Al contrario de lo que reportan las agencias de prensa occidentales, y de lo que Barack Obama hizo en Egipto hace 8 años, el actual presidente estadounidense Donald Trump no pronunció en Arabia Saudita un discurso sobre el islam.
Recordando que su gira internacional, iniciada en Arabia Saudita —donde se encuentran los sitios más sagrados del islam—, lo llevará también a Jerusalén, Belén y el Vaticano, el presidente Donald Trump llamó a la práctica del respeto y la tolerancia entre las tres principales religiones abrahamánicas, o sea el islam, el judaísmo y el cristianismo.
Centrando su discurso en la lucha contra el terrorismo, el presidente Trump apeló a los sentimientos religiosos y al humanismo de los responsables musulmanes presentes en Riad para invitarlos a no seguir cooperando con quienes siembran la muerte y los invitó a participar en el Global Center for Combating Extremist Ideology o Centro Global de Lucha contra la Ideología Extremista.
Veamos a continuación los principales fragmentos de su discurso:
«No estamos aquí para impartir conferencias. No estamos aquí para decir a los demás cómo deben vivir, actuar, aprender o adorar. En vez de eso, estamos aquí para ofrecer una asociación —basada en intereses y valores compartidos— con vista a perseguir un futuro mejor para todos nosotros.
(…) Es una opción entre dos futuros, una opción que América [léase Estados Unidos] no puede adoptar en lugar de ustedes. Un futuro mejor es posible sólo si las naciones de ustedes rechazan a los terroristas y los extremistas. Expulsadlos, sacadlos de vuestros lugares de culto. Sacadlos de vuestras comunidades. Sacadlos de vuestra tierra santa. Sacadlos de nuestra tierra.
Por nuestra parte, América se ha comprometido a adaptar sus estrategias para enfrentar la evolución de las amenazas y los nuevos hechos. Eliminaremos las estrategias que no han arrojado frutos y aplicaremos nuevos puntos de vista basados en la experiencia y el juicio. Estamos adoptando un realismo de principio, anclado en valores comunes y en intereses compartidos.
(…) Los responsables religiosos deben hacer que esto quede absolutamente claro: la barbarie no nos aportará ningún tipo de gloria, la devoción por el mal no nos aportará ningún tipo de dignidad. Si escogéis el camino del terror, vuestra vida estará vacía, vuestra vida será breve y vuestra alma acabará siendo condenada.
(…) Con la ayuda de Dios, esta cumbre marcará el principio del fin para quienes practican el terror y divulgan su vil credo. Al mismo tiempo, rezamos para que algún día sea posible recordar este encuentro como el principio de la paz en el Medio Oriente —y quizás incluso en el mundo entero.
(…) Os pido que os unáis a mí, que os unáis a mí, que trabajemos juntos y que luchemos juntos. Unidos, no fallaremos.
Os doy las gracias. Que Dios os bendiga. Que Dios bendiga a vuestros países. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.»
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