Las relaciones entre Rusia y la India son estables y fuertes. «Porque se basan en nuestra convergencia estratégica y en nuestros intereses geopolíticos». Más sencillamente porque «son mutuamente beneficiosas». El ministro de Asuntos Exteriores de Nueva Delhi, Subrahmanyam Jaishankar, no pudo ser más claro. Al término de su reunión en Moscú con Serguéi Lavrov, recordó que el intercambio comercial de este año ha superado los 50.000 millones de dólares, sobrepasando los niveles de 2022. Y se prevé que siga creciendo, gracias en parte a las nuevas infraestructuras viarias, ferroviarias y navales que facilitarán el comercio entre ambos países.
El «señor de las trampas», como Ricardo Migliori llamó a Narendra Modi en una reciente conferencia de la Fundación Nudo de Gordio, ha conseguido, sin embargo, imponer a Moscú algunas concesiones de no poca importancia. India podrá equiparse con armas compradas a los países occidentales y, sobre todo, verá aumentar su producción nacional de armas. En este caso en colaboración con Rusia. Una forma, ésta, de presionar al teórico aliado de ambos países, China. Putin necesita a Modi para no verse completamente engullido por Xi Jinping; Modi necesita a Putin como protección contra los posibles objetivos expansionistas de Pekín. Y por eso Nueva Delhi nunca ha dejado de jugar incluso con los atlantistas a pesar de formar parte de los BRICS.
Un juego, el indio, que se parece al turco de Erdogan, aunque en escenarios diferentes y con una fuerza muy distinta detrás. Sin embargo, la capacidad de Erdogan para moverse es, en efecto, similar a la capacidad de Modi para desenmascararse.
Más allá de las declaraciones oficiales y rutinarias de Jaishankar, sin embargo, una declaración es significativa. Se refiere a la cumbre anual Rusia-India que no se ha celebrado desde el inicio de la guerra en Ucrania. Modi nunca ha condenado a Putin, India ha ignorado totalmente las sanciones impuestas por RimbanBiden y adoptadas por los mayordomos europeos. Y se han producido encuentros virtuales entre Modi y Putin, incluso en reuniones de los BRICS u otros organismos internacionales. Pero la cumbre anual entre ambos países no ha vuelto a celebrarse. Ahora, el ministro indio de Asuntos Exteriores asegura que, en 2024, la reunión tendrá lugar.
Una señal significativa, que debería tenerse en cuenta. Y que debería hacer recapacitar a los mayordomos europeos y asustar a Zelensky.
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