LA CREACIÓN DE UN ESPACIO IMPERIAL ABIERTO

 

Creo que los temores –o esperanzas, dependiendo de a quién se le pregunte– de que Rusia detenga la operación militar en Ucrania resultan ridículos. Eso no sucederá, pues ya no se trata de algo subjetivo sino de una realidad objetiva que funciona por inercia. Además, todavía no sabemos a ciencia cierta hasta dónde avanzarán las tropas rusas. Novorrusia ahora comprende –aunque no en su totalidad– las regiones de Jersón, Zaporiyia y gran parte de Járkov. Estoy seguro de que este proceso de ampliación continuará en un futuro, pero por ahora es suficiente.

Ahora bien, ¿qué es Novorrusia? Responder esta pregunta es importante, ya que en primer lugar significa que la Federación de Rusia ha trascendido el marco del Estado-nación liberal y se ha convertido en otra cosa. Podemos decir que se trata del nacimiento de un Espacio Imperial Abierto, es decir, de Rusia-Eurasia. En semejante espacio tanto los rusos como los chechenos y demás pueblos se han hermanado con la intención de crear una entidad imperial. Incluso muchos ucranianos han elegido ponerse de parte de Eurasia. En cambio, quienes defienden el naZionalismo ucraniano, o separatismo se han convertido en traidores. El gran filósofo francés Alain de Benoit ha dicho que «el actual conflicto en Ucrania es la lucha entre un Imperio contra un Estado-nación».

El nuevo Espacio Imperial Abierto no solo incluirá nuevas tierras, sino que cada ampliación implicará una modificación de los límites de todo el conjunto y su esencia misma. La forma siempre afecta todo lo demás: si la figura que se forma es circular, entonces la identidad será circular; si la figura es cuadrada, entonces la identidad será cuadrada. Si Zaporiyia, Jersón, Dombás y Crimea quedan de nuestro lado, entonces su identidad tomará un aspecto muy diferente al que tomaría si no fueran parte de nosotros. Por eso resulta muy diciente que Novorrusia sea ahora administrada por los organismos políticos internos de Rusia: ellos son ahora ciudadanos, combatientes y luchadores de nuestro país.

El otro problema a resolver de ahora en adelante será el de crear una federación eurasiática, ya que las zonas que estaban fuera de nuestro control cambiarán la configuración del conjunto. Tomemos el ejemplo del Cáucaso: hace veinte años existían graves problemas allí, pero Putin, de forma brillante, logró suprimir el separatismo checheno y consolidó nuestro control en la región. Hoy en día los que luchan más fervientemente junto a nosotros son los chechenos y los pueblos del Norte del Cáucaso. El hecho de que Rusia ahora incluya dentro de sus territorios a Novorrusia producirá cambios cualitativos y afectará a zonas como Siberia, Orel, Krasnodar y el Ártico: todos esos territorios harán parte, de ahora en adelante, del Espacio Imperial Abierto de Rusia-Eurasia y no del Estado-nación residual que nació de las ruinas del Imperio ruso y la URSS. De ahí la necesidad de que cambiemos la política de integración de todo nuestro continente, no solo con respecto a las zonas nuevas que vamos adquiriendo, sino también con respecto a las que ya poseemos. 

Este proceso de integración se puede hacer de dos maneras: por medio de la rusificación forzada o mediante la preservación de la diversidad euroasiática conservando la unidad estratégica del conjunto. En caso de que elijamos el primer camino, los grandes rusos solamente estarán creando una versión ampliada del Estado-nación y los únicos cambios que se producirán serán a nivel cuantitativo, pero no cualitativo. En cambio, el camino eurasiático significa rechazar la rusificación forzada de las poblaciones, permitiendo que los pueblos conserven su autonomía cultural y religiosa como ha sucedido con la Chechenia de los Kadirov que es profundamente musulmana. Este modelo eurasiático, que permite preservar la identidad local y mantener un fuerte poder vertical, es el modelo que debemos seguir. En otras palabras, se trata del arte de construir un Imperio.

Ha llegado el momento de que la política interior rusa tome un rumbo diferente ahora que Novorrusia hará parte de nosotros. El pragmatismo y la tecnocracia solo serán útiles tomando en cuenta estas ideas. Rusia debe convertirse en un Espacio Imperial Abierto que vaya mucho más allá de un aspecto puramente técnico, el cual es puramente secundario. Mientras más se alargue la operación militar especial en el tiempo, más urgente se hace esta reflexión. Nuestras fronteras ya han cambiado irreversiblemente y este proceso seguirá adelante en un futuro próximo. Esta homología (homotética, dicen los matemáticos) nacerá de nuestro pensamiento y nuestra forma de ser. Pero la pregunta permanece: ¿existe una institución gubernamental que tenga esto claro? Tal vez sí o tal vez no, pero llegará el momento en que se tenga que asumir esta tarea. Sin embargo, podemos dejar de lado esta pregunta por ahora, lo más importante es que estamos creando las condiciones para que se produzcan tales cambios.

Fuente: Alexander Dugin

No hay comentarios:

Publicar un comentario