La Unión Europea abandona a los defensores de las libertades en Turquía...

Recién salido de la cárcel, el redactor-jefe de la publicación turca Cumhuriyet Gazetesi, Can Dündar, ha publicado en el diario francés Le Monde el artículo de opinión que a continuación reproducimos. Su texto revela lo que hay detrás del acuerdo negociado entre la Unión Europea y Turquía: con tal de no tener que asumir las consecuencias de la campaña de desestabilización contra Siria, Europa se compromete a pagar 3.000 millones de dólares al año y a mirar para otro lado para no ver cómo se instala una peligrosa dictadura en Ankara.

Turquía está cayendo por una pendiente de despotismo y complicidad con el yijadismo muy peligrosas, mientras su relación con la Unión Europa se encuentra en su mejor momento. ¡Cuantas conclusiones podríamos sacar de ello!

En septiembre de 2015, cerca de 3.000 refugiados sirios iniciaron una marcha hacia Edirne, la puerta de Turquía hacia Europa. Querían cruzar la frontera para llegar hasta Alemania. Habitualmente, la policía turca prohíbe cualquier tipo de concentración, aunque sea de tres personas o más. Pero esta vez se limitó a observar la marcha de los 3.000 refugiados sirios. Al principio, no entendimos las razones de aquella tolerancia. Pero, muy pronto, se hizo evidente que se trataba de una señal enviada a Europa. Dos meses después, en noviembre, la cumbre del G20 se reunía en Antalya y el regateo sobre los refugiados ocupaba la mesa de negociaciones. Entendíamos entonces que Recep Tayyip Erdoğan quería sentarse ante aquella mesa con cartas favorables en sus manos, diciendo: «Si no hacen ustedes lo que yo quiero, abro las fronteras y verán ustedes lo que sucede». Se trataba de un regateo muy sucio y parecía que las capitales europeas no tenían otra opción que aceptar aquel farol.

Cuando se reunió la cumbre del G20, los líderes occidentales se vieron ante un presidente turco que los chantajeaba abiertamente. Las minutas sobre esas negociaciones se publicaron en el sitio web griego Euro2day y el contenido de esas negociaciones fue ostensiblemente utilizado por el señor Erdoğan para ganar prestigio en materia de política interna. Según esas minutas, el regateo se desarrolló de la siguiente manera, entre el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente turco:

—Donald Tusk: «Hemos acordado pagar 3.000 millones de euros en 2 años, pero me dicen que [Ahmet Davutoğlu] el primer ministro turco quiere 3.000 millones al año».
—Recep Tayyip Erdoğan: «Si lo que ustedes piensan pagar es 3.000 millones en 2 años, ni siquiera vale la pena hablar del asunto. Abriremos las fronteras con Grecia y Bulgaria y meteremos a los refugiados en autobuses».

—Donald Tusk: «La Unión Europea enfrenta dificultades [desde los atentados del 13 de noviembre de 2015 en Francia], el Acuerdo de Schengen está en peligro de ser anulado. Es por eso que tenemos que llegar a un acuerdo con ustedes».
—Recep Tayyip Erdoğan: «Si no llegamos a un acuerdo, ¿cómo harán ustedes para detener a los refugiados? ¿Los van a matar?»

Este diálogo muestra la arrogancia del señor Erdoğan, pero el diálogo verdaderamente trágico tuvo lugar durante esa misma reunión, entre Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y el presidente turco. La Comisión había pospuesto en dos ocasiones la publicación de un informe sobre el retroceso de los derechos humanos y las libertades individuales en Turquía. Era un regalo que se ofrecía al señor Erdoğan, quien se preparaba para las elecciones del 1º de noviembre. En las minutas de la cumbre de Antalya se nota que el señor Juncker lo reconoce abiertamente, cuando declara: «Fue criticada la postergación de ese informe de evaluación hasta después de las elecciones».

Nuevamente, el señor Erdoğan lo toma con arrogancia: «Esa postergación no nos ayudó a ganar las elecciones. Es además un insulto. ¿Quién lo redactó? ¿Por qué no vinieron ustedes a verme para conocer la realidad?» Respuesta de Jean-Claude Juncker: «Fue a pedido de usted que postergamos la publicación de ese informe. Me siento engañado».

