La región del Levante se halla en plena efervescencia ante la aplicación del acuerdo ruso-estadounidense sobre la paz en Siria. Y cada actor trata de salir lo mejor parado posible. Pero, el juego no ha terminado todavía. Moscú y Washington se preparan para desestabilizar al presidente turco Erdoğan.
Viendo que ya no podrán derrocar la República Árabe Siria, los diferentes actores regionales buscan nuevos objetivos, mientras que el Ejército Árabe Sirio se prepara para liberar Idlib, Alepo y Palmira.
Israel maniobra por debajo de la mesa para provocar una nueva guerra civil en el Líbano, con tal de no tener que enfrentarse nuevamente con Hezbolá. Simultáneamente, el presidente israelí Reuven Rivlin viajó a Moscú el 17 de marzo para presentar allí sus exigencias (que no haya iraníes en la frontera entre Siria e Israel y que se reconozca la anexión israelí del Golán sirio). Naturalmente, allí le contestaron que —en el marco de un arreglo de paz regional— Rusia puede ayudar a negociar con los iraníes. En cuanto al Golán, se trata de un tema zanjado desde hace tiempo por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, el ex-embajador de Israel en la ONU, Dore Gold, está en Turquía, donde trata de ver cómo utilizar los temores de Ankara para jugarse la carta terrorista en el Líbano.
Irán está moviendo sus contactos en Arabia Saudita con la esperanza de organizar allí una revolución. Los chiíes del Golfo están listos y los sunitas del Mar Rojo todavía necesitan un poco más de tiempo. Londres, por su parte, deja moverse a todos en espera de que la agitación que debe producirse permitirá que la City especule sobre los precios del petróleo. Mientras tanto, Washington se preocupa sobre cómo garantizar el control del armamento atómico de Arabia Saudita.
La Unión Europea se niega a reconocer su derrota. El 18 de marzo asignó a Ankara 3.000 millones de euros para frenar el flujo de migrantes. En realidad, Turquía prevé utilizar ese dinero para financiar a los yijadistas y agotar el flujo de migrantes derrocando al presidente sirio Bashar al-Asad. De manera totalmente inconsciente, los europeos han decidido eliminar, en las próximas semanas, la exigencia de visas a los turcos, lo cual crea una libre circulación desde los campamentos de al-Qaeda en Turquía hasta los países miembros de la Unión Europea.
Moscú, que no ha obtenido ningún tipo de compensación por el derribo de su bombardero táctico Su-24, ha llegado a un acuerdo con Washington para derrocar juntos al «sultán» Erdoğan. El 17 de marzo, los líderes del norte de Siria declararon su decisión de instaurar un sistema federal en el seno de la República Árabe Siria. A pesar de las apariencias, esto no constituye un inicio de partición de Siria. En este momento, están llegando grandes cantidades de armas y municiones a la región del norte de Siria que los kurdos designan como Rojava y al gobierno regional kurdo de Iraq. Ese armamento es transferido de inmediato al PKK, en Turquía, donde van en aumento los atentados, y la guerra civil, inicialmente limitada al este, ya va extendiéndose hacia Ankara y Estambul. En los próximos meses, pudiera producirse un llamado del PKK a favor de una Turquía federal, seguido de una intensificación de la guerra civil hasta que un grupo de patriotas turcos derroque al hermano Erdogan.
Actualmente, el presidente Obama viaja a Riad, Berlín y Londres. Con el precedente de su incorrecta entrevista publicada en The Atlantic, Obama recordará a sus interlocutores el acuerdo al que ha llegado con Rusia. Y los que no obedezcan, tendrán que afrontar las consecuencias de «filtraciones incontroladas» a la prensa sobre sus acciones secretas de los últimos años en Siria.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article190906.html
La actitud del Kremlin hacia el «líder» de Daesh: Recep Tayyip Erdoğan, se podría adivinar en el semblante de Serguéi Víktorovich Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia.
Viendo que ya no podrán derrocar la República Árabe Siria, los diferentes actores regionales buscan nuevos objetivos, mientras que el Ejército Árabe Sirio se prepara para liberar Idlib, Alepo y Palmira.
Israel maniobra por debajo de la mesa para provocar una nueva guerra civil en el Líbano, con tal de no tener que enfrentarse nuevamente con Hezbolá. Simultáneamente, el presidente israelí Reuven Rivlin viajó a Moscú el 17 de marzo para presentar allí sus exigencias (que no haya iraníes en la frontera entre Siria e Israel y que se reconozca la anexión israelí del Golán sirio). Naturalmente, allí le contestaron que —en el marco de un arreglo de paz regional— Rusia puede ayudar a negociar con los iraníes. En cuanto al Golán, se trata de un tema zanjado desde hace tiempo por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, el ex-embajador de Israel en la ONU, Dore Gold, está en Turquía, donde trata de ver cómo utilizar los temores de Ankara para jugarse la carta terrorista en el Líbano.
Irán está moviendo sus contactos en Arabia Saudita con la esperanza de organizar allí una revolución. Los chiíes del Golfo están listos y los sunitas del Mar Rojo todavía necesitan un poco más de tiempo. Londres, por su parte, deja moverse a todos en espera de que la agitación que debe producirse permitirá que la City especule sobre los precios del petróleo. Mientras tanto, Washington se preocupa sobre cómo garantizar el control del armamento atómico de Arabia Saudita.
La Unión Europea se niega a reconocer su derrota. El 18 de marzo asignó a Ankara 3.000 millones de euros para frenar el flujo de migrantes. En realidad, Turquía prevé utilizar ese dinero para financiar a los yijadistas y agotar el flujo de migrantes derrocando al presidente sirio Bashar al-Asad. De manera totalmente inconsciente, los europeos han decidido eliminar, en las próximas semanas, la exigencia de visas a los turcos, lo cual crea una libre circulación desde los campamentos de al-Qaeda en Turquía hasta los países miembros de la Unión Europea.
Moscú, que no ha obtenido ningún tipo de compensación por el derribo de su bombardero táctico Su-24, ha llegado a un acuerdo con Washington para derrocar juntos al «sultán» Erdoğan. El 17 de marzo, los líderes del norte de Siria declararon su decisión de instaurar un sistema federal en el seno de la República Árabe Siria. A pesar de las apariencias, esto no constituye un inicio de partición de Siria. En este momento, están llegando grandes cantidades de armas y municiones a la región del norte de Siria que los kurdos designan como Rojava y al gobierno regional kurdo de Iraq. Ese armamento es transferido de inmediato al PKK, en Turquía, donde van en aumento los atentados, y la guerra civil, inicialmente limitada al este, ya va extendiéndose hacia Ankara y Estambul. En los próximos meses, pudiera producirse un llamado del PKK a favor de una Turquía federal, seguido de una intensificación de la guerra civil hasta que un grupo de patriotas turcos derroque al hermano Erdogan.
Actualmente, el presidente Obama viaja a Riad, Berlín y Londres. Con el precedente de su incorrecta entrevista publicada en The Atlantic, Obama recordará a sus interlocutores el acuerdo al que ha llegado con Rusia. Y los que no obedezcan, tendrán que afrontar las consecuencias de «filtraciones incontroladas» a la prensa sobre sus acciones secretas de los últimos años en Siria.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article190906.html
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