El parlamento de la Macedonia exyugoslava adoptó por «mayoría cualificada» el principio de una modificación constitucional que autoriza a cambiar el nombre de la República así como como su incorporación a la OTAN y a la Unión Europea.
Hace sólo 3 meses, el 14 de julio, el gobierno del primer ministro macedonio Zoran Zaev organizaba una gran fiesta nacional para celebrar la apertura de negociaciones con vista a la incorporación de la República de Macedonia a la OTAN. Pero sus conciudadanos boicotearon los 14 conciertos gratuitos organizados en todo el país y ninguno llegó a celebrarse.
Zoran Zaev es el Primer Ministro de la República de Macedonia desde el 31 de mayo de 2017 y también líder político de la Unión Socialdemócrata de Macedonia.
Hace menos de 4 semanas, el 30 de septiembre, el 63,09% de los electores macedonios se abstuvo de acudir a las urnas durante el referéndum sobre el cambio de nombre del país, negociado por el gobierno con el primer ministro griego Alexis Tsipras. Debido al ínfimo porcentaje de participación de los electores, la comisión electoral nacional se vio obligada a anular la consulta.
Pero Washington y la Unión Europea decidieron utilizar el parlamento macedonio para burlar la voluntad de los electores.
Los embajadores de Estados Unidos en Macedonia, Jess L. Baily (quien supervisó la incorporación de Turquía a las guerras contra Libia y Siria), y en Grecia, Geoffrey R. Pyatt (organizador en 2014 del golpe de Estado de la plaza Maidan en Ucrania y, ahora en 2018, del cisma en el seno de la iglesia ortodoxa), iniciaron de inmediato una operación de compra de votos entre los diputados macedonios. Mathew Palmer, director a cargo de los Balcanes en el Departamento de Estado, para respaldar la campaña de compra de votos.
Los procesos judiciales iniciados contra 8 diputados de la oposición fueron cancelados abruptamente y los que estaban detenidos fueron liberados. El «agente Tesla» entregó a cada uno de ellos 250.000 dólares para que votaran conforme a los deseos de Washington. Así lo hicieron y, considerándolos traidores a la Patria, la formación política a la que pertenecían ha decidido excluirlos de sus filas.
El embajador de Estados Unidos Jess L. Baily y el asistente adjunto del secretario de Estado estaban presentes en la sede del parlamento macedonio durante el debate y el posterior voto de los diputados.
Inmediatamente después del voto en el parlamento, el ministro del Interior anunció que ha decidido otorgar una protección personal especial a cada uno de los diputados que votaron por el cambio de nombre de Macedonia y a favor de la incorporación de la República a la OTAN y a la Unión Europea.
Así entra la Macedonia exyugoslava en el «campo de la democracia» (sic).
Mientras tanto, en Atenas, el ministro griego de Exteriores, Nikos Kotzias, acaba de presentar su dimisión.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article203604.html
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