Resumen
La cuestión de si Estados Unidos se encuentra al borde de una guerra civil ha suscitado un creciente interés entre académicos, periodistas y la opinión pública a raíz del aumento de la polarización política, el malestar social y la desconfianza institucional. En este artículo, evalúo críticamente la posibilidad de una guerra civil en la América contemporánea desde una perspectiva multidisciplinar, incorporando la ciencia política, la sociología, la historia y los estudios sobre conflictos. Al distinguir entre las guerras civiles tradicionales y las formas modernas de violencia política, en este artículo sostengo que, si bien una guerra civil convencional sigue siendo claramente improbable, el país se enfrenta a una amenaza creciente de violencia asimétrica, faccional e ideológicamente motivada.
En este artículo, examino los precursores estructurales del conflicto civil, evalúo los datos contemporáneos y contextualizo la trayectoria actual de Estados Unidos dentro de los patrones globales de retroceso democrático y extremismo político.
Introducción
La noción de guerra civil en Estados Unidos evoca poderosas asociaciones históricas y emocionales, en particular con la Guerra Civil Americana (1861-1865). Sin embargo, en el siglo XXI, el término «guerra civil» se utiliza cada vez más para describir la amenaza que representan las divisiones ideológicas internas, el extremismo político y la violencia esporádica. El asalto al Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021 intensificó los debates nacionales y mundiales sobre la estabilidad de nuestra democracia estadounidense. Este artículo plantea la siguiente pregunta: ¿Corre Estados Unidos el riesgo de una guerra civil? Para abordar esta cuestión, primero debemos definir qué constituye una guerra civil y analizar si las condiciones actuales en Estados Unidos se ajustan a esas definiciones.
Definición de guerra civil
En ciencias políticas, la guerra civil se define generalmente como la violencia sostenida y organizada entre facciones dentro de un mismo país, que implica al menos 1000 muertes relacionadas con la lucha al año (Sambanis, 2004). Las características clave incluyen:
■ Dos o más grupos organizados
■ Disputa por el control del gobierno central, una región o una cuestión política
■ Uso de la fuerza con un número considerable de víctimas
■ Participación del gobierno como parte implicada
Los estudiosos modernos también identifican el «conflicto civil de baja intensidad» y la «violencia política» como alternativas a la guerra civil a gran escala. Esta categoría más amplia incluye las insurgencias, el terrorismo, la guerra de guerrillas y los conflictos asimétricos (Kalyvas, 2006).
Precedentes históricos y contexto político
- La Guerra Civil (1861-1865)
La Guerra Civil estadounidense fue una guerra convencional entre entidades geográficas bien definidas, con ejércitos permanentes y objetivos secesionistas claros. El conflicto estuvo impulsado por divisiones estructurales y morales, principalmente la esclavitud y el federalismo. La situación actual es fundamentalmente diferente en la forma, pero no del todo en la sustancia social, es decir, la profunda polarización y la percepción de ilegitimidad del sistema político.
La tesis de la guerra civil fría
Algunos estudiosos sostienen que Estados Unidos se encuentra en una «guerra civil fría», caracterizada no por combates abiertos, sino por una profunda polarización ideológica, racial y cultural. Esto se manifiesta en ecosistemas mediáticos partidistas, estancamiento político y deslegitimación mutua entre facciones políticas (Lilliana Mason, 2018).
Indicadores del riesgo de conflicto civil
- Polarización política
Estados Unidos ha experimentado un aumento espectacular de la polarización afectiva, es decir, la desconfianza emocional y el desprecio hacia las opiniones políticas contrarias (Iyengar y Westwood, 2015).
Esta forma de polarización se correlaciona con una mayor tolerancia hacia la violencia política (Kalmoe y Mason, 2022).
Disminución de la confianza en nuestras instituciones
La confianza en las instituciones democráticas, como el poder judicial, la prensa y los sistemas electorales, se está deteriorando. Según Pew Research (2023), solo el 20% de los estadounidenses afirma confiar en que el Gobierno federal haga lo correcto la mayor parte del tiempo.
Grupos armados y actividad de las milicias
Estados Unidos es único entre las democracias occidentales por sus altos niveles de posesión de armas por parte de civiles y la presencia de grupos armados organizados y motivados ideológicamente, como los Oath Keepers y los Proud Boys. Estos grupos han demostrado su disposición a utilizar la violencia con fines políticos (Liga Antidifamación, 2021).
Legitimidad electoral y retroceso democrático
Las disputas sobre la legitimidad electoral, especialmente tras las elecciones presidenciales de 2020, han socavado la confianza en las transiciones pacíficas del poder. El informe Global State of Democracy 2022 de International IDEA clasificó a Estados Unidos como una democracia en retroceso.
Obstáculos para una guerra civil a gran escala
A pesar de las tendencias alarmantes, varios factores inhiben la posibilidad de una guerra civil convencional:
Falta de separación geográfica
A diferencia de 1861, las divisiones actuales no son regionales, sino ideológicas, y los demócratas y los republicanos conviven en todos los estados.
Gobierno federal y ejército fuertes
El monopolio del Estado sobre la violencia legítima sigue sin verse cuestionado en gran medida.
Interdependencia económica
La compleja e integrada economía nacional desincentiva los disturbios generalizados.
Estos impedimentos estructurales hacen que una guerra civil secesionista tradicional sea muy improbable.
El escenario más probable: violencia política asimétrica e irregular
En lugar de una guerra convencional, Estados Unidos es más vulnerable a:
- Terrorismo estocástico: actos de violencia cometidos por individuos influenciados por la retórica extremista, sin coordinación formal de grupos.
- Insurgencias localizadas: violencia esporádica en regiones específicas o contra instituciones específicas.
- Guerra de información: campañas de desinformación que degradan la legitimidad institucional e incitan a los disturbios.
- Estos fenómenos se asemejan más a la dinámica observada en Colombia o Irlanda del Norte que a la Guerra Civil estadounidense.
Análisis comparativo
Países como Yugoslavia (década de 1990), Chile (1973) y Ucrania (2014) ofrecen ejemplos aleccionadores de colapso democrático y conflicto interno. Los precursores comunes —polarización, dificultades económicas y decadencia institucional— están presentes en diversos grados en Estados Unidos.
Sin embargo, no hay un único factor causal que determine la guerra civil, sino más bien la convergencia de múltiples variables que se refuerzan entre sí. En este sentido, Estados Unidos sigue siendo resistente, pero no inmune.
Conclusión: ¿guerra civil o colapso civil?
Es poco probable que Estados Unidos experimente una guerra civil en el sentido convencional. Sin embargo, el aumento de la violencia política, la deslegitimación institucional y la polarización extrema pueden marcar el comienzo de una era de inestabilidad crónica. Esto podría implicar una violencia persistente de bajo nivel, disturbios regionales y disfunción democrática, fenómenos que no llegan a ser una guerra civil, pero que no obstante son peligrosos para la cohesión nacional y la gobernanza democrática.
El mejor marco podría ser el de «colapso civil» o «tensión del régimen», en el que el Estado lucha por hacer cumplir la ley de manera uniforme, mantener la legitimidad y gestionar pacíficamente la disidencia política. Para evitar este resultado, será necesario abordar las causas fundamentales de la polarización, reconstruir las normas democráticas y despolitizar las instituciones clave.

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