tres superpotencias del cada vez más probable Nuevo Orden Mundial tripolar del G3. ¿Se reconfigura tras bambalinas un G3 entre Rusia, China y Estados Unidos?

Fuente: Alfredo Jalife-Rahme

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