Europa fue efectivamente engañada. Había propuesto a Turquía un soborno de 3.000 millones de euros para que esta protegiera sus fronteras [de la Unión Europea] y había prometido ignorar el régimen despótico del señor Erdoğan. Pero el presidente turco había entendido que sus interlocutores estaban en un callejón sin salida. [Erdoğan] no se conformaba con una postergación de la publicación del informe ni con los 3.000 millones de euros que le proponían. Quería 3.000 millones más y aún más silencio, y finalmente obtuvo ambas cosas. El día de la publicación de las minutas, la canciller alemana, Angela Merkel, estaba en Ankara.

En la conferencia de prensa común organizada con Davutoğlu, el corresponsal de Die Welt recordó a la canciller sus críticas anteriores sobre Turquía y le preguntó por qué había optado por callarse. La señora Merkel se limitó a decir que se había discutido ese punto. Por su parte, Davutoğlu declaró: «El hecho que usted haga esa pregunta es síntoma de la libertad de prensa que existe en nuestro país». En efecto, en Turquía, los periodistas podían hacer preguntas, si aceptaban arriesgarse a perder su empleo o a ser encarcelados. Esta situación había hecho de Turquía una de las mayores cárceles de periodistas del mundo.


Mentiras

Mientras Davutoğlu declaraba que «en Turquía ningún periodista está en la cárcel por sus actividades como periodista», yo estaba frente a la televisión de la cárcel, donde me hallaba por haber publicado una información sobre el envío de armas a Siria por parte de los servicios de inteligencia turcos. Y, bajo el régimen de aislamiento carcelario en el que me encontraba, yo me decía: «¡Que mentira tan enorme!» Es cierto que, dos semanas después de aquella conferencia de prensa, la Corte Constitucional decidía nuestra salida de la cárcel bajo libertad condicional porque no habíamos hecho otra cosa que periodismo. Si miramos atrás, podemos ver a un primer ministro turco que ha mentido a Europa y a una canciller alemana que ha ofrecido la imagen de alguien que se cree esas mentiras.

La fundación de Turquía, que libró su guerra de independencia contra las fuerzas de ocupación occidentales, se basó, sin embargo, en los valores occidentales. Su líder, Atatürk, construyó la joven República sobre los valores en vigor en Europa, comenzando por el laicismo. Los demócratas de Turquía siempre reivindicaron los principios de los occidentales, la libertad, la supremacía del derecho, los derechos humanos, el laicismo. El señor Erdoğan, por su parte, declaraba en 1996, en un reportaje de la periodista Nilgün Cerrahoğlu: «La democracia es un tranvía, uno se monta en ella para ir adonde quiere y luego se baja». Hoy en día, 20 años después, es con tristeza que vemos a los líderes europeos precipitándose a montarse en el tranvía del que Erdoğan acaba de bajarse, y abandonar al borde de la línea a todos aquellos que, en Turquía, militan por esos valores democráticos. Occidente sacrifica sus principios históricos para favorecer sus intereses cotidianos y así pierde, en ese doble juego, todos sus aliados naturales. Al decir: «Mantengan lejos de nosotros a los refugiados y hagan lo que quieran en su país», Europa alquila un campo de concentración fuera de sus fronteras y aparta su mirada de la opresión que ejerce el guardián voluntario de ese campo de concentración. No sólo es una vergüenza para Occidente, es también una vergüenza para la humanidad.

Esta lucha no es una lucha entre Occidente y el Oriente, no es una lucha entre Europa y Turquía. Es la lucha entre quienes creen, tanto en Occidente como en Oriente, en la libertad de prensa, en los derechos humanos, en la democracia, y quienes pisotean esos valores. Si los primeros son derrotados, los perdedores no serán solamente los demócratas de Turquía sino el conjunto de valores universales que son el laicismo, la igualdad entre los hombres y las mujeres, la libertad de pensamiento, la independencia y la justicia.

De ser derrotados, Europa enfrentará cada vez más dificultades para defender sus fronteras de la presión de los déspotas que ella misma ha puesto en el poder.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article190826.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario